Cristal volvió a la habitación donde estaba y regresó al lugar frente al espejo, para mirarse a sí misma intentando encontrarse aunque más no sea en algún punto de su memoria.
No supo cuánto tiempo pasó, pensando en ello y en Daniel quien al parecer no tenía una buena vida. Sintió pena por él al verlo tan vulnerable hacia tan solo unos momentos atrás.
Cuando Daniel entró se le acercó un poco y le dijo:
- Gracias por lo de hace rato Luna.
- De....de nada....
- ¿Y tú....estás más tranquila?
Daniel empezó a masajear sus hombros con suavidad intentando calmarla.
- Si, me siento mejor....gracias por los masajes. Me hacían falta.
Daniel le sonrió tiernamente mientras se sentaba en la cama. Así ambos empezaron a conversar conociéndose mutuamente. Daniel podía notar, a pesar del escaso tiempo que llevaba a su lado, la abismal diferencia entre Cristal y Luna.
Daniel miraba con detenimiento a Cristal al punto de desear tenerla en sus brazos. Recordó algo que lo confundió. Berta y su gran amor. Pero ¿Por qué en éstos momentos aquello venía a su mente? Quizás se deba al intenso agotamiento que él sentía.
Molesto consigo mismo le dijo repentinamente que debía volver al trabajo. Cuando vió la expresión de horror en su rostro, se odió a sí mismo. Pero por otro lado pensó que no había dicho nada malo, ya que debía cumplir su parte del plan.
-¿Tengo que ir a....a ese lugar? ¿Yo?
- Por supuesto, fue tu local desde el principio. Cuando te casaste conmigo se volvió nuestro local. Siempre te gustó ese tipo de trabajo.
- Pero....yo....yo....
- Después de haberme denigrado con ese lugar, teniendo un trabajo que no me gustaba ni me gusta...no me dirás que estás pensando en acabar con ese sitio ¿O sí? Además no tenemos otra entrada económica.
Cristal en verdad no deseaba ir a ese horroroso lugar, entendía que era un sitio desagradable sin necesidad de verlo con sus propios ojos, pero Daniel no le estaba dejando las cosas fáciles.
Muy por el contrario, se las complicaba a más no poder. Suspiró profundamente y aceptó ir. Daniel no dejó pasar un solo instante y esa misma noche la llevó al club nocturno.
Cuando entraron ella fue el centro de todas las miradas, aquello en verdad la incomodaba a más no poder. Los clientes que la conocían la devoraron con la mirada ya que su cambio era abismal. Desde el la forma de vestirse hasta el color que llevaba puesto.
Cristal, sintiéndose en extremo incómoda, siguió adelante sin mirar a nadie. Así se sentaron en una mesa apartada del lugar. Ella miraba a todas partes en extremo nerviosa. Daniel le fue contando su experiencia en ese lugar logrando hacerla sentir mucho más incómoda.
En un determinado momento ella le preguntó ¿Cuál era exactamente su función allí? Porque empezaba a ponerse en extremo nerviosa.
- ¿Qué es lo que hago yo aquí exactamente Daniel?
- Te ocupas de la economía, del personal que aquí trabaja y de satisfacer a los mejores clientes brindándoles los mejores servicios según los gustos de cada uno
-¿Y cómo se supone que hago eso último?
- Viendo en detalle a las chicas y chicos que trabajan aquí. Te lo dije Luna, éste es un club nocturno de calidad. Costó bastante hacerlo así.
A Cristal no le gustó para nada aquello. Por lo que pudo entender, ella era una madama que se dedicaba a explotar a jóvenes incluyendo a Daniel, su actual marido. Ella miró a su marido preguntándose por qué motivo se había casado con alguien como ella. No tenía sentido.
En tanto la verdadera Luna había decidido acercarse más a Juan, como lo consideraba un potente enemigo pensó en tenerlo más cerca como decía el dicho popular.
Esa noche ella bajaba de la escalera como si de una modelo se tratase, cuando lo vió salir del despacho de Diego. Fue cuando lo llamó.
- Juan ¿Puedo hablarte? - él se detuvo y la contempló en silencio con cierto rechazo pero ella sonrió gatunamente - Sé que no te caigo bien, puedo presentirlo pero ¿Sabes? No logro comprender el motivo a tanto rechazo. Podemos ser....grandes amigos ¿Sabes?
- Fuimos grandes amigos Cristal pero...no entiendo tu cambio...va más allá de tu perdida de memoria.
- ¿A qué te refieres?
- No sé cómo explicarlo pero no me gusta quien eres ahora.
- Creo que deberíamos volver a llevarnos bien....como antes ¿No lo crees así Juan?
Luna fue acariciándole el tórax, moviéndose como una serpiente iba acariciándolo seguidos de breves besos mientras que él permanecía completamente inmóvil.
-¿Qué me dices....Juan? - ella se aferró a él besándolo en la boca con intensa pasión. Él la rodeó con sus brazos siguiéndole la corriente con esos besos salvajes y carnales.