"La energía de la raíz del mundo era una energía primordial totalmente vital en el universo, algo tan importante como el agua y el aire, tanto así que incluso podría decidir el futuro de la vida de los diferentes seres de la existencia sin ninguna excepción.
Este elemento tan importante era controlado únicamente por el gran regente del ‹Plano único universal› conocido ampliamente como ‹La ley universal›, una existencia que era agresiva contra todo aquel que fuera en su contra. No importaba quién fuera, todos por igual debían doblegarse ante esta existencia, los seres mortales e incluso los mismos Dioses.
La energía de la raíz del mundo no podía ser domada o controlada bajo la voluntad de algún otro ser aparte de la ley universal. Aquellos que quisieron tomar una pequeña parte de su poder se les fue permitido acceder a ella, pero debían seguir el flujo trazado de forma natural, lógicamente esto significaba ir con la corriente y jamás en su contra.
Pero esto tenía un enorme precio, el cual era la vida misma, ya que el uso prolongado de esta energía generaría un gran desgaste debido a la corrosión y alta toxicidad que esta poseía por voluntad de la ley universal.
Los Dioses eran más duraderos contra esos efectos gracias a ascender a un nuevo nivel de existencia, sin embargo, llegando el momento cruzarían el límite y eventualmente llegarían al fin de la vida. Todos estos Dioses sabían muy bien que a pesar de su extensa longevidad, ninguno podría llamarse eterno, lamentablemente para ellos eventualmente llegarían al límite en su tiempo, por esa razón siempre prepararon sucesores que continuarían con sus respectivos legados.
En un universo regido por tan estricta ley universal, alguna vez existió un ser que luchó en contra de esa existencia, peleó contra sus inalterables leyes y sorprendentemente ganó al final. Se sobrepuso a cualquier adversidad y obtuvo un verdadero control del preciado elemento, de esa manera se volvió imperecedero, eterno, un verdadero Dios.
La satisfacción de ganar una batalla que a simple vista era imposible le hizo sentir completo y totalmente realizado. Y sin más aspiraciones se retiró a su planeta natal para vivir una vida eterna totalmente pacífica. Esa fue la historia ampliamente difundida, conocida por muchos y que hizo llenar de gran admiración a cualquiera de los oyentes.
Esa fue una historia corta, totalmente alejada de la realidad, con toques tan idealistas y risibles que provocarían la burla del mismo protagonista. Esta versión de la historia fue difundida por seres ignorantes que solo querían usar su logro como algo para tomar como un ejemplo, claramente para fines egoístas, por ejemplo estafar a incrédulos estimulando sus motivaciones imposibles.
Él era el único que sabía lo difícil que fue su travesía, los objetivos que perseguía y cuáles fueron las causas que lo orillaron a decidir ir contra aquella corriente estrictamente establecida, sin importarle que esa decisión lo convertiría en el enemigo número uno del universo. Naturalmente él no fue una persona rebelde, ni mucho menos una existencia aventurera que iba enfrentándose a grandes dificultades por simple gusto.
Nunca fue ese tipo de persona, tampoco se trataba de un loco que simplemente se levantó una mañana pensando en derrocar a la ley universal y tomar el control de la energía vital del universo.
Quien tuvo que pagar el costo que esas acciones fue él mismo en carne propia, esto le fue marcado con hierro caliente para que nunca fuera olvidado. Recordaba vívidamente los momentos en los que las lágrimas fueron derramadas, después de todo, causó un gran dolor tanto para él como para los que alguna vez fueron sus seres queridos, por eso y más, la culpa y el odio pesaban en él.
Para resumir la verdadera historia, sería más exacto decir que todo comenzó por causa de una confusión, una gran confusión manipulada por una existencia ajena. Sin embargo, esto último no se descubriría hasta después de atravesar todas las desgracias, cuando ya todo estaba hecho y nada podía ser evitado.
Esta es la historia de un ser de pie en la cima, solo en una pequeña parte de la cima y no por encima de todos, un Dios de los tantos que existieron antiguamente, este ser fue conocido como el ‹Dios del planeta azul del norte›, era un Dios pacífico que por siempre había vivido junto a sus seres queridos y que así esperaba hacerlo hasta el final de sus días.
Vivir felizmente es lo que buscaba. Esta simple idea y forma de vida fue lo que lo convirtió en uno de los pocos dioses con nulas ambiciones de poder. No tenía grandes aspiraciones y se sentía satisfecho por todo lo que ya había logrado.
Pero todo cambió cierto día en el que se marcó el fin de los dioses tal como se conocía. Por dictamen de la ley universal se estableció que, ningún Dios nacería naturalmente como había estado ocurriendo en la actualidad, a partir de ese momento los que quisieran convertirse en Dioses tendrían que luchar por ello. Para esto debían pasar por diferentes pruebas y mostrar su valía, por consiguiente acumular cierta cantidad de poder para ascender a un nuevo nivel de existencia.
