—¿Qué eres? -preguntó Kuro tan pronto abrió sus ojos.
~No es el momento indicado.
—¿¡Vas a seguir ignorando mis preguntas!? -exclamó el chico tras darle un leve golpe a la cama.
~No es eso, es qu-
—¡Nada de excusas! Responde a la pregunta.
~Pero e-
—¡Tinieb-
~¡Kuro! Ya vas tarde para encontrarte con la humana de ayer.
—"Humana"... ¡OH!
Tan pronto cayó en cuenta, el chico no tardó en prepararse para el dia, pues había acordado con Eira tener su batalla amistosa aquel día.
Una vez listo salió de su habitación, y se encontró frente a él con la chica que apenas había mencionado.
—Sales tarde. —expresó con una leve mueca en su rostro.
Con ambas manos en su cintura se inclinó hacia adelante, mostrándose escaneando la habitación que apenas estuvo abierta unos segundos.
—¿No hay nadie más? —preguntó la misma.
—Claro que no, soy un lobo solitario. —expresó con gran orgullo Kuro.
—Entonces estás loco. Nadie más habla tanto tiempo por si solo. —respondió la chica, haciendo un gesto de decepción mientras comenzaba a irse.
Tras peros y excusas, Kuro decidió dejarlo ir, siguiendo detrás de su compañera. Realmente no pasaría tanto tiempo hasta que ambos lograron salir de la posada, y comenzarían a alejarse un poco de la aldea, llegando a uno de los bordes del bosque que la rodeaba.
Dándose la vuelta para encarar a Kuro, Eira tomó su espada de la vaina que llevaba bajo su vestido. Su arma parecía a un sable con un filo curvado, asimilándose a una katana, más era un poco más recto que esta.
—Se permiten hacer heridas superficiales. —explicó la chica con una expresión sería, a comparación de su habitual aura tranquila.
El chico usaría su Anillo Dimensional para hacer aparecer su espada, tomando la misma con su mano derecha, y poniéndose en posición para el inicio de su primera batalla amistosa.
En un abrir y cerrar de ojos, una ráfaga de aire impactó el cuerpo de Kuro, seguido de la aparición instantánea de la chica frente a él. Por reflejo extendió su arma hacia al frente, bloqueando el corte horizontal que Eira intentó hacer.
Debido a la fuerza de este golpe, Kuro tuvo que retroceder varios metros, recuperando su balance y agarrando su arma con ambas manos.
—Uff, eso fue más rápido de l-
Sintiendo nuevamente aquella ráfaga en su espalda, se dio la vuelta lo más rápido posible e intentó bloquear. No obstante, la chica se movió de nuevo, apareciendo en la espalda de Kuro y pegándole de lleno una patada en su cadera derecha, mandándolo a volar en esa dirección.
Tras unos segundos el chico cayó al suelo, corrigiendo su aterrizaje luego de dar varias vueltas.
Nivel Aumentado
Lv 1 ---> Lv 2
X (1285) ---> D (124)
Habilidad Mejorada
Manipulación Mágica Intermedia
Tras esto, el chico se veía notablemente más emocionado debido a la velocidad con la que ya había subido, pero sin distraerse mucho le prestó atención a su oponente.
—Para ser nivel uno no te mueves nada mal, Kuro. Veamos si puedes seguirme el ritmo...
Eira comenzaría a aumentar incluso más más velocidad, básicamente teletransportándose para cualquier persona. Sin embargo, con el aumento de poder que Kuro acababa de conseguir, le era posible predecir donde debía bloquear, aunque igualar o siquiera poder ver como la chica se movió seguía siendo imposible.
El choque de los metales causaba eco en los desolados llanos de Herria. Chispas destellantes adornaban cada golpe, y mientras Kuro tenía problemas en mantener su defensa y balance, Eira parecía estar en una delicada danza.
—¿Hmm? ¿Ya estás cansado? —preguntó la chica sin frenar su bombardeo de ataques.
Entre respiros pesados el chico contestó, —¿Yo? Podría hacer esto todo el dia...
