Poco después me quedo dormido, pasa el tiempo y comienzo a sentir una fuerte y penetrante mirada que casi sentía que me apuñalaba el pecho, en el instante despierto consumido por el pánico con la respiración acelerada y sudando frío.
Miro rápidamente hacia todos lados tratando de ubicar a quien me observa sin obtener éxito, al mismo tiempo me afirmo muy seguro y asustado. «¡Ese demonio me estaba observando ahora mismo!» Aspiro profundo y pienso al notar un tenue e inconfundible aroma a ceniza en el aire. «¡Maldición es el mismo olor a ceniza de antes!»
Me reincorporo de forma rápida y empuño mi espada mirando nuevamente hacia todas partes, pero lo único que mis ojos pueden ver es un dormitorio medio vacío con mis compañeros durmiendo plácidamente.
Me digo muy nervioso y frustrado, con lo cerca que estuvo de mí y no lo pude localizar. «Ni tan siquiera puedo sentir su presencia como hasta hace un segundo. Lo más probable es que esté oculto nuevamente dentro de su víctima y por eso desapareció tan fácilmente. No puedo descuidarme sino mientras duermo me va a asesinar sin yo poder defenderme»
Voy a ver Alfred que duerme a pocas camas vacías de donde yo estoy, pero si lo suficientemente cerca como para oír claramente sus ronquidos que demuestran lo profundo que duerme.
Agito con fuerza su hombro llamándole por su nombre, pero de igual forma me resulta bastante difícil conseguir que se despierte hasta que reacciona diciendo muy tranquilo y ajeno al peligro. —¿Que quieres Irán. No ves que estoy durmiendo?
—¡Es el Sombra del Abismo!— Le menciono muy alarmado.
—¿Sombra del qué?— Responde medio dormido
—El demonio que mató a Hayden. Lo pude sentir mirándome cuando dormía.
—¡¿El qué?!— Reacciona alarmado y poniéndose de pie al tomar su arma a toda velocidad— ¡¿Y dónde está?!
—No lo he podido ver. Pero estoy seguro que está aquí cerca. Yo pude sentir su presencia y ese olor a ceniza que trae consigo.
Alfred respira profundo y tras no poder percibir el aura a ceniza me comenta despreocupado a la par que vuelve a su cama. —Solo son imaginaciones tuyas. Parece que ver al Sombra del Abismo te causó demasiada impresión al punto de que hasta sueñas con él.
—Alfred, eso no fue ningún sueño, estoy seguro. Pude sentir su intención lo suficientemente fuerte como para estar bien seguro de lo que te digo.
—A veces... — Bosteza somnoliento—...los sueños pueden ser más realistas de lo que te imaginas. Créeme te lo digo por experiencia. Una vez soñé con que me había ido de viaje a China y no entendía nada de lo que los demás me hablaban. Fue una sensación muy incómoda la que sentí al verme en esa situación. Y todo porque estaba viendo un documental sobre la cultura china antes de irme a dormir. Así que con lo que tú viviste es perfectamente comprensible que hayas soñado con eso— Al salir la última palabra de su boca queda profundamente dormido de nuevo.
Hago caso omiso a las palabras de mi compañero y me mantengo alerta mientras me digo muy seguro. «Eso no fue ningún sueño. Estoy seguro que era él y quiere mi cabeza»
Me mantengo alerta durante bastante tiempo hasta que toca nuevamente la campana para ir a reunirnos en el salón principal, donde casi como si le gritaran al oído mi dormilón y despreocupado amigo se despierta al instante, al verme despierto y empuñando mi espada pronuncia con asombro. —¡No dormiste nada! Ese sueño que tuviste parece que te desveló por completo.
Yo le respondo algo enojado y reafirmando lo que sentí. —¡Te dije que no fue un sueño! Y pues obvio que no iba a poder pegar un ojo al saber que mi vida estaba en peligro.
Alfred ya cansado de oír lo que a su parecer solo son extremismos de mi parte por un supuesto sueño, rueda los ojos y comienza a ponerse su armadura mientras habla. —Si, si lo que tú digas. Solo espero que el no haber descansado lo suficiente no te afecte en la prueba- Seguidamente observa a su alrededor y al notar que él fue el único que durmió dice con un ligero matiz de sorpresa. —Aunque... por lo que veo no fuiste el único. Bueno ustedes saben lo que hacen.
Mi compañero se termina de alistar y nos dirigimos hacia el punto de reunión y allí están los dos instructores con la palabra preocupación escrita en sus rostros.
Una vez todos presentes comienza a hablar con mucha rabia el instructor Luther. —Como todos bien saben tenemos a un individuo no deseado entre nosotros y lo que más me irrita es que el muy canalla puede continuar haciendo lo que le de la gana por el momento. Pero te aseguro malnacido..— Dirigiéndose con saña mirando a todos y dirigiéndose al asesino oculto —Que yo mismo de ser posible te enviaré de vuelta al infierno del que viniste- Realiza una pequeña pausa para calmar su enojo y continúa. —Dejando eso de lado vamos a lo que en verdad importa, que es la tercera prueba. En esta ocasión van a tener que defender vuestra posición de los enemigos que se les aproximan, mientras dos de ustedes hacen bajar por medio de unas poleas el puente elevadizo que separa cada sección de las tres que deben superar para llegar a la sección final y dar la vuelta a un reloj de arena que hay en medio del lugar. En ese momento van a tener que esperar a que caiga hasta el último grano de arena para que el círculo de transporte se active y poder escapar. Por suerte para ustedes hay barriles con abundantes flechas al lado de cada puente, además de arcos también para los que portan armas de combate cuerpo a cuerpo, decidan emplear las flechas para mantener al enemigo a distancia, porque si lograran amontonarse demasiados me parece que la situación si se va a tornar fea.
Interviene el otro instructor. —Recuerden todo lo que les enseñé en la clase para que puedan descubrir su habilidad los que no lo han hecho y además no sobrepasar el límite que es lo más importante.
Después habla Luther con un grito lleno de entusiasmo. —Sin más preámbulos...¡Que comience la prueba!
Mientras los portales comienzan a surgir yo me digo preocupado observando a mi alrededor. «¿Qué se atreverá a hacer el asesino durante la prueba?»