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Chapter 17 - Ejército Rebelde

Bajando con cautela las escaleras, el chico tragó hondo, y pensó:

"Solo espero que no sea una trampa..."

El descenso se hizo infinito, sus oídos acostumbrados a las pisadas de ambos. A medida que pasaba un escalón, la temperatura bajaba de igual manera...

—Bueno, llegamos. —pronunció el bestia de pelaje gris bajo su aliento.

Frente a ellos había una puerta. Una simple puerta separaba a Kuro de lo que sea que Held tenía en mente. Este estando al frente, tomó la manija de la puerta y empujó.

Al otro lado, el pelinegro soltó un:

—Woah... —por instinto, mirando con gran sorpresa el lugar.

En contraste con la estética abandonada de calabozo que tenían las escaleras, lo que había tras la puerta era una habitación casi igual de grande que la sala del trono de Alos, la capital humana. El suelo estaba constituido de cuarzo, combinando con grandes pilares de mármol que conectaban con los arcos del tejado. La habitación se extendía en altura decenas de metros, y la arquitectura demostraba ser de origen antiguo, teniendo una atmósfera similar a aquella de una iglesia de gran tamaño.

Sin embargo, al entrar a la misma, Kuro fijaba sus ojos en la fuente que lo iluminaba todo. A varios metros colgando del techo había una gran esfera de luz, tan opaca que daba la apariencia de ser un mini sol. Gracias a esto, hasta la alfombra roja que se extendía desde la entrada hasta, al parecer, un trono, reflejaban levemente parte de esa luz.

—¡Líder! ¡Finalmente ha regresado! —palabras de felicidad salieron de alguien cercano. Un hombre Bestia un poco más bajo que Held corrió a sus brazos y lo apretó con fuerza. Lágrimas bajaban por su rostro mientras abrazaba al "campeón" de Leonardo.

Decenas de hombres y mujeres Bestia llegaron a la escena, mirando a los jóvenes con amplias sonrisas en sus rostros, y con claro alivio que se notaba al ver sus ojos. Siendo esta la primera exposición de Kuro ante personas de la raza, se sorprendió al ver la cantidad de variación de uno al otro. Algunos parecían humanos, teniendo simples características como orejas diferentes, o colas. Sin embargo, otros parecían completamente animales, poseyendo pocas cualidades humanas, tal como Held y Silva.

El chico recordó parte de la explicación que había recibido al llegar. Esperance, el reino de las Bestias, permitía la entrada y estadía de cualquier raza, cosa que explica las diferencias drásticas entre cada persona. Al analizar un poco la situación...

"Parece que estoy en Esperance después de todo... ¿pero acaso no habían prohibido la entrada de otras razas?"

—Oye líder, ¿quién está contigo? —preguntó una fémina del grupo.

—Oh, este es Kuro —expresó extendiendo una de sus manos al chico —, y gracias a él pude escapar del Vermaak. En lo que me pongo al día, ¿alguien le puede explicar la situación? —preguntó Held.

—Yo me encargo. —respondió una figura encapuchada, teniendo nuevamente una voz de chica.

—Perfecto. —contestó Held.

En cuestión de segundos, todo el grupo desapareció por otra puerta, mientras que Kuro se había quedado en la habitación con la chica. En primer lugar, ¿por qué estaba encapuchada?

—Umm... —el silencio que hubo duró una eternidad, así que Kuro rompió el silencio —, ¿cómo te llamas?

—Solo llámeme Eli, ¿puedo preguntarte algo?

—Ehh... si, claro. Adelante. —sin saber en qué tipo de situación se había metido, otra vez, solo aceptó que su vida en ese mundo no estaría tranquila.

—Eres... ¿humano?

Ahí estaba. La pregunta que el chico temía. ¿Decía que si? Pero el reino al parecer no les daba la bienvenida... ¿podría decir que no? Pero entonces si le hacían alguna prueba se iba a ver sospechoso... dando vueltas en sus pensamientos, fue interrumpido finalmente.

~Puedes decir la verdad.

Tras escuchar esto, el chico se encogió de hombros y soltó un leve suspiro.