Esto generó un gran cambio porque la ley universal quería decir que incluso los simples humanos podían acceder a la cima de los Dioses. Una nueva Era había comenzado, y fue inevitable el tratar de detener aquella transición. Lo único que quedaba era aceptarla y mirar como sucedían las cosas.
Todos los Dioses entendieron esto, pero aún así hubo quienes trataron de ir en contra de este dictamen establecido por voluntad de la ley universal, gran parte de los Dioses originales no estaban contentos aceptando eso.
Estas nuevas reglas no podían afectar mucho a quienes tenían pocas ambiciones de influencia y poder, por lo tanto el Dios del planeta azul del norte no podía recibir alguna perturbación tras escuchar eso. Trató el dictamen con indiferencia y se alejó de los Dioses alborotadores.
Frente a las quejas de los diferentes Dioses que naturalmente querían dejar a sus propios hijos como únicos herederos del largo legado que habían estado construyendo, la ley universal amenazó con retirar la ‹Fuente de la raíz del mundo› la cual era el origen del tan preciado elemento conocido, la energía de la raíz del mundo.
El elemento que dotó de energía y poder a todos los Dioses originales, y que sin este suministro constante se convertirían en simples mortales con capacidades relativamente especiales.
Tras usar una gran amenaza las voces de queja cesaron, pero posteriormente regresaron con mayor intensidad y descontrol, lo que provocó que la ley universal cumpliera con lo antes dicho. Al hacer esto muchos Dioses originales cayeron al mundo mortal por las consecuencias.
Esto inevitablemente llevó a desencadenar la llamada ‹Guerra universal de la muerte divina›. Una confrontación en la que gran parte de los Dioses originales se unieron dejando a un lado sus diferencias para derrocar a la ley universal.
El miedo de los Dioses y los azotes de la ley universal fueron el preludio para abrir el muy conocido ‹Siglo oscuro del fin›, como su nombre lo decía esto marcó el inicio de los 100 años más oscuros que alguna vez se vivió. Lo que antes para los antiguos Dioses podía ser un solo parpadeo terminó por convertirse en un infierno eterno del que no se veía un fin visible.
La ley universal aceptó la declaración de guerra y dejó en claro sus intenciones de extinguir a todos los Dioses originales y sus allegados, sin importar que estos estuvieran a favor o en contra de las anteriores quejas, también ignoró a aquellos Dioses que lo respaldaron por las anteriores decisiones tomadas.
Esta audaz declaración terminó destruyendo el status quo que regía en aquel momento. Las consecuencias actuaron de forma rápida, incluso en el recóndito y alejado planeta azul del norte se sintieron las fuertes ventiscas que helaron la sangre de los pacíficos habitantes, incluyendo al mismísimo Dios del planeta azul del norte.
Bajo la marcha fúnebre ocurrió la caída de los Dioses originales junto a los gritos de angustia y desesperación. Una total masacre que propició el declive y destrucción de una cultura privilegiada por tanto tiempo, sean culpables o inocentes fueron cortados con la misma hoja afilada sin ningún tipo de piedad o consideración.
Siendo la fuerza omnipotente, la ley universal nunca creyó que sus planes se complicarían alguna vez. Parecía que había olvidado un mínimo detalle, que al principio de la creación universal la verdadera fuerza regente había unido todo con el mismo hilo, lo que hacía poderosa a la ley universal también podía hacer poderosa al otro extremo.
Había olvidado que el otro extremo eran las primeras palabras que la ‹Verdadera fuerza› había pronunciado al crear el universo, las cuales habían sido entregadas a los Dioses originales hace mucho tiempo, un incontable y olvidado tiempo atrás. De estas primeras palabras nació el lenguaje de los Dioses, también gracias a esto los Dioses obtuvieron sus poderes y habilidades de las que tanto se enorgullecían.
Pensándolo con mayor detenimiento cualquiera se daría cuenta de las verdaderas intenciones de la ley universal. Claramente quería ser la única con poder en el universo, no quería más potenciales rivales que eventualmente podrían derrocarla de su posición como la fuerza dominante capaz de aplastar a cualquiera en su paso.
La caída de los Dioses originales había sido una estratagema planeada con total meticulosidad para el beneficio propio de la ley universal.
Todo debió terminar con la extinción de los Dioses originales, no había nada ni nadie capaz de ganar la guerra, todos debieron morir sin dejar ni uno solo que pudiera abrir una brecha de esperanza. Pero no fue así...
Por azares del destino, fue el pacífico Dios del planeta azul del norte quien debido a un desastroso incidente se vio obligado a perseguir el poder. Por primera vez en toda su vida sus ambiciones de poder tocaron los niveles más altos e inimaginables, que incluso asustarían a cualquier otro Dios.
Lleno de completa desesperación tomó el trato que un extraño ser le propuso, después de eso obtuvo el poder que tanto deseaba. Este poder ya era poseído por el Dios del planeta azul del norte desde un principio, fue gracias a ese extraño ser que él pudo darse cuenta de que aquello que deseó siempre estuvo en sus manos.
