Chereads / Herejía contra el Origen. Lenets. / Chapter 13 - Recompensa.  

Chapter 13 - Recompensa.  

Con la balsa lista, Maldra y los dos niños estaban decididos a aventurarse al mar. El carruaje estaba atado a la cadena del hombre con piel oscura. La niña se aferró también a ella. Era lo único que no se destruía con su color. 

El hombre de las cadenas estaba listo. Con su brazo le dio un jalón a la balsa y como si fuera una piedra rebotando en un lago, los tres se dirigieron a la siguiente isla. Las manos de Lu empezaron a traspasar lo que la sostenía. Maldra no la vio. Antes de soltarse, Bli no permitió que cayera al agua. Su antebrazo aguantó las líneas azules hasta tocar tierra firme. Los ojos del niño por un segundo se pusieron del mismo color que los de la niña. Solo ella lo vio.  

Cuando los tres se pusieron de pie después del golpazo que se llevaron al tocar tierra firme, Maldra les recordó el plan:

—La llave de la fortuna está dividida en tres piezas. La corona en manos de Hojalata Smill, el engranaje en las bóvedas reales y el rubí lo tiene Saigona el negociador. Primero iremos por nuestro brillante amigo.

Con su grito que resonó en la villa costera llena de casas de ladrillos naranja, Maldra apostó todo su oro a que nadie en la isla podía superar su fuerza. Antes de que los oponentes llegaran Lenet sugirió:

—¿Crees que él apueste la corona?

—Estamos hablando de Hojalata Smill, el hombre más fuerte del mundo, no el más idiota. Ustedes entrarán a su bodega y robarán la corona mientras me enfrento a nuestro orgulloso amigo. 

Lenet cubrió su mano herida con una venda mientras caminó junto a Lu a la bodega. A la niña le llamó la atención como las piedras fueron apiladas para formar las casas, caminos y esculturas. temió votar una y arruinar toda la ciudad. Lenet se burló de ella; era evidente que las construcciones estaban pegadas.  

Bli trató de imaginar una forma ingeniosa de entrar a la casa de la víctima sin tener que usar fuerza bruta y en donde no hubiese testigos. Frente a la puerta trasera Lu usó sus manos para destrozar el llavín. «O también podemos hacer eso», determinó Bli. 

Lenet tomó un espejo. Con la luz de la niña atrajo la atención del guarda. Se escondieron debajo de la mesa de esa casa. Corrieron a las espaldas del vigilante. El niño estaba preocupado. Aún no sabían dónde se encontraba la bóveda. 

—¿A dónde pondrías tú algo muy importante para ti y que no quieres compartir con nadie? —preguntó Lenet a la niña.

—Si fuera algo como una galleta, lo pondría a salvo de ti como en un lugar muy alto. 

—Insinúas que soy, —Bli lo pensó por un momento— tienes razón. En un lugar seguro. Uno lleno de guardias y con una gran puerta impenetrable.  —Los dos alzaron la mirada. Encontraron el lugar.

Con el espejo y la luz de la niña atrajeron la atención de uno de los guardas de la puerta roja. Él no lo vio por estar encandilado, pero cruzó miradas, lo suficiente para controlarlo. Lo usó para quebrarle la nariz a su compañero. Los otros dos se le abalanzaron encima. Lenet llevó la pelea hasta la baranda del balcón. Ellos no vieron donde los dos niños cruzaron. La niña de cabello blanco destruyó el mecanismo de seguridad. Estaban adentro. 

Buscaron con apuro la corona. En medio de un montón de monedas de oro Bli la encontró.

Lu no pudo esconderse. A su espalda estaba el hombre de confianza de Smill. 

* * *

Uno a uno los isleños fueron derrotados por los fornidos brazos de Maldra. Smill se sentó frente a Maldra. El brillo del sol reflejado en la armadura del hombre encandiló a los espectadores. Los dos competidores juntaron sus manos. Se generó una onda expansiva que mandó a volar a más de un sombrero. Ellos probaron su fuerza. 

* * *

Las piernas de la niña empezaron a brillar. «Si la luz llega al suelo el derrumbe llamará la atención de todos los esbirros de Smill, también si uso un ataque de luz». El niño tenía una idea, pero sabía que terminaría mal. Al aclarar su voz, llamó la atención del hombre. Con un golpe de luz lo noqueó. Lo controló con sus manos y se lo lanzó a la niña. Los dos destruyeron la pared trasera. Los niños salieron corriendo. 

Cuando Maldra los vio, con su mano desocupada invocó su cadena y usó a Smill para quitar al público al lanzarlo hacia ellos. Chifló y el carruaje y su caballo lo vinieron a buscar. 

El hombre de piel oscura regañó al niño por llamar la atención de los guardas, él le respondió gritando que no tenía mayor opción. Maldra subió a los dos niños y le entregó las riendas a Bli. Él se tiró del carruaje rodando. Enterró los bloques, sacó dos grandes trozos de tierra del suelo y se los lanzó a los esbirros de Smill. 

Hojalata esquivó el proyectil sin problema «Regresen ahora ladrones del averno». Bli tomó a la niña del brazo y se la lanzó a Maldra. Él la atajó con sus cadenas y se la envió con todas sus fuerzas a Smill. El hombre con armadura se estrelló contra el suelo por el impacto. Suplicó dando gritos que le quitaran a ese demonio de encima. 

Smill alzó su mirada al cielo. Lenet con su diestra alzada le envió un enorme rayo de Luz. Lu corrió y él cerró sus ojos pues no tuvo tiempo para más. 

Con su armadura arrugada vio como Maldra recogió a la niña. «Por cierto, gracias por la corona» se despidió el hombre de las cadenas. 

En la noche camino al siguiente objetivo Lu le agradeció a Bli por haberla salvado «Eres necesaria para el plan» la interrumpió. 

—No solo me refiero a hoy y sé que debí decírtelo antes

—Lo que pasó en la cueva se queda en la cueva. 

Lu sonrió alegre pues se quitó un gran peso de su espalda.