—Es correcto, soy parte del Gremio de Alos. —respondió el chico sin perder a la figura de vista.

Unos segundos de silencio más tarde, de manera lenta la chica quitó la capucha que cubría su cabeza, demostrando que también pertenecía a la raza de las Bestias. No obstante, era de aquellos que parecían humanos, pues su piel morena brillaba levemente con la luz. Tras un pequeño escaneo, el chico notó como ella solo contaba con orejas de animal de color café, al menos lo que pudo ver. ¿Parecían tener características de ser orejas de lobo? Más sin embargo, el chico no estaba seguro de su observación. Parte de su cabello quedaría bajo la capucha, por lo que no pudo saber de la longitud de este. Sin embargo, la chica tenía el cabello café, con la misma tonalidad de sus orejas, y junto a ello, sus hermosos ojos esmeralda llamaron la atención del chico, quien regresó a la realidad al ver como ella desvió su mirada, seguramente porque Kuro no paraba de observarla.

—Ahem, como no eres de aquí supongo que no es necesario cubrirme... —comentó la chica.

—No estoy seguro de que entiendo... —respondió Kuro, rascando levemente su cabeza de confusión.

—Presta atención, no voy a repetirme. —dijo la chica, sentándose en la alfombra.

Siguiendo sus pasos, el chico se acercó un poco y tomó asiento, atento a las palabras de la chica.

—Te doy la bienvenida a la base de operaciones del Ejército Rebelde de Esperance. Nuestro principal objetivo es usurpar el trono en el Palacio Real, en Castell.

—Okay okay, ¿un golpe de estado? —preguntó Kuro.

"Ya me querían matar en el Imperio Humano, ¿realmente me voy a unir a una revolución en el reino de las Bestias?" pensó Kuro al saber a donde iba esto.

—Magnus Basatia quebró leyes que llevan desde la concepción del reino. Ha causado la muerte de miles de inocentes, y esclavizado a cientos de niños. Más allá de ello, se le ha encontrado en términos amigables con la Familia Silverini de Dimane, incluso creando el famoso Vermaak, donde personas inocentes luchan en duelos a muerte simplemente para el entretenimiento de esos desquiciados...

"Hmm, así que de eso se trata..."

—¿Por eso el Ejército Rebelde?

—Correcto. Nuestro líder, Held, ha demostrado tener las cualidades necesarias para liderar Esperance como nuestros pasados monarcas, y muchos están aquí para llevarlo al trono...

—Curioso, "muchos están aquí", ¿tu no eres de ellos? —preguntó el chico.

—Buena observación, Kuro. Bueno, confío en que puedes guardar un secreto, sígueme un momento.

La chica se levantaría del suelo, comenzando a caminar hacia el trono. Con curiosidad, Kuro simplemente fue detrás de ella, después de todo sería confiado con aquel "secreto".

Detrás del trono había otra puerta, y al ser abierta pudo ver como simplemente era una habitación normal. "Eli" tomó asiento en la cama del lugar, y el chico tras cerrar la puerta, se sentó en una silla al lado opuesto.

—Aquí no nos escucharán.

—Ajá, soy todo oídos.

—Me presento formalmente: mi nombre es Elizabeth Basatia, hija del monarca de Esperance y actual heredera al trono.

"Woah, eso sí no lo ví venir."

—Realeza huh, ¿qué haces en el Ejército Rebelde entonces?

—Espera, ¿esa es tu reacción? ¿No vas a exponerme al ejército o algo para subir tu estatus? —preguntó la chica confusa.

—Hmmm... no. Realmente no me importa el ejército, acabo de llegar al reino, ¿qué esperabas?

—Buen punto... respondiendo a tu pregunta, concuerdo con la idea de destronar a mi padre. Es un cretino egoísta que solo piensa en sí mismo. —a medida que continuaba su oración, su frente se arrugada levemente mientras cerraba con fuerza sus puños.

—Hey, tranquila...

