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Chapter 19 - Perseguidos en sueños (Parte 4)

Le tomó un día más tomar el valor de hablar con Luciel, aprovechó una de las noches en las que debían ir a recoger lo que pudiera ofrecer el camino para hacer fuego. Daba vueltas en su cabeza sobre como preguntar, que preguntaría Luciel y como respondería a todas esas preguntas. Lo hallo aquella vez con su sexo en la mano, su mente estaba en otro lugar, ni siquiera se dio cuenta de su presencia cuando lo hacía. Aturdido intentó regresar, esconderse, divagaba en la imagen que ahora se presentaba cada que cerraba los ojos. «Sera su forma de lidiar son el estrés, si eso debe ser» Olvidó por completo su propósito inicial. El suceso sirvió de excusa para no acercarse.

—¿Lo viste? —dijo Sergius quien apareció de la nada en el campamento. El silencio le hizo continuar. —Lo ha hecho todos los días desde que salieron de la academia. Por lo menos es lo que creo, no me he asegurado de ello.

—Por... ¿Por qué sigue hablando conmigo?

—Es divertido, ¿por qué crees que el director está interesado en ti?

—... ¿Es divertido?

—Vaya, también eres listo. —rio con el silencio que le otorgó Justitia.

—Sabes, no se mucho de magos, pero el director confía en que no perderá la cabeza, no aun por lo menos. ¿Tú que dices?, yo le doy un mes como mucho.

—...Él, está loco.

—Palabras duras, ten cuidado de que no te escuche el director, es su favorito. Aunque dudo que lo hagas, solo hablas si te lo ordenan.

Justitia se alejó. Busco un poco de seguridad con Agony quien no reparaba en mostrar sus sentimientos hacia Sergius, o incluso hacia él. Ella había llegado años después al calabozo, nunca dejó de hablar aun cuando eso solo le daba peores castigos, le sorprendía luego de tantos años que le hubiesen dejado conservar la lengua. Descansar con ella era como estar de vuelta en la celda, en completo silencio mirando a un punto en la lejanía, esperando las voces de alguien para que salieran a pelear por seguir vivos. Se preguntaba por las pesadillas que tenía ella, si acaso serian igual que las de él. Si acaso también se despertaría como él, era más fuerte que él, más valiente, era mejor que él. Solo él tendría esas pesadillas al dormir, creyó que solo alguien como él las merecía.

Su camino continuó, y así como sus pesadillas los demonios aparecían solo en ciertos lugares, esperaban siempre en los sitios donde ellos estarían solos, donde nadie más los vería y desaparecían por la mañana, donde lo único que quedaba eran resoplidos de alguien que no podía descansar.

Recorrieron tres pueblos más antes de que se mostrara cansancio en Sergius, para ese punto ni si quiera las prostitutas parecían darle ánimos suficientes para algo más que una visita rápida. Justitia estaba cansado de las banderillas de colores, estaba cansado de los vestidos de colores, prefería verlo todo gris, en tintes de solo dos colores, algo así sería más sencillo, solo dos colores, no necesitaba más.

A veces las pesadillas se hacían más vívidas, a veces los rostros de los niños en los pueblos tomaban apariencias familiares, mórbidas, rojizas, y esas pesadillas eran las peores porque no estaba dormido, solo debía aguantar hasta que se fueran. En una ocasión recordó el rostro de Jeria rogándole de vuelta en aquel oscuro lugar donde había perdido todo, aquella vez fue la peor, aquella vez algo dentro suyo decidió no tomar una decisión de vuelta, aquel sueño siempre le hacía despertar gritando. Por suerte quien lo escuchó fue Agony.

—Hacía tiempo no te despertabas así... —Estaba a un lado de él, quería ayudarlo y aun así lo único que sentía venir de ella era lástima. Una lástima que le dolía en el pecho.

—¿No me escucharon?

—No lo creo, Sergius y Poena están muertos de cansancio. Luciel... bueno él ha estado raro.

—Debe estar durmiendo mal... —dijo lo primero que se le ocurrió, aún estaba despertando, no comprendía del todo porque Agony hablaba con él.

—¿Qué debería hacer?, creo que me reconoció... —dijo Agony. Su forma de comportarse era más femenina, estaba feliz y preocupada. Sonrosada. «¿Como voy a saberlo? ¿Cuándo me convertí yo en el que tiene las respuestas?, nunca lo fui, nunca lo quise ser. ¿Por qué no puedo ser como Poena? solo existir y tomar órdenes» Volvió a dar vueltas sobre la presión que sentía, era como un animal para ese punto, un cachorro de nadie. Ella insistió —...Di algo

—¿Po-por qué lo dices?

—Es, solo que no ha dejado de verme durante días, creo que sospecha algo... me está haciendo dudar.

Comprendía a lo que ella se refería, la forma en que la veía era de interés, un interés en específico. Luciel solía mirar a las mujeres de esa forma de vez en cuando, disimulaba, se avergonzaba, pero algunas veces las incitaba. Coqueteaba con ellas aun cuando no fuese a hacer nada más, las pocas veces que llegó a presenciarlo le sorprendió la facilidad con que lo hacía. Agony tenía un rostro similar en este momento, le interesaba, pero no como ella estaba pensando.

—...deberías decir algo. —insistió Agony

—Cre-Creo que deberías tener cuidado. Luciel lleva un tiempo extraño... creo que tanta magia le ha afectado.

—¿Dices que no se fijaría en mi cuerdo?, que así de poco le importo. ¿Recuerdas las cartas?... sabes que, olvídalo. No se para que te hable.

No pudo reconciliar el sueño esa noche. Cada que cerraba los ojos veía a Jeria, a veces a Agony encadenada de la misma forma. «Si Luciel la descubre, será igual, terminará igual que ella. Me alegra no tener que decidir esta vez yo» El pensamiento le puso un nudo en la garganta. La culpa le impidió dirigirle la mirada a Luciel o Agony al día siguiente.