Capítulo 11: Desayuno en una incómoda familia.
Ahí estaban. La imagen perfecta de una familia feliz y armoniosa que ella tanto había deseado, con Feng Dingbang sentado en la cabecera, ella a su derecha y los pequeños niños a la izquierda. Un desayuno estilo americano que parecía salido de una revista extranjera, y un día brillante afuera. Una imagen que en su primera vida tanto había querido cumplir. Demonios, cuanto deseo esto.
Solo que ellos no eran una familia verdadera. Ella solo era la niñera de los gemelos, Feng Dingbang solo era su jefe. Este desayuno en ningún momento fue preparado con la intención de compartirlo con la cabeza de la familia. Y estaba de más decir que este encantador día solo le estaba empezando a dar malestar estomacal.
¡Quería salir corriendo!
Después de casi morir por un trozo de panqueque, Feng Dingbang se había auto invitado a desayunar con ellos. ¿Por qué tenía que pasar así? Era cierto que siendo el único patriarca de la familia Feng podía hacer y deshacer a voluntad, pero si por ella fuera se hubiera negado a la idea de inmediato.
Era demasiado incomodo, tanto que su garganta no la dejaba pasar la comida adecuadamente.
Y ella no era la única infeliz con la idea. Los dos pequeños cuerpos de Feng Xue y Feng Yang se encogieron en un intento de callar su creciente molestia. Picoteando con furia su desayuno, deseando que de alguna manera, el daño ocasionado se trasfiriera al intruso al que debían llamar padre.
No podía creer que para una solo vez que se dignaba a desayunar con ellos, era solo para arruinar su tiempo con su madre. Definitivamente fue apropósito.
Por suerte Hu Bai Ling había hecho mucha comida de más, por lo que no hubo retrasos y Feng Dingbang tuvo un plato igual de lleno y hermoso que el de los demás.
Hu Bai Ling lloraba internamente.
Había estado fantaseando innumerables situaciones que sucederían en el desayuno con los gemelos.
Se había visto presentarles el delicioso platillo que sin esfuerzo había convertido en una obra de arte de fresas, crema y miel. Los niños se quedarían sin palabras y la aplaudirían, y con falsa modestia ella diría No es nada impresionante, pero sí que lo era. Ella misma estaba impresionada con el resultado tan bueno.
Para aprender a crear este tipo de decorado invirtió horas en su segunda vida, y materiales sacados de su propio bolsillo, todo porque quería impresionar a su segunda madre. Aunque fue un obvio fracaso.
Después los niños empezarían a comer sin dejar de mirarla con admiración, y ella solo recibiría en silencio los elogios. Inclusive permitiéndose ser un poco presumida. Y al dejar sus platos vacíos los dos dirían con un tono de cachorrito un ¡Mamá, quiero más!, y se pelearían por el último panqueque del plato, todo para que ella pudiera intervenir con un tono divertido calma, calma, se vería con asombrosa dignidad, y después como una madre experimentada diría Prepare mucho más para los dos, así que no peleen.
¡Era un plan perfecto!
¡Tan lindo!
Pero ahora todo eso estaba arruinado.
Vio con pesar como Feng Dingbang tomaba otro trozo de panqueque, lo mezclaba un poco con la crema y lo llevaba a su boca, lamiendo una migaja de crema en su mejilla, para después tomar otro trozo de esponjoso alimento.
Hu Bai Ling no pudo evitar pensar que tampoco le desagradaba la idea de verlo comer tan complacido algo en lo que ella se había esforzado tanto.
Pero aun así no podía evitar sentirse incomoda...
Feng Dingbang solo comía en silencio. Ignoraba todos los ojos que se dirigían e su dirección. Ojos asesinos, ojos asustados, ojos nerviosos, ojos ansiosos, y... unos ojos que solo miraban los panqueques con pesar.
Era cierto que el mismo había provocado este tipo de ambiente. Se suponía que él nunca se unía a la mesa, y las únicas ocasiones en las que se le vio compartiendo la mesa con sus hijos fueron en alguna que otra reunión importante en la que solo haría acto de presencia de sus hijos para demostrarles a todos a quienes deberían dirigirse con respeto en el futuro, pero estas ocasiones se podía contar con los dedos de una mano.
