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Chapter 23 - El Anciano Zarat.

Seras acompañó a Red por entre la gente de Zurvarat, algunos lo miraban con recelo, otros se le acercaron a darle las gracias muy emotivamente.

-¡El creador te envío aquí!- dijo efusivamente una señora de avanzada edad tomando las manos de Redhand;-tu nos salvaras, tú y Seradriel, son ángeles del cielo-.

Seras sonrió a la mujer y trato de avanzar cuando mucha más gente se les acercó.

Aun así, Red tenía suficientemente de dioses y ángeles. Tan solo recordar a Azsael y Adán le resulto tétrico y nauseabundo.

Entraron a lo que parecía un edificio principal, era de madera, pero hermosamente tallada con muchos detalles; por adentro, de igual forma, tenía un aspecto amplio, rustico, pero elegante.

Al fondo del espacio estaba un anciano con el rostro cubierto, en lo que parecía ser un trono de madera en bruto. Era un hombre grande y algo jorobado, ataviado de pies a cabezas con ropas negras, pero era su máscara lo que más atención llamaba, era un rostro de madera con ojos falsos y un orificio a la altura de la boca, lo que dio la impresión que era completamente ciego.

-A quién traes, Seradriel - preguntó el anciano con una voz tambaleante y grave;- acércalo debo de hablar con él-.

-creo que puede presentarse solo maestro Zarat, pero fue él quien venció a los gnolls en el último ataque-.

-Si si...- pronunció Zarat;- el destino te atrae acá, pero dime, niño, quién eres-.

-Mi nombre es Redhand- respondió el asesino de ojos rojos, ocultando por cierto su nombre verdadero, pues, le parecía inadecuado revelar quién era, más aún cuando el nombre de Gar'Dal se había repetido tanto en sus pesadillas;-vengo del mundo de la Tierra, soy un aparecido, como me dijo Seras, al igual que ella morí luchando y aparecí en este mundo, espero que su sabiduría me iluminé en que debo hacer acá en Xera-.

-si lo eres... un aparecido, y uno muy peculiar, hasta ciego puedo sentir la sed de sangre de tus ojos, puedes, en efecto, ser un salvador, o traer la condena a mi gente, esperemos... que seas lo primero-.

-¿qué debo de hacer entonces? -.

-hay algo, más bien alguien detrás de los ataques gnolls, y alguien aún más poderoso detrás de él, en este mundo hay un poder ancestral y absoluto, gobierna despóticamente la magia y la influencia política de Xera-.

-¿quieres que libere el mundo de un tirano ancestral?- pensar que la tarea que lo había llevado a morir hace tan poco tiempo se repetiría en Xera le dio un electrizante escalofrió.

-no sé si seas tú, o Seradriel, pero por alguna razón han llegado a Xera, más allá de la muerte, están varados en este mundo, solo puedo prever que están para algo grandioso aquí-.

-dime, anciano, ¿a quién debo de matar?-.

-El Rey Demonio, el sexto mago, el Dragón Blanco, llámalo por miles de nombres, pero se sabe que en realidad se llama Gar'Dal Sueños Oscuros, y ha sometido la voluntad de todos por más de 6000 años-.

Un frio cruzo la espalda de Red, ese era su nombre, el que quería ocultar, pero aquello era imposible, al menos qué...

Cuando era un adolescente, y había asesinado a su primera víctima, fruto del odio y la envidia, fue llevado a custodia del Gremio de Asesinos. En ese lugar fue sometido a duras pruebas y rituales antiguos, su cuerpo fue deformado, a medida que la magia que habitaba dentro de sí dominara su ser, creció, se volvió gigante y fuerte, su pelo se decoloro y sus ojos se tiñeron de rojo sanguinolento, y todo al que mirara sentiría el terror de ser perseguido por la muerte.

Pero había una prueba final, fue soltado en el desierto sin comida ni agua, y su única salida era lo que los ancianos nombraron, "¡Aprende tu nombre!, renace".

Caminó durante días por las dunas, resistiendo solo con sus habilidades súper humanas, pero, ¿su nombre?, no había pistas, siempre le habían llamado Redhand, tenía un nombre corriente pero tampoco funciono al gritarlo, no era lo que los ancianos le exigían.

Al sexto día algo paso, entregado a la muerte vio un atisbo, un espejismo, un grupo de seres poderosos y como él de cabellos blancos, era lo único en que se parecían, pues eran todos diferentes.

"Gar'Dal" susurraron, supo entonces que ese era su nombre, y como si supiera su significado en algún idioma perdido en el tiempo, entendió que quería decir "Soñador Oscuro".

"El que es uno y muchos a la vez".

Era entonces este Gar'Dal uno de aquellos seres que le revelaron el nombre con el que superó la prueba del desierto, el que selló su futuro, quizá la fuerza que lo trajo a Xera y lo salvó de la pesadilla de la muerte.

Otra fractura en su mente le recordó el sueño permanente que había tenido desde que había aparecido en Xera, debía de ser él, Gar'Dal era esa figura frágil pero poderosa, malvada y aterradora.

Se mantuvo en silencio, como si la misión que le había impuesto el anciano fuera indiferente a su persona.

Incluso decidió ocultárselo a Seradriel aunque no le gustara mentirle.

-Son 6000 años, anciano, pero acortare esa brecha en poco, ¿y el brujo que guía a los gnolls?-.

-Fen'rar, un mago oscuro que dobla la realidad y las sombras con talento, es el aprendiz de Gar'Dal, seguramente tendrá las respuestas que necesitamos- el anciano hizo el intento de ponerse de pie, pero desistió de la idea;- Seradriel , mi querida campeona, tú y Mork tienen que acompañar a Redhand en su lucha, son singularmente fuertes, pero solo juntos tendrán una oportunidad contra Fen'rar, y quizá con Gar'Dal, los hilos del destino son inciertos-.

Seras abrió ampliamente los ojos y soltó una sonrisa que dirigió a Redhand, se sentía especialmente emocionada por emprender una nueva aventura, después de 10 años, felizmente acompañaría a Red y Mork hasta la cumbre del mundo, al Castillo Negro del Soñador Oscuro.