Pasaron unos cuántos minutos y ella lo observaba en silencio debido al intenso asombró. Diego continuaba diciéndole:
—¿Quién eres? ¡Habla de una maldita vez! ¡Perra impostora!
Aquello había llegado demasiado lejos pensó Luna, tenía que hacer algo o todo se iría por la borda. Incorporándose se colocó la máscara de frialdad y con autoritarismo dijo:
— No eres quien para hablarme así. ¿Quieres saber quién soy? Soy Cristal, tú esposa...
— ¡No! ¡Mentira! — él la sujetó de sus brazos y la sacudió con fuerza — ¡Dime la verdad! ¡Maldita impostora!
—¡Suéltame! — ella se hizo soltar violentamente — Nada tengo que decirte ¿Oíste? ¡Nada!
Cuando él siguió su impulso y quiso golpearla, ella severa y dúramente dijo:
— Atrévete a tocarme y verás lo que se soy capaz de hacer maldito. Tan solo atrévete. ¡Anda! ¡Pégale a la mujer que prometiste amar y hacerla feliz! ¡Atrévete maldito cobarde!
Diego se detuvo.pero sacó una valija y empezó a empacar. Luna al ver aquello dijo sorprendida:
—¿Qué haces?
— ¿No ves? Me voy de aquí, regreso a mi mansión de dónde jamás debí salir.
Juan entraba en esos momentos en busca de su amigo para saber qué lo retenía tanto y fue testigo de ésta escena. Sintió pena por su amigo, ya que comprendía lo mucho que amaba a Cristal, pero a su vez no lograba comprender por qué motivo ella cambió tanto.
De todas maneras se dirigió al despacho sin interferir ni nada, sabía que Diego haría lo que deba hacer y él como amigo que era estaría ahí para ayudarlo en lo que sea necesario.
En tanto Cristal intentaba adaptarse al ritmo y tipo de vida que todos le decían que llevaba. No entendía nada en lo que respecta al local no le gustaba eso pero a su vez sabía que debía ocuparse de él.
Sin embargo había decidido cambiarlo, para dedicarse a otro tipo de rubro. Pero Daniel no estaba de acuerdo, y ella misma no se sentía segura de nada.
Manuel tenía sus dudas sobre el cambio de rubro que ella deseaba hacer argumentando que no era momento para ello, apoyando a su amigo Daniel.
En el local los clientes se le insinuaban bastante pero ella los trataba con firmeza y dureza, alejándolos a todos.
Poco a poco fue cambiando el luk del local, volviéndolo un bar común. Le quitó el escenario y le exigió a los empleados ir cambiando de vestimenta lentamente.
Así al cabo de varios días el club nocturno dejó de ser exclusivamente un prostíbulo para convertirse en un bar.
Al cabo de varios días ese lugar carecía del aspecto y reputación que solía tener para mayor satisfacción y alivio de quienes trabajaban allí.
El toque que Cristal le empezó a dar fue bien recibido por todos y creció más aún, echo que molestó a Manuel ya que le demostró que se hubo equivocado.
Daniel vió aquello con buenos ojos, debido a que le molestaba la existencia del club nocturno que tenía la personalidad de Luna.
En casa Daniel, sin embargo, le cuestionó aquellos cambios que estaba haciendo ella. Pero Cristal con firmeza respondió:
— No quiero seguir viviendo de ésta manera. No continuaré con éste tipo de vida, con ésta locura ¿Escuchaste? Cambiaré por completo Daniel, cambiaré mi forma de vestir, de ser, de vivir, cambiaré no solo el club que ya no siquiera es un club sino un bar. Dejaré a la loca muerta. El accidente me mostró una perspectiva diferente de la vida. Es una oportunidad para poder cambiar, y pienso aprovecharla.
— No sabes lo que dices Luna.
— Se perfectamente lo que digo, a partir de éste momento soy otra persona, alguien completamente distinta a la que fuí en el pasado. Seré otra Luna y no la que fuí antes. Esa Luna está muerta.
Ambos estaban en la habitación de ella, ambos dormían en cuartos separados.
— Ahora te pido por favor que te retires de mi cuarto. No te invité a entrar. Vete.
Daniel hizo lo que ella le pedía, no podía evitar se sentir admiración por esa mujer. Sus fuerzas y deseos de salir a flote siendo ella misma aún sin recordar nada era admirable.
Jamás imaginó que Cristal tuviese esa magistral fuerza de espíritu. Su sorpresa fue mayor al ver, días después, que lo de ella no eran solo palabras sino hechos.
Lo vió en el club que había dejado de ser un club nocturno para empezar a ser un bar y de mayor éxito del que había tenido siendo tan solo un club nocturno.
Manuel acabó apoyándola ya que también empezaba a admirarla. Cristal volvió a usar el color blanco que tanto le gustaba, volvió a vestirse de forma sobria como solía hacerlo sintiéndose muchísimo más cómoda.
No se maquilló más que lo indispensable y empezó a ayudar a los necesitados, llendo a las iglesias a colaborar con la cocina para los comedores, visitando los orfanatos, los hospitales.
Sin que ella lo recuerde volvía a ser la misma de antes. A Daniel empezaba a gustarle verla sonreír y sentirse felíz, sin que se diese cuenta él empezó a enamorarse de ella.
En tanto Diego terminó de empacar para marcharse de cada con Gimena. Juan volvió a su propia casa sintiéndose más tranquilo por la decisión de su amigo.
Diego llegó a su mansión y abrazando a su hija susurró sintiéndose desfallecer del dolor.
— Las cosas con tu mamá no funcionaron y yo....en verdad siento que esa mujer es una impostora....aunque sé que es una locura....pero por un tiempo tendremos que permanecer lejos de ella.¿Lo entiendes verdad?
Diego la abrazó y lloró amargamente ya que amaba a Cristal con desesperación.