Amanecía un nuevo día y Am fue muy puntual al llegar al lugar acordado la noche anterior, miró el cielo mientras esperó al mago, sintió un sentimiento nuevo, emoción, quizá algo más, tan solo pensar en aquello la ruborizó y obligándola a cubrir sus mejillas y bajar la mirada al suelo. "Kuro es... una leyenda, un guerrero sin igual... él es... ideal", pensó. Un remolino de emociones broto desde su vientre, "¡no!, aún es demasiado pronto, además él no se fijará en una niña como yo, aunque... no nos llevamos tantos años, cuantos podrán ser, 4, 5..." sonrió escapándosele una dulce risilla.
Kuro, acompañado de Uxor, la divisó a la distancia, su visión era un poco más aguda que la de un humano normal. Aunque sus ojos esta vez lucían corrientes "es...bastante hermosa" dijo para sí mismo, la analizó un momento "¿cuántos años tendrá, 20, 21?, aunque su rostro parece algo infantil" movió la cabeza, "pero es algo enana, me llega al pecho, aun así...no la llevaré de ninguna manera conmigo".
-he, ¡hola! - le gritó mientras se acercaba, Am se dio media vuelta y procuró sonreírle de la forma más agradable que pudo, sin que pareciera que le estaba coqueteando.
- ¿lo pensaste? - le dijo una vez estuvieron a unos pasos de distancia...realmente es muy alto, pensó.
-sí, lo pensé- ambos se quedaron mirando un rato, ninguno de los dos se había podido ver claramente durante la noche. Kuro debería de medir a lo menos un metro ochenta, bastante más que la media de los habitantes del reino, en cambio Am solo llegaba al metro sesenta, aunque le quedaban algunos centímetros por crecer. Él ya había notado anoche que la chica era rubia, pero no había visto claramente sus hermosos ojos celestes, su nariz era pequeña y refinada, su tez blanca y tierna, sus mejillas parecían infantiles y sus labios formaban una sonrisa hermosa; su cuello delicado terminaba en un cuerpo delgado pero nada huesudo, sus senos notaban al igual que su rostro su juventud, eran absolutamente redondos y de un tamaño justo, más abajo sus caderas eran proporcionalmente anchas, acentuadas por su pantalón blanco que se ajustaba más aquella zona y en sus muslos, cayendo más anchamente en sus pies, cubiertos por lo que parecieran ser unos cómodos y sencillos zapatos de viaje. Definitivamente era muy hermosa. En cambio, Kuro tenía un aspecto rudo, aunque jovial y amable, su sonrisa inspiraba confianza, era, al igual que Am de tez blanca, pero sus viajes le habían dado un tono bronceado; su aspecto denotaba fuerza por todas partes, aun así, no era excesivamente corpulento.
-y no pienso dejar que un dragón te coma de un tarascaso- concluyó el mercenario.
Am sonrió de seguro estaba exagerando, ¿dragones?, ZulAxaz era una mujer distinguida, y donde se reunirían no podría estar más segura del peligro.
-Entonces jamás lograras encontrar a la Reina Roja- rio cruzando sus brazos.
- ¡Chantaje! -profirió Kuro, no había de otra, si esa niña quería morir, que así fuera, las prioridades para él era obtener el poder de la Dragona y nada más; - bueno, al menos Uxor estará contento de tenerte al lado-.
-nada más que decir- festejo la hechicera; - ¡que comience la aventura! -.