Sabiendo aquella verdad el Dios del planeta azul del norte se llenó de tantas emociones, tan complejas que solo él podría describirlas.
Para no hacer la historia más larga simplemente diré que el Dios del planeta azul del norte tomó la justicia bajo un criterio totalmente cegado por el intenso deseo de venganza, acabó con los dioses rebeldes que iniciaron el conflicto en primer lugar, posteriormente derrocó a la ley universal y tomó el poder para sí mismo.
Más adelante, para que no hubieran más conflictos por nuevos Dioses que obtuvieran el mismo poder que él, optó por acelerar el declive en la inminente caída de los Dioses originales. Arrebató las primeras palabras que la verdadera fuerza había entregado en las manos de los demás Dioses originales, de esa forma las mantuvo en secreto totalmente alejadas de las miradas curiosas.
Ya con el control absoluto de la energía de la raíz del mundo aumentó sus efectos nocivos con el fin de limitar el nacimiento de nuevos Dioses que podían llegar a amenazar la nueva paz que había creado. Arreglando todo a su beneficio se mantuvo como la única fuerza dominante en el plano único universal, viviendo únicamente como un observador por toda la eternidad.
Este final no era algo que él decidiera por voluntad propia, tenía sus planes y estos fueron arruinados una vez completado su venganza contra la ley universal.
Nunca quiso terminar obteniendo tal poder, su único deseo, el más anhelado por encima de cualquier cosa jamás se cumplió. Al final simplemente había recibido un tipo de maldición... La incapacidad de morir.
Tristemente el Dios del planeta azul del norte nunca llegará a disfrutar del llamado descanso eterno.
...
Bai Yingzu escuchó atentamente la historia mostrando una expresión totalmente seria y reflexiva. El Dios inmortal del desierto le contaba esto con una voz cargada con cierto pesar, pero fue bien disimulado siendo casi imperceptible. Aún así Bai Yingzu notó eso y se dio cuenta de que la historia aparentemente aleatoria poseía cierta importancia.
Podía imaginar o darse una idea del significado de esta historia. Vagamente podía pensar que el Dios del planeta azul del norte era el mismo Dios inmortal del desierto en una versión más joven, de un largo tiempo atrás.
Llegó a este pensamiento porque se dio cuenta de que la forma en como se expresaba era similar a cuando una persona hablaba de sí mismo, pero queriendo dar a entender que se trataba de alguien más. De ser este un pensamiento correcto, el planeta azul del norte, aquella tierra natal que lo vio nacer tal vez sería el actual páramo desértico que había visto en la actualidad.
Pero esto quedaba solo como un pensamiento ya que no interrumpió en ningún momento para expresarlo.
Pensar en esto era algo loco mirándolo desde una perspectiva común, pero debido a la situación anormal que había estado viviendo desde que había abierto los ojos en el nuevo mundo, se dio cuenta de que no servía de nada seguir pensando dentro de la caja. Para encontrar nuevos caminos capaces de brindar soluciones debía mirar desde diferentes perspectivas, de esa manera podría mirar con otros ojos.
Con este pensamiento recordó una de las claves transmitidas por el eterno misterio. Según esta información, llegado el momento podría obtener los ‹Ojos de la verdad›, con ellos en una sola mirada sería capaz de discernir la verdad absoluta, sus ojos jamás serían empañados por las ilusiones, mentiras o trampas.
Si aquello era tal como se describía se volvía más tentador tratar de obtenerlo, no tenía duda de que los ojos de la verdad le serían muy útiles. Sintiéndose motivado, solo podía pensar con emoción en la utilidad de esos ojos.
El Dios inmortal del desierto interrumpió sus emocionados pensamientos. Hablando con un tono bastante relajado dijo.
"Muy bien chico. Espero que hayas entendido el punto de la pequeña historia que acabo de contar, no siempre debemos confiar en los factores externos, ciertamente estos podrían ayudarnos, pero antes de tomar una acción precipitada primero debemos mirar muy profundo dentro de nosotros.
Existen preguntas vitales que debemos hacernos antes de hacer cualquier cosa. Por ejemplo, ¿Realmente no puedo hacer nada con mi propio poder? ¿Son mis capacidades tan limitadas?.
Entonces tras terminar este cuestionamiento vendrá una última pregunta que servirá como detonante para decidir el futuro. ¿Por qué no tratar de obtener poder desde un principio?.
Piénsalo. Con el único fin de no atravesar estas dificultades no hay razón para negarse a obtener poder, esto es lo principal en un mundo en el que puedes ser devorado por feroces depredadores. Evita las tensiones y vive tranquilamente, pero prepárate para lo peor que podría suceder. Si bien no podrás evitar un futuro posiblemente desastroso, al menos podrás hacerle frente con menos dificultades".
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