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Chapter 31 - Temor Lunar I.

Lu y Yalep recordaron los buenos tiempos en la montaña serrando madera. Mientras volvían al carruaje los dos vieron el cielo estrellado y en medio la luminosa luna llena. Los dos niños guardaron la leña. Maldra los regañó por llegar tarde. 

—¿Cuál es el problema? Siempre caminamos de noche y nunca dices nada —. Aclaró Lu.

—Hoy es diferente. Hay luna llena y se acabó —. Dijo Maldra desde adentro de su carruaje. 

—Pero aquel día en la ciudad de las máscaras caminamos con luna llena.

—Ese día te salvé el pellejo ¿por qué insistes en el tema? No caminamos en luna llena. Es mi regla. 

—Adelante, no me digas las cosas como siempre y queda como el estúpido hombre que le teme a la luna ¿acaso crees que te caerá en sima o algo así?

De una patada Maldra abrió la puerta. La tomó del cuello de su vestido. Lu no podía tocar el suelo. La luz azul regresó a las manos de la niña. Su corazón latía a toda velocidad. «Vamos, ríete de lo que no entiendes mocosa insolente pero después no vengas llorando por las consecuencias de hacerlo». De una bofetada la dejó tirada en el suelo. En la mano del hombre de piel morena quedó un trozo de su vestido blanco. Con su brillo en manos y piernas ella huyó llorando de terror. Yalep quedó paralizado por lo rápido que escaló la situación. 

Lu corrió dejando huellas hasta encontrar una gran roca donde subió para sentirse mal. Se odiaba por sus palabras. Se regañó a sí misma al llamarse monstruo. Apenada se dio cuenta que la observaban. «¡Lenet!» No pudo limpiar sus lágrimas.

—Que no te de pena hablar sola, a veces lo hago porque quien más puede entenderlo a uno que uno mismo.

Ella tampoco pudo ocultar su mejilla roja ni la parte del cuello del vestido faltante. Bli preguntó por lo ocurrido. Se llamó a sí misma «tonta» al final de su historia. 

—Querer comprender a una persona no es tonto. Simplemente no lo sabías. 

— ¿Qué pasó con Maldra para que le tema tanto a la Luna?

—Si la luna llena acompaña tu velada, mis ojos no se apartarán de ti por nada. 

Lu preguntó por el significado de esa frase. Riendo y sintiéndose extraño a la vez Bli contestó:

—Vez la luna, mi madre la hizo. Todo lo que ves: el cielo, los árboles, las estrellas, tú y yo. Ella quería que su creación la venerara por siempre, por eso hizo la luna. Para que los hijos de la tierra la esculpieran e impregnaran su rostro en el cielo. Nunca llegó a pasar tal cosa. 

—Supongo que por lo que me has contado. 

—Por eso mi tía no tuvo otro remedio que detenerla. Es difícil vivir con ese recuerdo ahí en el cielo. Él prefiere evitarlo. Yo lo disfruto. Me lleva a la época donde todos éramos felices. 

—Como la detuvo tu tía a Sahi. 

Con una lágrima en su rostro Lenet reveló el desenlace. «La diosa de la justicia Sahidra tomó la daga y acabó con su existencia para siempre». 

Los dos regresaron al carruaje. Aunque Yalep logró calmar la Luz de la niña, ella no durmió tranquila. Desde ese día odió a la luna.