Según las cuentas hechas en su mente, Bai Yingzu había permanecido durante un año completo observando todo lo que vivía el hombre sin memoria y la bestia parlante.
En todo este tiempo se había hecho muchas preguntas, con tanto tiempo libre había pensado en unas cuantas teorías para explicar sus dudas, lamentablemente no había algo que lo ayudara a verificar la veracidad de tales teorías o que directamente respondiera todas sus dudas.
Creía que toda esta situación había sido producto de algún efecto secundario tras haber creado un núcleo eterno de cultivo en vez de un núcleo convencional, de no ser ese el caso lo más probable sería que se trataba de algo relacionado con la técnica mística de la verdad absoluta e inalterable.
No estaba seguro de cuál de esas dos técnicas había sido exactamente el factor determinante o si ambas habían tomado parte para terminar en la situación actual. Pero lo que sí sabía llegando a estar 100% seguro era que el punto de inflexión recaía en las técnicas transmitidas por el eterno misterio. Esto era algo lógico si se tomaba en cuenta que desde su llegada al mundo de cultivo no había estado en alguna situación similar, lo único diferente que había hecho fue cultivar con las técnicas del eterno misterio.
Bai Yingzu no estaba tan preocupado por regresar como lo estuvo al principio, decidió tomar un respiro y calmarse para continuar hasta el final. Después de varias pruebas y profunda observación, Bai Yingzu había determinado que el mundo que pensó era ilusorio, tal vez era real y que realmente su cuerpo era como un holograma.
No podía ser escuchado y tampoco podía moverse libremente, había tocado la arena, había probado con las rocas y animales que había encontrado en el camino, incluso lo había intentado con los bandidos y fantasmas malignos del desierto. No importaba qué fuera lo que hiciera, cualquier cosa que entrara en contacto con él sería atravesado, más exactamente se había dado cuenta que su cuerpo era lo que atravesaba las cosas y no al revés.
Tras descubrir esto vino a su mente un concepto teorizado, este era conocido como viaje astral, proyección astral o desdoblamiento, cualquier concepto usado era correcto, daba igual porque significaba lo mismo.
Como una teoría hecha mediante la observación y entendimiento, había concluido lo siguiente, después de usar las técnicas transmitidas por el eterno misterio había sido capaz de usar la proyección astral mientras dormía. En esos momentos su alma o espíritu había sido separado de su cuerpo y había sido transportado a algún plano o mundo diferente.
Bai Yingzu podía pensar en esta idea por que el viaje entre mundos ya no era algo poco creíble o imposible bajo su perspectiva, el mejor ejemplo había sido él mismo que tras su muerte había abierto los ojos en un lugar extraño como el mundo de cultivo. Había pasado de ser un individuo proveniente de un mundo altamente tecnológico a convertirse en un joven maestro viviendo en el extravagante mundo de cultivo.
Bajo su nueva perspectiva basada en la lógica del mundo de cultivo podía entender que se encontraba en algún otro mundo, tal vez con alguna conexión paralela con el mundo de cultivo o un diferente plano ubicado en otra dimensión.
...
El hombre sin recuerdos y la bestia parlante avanzaron en su camino. Bai Yingzu siguió detrás mientras seguía pensando en lo que haría una vez que se encontrara con el ser conocido como Dios inmortal del desierto.
A lo lejos pudo ver grandes estructuras algo familiares, con una mayor atención se dio cuenta de que las estructuras que le parecían conocidas eran en realidad grandes pirámides. Aunque eran ligeramente diferentes a las construidas en su mundo anterior por la antigua civilización, estas eran muchas veces más grandes que las de su mundo.
El hombre sin memoria también se vio sorprendido ante tan increíbles estructuras. Al verlo tan perplejo la bestia parlante pareció sonreír viéndose muy orgulloso por dejar sorprendido a cualquier visitante por tan majestuosas estructuras diseñadas por su amo.
Llegando a lo que parecía ser una especie de templo, el hombre y la bestia parlante fueron recibidos por un hombre calvo de piel bronceada y músculos tonificados. Su ropa parecía ser de la moda antigua constando solo de una tela que cubría su parte inferior y un collar de oro con múltiples colores colgado en su cuello.
Para Bai Yingzu este hombre se parecía mucho a los antiguos faraones plasmados en las antiguas pinturas de una civilización desaparecida hace miles de años en su mundo. También se sorprendió al sentir una extraña sensación de temor, estar en presencia de ese hombre lo hacía sentir malestar. Sintiéndose un poco incómodo dio unos pocos pasos hacia atrás.
Pero lo que vino a continuación hizo que a Bai Yingzu se le helara la sangre, la mirada de ese hombre cayó sobre él. No era una equivocación, realmente los ojos del hombre miraban en su dirección directo a sus ojos, esto provocó que su rostro se volviera pálido sintiéndose aprisionado en una jaula que se encogía a cada momento.
