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Chapter 10 - Capítulo 10: Feng Dingbang (3)

Capítulo 10: Feng Dingbang (3)

La cara de absoluto desconcierto de la tía Lan era demasiado clara. Realmente me sentí un poco ofendida por eso, pero lo olvide recordando que se suponía que en esta vida nunca me había acercado a una cocina. Mis padres originales se habían rendido con respecto a mi educación, como una pérdida de tiempo, pero eran lo suficientemente orgullosos como para no permitir que su única hija cocinara. Y si de por si era una inútil sin gracia alguna, también era una mujer inútil en el sentido tradicional de la palabra.

Suspire de nuevo. Ultimadamente solo hacia eso.

"Aunque no lo parezca he cocinado antes. Platos sencillos, por supuesto" en las novelas las protagonistas siempre demostraban sus cambios poco a poco para no llamar la atención, así que yo debería hacer lo mismo "Si no te importa, me gustaría intentar hacer el desayuno hoy... ¡Podrías supervisarme! ¿Qué dices, tía Lan?" también era importante no mostrarme demasiado dominante. La cocina era el terreno de la tía Lan. No entras sin permiso a una casa y empiezas a tomar cosas y reorganizar otras.

Tía Lan se vio contrariada con la idea. Por un lado pensaba que si la señorita Hu quería experimentar con la cocina podría hacerlo en otro momento que no moleste su tiempo de trabajo, pero por el otro lado, no le parecía una idea descabellada. Este último mes le había sido suficiente para tomarle un poco de cariño a Hu Bai Ling, mostrándose como una persona dulce a la que no le gustaba propasar los límites de cada uno. Una muestra de respeto que le agrado a la tradicional tía Lan.

Después de unos segundos de vacilación pensó que no sería dañino dejarla. Aún era temprano, y si ella misma supervisaba su trabajo podría darse el tiempo suficiente de volver a preparar un nuevo desayuno. Además el señor de los Feng no le gustaba desayunar, y de seguro no tardaría en salir de su habitación para inmediatamente después, y sin decir media palabra, viajar a su oficina. El siguiente punto eran los jóvenes amos, y sabiendo del gran amor de estos por su madre, de seguro comerían gustosos inclusive un huevo quemado si se los preparaba su madre.

Sin más que decir, tía Lan acepto la propuesta de Hu Bai Ling.

Esta sonrió aliviada y enérgica con la aprobación de la que ella consideraba la verdadera señora de la familia. Y no estaba tan equivocada, después de todo la tía Lan era la segunda madre de Feng Dingbang.

Rápidamente y sin perder tiempo, toma todos los ingredientes para el desayuno americano que planea hacer. Tiene esta fantasía de una madre recibiendo a sus hijos en la mañana con un estupendo desayuno, teniendo una charla mientras comen, hablar de lo divertido que les pareció el otro día. Entonces el hermano menor diría algo para lucirse, y la mayor diría un comentario divertido para molestarlo, y luego todos reirían contentos.

Con eso en mente, y una sonrisa tonta en la cara, Hu Bai Ling empezó su trabajo.

Tía Lan estaba gratamente sorprendida. Esperaba ver que Hu Bai Ling fuera torpe y poco dedicada a la hora de cocinar, que tiraría accidentalmente la masa por no fijarse mientras se movía, o que se quemaría una o dos veces con la sartén y el aceite de las salchichas. Sin embargo, era todo lo contrario, pareciera un ama de casa experimentada. No solo se tomaba el tiempo correcto en cada ingrediente, era limpia y organizada, y tenía una comprensión espacial de donde dejaba cada cosa.

No pudo evitar que se le escapara gemido de sorpresa al ver el bonito color de los panqueques.

"Prueba un poco, tía Lan" corto un trozo y con un tenedor se lo compartió.

Dudo un poco en aceptar, no porque desconfiara de la comida, de hecho se le antojaba mucho, fue porque Hu Bai Ling era la señora de los Feng, aun siendo solamente de nombre. Este era un trato que nunca en su vida había vivido, incluso la madre de Feng Dingbang se rigió por limites entre empleados y amos, debido a los tiempos más tradicionales, la conmovió gratamente este nuevo ambiente.

"Esta delicioso, señora Feng" dijo con soltura. Pero con esa simple frase toda la linda sonrisa de Hu Bai Ling se disolvió como agua.

"¿Eh?" solo fue un susurro, tan silencioso como un suspiro.

¿Señora Feng?

Estaba completamente desconcertada. Ni en esta vida, ni antes de regresar, se le había llamado de esa manera. Era de conocimiento general que ese puesto realmente no se le había entregado, ella solo estaba ahí para dedicarse a los jóvenes Feng, y la boda solo fue para evitar problemas. Ella no era un verdadero miembro de la familia Feng. Pero justo ahora la tía Lan acababa de mencionar algo que es una especie de tabú. Además no había sido otra que la misma tía Lan, la que Hu Bai Ling consideraba la segunda madre de los Feng.

Mientras su mente vagaba entre desconcierto, pánico y más desconcierto, tía Lan actuó como si lo que había mencionado no fuera diferente a decirte la hora. En su lugar solo ayudo a Hu Bai Ling a preparar jugo de naranja y algo de crema para los panqueques.

