Capítulo 15: Siendo protegida (2)
Fui llevada a mi habitación.
No se dijo mucho más después de que arrastraran a mi madre fuera de la propiedad Feng. Tía Lan le pidió a Nemo que me levantara y me llevara arriba. Al parecer no me había dado cuenta que no tenía fuerzas en las piernas, y si no fuera por él de seguro seguiría en el suelo.
Los gemelos me siguieron como dos perros guardianes, rabiosos si notaban algo que me incomodara. Sus rostros simplemente eran muestra de preocupación y una ira bien enterrada para después. No se alejaron de mi lado en todo el proceso en el que la tía Lan sano los golpes en mis mejillas.
Ni siquiera era gran cosa, solo dos cachetadas a cada lado, desaparecerían después de uno o dos días, los golpes de mi primer padre eran peores. Mi segunda madre era la principal encargada de disciplinarme, sus golpes siempre eran con objetos, como una escoba o un florero. Mi segundo padre golpeaba solo una vez, pero en más de una ocasión me dejó inconsciente. Las heridas y golpes cuando me secuestraron fueron el infierno, pero hoy lo recordaba más como un dolor hormigueante y lejano, confuso en el mejor de los casos, aterrador en el más común, entraba en pánico antes de interiorizar en eso. Este tipo de golpes no era nada, no era necesaria tanta atención.
Pero no exprese esto, no exprese nada. Solo les dije que estaba cansada, que debería dormir un poco. Me dejaron sola, no les deje muchas opciones.
Incluso cuando los gemelos se vieron notablemente heridos por mi rechazo, no hice nada. Me oculté entre las sábanas, enterrándome entre la almohada, imaginando que de alguna manera lograba desaparecer dentro de esta.
La almohada siempre oculta los sollozos, entre más aprietes menos se escucha. Yo apreté hasta dejar de respirar, eso detuvo un poco los sollozos.
De alguna manera me quede dormida.
Al despertar ya era de noche y mi habitación estaba tan oscura, como si fuera un lugar olvidado en la nada misma. No reaccione bien hasta que note la luz que salía al otro lado de la ventana, un trozo rectangular de iluminación plateada, completamente resaltando de la negrura alrededor.
Había luna llena.
Mi amada luna.
Camine fuera de la cama sintiéndome ligera, como si mi cuerpo fuera insensible al tacto, como te sientes cuando acabas de curarte de una fiebre intensa.
Respire hondo en el balcón. Casi nunca lo utilizaba, pero empezaba a creer que debería hacerlo más a menudo, en especial con tan buena compañía.
La luna era reconfortante, no duele, no es opresiva, es hermosa, siempre me acobija. En esta vida o en las dos anteriores, ella siempre está ahí sin cambios.
"Lo estoy haciendo bien. Me seguiré esforzando" inhale para después sonreír "Fue bueno verte" después solté todo y salí hacia al primer piso.
Baje las escaleras de dos en dos, aprovechando que tenía unas pantuflas negras cómodas. Estaba hambrienta, había desayunado bien, pero me había saltado el almuerzo, y ahora mi cuerpo me lo resentía.
Suspire. Debí revisar la hora, la sala esta tan vacía, debe ser muy tarde ya.
Casi maldije de frustración mientras buscaba un reloj de pared o cualquier cosa con un reloj, en lugar de eso solo habían piezas de arte y muebles, una decoración sin sentimiento alguno.
Me rendí y decidí ir a la cocina para prepararme algo, sorprendiéndome de encontrar a los gemelos tomando bebidas calientes mientras la tía Lan limpiaba lo que parecía ser los restos de una comida que apenas si se tocó.
Sus dos pares de ojos de levantaron sincronizadas, a veces no podía evitar la inevitable ternura que eso me daba. Solo quería restregar mis manos en sus mejillas.
"¡Mamá!"
"¡Despertaste!"
Su notable preocupación solo hizo que mis mejillas se sonrojaran, era vergonzoso ser tan amaba, más aun cuando no hiciste nada grandioso para merecerlo.