—Lo siento, ahem. Por eso decidí unirme a la rebelión, por tal de mejorar el estado de Esperance y traer justicia a todos los crímenes del rey... pero no estoy de acuerdo con los planes de los rebeldes una vez asuman el poder, al igual de que no le tengo confianza al líder, Held. —bajó su mirada al suelo.

"¿Cómo le digo que no me importa la situación? No es tarde para escapar de que me pidan ay-"

—¡Así que pido tu ayuda! —exclamó Elizabeth, interrumpiendo los pensamientos del pelinegro.

Estaba por negarse, pero la chica Bestia se arrodilló en el suelo, agachada para rogarle al chico.

—Sé que es egoísta de mi parte pedirte que te hagas enemigo del Ejército Imperial y del Ejército Rebelde por mí, pero realmente necesito tu ayuda...

—Espera espera espera, apenas me conociste hace cinco minutos, ¿por qué tienes tanta confianza en mí? —preguntó extrañado, sintiéndose algo avergonzado por la situación.

—Mi madre solía decir: "un humano con el poder de las sombras traerá días de paz y gloria para Esperance", y con solo verte estoy segura de que eres capaz d-

—¿Cómo sabes que tengo magia de sombras? —preguntó el chico extrañado.

~Visualización de Estados. Pocos son capaces, pero es posible que ella fuera capaz de ver tu estado...

—¿Acaso eres capaz de ver mi estado? —continuó el chico.

—Oh, no puedo creer que acertaras, pero es correcto.

"Caligo, ayúdame a pensar en una excusa para salir de esta situación..."

.......silencio.......

"Eres lo peor."

—¿Qué tiene que ver que use las sombras? No soy un salvador ni nada de eso...

—No lo sé, pero no tengo otra opción. La rebelión está a nada de dar su ataque final, y no sólo ascenderá al poder alguien que no es apto, pero también morirán miles de inocentes en la guerra que se avecina... así que llegaste en el momento indicado...

—Me niego. No tengo razón para arriesgar mi vida por un reino al que acabo de llegar. La última vez que iba a intentar eso fui traicionado.

El chico recordó aquél momento en el que fue expulsado por Alan, y por supuesto, la muerte que experimentó a manos de los héroes.

—¿¡Qué deseas!? ¿Dinero? ¿Fama? ¿Poder? —preguntó la chica exasperada.

—Poder. Necesito poder. —respondió el chico.

Luego de su respuesta, Elizabeth tomó unos segundos para pensar en algo. ¿Acaso tenía algo en mente? Se veía algo preocupada, pero aún así decidió hablar.

—Esto es un secreto familiar pero, si me ayudas puedo ayudarte a volverte más fuerte. —respondió la chica.

—Si realmente sabes cómo, ¿por qué no usaste ese método para volverte más fuerte tú? —contestó Kuro, buscando fallos en su plan.

—Es un lugar prohibido al que sólo puede accesar el monarca, no es como si no lo hubiera intentado...

—Digamos que te creo, ¿cómo me ayudaría ir a ese lugar?

—Durante los miles de años de Esperance, cada monarca ha salido del lugar siendo de tres a cuatro veces más poderosos que antes. Es el secreto mejor guardado del reino, y nadie además de Magnus sabe lo que se encuentra ahí...

"¿Conoces algo Caligo?" preguntó el chico.

~El Vestigio de los Reyes.

"Hmm... si sabes lo que es significa que vale la pena."

Tras un suspiro,

—Ah, está bien. Te ayudaré, pero espero que sea verdad lo que dices.

—¡Excelente! ¡Muchas gracias!

"Todos los hombres son iguales, obsesionados con poder..." pensó la princesa mientras le agradecía al joven.

No obstante, el chico se levantó de su asiento, mirando directamente a su contraria. De un segundo a otro esta sintió un escalofrío mortal. Aquella mirada que recibió de Kuro estremeció sus interiores, y sentía como este miraba hasta lo más profundo de su alma.

—Cuéntame su plan. —interrumpió el chico.

Tragando hondo, Elizabeth comenzaría a relatar el plan que tenía en mente para destronar a su padre, y eliminar el peligro del Ejército Rebelde.