Realmente ni él sabía porque estaba ahí. Solo sabía que quería panqueques, y eso por alguna razón le pareció más que plausible. No sabía qué le pasaba.
Los dos gemelos terminaron de roer y desgarrar el ultimo bocado en sus platos. Pareciera que hasta ese momento no se habían percatado de cuanto habían consumido ya, reemplazando su constante agresión silenciosa por un inmenso arrepentimiento.
Se habían centrado tanto en estar molestos con su padre que no habían disfrutado del desayuno especial de su madre como deberían. ¿Cuántas oportunidades más tendrían para volver a vivir una experiencia así?
La incertidumbre provoco que sintieran ganas de llorar, pero no debían, eran niños fuertes.
"¿No hay más? ¡Quisiera comer un poco más?" Feng Yang, siendo el de voluntad más arriesgada, se aventuró a mostrar infantilismo frente a su padre.
Feng Xue reflexiono en pocos microsegundos sobre eso.
No era tan terrible pedir solo un poquito más, son niños y aún estan en pleno crecimiento. Un desayuno abundante es esencial para su desarrollo. Se supone que el gasto energético de un infante es más del doble que el de un adulto, esto debido al metabolismo acelerado y a los constantes arranques de energía que se presentan en la primera etapa de la vida. Se debe a que los niños usan esta energía para reconocer su entorno y fomentar relaciones con más grupos de su especie, un rasgo heredado de nuestros ancestros a causa de la evolución y las necesidades de sobrevivencia...
"Mis disculpas, joven amo, no me asegure de preparar una cantidad adecuada de alimentos. Me confié demasiado en la señora Feng y su increíble habilidad, por lo que me descuide en mis labores. Por favor espere un momento y permítame preparar una porción más para usted."
Ambos niños Feng se miraron abatidos.
Así que no había más del delicioso desayuno especial de su madre.
Tuvieron un momento de desesperanza, para inmediatamente después girar sus cabezas hasta la cabecera de la mesa.
¡Su madre había preparado más que suficiente para ellos! ¡Fue su padre el que les robo!
Por primera vez en mucho tiempo tuvieron una rabieta y arrugaron sus caras, casi como deberían actuar los niños de su edad.
Hu Bai Ling agudizó sus oídos en cuanto escuchó la petición del niño, sintiéndose miserable.
Ese era el momento que tanto había esperado, en donde se suponía que haría la paz ofreciendo los demás panqueques sobrantes, pero ya no era posible, se los estaban comiendo.
Había fallado en esto...
Feng Dingbang capto todas las miradas sin necesidad de levantar la vista, solo deteniendo su tenedor a medio camino.
Era claro que no era bienvenido. Esta comida no era para él, nunca lo fue, ni siquiera había sido tomado en cuenta, solo le habían dado su parte por temor a ser reprendidos.
Todos guardaron silencio al escuchar el metal contra la porcelana del plato. Un sonido seco.
"Tomaré una ducha, pueden quedarse con mi parte" tomo una servilleta y limpio con gracia sus delgados labios. No demostró ninguna grieta en esa expresión estoica.
Bai Ling sintió una opresión en su pecho en cuanto lo vio arrojar el trozo de tela y levantarse. Por alguna razón sentía como si estuviera haciendo algo mal en ese momento, algo cruel.
Realmente sintió la necesidad de detenerlo y decirle que por favor terminara de desayunar, que le haría bien a su cuerpo, que no era saludable saltearse una comida tan importante, por más fuerte que fuera, que por favor no lo dejara a medias. Pero esas palabras no salieron de su boca. Estaba asustada de arruinar sus esfuerzos y molestar a Feng Dingbang.
Pero eso solo la hizo sentir peor.
Ya no podía ver su perfecto desayuno con tanta felicidad. Ya no le importaba las fantasías que había tenido hace solo unos momentos. Solo se sentía mal.