"Si, yo, er... tenía hambre..." ahora debería parecer un tomate por lo tonta que me sentía, pero simplemente no sabía cómo empezar a hablar sobre lo que había sucedido.
"¡Le calentare ahora mismo!" inclusive la tía Lan se notaba tensa. Prácticamente volaba mientras iba hasta el horno y la nevera, sacando un poco de aquí y allá para mí. Me hizo sonreír.
Feng Xue era una bolita de nervios, buscando una manera de abarcar el tema mientras enredaba sus dedos en su falda larga. A mi otro lado, Feng Yang fruncía el ceño más de lo que nunca creí que podría hacerlo, de seguro tan lleno de ideas, pero no sabría cuál era la mejor.
Esta situación era agotadora, realmente había arruinado toda la pacifica vida que teníamos. Me había agriado en la melancolía, y eso había contaminado todo lo demás.
Acaricie sus dos cabecitas y los abrace suavemente, solo estando en silencio un par de segundos. No hablaría de eso con ellos, era demasiado complicado y abarcaba temas como mi muerte y la reencarnación, imagínate eso.
Pero aún tenía que decir algo para tranquilizarlos, quizás compartirles un poco de mi tragedia. No, no es una buena idea, son niños, los niños no deben vivir enredados en los problemas de otros. Los niños solo deben preocuparse en jugar y aprender.
"Está bien, nunca volverá a pasar. Ahora estoy aquí" no era una mentira, mientras estuviera bajo el ala de Feng Dingbang, y tuviera el amor de los dos, estaría a salvo.
Vi como sus expresiones contrariadas se derretían poco a poco en sonrisas amargas, estando de acuerdo, pero notando mi evasiva. Chicos listos.
"¡Recientemente aprendí algunos trucos en línea para mejorar los panqueque! ¡Voy a probarlos mañana!" había buscado videos en línea, y ahora estaba más o menos segura de que podría hacer figuras de animales y decorarlas con crema y frutas. Esperaba que fuera una sorpresa, pero servía para endulzar la situación.
Funciono. Los dos aun eran niños, muy inteligentes, pero aún muy sobornables, y una buena madre siempre conoce la manera de aprovecharse de eso. ¡Siempre preparada para cada situación!
Se sentaron en silencio a mí alrededor, viéndome comer con todos mis ánimos renovados. Un poco incómoda, seis pares de ojos no eran algo que mejorara tu apetito, pero me las arregle pensando en los lindos patrones y figuras de las recetas que vi en línea. Empezaría a utilizar más la cocina mientras los gemelos no estaban, así podría sorprenderlos y recibiría sus elogios. Ellos pensarían que soy una genio en la cocina, pero la verdad seria que era un arduo trabajo de prueba y error, esta verdad no la descubrirían ni aunque me torturaran. No permitiría que se rompiera la ilusión de una madre capaz que tanto me estaba esforzando en crear. Me llevaría el secreto a la tumba, ¡Decidido!
Después de comer nos estábamos dirigiendo a la segunda planta cuando recordé mi pequeño momento de frustración con los relojes. Me preguntaba si en algún momento, si acumulaba suficientes puntos, se me permitiría redecorar un poco, quizás un lindo reloj de búho de madera oscura, o algunas plantas con toques de flores coloridas, o una de esas lámparas colgantes de luz cálida. Había visto algunas geniales en las películas, y cuando viaje fuera del país conocí muchos estilos que me enamoraron. Era una lástima que ya no tuviera todas esas fotos que tome. Estúpido en retrospectiva, tener más de quinientas fotos de solo lámparas.
Realmente me esforzaría mucho para que se permitiera eso.
¡Ah! ¿Y qué tal dibujos en la puerta de la nevera? Nada dice 'Hogar dulce hogar' como dibujos mal hechos en la puerta de la nevera, sujetados con lindos imanes de fruta o de dulces, o de animalitos. Había visto unos muy lindos en forma de cactus. ¡Los pondría en el carrito después de ducharme! ¡Bendita sea la tarjeta negra de los Feng!
Estaba divagando cientos de buenas ideas hasta que la puerta se abrió y unos pasos casi inaudibles pero pesados llegaron a la sala.
No ahora, por favor...