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Chapter 24 - Sobre el tejado.

Luego de años sin poder dormir plácidamente Redhand tomo la costumbre de ver las estrellas hasta que el sueño lo dominase.

Era un cielo nuevo, nuevas estrellas, una nueva luna, todo tan similar y tan diferente.

Se había hecho un buen nido sobre el tejado de la casa de Mork, las tejas estaban húmedas, frías, casi fangosas, pero le era más agradable aquello, que entregarse a la pesadilla que se le volvía insoportable.

Sintió entonces las ligeras pisadas de Seradriel.

-Seras- la saludó invitándola a sentarse junto a él y así lo hizo.

Ambos se quedaron un momento viendo el cielo.

-¿Los has visto Seras?- le preguntó;-los ojos de Gar'Dal-.

-sí, los he visto, es algo irrisorio y aterrador, realmente no vi en Zorath un poder que pudiera tambalear a todo un mundo, sin un ejército a cuestas, todo ese poder, en un solo ser, mi pueblo luchó contra una legión de demonios pero esos ojos, lo superan todo-.

-¿qué te mostraron?-.

-todo cuanto temía, cada uno de mis enemigos, cada uno de mis temores, las sombras se alzaban y los ojos me enjuiciaban, me exigían que sufriera, es algo... horrible-.

Red busco la mano de Seradriel y puso la suya sobre la de ella, la miró y ella pareció congelarse, lo miró luego de un instante, un leve contacto visual que pareció atraerlos magnéticamente, pero ambos decidieron apartar sus manos y guardar distancias.

-Dime Red, alguna vez has amado a alguien-.

-viví y morí por amor, había una mujer que toco tanto mi vida, que... gobernó mi destino sin querer en una dirección terrible-.

-¿te correspondió?-.

-como nunca pensé que lo haría, realmente tengo mucho miedo, de que pasará con el mundo en el que ella vive, si podrá sobrevivir al apocalipsis que se desato momentos antes de que yo muriera-.

-me mencionaste algo de aquello, tu batalla final-.

-Entendí luego de que todo sucediera, de que era el destino ineludible del mundo que aquello sucediera, Dios lo trazó así, quizá para su entretención, o algo más turbio, sus creaciones primigenias se hartaron de sus castigos y destinos, se sublevaron y con una furia tal que por poco destruyen el mundo... Seradriel, tú crees en Dios?-.

-Mi pueblo tenía una diosa, que velaba por todo lo vivo, pero a veces pareciera que se ausentaba más de lo que esperábamos-.

-Creo en Dios, es inevitable luego de ver lo que vi, pero no le profeso ninguna adoración, me parece un ser vanidoso como cualquier mortal-.

-¿Crees que hayan tenido que ver en nuestro renacer en Xera?-.

-quizá- Redhand volvió a mirar perdidamente el cielo;- esto más bien me parece un milagro, es mi oportunidad de hacer el bien, de ser bueno, de ayudar... yo Seradriel, luche por dinero y mi propio ego, maté con gusto y disfrute cada gota de sangre que derramé, pero muy tarde me di cuenta, que... me había convertido en un monstruo, salvar mi mundo fue mi redención, pero aún me siento enfermo, como nunca estoy odiando desempeñar mi talento, estoy odiando matar-.

-tu a mí no me pareces un monstruo- Seradriel se acercó a Red, tomo su rostro suavemente con sus manos y guio sus labios a los suyos, Red le respondió el beso encantado; - me resultas irresistible- le dijo luego de un beso que fue más largo de lo que ambos esperaban.