Con una pequeña sonrisa, Eira tomó varios pasos hacia atrás, y tan solo con un vistazo se podía ver que tenía un plan en mente.
Kuro... aprovechó la oportunidad para recomponerse, aunque sabía que debía prepararse para algo.
Al ponerlas en el suelo, las manos de Eira comenzaron a emitir luz celeste. En un instante una gran capa de nieve se creó donde tocaban sus manos, y aquella nieve explotó en tamaño, creciendo y cubriendo un centímetro a una zona a su alrededor.
Más o menos, la zona contaba con un diámetro de treinta metros, por lo que en los planes del chico no estaba el escapar.
Pequeños copos de nieve caían desde el cielo, y espesa neblina comenzaba a ofuscar la atmósfera en sus alrededores. Además de aquello en la vecindad, no se podía ver absolutamente nada, incluso tapando una gran cantidad de la luz solar.
—Suerte intentando igualarme así, Ku-ro. —dijo la chica, sacándo su lengua para hacer una mueca, y comenzando a correr hacia el chico.
En un principio el chico no tenía ni la menor idea de dónde le habían hablado, pero nuevamente al último momento logró sentir hacia dónde estaba por atacar esta.
El chico saldría volando por los aires tras una patada al pecho, aterrizando a unos metros de donde se encontraba, y tomando respiraciones profundas.
No solo era mucho más lento debido al poco aire que había allí, pero su cuerpo se congelaba de manera vertiginosa, así que era su turno de intentar hacer algo.
Balanceándose con su espada, logró ponerse de pie.
—¿Con que... magia eh? Está bien, juguemos sucio. -respondió Kuro con una leve sonrisa, imitando a su contraria.
La misma se puso en alerta, mostrándose tranquila pero profesional. Seguramente pensaba que Kuro no sería capaz de mover las cartas en su favor, pero al menos tenía la posibilidad en mente.
Con sus ojos puestos sobre Eira, el chico no tenía pensado perderla de vista, así que agarrando el mango de su espada con fuerza y extendiendo la misma hacia Eira, una irrupción de llamas tuvo como epicentro la espada del chico, cubriendo su arma y parte de su brazo derecho.
Debido al calor que generaba aquella llamarada, la nieve a su alrededor se derretía fácilmente. Sin esperar más, el chico comenzó a correr hacia la tranquila Eira.
Al llegar el chico, su enemiga intentó bloquear el corte diagonal que intentó hacer Kuro con su espada, y a pesar de que lo había parado, las llamas se extendieron hacia la espada de Eira, y de allí saltaron al pecho de la misma.
Al último momento una capa de hielo se formó frente al fuego, y ambas magias acabaron siendo canceladas entre sí, por lo que Kuro retrocedió varios pasos.
—Nada mal Kuro, nada mal. —aplaudió Eira.
—No es suficiente... —respondió Kuro.
Recordando que su magia había llegado al nivel intermedio, seguramente ahora podía crear hechizos mucho más fuertes, así que dejando su espada enterrada en la nieve, extendió sus brazos hacia los lados.
Al abrir sus palmas dos esferas de fuego fueron creadas, y dejaría que estas cayeran al suelo. Al cabo de unos segundos derritiendo la nieve, las esferas comenzarían a moverse, haciendo círculos de manera lenta alrededor de Eira y Kuro.
A medida que daban vueltas aumentaban la velocidad, llegando al punto donde era imposible seguir el movimiento con los ojos. Gracias a esto, el aire en el interior del círculo aumentaba de temperatura, tomando una coloración naranja mientras la neblina y nieve desaparecían de manera veloz.
—Yo también puedo hacer trucos. —respondió Kuro con una sonrisa.
Sin embargo, Eira aprovechó que este se encontraba distraído y tomó la espada del chico, lanzándola lejos.
—¿Decías? -respondió la chica, apuntando su arma directamente al rostro de Kuro.
Al ver esto, Kuro simplemente suspiró. Con ambas manos hizo un movimiento como si le fuera a lanzar algo a Eira, y en ese momento las esferas de fuego pararon de dar vueltas y se lanzaron hacia ella.
