Redhand llevó el cuerpo de Seradriel a la laguna en que ambos habían renacido. La desnudó con cuidado y lavó su cuerpo hasta quitarle toda mancha de barro y sangre. Luego la vistió con un bello vestido azul que ella misma le había dicho que era su favorito. La miró, parecía dormida, acercó sus labios a los de ella y la besó como lo había hecho en el campamento de Fenrar, luego la envolvió en sábanas blancas y la cargo con una amarra a su espalda.
Al norte, siempre al norte, y cuándo escuche el bullicio de la ciudad será Zul'Moran, y desde ahí se verá el Monte Olimpo a 20.000 mts de altura, ahí se verá las caras con Gar'Dal y lo obligará a revivir a Seradriel.
Red caminó el primer día, apenas podía con el dolor de su tobillo, exigirse en la pelea con Fenrar le había causado que no recuperara su fuerza como debía.
Al anochecer encendió una fogata en un espacio solido del enmarañado bosque.
Vio a Seras envuelta en las sabanas, debía apurarse, Xera era enorme y le costaría al menos 8 días llegar a Zul'Moran según los mapas que llevaba consigo.
-¿qué me dirías tú de esto?- preguntó Red hacia el cuerpo de Seradriel, revolvió un poco las brasas y llevo un poco de carne asada a la boca;-estoy seguro que me dirías que lo deje así, que la luz tiene algo planeado para ambos, pero... si tú eres vida y luz, yo soy muerte y sombras-.
No se dio cuenta, estaba vez no sintió olor ni presencia alguna.
-¿Redhand?, ¿eres tú?-.
Sintió una voz de mujer, algo confundida, él giró la cabeza sin ánimo de pelear, si era amigo o enemigo, pero, al ver la mujer que le hablaba no pudo evitar sentirse... maldito.
-Kalair- pronunció Red tranquilamente, la mujer que había amado tanto en la Tierra no despertó el ánimo del asesino del gremio;- no esperaba encontrarme contigo aún-.
-Solo me dirás eso- preguntó Kali indignada, era una mujer alta y bella, cabello caoba y ojos color miel, su tez era blanca pero morena al sol, característico de ella eran tres lunares que se dibujaban entre su nariz y frente; - estamos en otro mundo y solo me dices eso, no sabía si te vería o no otra vez, ¿y tú?, no pensabas verme aún-.
Red miró a Kalair, ya no le parecía atractiva, ya no sentía aprensión por ella, apenas hizo caso a su compañía, un hombre tosco y simiesco vestido con pieles y un arco cruzado a la espalda.
-Me topé con Zaharzim, él me puso al día-.
-Zaharzim- dijo Kalair Zad, en voz baja, asustada, acaso Redhand ya había matado a su querido Zaharzim;-dime que no pelearon- sabía que un enfrentamiento violento entre ellos era inevitable.
-Si te preocupa su salud está bien, recuerda es inmortal-.
Kalair respiró aliviada, pero al dar un vistazo al campamento de Red vio lo que claramente era un cuerpo envuelto en mantas blancas.
-Red, dime qué es eso- preguntó conmocionada.
-Es un cadaver Zad- respondió el hombre primitivo;-no vez, es claro-.
-Es Seradriel, la llevo dónde ese Gar'Dal que vivé aquí, necesito que haga su truco y la reviva-.
-Gar'Dal- pronuncio Kalair;-así que es cierto, hay otro Gar'Dal diferente a ti, pero, ¿ella?-.
-Me enamore de ella, un discípulo de Gar'Dal la mató, necesito que la reviva, por las buenas o las malas-.
Sonaba a algo que Redhand haría, Kalair le conocía todo, él se desquiciaba por amor, era obsesivo, más bien enfermo. Solo volvió a darse cuenta de ello cuando conoció algo sano con Zaha, pero, esto le confirmaba aquello, Redhand no estaba en sus cabales.
-Red, eso no se puede...-.
-¡Si se puede!- le gritó el asesino poniéndose de pie, ella retrocedió asustada, los ojos de Red estaban aterradores, el hombre extraño se paró por delante de ella, era mucho más bajo que Red, pero no se amedrento ni un poco.
-Tu no la tocas, monstruo- le dijo el hombre.
-y tú quién eres, mono- le respondió iracundo.
-mi nombre es Borgol, y no te temo, bestia-.
Red respiró y volvió a sentarse, estaba perdiendo el foco, pero no cambiaría de parecer, reviviría a Seras sin importar nada.
-Siéntense, hay carne para todos, y disculpa... Kali, es una alegría verte sana, también disculpa a ti, Borgol, eres un hombre valiente, te respeto, tomen asiento y conversemos, tenemos mucho que hablar-.