Ya eran más de las 8, y en ese momento los gemelos bajaron al primer piso vistiendo una linda pijama a juego. Para la niña un camisón hasta las rodillas estilo europeo, con algunos listones rosas alrededor de su cuello y muñecas. Para el niño una camisa blanca suelta, de mangas largas pero no ajustadas. Además de un pantalón marrón falso, que en realidad era de una tela cómoda y fresca, para nada ajustado. Por supuesto fue una compra en línea de parte de Hu Bai Ling, quien ya tenía varios más estilos en su línea de espera, incluyendo algunos conjuntos a juego para ella.

Al llegar a la cocina se encontraron con la mesa ya servida, panqueques con fresas y crema, huevos y salchichas, juego de naranja y pan fresco, y su brillante madre esperándolos a un lado.

"¡Hoy hice el desayuno! ¡Así que por favor disfrutémoslo juntos!" ella los llevo de sus manitas hasta la mesa. Los sentó en lado y lado, para después sentarse en la cabecera de la mesa, esperando con una sonrisa nerviosa.

Feng Xue y Feng Yang estaban sin palabras. Era la primera vez que su madre les cocinaba, y sinceramente todo se veía delicioso. Definitivamente no había esperado tan grato momento.

"¿Puedo tomar una foto primero?" pregunto Feng Xue. No se atrevía a tocar un centímetro de su comida hasta asegurarse de obtener un registro de ello primero, aun si se muriera por llevarse un gran trozo a la boca.

"¡Oh, sí! ¡Una cámara! ¡Iré por una!" Feng Yang también se unió, estando a punto de levantarse para correr por toda la villa en busca de una cámara.

"¡Yo me encargo de eso!" tía Lan interrumpió antes de que los niños se levantaran, sacando su celular para tomar tantas fotos como los niños necesitaran.

Hu Bai Ling se sentía enormemente alagada. Estaba orgullosa de su desayuno, y de lo mucho que les había gustado a todos. En su primera vida nunca cocino, no al menos hasta después de ser rescatada con Feng Dingbang, pero en ese tiempo, entre la inicial depresión y después los largos y constantes viajes, solo aprendió a hacer cosas sencillas. Además el dinero que le pasaba Feng Dingbang era constante, así que en realidad podía darse el lujo de simplemente comprarlo todo ya hecho.

Pero en su segunda vida tuvo que aprender a cocinar. Desde los siete años su madre la arrastro a la cocina. No le había dado en tiempo de aprender viendo primero y después intentar, tenía que aprender en el proceso. Cortar los vegetales hasta tener trozos uniformes y perfectos. Sazonar la carne y que estuviera perfectamente cocida. Memorizar el paso a paso de innumerables recetas, porque claro que su familia no comería lo mismo todos los días, ellos no eran tan pobres. Al final tuvo que aprender entre cortes y quemaduras. Era por eso que tenía unas manos tan feas y ásperas.

Al menos me sirvió para algo. Aunque hubiera preferido aprender de otra manera. Pensó con pesadumbre.

"¡Entonces vamos a comer!" inicio Hu Bai Ling olvidando esos recuerdos. Ya no importaba, ahora tendría una vida diferente.

Los dos niños la siguieron también, probando encantados el excelente platillo que le había preparado su amada madre.

"Eso luce delicioso" Hu Bai Ling se atraganto con un trozo del panqueque. Obligándose a toser con fuerza por la falta de aire. En su desesperación tomo rápidamente su jugo de naranja y se bebió la mitad de un trago. Obviamente empeorando la ya incómoda situación que se presentaba ante ella.

Feng Dingbang.

Feng Dingbang sentándose a la mesa con ellos.

¡¿Por qué?!

La respuesta en realidad era muy simple. Feng Dingbang se tomó el día libre. Creía que un merecido descanso después de tan exitoso proyecto no sería un problema, y esa mañana despertó muy temprano para hacer algo de ejercicio con sus hombres. Después de terminar iba a tomar un baño para después leer hasta que fuera hora del almuerzo. Pero al encontrarse con esta escena de una cálida familia que desayunaba amorosamente, sintió algo removerse en su garganta. Lo asocio con el antojo de querer probar el desayuno, aun si era algo que generalmente nunca hacía.

Los gemelos lo notaron antes de tan siquiera pronunciar palabra, de inmediato poniéndose a la defensiva. Eso lo esperaba. Tía Lan lo noto dos segundos después y se puso rígida al instante. De seguro por no haber preparado nada para él de antemano. No podía culparla, hace años que había dejado el desayuno de lado, pero aún era algo que debería tener en consideración como ama de llaves. Por un desperfecto así, muchos excelentes empleados podrían terminar en la calle. Esa reacción también la esperaba.

Lo que esperaba de Hu Bai Ling era que no lo notara hasta que él mismo se hiciera notar, pero lo que no esperaba era el pequeño acto de asfixia que prosiguió después. Rompiendo inmediatamente con toda la tensión que se había formado en el comedor, reemplazándola con preocupación. Inclusive él se sintió tentado a palmear su espalda para despejar sus pulmones.

"¡Mamá! ¡¿Estás bien?!"

"¡Mamá! ¡Mamá, respira!" los gemelos se mostraron vulnerables y desesperados al ver a su madre en ese estado, con los ojos llorosos y conteniendo la respiración.

Hu Bai Ling necesito de un par de minutos para poder recuperarse. Para después desear que se la tragara la tierra.

¡Otra vez con los encuentros vergonzosos!