Con tan solo hacer aparecer barreras de hielo pudo repeler los ataques, pero al enfocarse nuevamente en el chico, este ya se encontraba tomando su espada con ambas manos.
—Ya te alcancé. —dijo Kuro.
-¿Hmm? Es obvio que no eres nivel cinco. —expresó con orgullo la chica mientras acomodaba su cabello.
—Heh, intenta derrotarme entonces. —respondió con una sonrisa.
Eira aceptó la propuesta, creyendo que Kuro simplemente estaba bromeando.
Tomando su arma con una mano, tomó distancia y comenzó a correr hacia Kuro.
Este ya no tenía aquellas llamas cubriendo su espada, y cabe recalcar que ya la zona que se encontraba alrededor de ellos no estaba congelada, así que el chico estaba en su máximo potencial.
Luego de un ataque horizontal por parte de Eira, Kuro se agachó para esquivar este, y agarrando el brazo con la espada, y una de sus piernas, el chico se levantaría mientras cargaba a su contraria en su hombro, usando el momentum de su ataque para lanzarla al suelo a unos centímetros.
La chica se levantaría tras unos segundos, mostrándose algo irritada.
—Está bien, iré en serio. —comentó la chica, entrecerrando sus ojos levemente.
Agarrando con fuerza su arma, caminó lentamente hacia Kuro, y una vez estaba en rango comenzó a atacar sin cesar. A pesar de sus pasos lentos, sus ataques venían a una velocidad sorprendente, y parecía estar ganando terreno.
Sin embargo, Kuro simplemente los bloqueaba con su arma mientras tenía su otra mano en su espalda, mostrándose con una expresión aburrida.
—¡Deja de burlarte de mí! —exclamó Eira, cubriendo su arma con hielo.
Llevando su espada por encima de sus hombros, agarró esta con ambas manos e intentaría hacer un movimiento hacia abajo. Llegando hasta el suelo y chocando contra el mismo.
Del suelo donde impactó su arma se creó una púa de hielo de un par de centímetros, y un poco más al frente se haría otra, y así sucesivamente, trazando un camino de púas de hielo que se extendía de forma veloz.
En menos de un segundo llegaría a Kuro, quien saltó hacia un lado al último momento y logró esquivar dicho ataque.
—¿Eso es todo? -preguntó Kuro, sintiendo como se volvía más fuerte con cada ataque que bloqueaba.
Eira respiraba pesadamente, mientras apretaba con más fuerza su espada. Su mirada estaba enterrada en el suelo, aunque al cabo de unos segundos la dirigió directamente al chico.
—Seren.
Sus hermosos ojos celeste se tornaron blancos, y de un momento a otro una gran ventizca cubrió su cuerpo como tornado, dando vueltas y vueltas alrededor de ella.
Luego de elevarse un poco, aquella ventisca se disipó, demostrando al otro lado a Eira, aún flotando, aunque iba descendiendo.
Su vestido era totalmente blanco, al igual que su cabello, e incluso su espada había cambiado de color, teniendo un hermoso filo azulado. Se podía ver como sus ojos se notaban más vidriosos y cristalinos, aunque su semblante demostraba mayor seriedad.
—¿Kuro? Hmm...
La voz de la chica era más profunda, pero nuestro protagonista ya no podía pensar en cosas así, pues literalmente había desaparecido del lugar.
—¿Huh? —se preguntó al ver como esta ya no estaba.
—¿Me buscas a mí? —le susurró al oído.
Saltando del susto Kuro retrocedió varios metros, notando como la chica se encontraba detrás de él.
—No huyas de mi, querido... —susurró nuevamente, y Kuro de la misma forma se alejó inmediatamente.
—¡¿Qué está pasando?! —preguntó sobresaltado el chico.
No importaba cuántas veces se alejaba, la chica ya se encontraba detrás de él. Por esto, una vez sabía que estaba ahí, intentó dar una vuelta de ciento ochenta grados, y a la vez intentaría hacer un corte con su espada.
—¡Hah! —gritó Kuro al sentir contacto de su arma con la chica.
