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Chapter 40 - Bandidos

Los pillos de Rokar Fortune se dejaron caer desde lo alto del bosque hacia el sendero, no los pudieron evitar, Kuro, preocupado por Am, dejó a Uxor a su cuidado y enfrentó a los primeros bandidos que salieron de entre los árboles, bloqueando con su escudo hábilmente sus envestidas y contraatacando con fuerza, dejándolos rápidamente fuera de combate.

Hacía mucho calor como para que Am pudiera convertir la humedad en nieve, esta vez solo podía usar su hechizo menos dominado, el refuerzo de combate, multiplicar su resistencia y fuerza hasta asemejarse, en su caso, a la fuerza de un hombre normal, pero esto le consumía mucha energía y sabía, que su habilidad con la espada, era miSeras ble, especialmente en contra de soldados del ejército normal.

Entre Uxor y Kuro acabaron fácilmente con una docena de asaltantes, pero no paraban de llegar.

- ¿puedes usar algo de magia, Arzelen? - preguntó algo ofuscado ante la pasividad de su compañera.

-espérame, creo que tengo un hechizo para esto- contesto Am, rebuscando en su mochila algún pergamino que sirviera para la ocasión - "Foro edTorus"- conjuró, desprendiéndose del pergamino una enorme lengua de fuego que alcanzó a una oleada de bandidos, que en cosa de segundos quedaron carbonizados; - ya no me pidas más, eso ha acabado un papiro muy antiguo, y… me ha dejado… somnolienta- bostezó, Kuro se encogió de hombros, tal vez no debió de presionar a la joven, pero tenía que decir algo. ¿No?

De pronto bajo él, el antiguo centurión, montado en un caballo acorzado hasta las pesuñas, llevando una enorme bola de acero con pinchos atada a una cadena que se unía a su guante. Lanzó su arma desde varios metros, con el envión del corcel, asía el mercenario que tuvo esforzarse por aguantar el embate que terminó por hacerlo retroceder al menos un metro.

-por fin muestras la cara, ¡Fortune! -.

-Alguien muy importante quiere tu cabeza en una bolsa- rio Rokar; - muéstrame tu fuerza cazador de bestias.

Am corrió a abrazarse de Uxor que alejó al resto de bandidos de un gruñido. Todos quedaron expectantes, era el duelo de ambos cazadores, y ambas presas.

-Tú y quien te haya pagado lamentaran haberse cruzado en mi camino- sonrió el caza recompensas al instante que el poco cabello que se escapaba de su yelmo se volvía de un verde fosforescente, Rokar no pestañeó, pero si su caballo que relinchó sintiendo el poder de una fiera rabiosa; - gozaré destripándote ¡Rokar Fortune!, presencia el poder de un dragón vil-.

-tu magia no me impresiona, carroña- vociferó el centurión moviendo su estrella metálica como un tornado, la lanzó nuevamente hacía Kuro que la resistió con una facilidad pavorosa, incluso logró en un movimiento veloz incrustar su espada en las cadenas del arma y jalar a Fortune hacia él, atizándolo del caballo al suelo; - ¿esa fuerza? - pronunció el bandido desprendiendo el guante que sostenía la cadena.

Kuro no espero que Rokar se incorporase, inhalando una gran cantidad de aire, que al entrar a su nariz parecía transformarse en un gas toxico, exhaló una llamarada de fuego verde que el bandido apenas pudo esquivar rodando sobre el suelo. Am quedó impactada ante la fuerza del mago libre, era monstruoso, y al mismo tiempo inspiraba desconfianza, vileza.

Ahora era un dragón vil, el dragón vil al que pertenecían los cabellos que había heredado de sus ancestros. Volvió a exhalar una enorme lengua de fuego que cubrió una medialuna entorno a él, Fortune la resistió consumiendo el sello mágico de su anillo, pero varios de sus subalternos terminaron calcinados en un horroroso coro de chillidos. Furioso, vio como sus tropas huían despavoridas por entre los árboles, desenvainó su espada y con un bramido se lanzó sobre Kuro chocando sus armas en una seguidillas de embates del bandido que hicieron retroceder al cazador que no hacía más que reír compulsivamente, de pronto la espada de Rokar se hundió en el escudo de su rival y tuvo que abandonarla, pero sus años en el campo de batalla le valieron para huir del brutal espadazo que corto el aire dejando una estela de ese fuego toxico, lanzó varios cuchillos que rebotaron el escudo de Kuro que lentamente se acercó a su presa hasta estar a unos cuantos metros, de ahí, pareció transformarse en un aterrador monstruo de fuego que enterró una espada que más bien parecía una lanza en el cuerpo de Fortune. Solo quedaron cenizas y el eco del gritó de terror y dolor del bandido.

Am abrazó con más fuerza a Uxor, temerosa, hasta que finalmente el cabello de Kuro volvió a su negro natural, disipándose toda esa aura de maldad, parecía, una pesadilla.