Comenzó a llover sobre los tejados, el frio azoto a todo aquel que se hallaba en Forsvarer, era de noche, menguante de octubre, se dio por entendido que se aproximaba el invierno y pronto en vez de gotas de lluvia caería nieve.
En Loyal y en cama se hallaba Eoser rey de todo Forsvarer, enfermo y convaleciente aun es capaz de sostener decisiones de calibre para el bienestar del reino.
Un súbdito se le acerca al oído y comenta la noticia que ya recorría medio reino, de inmediato ordena que llamen a Terus y mientras el pensaba que hacer, en Magnair aún continuaba la celebración, todos bailaban y reían, gozando el triunfo de Sórem, pero solo algunos conocían lo que se aproximaba o al menos eso pensaron.
Aun no sentían el frio clima que se hallaba fuera de la casa de Ursula, este era un lamento a lo que se venía, la Terra-defensora se detuvo de bailar y tomo una copa, está de su vestido saco una pequeña botella con un líquido de color morado, vertió un poco en su propia bebida luego hizo detener la música, se sostuvo sobre el tercer escalón de las escaleras e hizo señas a Sórem para que fuese a su lado, este subió y tomando una copa al ir subiendo la abrazo.
—Hoy es un día especial —dijo Ursula sonriendo— Y no solo porque mi hijo volvió, no solo por el hecho de que fue capaz de salir y volver a Forsvarer, no solo porque mi hijo fue capaz de reclutar un ejército en las tierras desconocidas que ahora el conoce y es hasta ahora el único que lo ha hecho —tomo un respiro y siguió destilando alegría— digo que es especial, porque hoy celebraran un nuevo día en Magnair, celebraran el inicio de un nuevo gobernante —Condrac y Oscar tan pronto oyeron esto se les dibujo una sonrisa en malévola en sus rostro, pero al mismo tiempo todo aquel en la fiesta se regocijó por el anuncio, Ursula tomo una pausa y retomo diciendo— Estoy segura que es una persona que velara por el bien de este pueblo, estoy segura que es la mejor decisión que habré tomado en mi vida, estoy segura que el hará lo correcto en el momento más adverso, por eso él es quien tomara mi lugar —todos volvieron a regocijarse y mientras a la derecha de su madre Sórem tomaba tragos de amargura, pero al mismo momento Oscar se preparaba para asumir su lugar cuando lo mencionaran— Antes de mencionarlo o de reconocerlo totalmente quiero hacer un brindis, un brindis de grandeza, un brindis de honor, un brindis de sabiduría, uno que recuerden todos los presentes de hoy —Levanto su copa, Ursula— Un brindis porque mi decisión sea la mejor. —Tan pronto dijo esto bebió de su copa, dando paso a que todos también lo hicieran, solo un sorbo bebió Ursula.
Solo un sorbo bebió, solo un sorbo pudo beber, su pensado era beberla toda, pero el veneno de las serpientes del bosque oscuro fue más fuerte que su voluntad, se desplomo al piso sin conocimientos ya, su piel ya se tornaba fría y no era el clima, Sórem se inclinó muy rápido a auxiliarla y de su vestido callo la botella, este la observo y entendió todo, la tomo y en ese instante vino unas de las más grandes decisiones de su mundo ... Dejarla morir o intentar salvarla.
Asustado y sin saber qué hacer y sin decir una palabra se llevó las manos a la boca, todos hacían algo pero el en ese mundo solo pensaba en lo que debía hacer, hasta que Sandra le tomo por el brazo, solo en ese momento volvió en sí, dio un respiro profundo y vio el último suspiro de su madre, y en aquel momento, en ese momento su mirada cambio por completo; ya no era el mismo Sórem.
En Avesic Tirsia y Helio terminaban de afinar detalles de su plan, no paso mucho antes de que cada uno tomara su camino, pero no contaban con que los escuchaban, al retirarse de los establos de su escondite con mucho cuidado de no ser visto, salió Tárion, aun sospechando que siguiesen cerca se percató que nadie lo viera salir y fue a su habitación ya habiendo escuchado todo lo que sus hermanos habían dicho; sin asentar un paso para no ser oído al entrar logra entrar a su habitación.