El hombre apartó sus ojos de Bai Yingzu y miró a la bestia y al hombre. La mirada sobre Bai Yingzu había sido un simple vistazo durando menos de un segundo por lo que ni el hombre ni la bestia parlante habían notado el desvío de su mirada.
"Yo soy el señor de esta tierra mística. El Dios inmortal del desierto". Continuó hablando mientras mantenía su mirada sobre el hombre sin memoria. "Te he llamado aquí para convertirte en mí discípulo, eres un digno sucesor el cual me fue mostrado por el Gran Destino. Sé que tienes preguntas, pero estas serán respondidas una vez que termines con tu entrenamiento".
El hombre sin memoria dudó por unos momentos, en silencio parecía considerarlo con total seriedad. El hombre sin memoria quería conseguir respuestas, la propuesta del Dios inmortal del desierto fue algo inesperado y tan repentino que no sabía cómo reaccionar.
Normalmente rechazaría esta extraña oferta al ver que no tendría una respuesta inmediata a sus preguntas y desconocimiento, pero no entendía por qué, por alguna extraña razón sentía que debía aceptar y preguntar después de finalizar el entrenamiento.
Viendo que el Dios inmortal del desierto lo había ignorado se sintió un poco más tranquilo. 'Que peligroso'. Pensó Bai Yingzu soltando un suspiro de alivio.
Bai Yingzu miró al hombre sin memoria pensando en su posible respuesta. Para Bai Yingzu era algo esperado que rechazara la oferta, si fuera él sin dudar rechazaría y pensaría que su viaje había sido una pérdida de tiempo. El Dios inmortal del desierto no le parecía alguien confiable, le transmitía más dudas y pensaba que sería problemático continuar cerca de él.
Realmente Bai Yingzu esperaba que el hombre sin memoria rechazara al Dios inmortal del desierto. Durante su investigación se había dado cuenta de que no estaba ligado a la bestia parlante y al hombre sin memoria, al menos no en un conjunto. Estar con esos dos no decidía en dónde podía estar, realmente solo parecía estar ligado al hombre sin memoria, a cualquier lugar que él fuera sin importar quien lo acompañara Bai Yingzu aparecería siguiendo detrás.
Por eso si el hombre sin memoria rechazaba la oferta del Dios inmortal del desierto, no había duda de que se alejaría de su presencia. De esa manera Bai Yingzu estaría más tranquilo alejándose de un ser tan peligroso.
Sin embargo, algunas veces las cosas no salen como uno espera. Contrario a los pensamientos de Bai Yingzu, el hombre sin memoria aceptó convertirse en discípulo del Dios inmortal del desierto. Aceptó sin quejarse por las condiciones impuestas, tampoco había insistido en que respondiera a sus preguntas. Bai Yingzu puso una expresión amarga y pensó que esta situación era demasiado confusa, para su forma de entendimiento no había lógica detrás de las acciones del hombre sin memoria.
Como si el Dios inmortal del desierto se hubiese percatado de la expresión amarga en el rostro de Bai Yingzu, comenzó a sonreír. "Bien, vayan a descansar".
El hombre sin memoria fue guiado por la bestia parlante al lugar en donde se quedaría. Cuando Bai Yingzu se disponía a irse con ellos sintió que su cuerpo se paralizaba, al instante supo lo que estaba sucediendo. La mirada del Dios inmortal del desierto había caído nuevamente sobre él.
"Tú debes quedarte. Tenemos algunas cosas de que hablar".
La voz del Dios inmortal del desierto se escuchó a su espalda. Ahora Bai Yingzu no tenía duda, realmente podía ser visto por esa persona. Con la mirada puesta sobre él sintió que podría caer en la desesperación, el miedo incontrolable lo hizo temblar ligeramente.
Aquella sensación que activaba el instinto de supervivencia era involuntaria, lo obligaba a temblar y reaccionar de forma nerviosa. Sabiendo que estos eran efectos naturales del cuerpo y mente, Bai Yingzu trató de luchar contra ellas para tranquilizarse.
Calmó su mente y respiró profundamente. Entonces recordó lo que le había dicho el tercer anciano durante una charla casual que tuvieron hace varios meses atrás durante su entrenamiento diario. Bai Yingzu le había comentado sus planes sobre iniciar un viaje para conocer el mundo una vez que cumpliera la mayoría de edad.
Como uno de los hombres más experimentados cercanos a él deseaba recibir sus consejos, no olvidaba las enseñanzas adquiridas en su mundo original en la que le decían que siempre debía respetar a los ancianos y escuchar atentamente sus sabios consejos, pues estos eran los más sabios con amplios conocimientos sobre el mundo.
