La bruma de tentáculos que movía la cabaña atravesó la espesura del bosque devorando una estela de árboles a su paso. El camino que habría llevado días recorrer al lomo del huargo, fue tan solo uno en aquella casa endemoniada.
Am observo por la ventana empañada la majestuosidad de la montaña Rocardiente, como casi todas las cosas fuera del consejo solo había visto dibujos de ella. Era una enorme elevación de fuego y magma que se perdía en los cielos, después del monte Olimpo, era esta la cumbre más impresionante de Xera. Contaban las crónicas que los parias de la ciudad, entre ellos muchos niños huérfanos, vivían entre las cuevas humeantes de la montaña, estos tenían por apellido el nombre del coloso. El sujeto que buscaban era uno de ellos.
- Todo parece sorprenderte, novata- dijo Li mirando a la joven con el mentón muy hacia arriba.
-es...increíble, que pueda existir algo así-.
-cuenta el mito que fue Illion, el Rey dios del fuego, el que prendió la montaña de un bostezo- dijo riéndose encantadoramente.
- ¿no era la puerta al reino del Hades? -.
-bueno, yo...- dudo un momento, realmente pensaba que el mito era la única versión; - no he ido a la escuela en Xera-.
- ¿entonces donde aprendiste esa magia tan poderosa? - preguntó Arzelen, quien no podía concebir una educación mágica de tal nivel sin un maestro magistral.
-ya te lo dije, maguita, vengo de un lugar muy lejano, realmente...- suspiró; - parece que mi destino es viajar-.
Los tentáculos que sostenían la casa se hundieron, dejándola bien firme en la tierra entre los árboles. Una vez las mujeres salieron de esta, Li chasqueo los dedos y una pompa arcana destello por un instante sobre la cabaña, Am solo miró sorprendida asumiendo que era una especie de protección para su medio de transporte.