—¿Mm? —se cuestionó esta ante la reacción de Kuro.
El arma de Kuro se había detenido por completo, sin causar ni un mísero rasguño. ¿Lo peor? La chica detuvo el ataque con un solo dedo.
Tras esto, ella solo chasqueó sus dedos de la mano derecha, y los pies del chico quedarían congelados contra el suelo, neutralizando sus movimientos.
A diferencia del hielo que demostraba anteriormente, este era totalmente opaco, teniendo un color blanco ligeramente azulado.
—Esperaba más de ti... —diría la misma mientras daba vueltas alrededor del chico.
Sin embargo, aprovechando la situación, Kuro intentó atacarla nuevamente, pero esta detuvo su ataque al agarrar el arma con su mano.
—Es de mala educación interrumpir a una dama mientras habla —mencionó, y a la vez apretó un poco la espada, quebrándola en miles de pedacitos que cayeron al suelo —. Estoy enojada, pero a petición de Eira no te haré da-
A mitad de oración, los ojos de la chica brillaron de rojo durante unos segundos. Tras esto, su expresión cambiaría a uno de rabia, mientras miraba directamente al chico. Sin pensarlo dos veces, la chica tomó su arma con ambas manos. Del mango de la misma una leve luz celeste comenzaba a emanar, y aprovechando que Kuro estaba inmóvil, esta haría una estocada directamente al pecho del chico, atravesando al mismo completamente con su espada.
—¡GAH! —gritó Kuro debido al dolor sorpresa.
La chica entonces apretó su espada un poco, y la misma fue cubierta en hielo cual atravesaría de la misma forma al chico.
Soltando su arma, Kuro caería arrodillado al suelo mientras intentaba soportar el dolor.
—Tsk tsk tsk. Tremenda decepción que eres. —diría nuevamente mientras miraba con disgusto al chico.
Sin embargo, el color del mundo lentamente se tornaba gris, hasta el punto punto todo movimiento y sonido cesaría por completo.
~¿Otra vez en esta situación?
Al subir su mirada, el chico pudo notar como entre él y su enemiga se encontraba Tinieblas, tomando la apariencia del chico, con sus icónicos ojos oscuros.
—Tinieblas... ayúdame.
~¿El gran y mítico Kuro quiere mi ayuda? ¿Tan bajo haz caído?
—C-cállate... sé que no puedo ganarle.
~Acepto, pero con una condición.
—Solo avanza... hablamos después.
~Si quieres mi ayuda solo menciona mi nombre.
Una vez mencionó esto, el color del mundo regresó, y junto a ello la chica comenzaría a hablar.
—Hora de terminar cont-
—Caligo Middernacht.
Tan pronto el chico terminó de pronunciar el nombre, su cuerpo comenzaría a rodearse con todas las sombras de sus alrededores. De cada lugar con poca iluminación salía una sustancia oscura que cubría el cuerpo de Kuro, similar a como la chica se había transformado hace unos minutos.
Tras un tiempo, el cuerpo del chico asimiló dichas sombras, y al otro lado se pudo ver al joven de pie, mirando directamente a los ojos de su contraria.
—Bueno bueno bueno. Pero a quién tenemos aquí... —su profunda voz causaría un eco alrededor de la zona.
Con una repentina expulsión de llamas, el cuerpo del chico se encendió en ellas, derritiendo el pedazo de hielo que tenía incrustado en el pecho, para luego retirar el arma y lanzarla al suelo.
Una vez finalizó, las flamas se disiparon en el aire, y el chico prosiguió a estirarse un poco.
—¿Caligo...? —se preguntó la chica al ver lo que ocurría.
—Seren, la Reina del Cero Absoluto. Veo que no has cambiado en lo absoluto. —respondió Caligo con una sonrisa en su rostro.
El chico tomó el collar que llevaba en su pecho y quebró el mismo. Una luz verdosa estalló en ese lugar, cubriendo su cuerpo como un aura que duraría varios segundos. Tras esto, la herida que había había ya no se encontraba, pues había sido regenerada por el collar de protección.
—Llegó el momento de la venganza.