Pasa muy callado, abre y cierra la puerta sin hacer ningún tipo de ruido, se recuesta sobre su cama y arroja un suspiro, en ese momento oye que preguntan de muy cerca, de hecho de su derecha —¿Estuvo entretenida la reunión secreta entre Helio y Tirsia? —al oír esto, de inmediato salta de la cama, pues esta voz que se deja oír no es una familiar, no había ningún tipo de luz y no podía ver nada; asustado trataba de hacerse con un objeto para contar con ello en su defensa pero no hallaba nada y es cuando vuelve a escucharlo, pero esta vez dice—: Es inútil, me aseguré de que tuviésemos una charla segura y sin interrupciones, Tárion. —Este se relaja un poco y pregunta—: ¿Cómo conoces mi nombre? ¿Quién eres? —Una risa malévola se oye en aquella penumbra, de un lado a otro rebota aquella risa, cuando de pronto muy cerca a su izquierda escucha preguntar—: ¿Quién no conoce a Tárion Orsvar, hijo de Terus Orsvar, pilar de Forsvarer? —Toma una pausa— Cualquiera creería que me enviaron a asesinarte solo por ser su hijo. —Tárion se inquieta, pero logra reunir valor para preguntar— ¿Y no es así?
En la oscuridad oye el desfundar de un arma y en vez de rogar lo acepta quedándose inmóvil, pero como no era lo que esperaba aquel hombre en las sombras, comenta—: Esperaba menos de un noble de casta, pero veo que eres más de lo que se cree —una risa malévola vuelve inundar la habitación mientras revolotea—; Me recuerdas a mí de chico, solo que yo tuve menos oportunidades —se nota un silencio entre ambos algo corto—; Te diré que haremos, no te matare ahora, con lo que sabes me puedes ser útil ... aunque no lo creas ya yo he visto tu futuro —se deja oír el enfunde del arma nuevamente—.
—Te espero en 8 días en el bosque oscuro de Avesic. —Ligeramente se oyen pisadas dirigirse a la puerta y Tárion aprovecha a decir—: ¡Te falto la amenaza! —Toma una pausa y pregunta— ¿Y si no voy? —ya en la puerta a punto de abrirla aquel sujeto deja retumbar una última risa en la habitación y comenta—: Esperas que te intimide sabiendo que eso no te inmutara, que ganas las tuyas de vivir un verdadero reto —abre la puerta y susurra— creo que no necesitas una amenaza, solo necesitas ue te diga que te convendrá más a ti que a mí. —y sin dar tiempo a otra pregunta cierra la puerta—.
En la oscuridad da un respiro de alivio Tárion, se recuesta sobre su cama y comienza a pensar en todo lo sucedido, cuando oye a alguien abrirse paso cerca de su ventana, muy silenciosamente se asoma y logra ver una silueta de un hombre similar a la de su padre, va hasta cierto punto, se reúne con otro, cruzan palabras y se vuelve hacia la casa, aquello no era usual según el parecer de Tárion, pero lo deja pasar recostándose de nuevo.
En Magnair ya había sucedido lo peor, una velada de celebración destruida, un cadáver sobre la sala de celebraciones adornaba las escaleras y mientras muchos estaban aún sobrios, y muchos estaban ya borrachos de tanto alcohol ingerido, pero lo peor era la disputa post-mortem que se llevaba en la sala de reuniones de aquel palacio, Condrac todo alborotado y molesto gritaba—: ¡TU LO SABIAS TRAIDOR, NOS TRAICIONASTE! —muy fríamente Sórem ríe y comenta—: Si hubiese querido asesinarlo o realizar alguna acción hacia los Lucemfer, al venir entrando a Forsvarer con ese ejercito la hubiese hecho Condrac, no nos subamos los sumos solo porque las cosas no son lo que planeamos —suspira y vuelve a reír— ¿Quién diría que tu hermana amenazaría a mi madre?, ¿Quién diría que tu hermana y ustedes nos tratarían de quitar del trono para hacerse con el ejército y una población más grande que la que poseen? —Deja ir una carcajada malévola— ¿Quién diría que tú me llamarías traidor, cuando sabes que el plan nunca fue darnos una parte del gobierno de forsvarer a los Semper, sino exterminarnos poco a poco mediante la toma de esta se hacía más cercana? —aquella carcajada que deja ir esta vez es totalmente desenfrenada y fuerte— Lo que hace la codicia, ustedes son capaces de todo con tal de cumplir su plan, pero creo que esto no solo lo lamentaremos solo mis hermano y yo —Sórem camina a la puerta y da 3 toques a ella, Sandra que aún está en la sala con ellos se nota confundida, esta no era una actitud normal en su hermano, a solo unos minutos de haber tocado la puerta entran muchos guardias, pero estos no los logra reconocer Sandra, no eran los habituales de la casa— Tomen a Oscar, enciérrenlo en el calabozo, yo luego me arreglaré con él; en cuanto a Condrac, recuérdenle de quien no se deberán volver burlar los Lucemfer y luego suéltenle. —Sandra entra en pánico y mientras los guardias sacaban a los Lucemfer de la sala le pregunta— ¿Por qué lo haces, Sórem? —Este camina al trono y le contesta sonriendo— Porque soy el nuevo líder de Magnair y pronto de Forsvarer, querida hermanita.