Cuando el tercer anciano escuchó sobre sus planes futuros, internamente no estaba de acuerdo ya que se preocupaba de que con la limitada fuerza que Bai Yingzu poseía podría correr graves peligros. Pero no expresó su desacuerdo porque sabía que al final sería una decisión tomada por el joven y no se podría hacer nada para retenerlo en un lugar seguro, después de todo, los polluelos debían dejar el nido en algún futuro.
Que Bai Yingzu le expresara sus intereses y deseos futuros le mostraban al tercer anciano cuánto lo estimaba y la confianza que le tenía por hablar de forma tan abierta y honesta. No queriendo decepcionar a Bai Yingzu le dio varios consejos que le serían muy útiles en caso de emprender un viaje en el futuro.
Entre estos consejos fueron las constantes advertencias sobre alejarse de personas extremadamente fuertes y evitar ofenderlos de cualquier manera, que no intentara usar su nombre y posición porque habría personas que no respetarían nada de eso.
Bai Yingzu ya lo sabía, recordaba vagamente que esto también era repetido en varias ocasiones por la madre del Bai Yingzu original del mundo de cultivo, por esa razón había puesto una nota mental para tener siempre presente que debía evitar problemas que amenazaran su vida.
Dicho por el tercer anciano, existían personas con gran fuerza y poder que se regocijaban por las reacciones de temor que podrían infundir. Estos seres sentían algún extraño tipo de placer de solo mirar a los más débiles poner sus reacciones de miedo y desesperación.
Escuchando esto Bai Yingzu sintió mucho disgusto, ese tipo de acciones que dejaban ver el extremo sentido de superioridad, le hizo pensar en estas personas como locos que van por la vida pisoteando a todos los más débiles que ellos. No podía comprender de dónde venía todo eso, incluso una vez se llegó a preguntar si ese tipo de comportamientos eran consecuencia de ganar poder e influencia.
Pero esta teoría fue rápidamente descartada tras mirar al tercer anciano por varios días con el fin de observar su comportamiento para un análisis. Se había dado cuenta de que el tercer anciano gozaba de una buena reputación y que era admirado por muchos jóvenes que seguían sus consejos y enseñanzas casuales.
Escuchando los consejos del anciano, Bai Yingzu había tratado de acelerar el proceso de corrección de errores en su técnica de cultivo. Obtener la fuerza suficiente para no ser amenazado se había convertido en un objetivo urgente que debía realizarse a corto plazo.
No quería ser usado como un mero juguete para el entretenimiento de los poderosos, ni mucho menos daría un espectáculo para la diversión de estos. Si debía morir no sería a merced de los fuertes, Bai Yingzu se negó a ceder ante ellos.
Con estos pensamientos que se negaban rotundamente a seguir el juego de los fuertes, su fuerza de voluntad incrementó exponencialmente en varios pliegues.
'De cualquier forma debería estar muerto. ¿Qué hay que temer ahora?'. Con estos pensamientos la involuntaria sensación de miedo desapareció permitiendo que su mente se despejara de temores, dudas o cualquier otra sensación que generara conflictos en su cabeza.
Recordó claramente todas las sensaciones que habían venido a él durante sus últimos momentos en su caída libre. Tras una caída de cientos de metros de altura era normal que muriera por el fuerte impacto al tocar el suelo.
...
En aquellos momentos en el que sentía las ráfagas de aire corriendo a través de su cuerpo, por primera vez en toda su vida pudo sentir fuertes emociones, una gran sensación de impotencia y un excesivo miedo a la muerte.
Despertó en él la preocupación al dolor que sentiría una vez que llegara al suelo, esto era lo único que había en sus pensamientos hasta unos minutos antes de su fin.
Poco después se calmó, con una extraña sensación de libertad sus ojos miraron el pavimento que cada vez se volvía más cercano... Y finalmente todo quedó en oscuridad, sin ninguna sensación de dolor... Sin ningún tipo de sufrimiento... Al final había muerto tal como quería, aunque de una manera un poco diferente.
... Solo se vive una vez... Al menos eso creía hasta ese momento... Tal vez solo fue una coincidencia, o tal vez algo más...
En aquellos momentos finales de su caída un resplandor dorado se había extendido por todo el cielo, sorprendiendo incluso a la autoproclamada Diosa.
...
Bai Yingzu siempre había sido indiferente ante los pensamientos de que algún día sería su fin, solo pensó en ello como algo que eventualmente ocurriría sin nada que pudiera hacer para evitarlo. Con eso en mente llegó a decidir la manera en la que quería morir.
Si eventualmente su vida tenía que terminar, esta debía ser durante su trabajo haciendo diferentes experimentos, tal vez por algún fallo en sus cálculos o un descontrol durante el proceso.
De no ser así, simplemente quería morir mientras dormía. De esa manera tendría un final pacífico sin ningún tipo de sufrimiento. Si no podía evitar su muerte, al menos quería decidir su manera de morir.
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