Lenet quería utilizar la llave para recuperar a la niña, mientras que Maldra quería pelear por lo robado. Los dos se enojaron. Cada uno tomó una dirección distinta. La campesina notó el parecido de los dos y tuvo una idea.
Shelaví encontró al niño sentado mirando la venda en su mano y lamentándose de no hacerle caso a Maldra.
—Sé lo que me vienes a decir, pero definitivamente no voy a ir a pelear con alguien de la primera generación para perder como un miserable.
—No quieres recuperar a la niña mocoso malcriado —. Dijo la mujer al encararlo.
—Para eso tenemos la llave. Maldra no quiere usar su cabeza por puro sentimentalismo. La prioridad es ella, él mismo lo dijo o acaso no le importa cómo se siente porque todo el mundo aquí la ve como mi madre.
—¿Maldra es el único sentimental?
El niño le contó lo frustrado que se sintió durante mucho tiempo porque la gente lo asociaba con su madre, en especial con todo el dolor sembrado en muchos planetas. «Ella es importante porque es como yo y está a mi cargo, como debía estarlo de todas las creaciones de mamá».
La campesina se marchó a razonar con Maldra. Odiaba verlo desesperado.
—Tienes una idea de lo que realmente odio. Que llegue ese niño, me diga que no soy ni la sombre de lo que fui y ahora que hago las cosas que el viejo yo haría, llega y se molesta. Niño fastidioso. Debí cambiarlo por un cuarto de pieza de lata.
—Hiciste un trato con él. No lo puedes abandonar cuando te dé la gana.
—Hay que recuperarla, hay que pelear.
—Debe haber una forma más segura y tú lo sabes. Una en la que todos ganemos.
Él le remarcó su irrealista escenario. Ella apeló a la paciencia. Maldra por lo contrario. No quería imaginar cómo lo pasaba la niña. Según su forma de ver actuar cuanto antes eliminaba los peores escenarios.
—Tu obsesión con remediar el pasado no te llevará a ningún lado.
—¿Cómo no querer remediarlo si tengo el rostro de ella encima todos los días? Sé de lo que es capaz Sahi aun cuando ya no está. No puedo permitir que más personas salgan heridas. Mucho menos que terminen
—Como yo, como una bestia. —Completó Bli— Los dos tenemos razón, he incluso esta desagradable campesina la tiene. Debe de haber algún modo de arreglar todo con el menor riesgo posible.
La mujer sugirió usar la llave para conseguir más como esa. Lenet explicó el error. Según el padre del tiempo, solo podía transportar cosas ya existentes. Por lo que desear más llaves o una con más intentos era imposible.
Maldra enfatizó en la precaución. La llave transportaba cosas que le resultaran necesarias al portador. Por eso debían estar concentrados cuando la obtuvieran.
Mientras procrastinaban hablando del origen ridículo del nombre «llave de la fortuna», los tres llegaron a un consenso. No sabían qué hacer.