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Chapter 27 - Capítulo 27

Todos se ponen a buscar al chico que menciono y Steven comenta tras recordar la última vez que le vió. —Oigan... Ahora que recuerdo yo no lo ví cruzar el portal cuando terminamos la prueba.

Gabat añade. — La verdad es que yo no te lo puedo asegurar con certeza si él estaba con nosotros o no, porque todos estábamos concentrados en traer a Irán lo más pronto posible y por lo menos yo no me fijé en los que íbamos.

—Tiene razón— Le apoya Claudine. —Yo no hacía nada más que estar preocupada por tí— Me habla algo avergonzada lo que hace que se vea increíblemente adorable.

Se expresa Elizabeth alarmada. —¡¿No será que le pasó algo?! Ya saben a lo que me refiero, con el Sombra del Abismo.

Después sugiere la chica de cabello rojizo. —¿Y él no puede haberse quedado un poco atrás y quedarse atrapado en el pantano? O a lo mejor fue a ver al instructor Luther para preguntarle algo sin que nadie se diera cuenta.

Le apoya Alfred. —Tienes razón chica; no deberíamos estar haciendo conclusiones precipitadas tan fácilmente.

Me bajo de mi cama y pronuncio muy preocupado. —Esto me está dando muy mala espina. No es por ser pesimista pero en verdad creo que esto es obra del Sombra del Abismo. Algo así no había pasado antes, y viene a suceder cuando ese mal nacido llega a aquí. Me parece que coincidencia no es.

Me dirijo en busca del instructor Luther que se encuentra en la sala principal y en ese mismo instante se escucha sonar la campana.

El maestro al verme me dice muy sorprendido como entusiasmado. —¡Irán, que sorpresa! Por lo visto estabas muy impaciente por tener la clase de combate.

—Instructor, si me disculpa vengo a hacerle una pregunta muy seria.

Noto la preocupación y sorpresa en sus ojos que me dicen que ya va imaginándose mi interrogante.

Respira profundo preparándose para lo que le voy a preguntar. —Dime Irán, ¿qué desavenencia pasó ahora?

—Es el chico que usa el arco con flechas explosivas. Nadie le ha visto desde que regresamos de la prueba. ¿No cabe la posibilidad de que se haya quedado atrapado allí?

Luther aprieta los dientes y puños para pronunciar frustrado. —Ya sabía yo que a mi parecer faltaba uno. ¿Cómo pude confirmarme sabiendo que esto iba a pasar? La única forma en que alguien se quede en el escenario de una prueba es muerto, porque de inmediato que está se completa el Administrador los trae de regreso no importa donde estén, siempre y cuando estén con vida. Y la verdad él no lo había hecho, había completado la prueba igual que los demás. De seguro ese ¡#%&$ aprovechó la situación de que todos estaban concentrados en tí y le asesinó sin que nadie lo notara.

Yo me expreso muy furioso. —¡Maldita sea! ¡Lo sabía, pero no lo quería aceptar!

¡¿Cómo es que pudo actuar tan descaradamente sin que nadie se percatara?!

—Aunque me irrite aceptarlo ese canalla es muy bueno en lo que hace. En Helment los de su tipo nos dieron muchos problemas. Demasiadas personas que yo apreciaba fueron asesinados por esa clase de demonios.

Me llama la atención lo último que menciona y le pregunto. —¿Entonces tu también pasaste por estas pruebas, para convertirte en héroe, igual que nosotros?

El instructor se queda estupefacto con darse cuenta que habló de más y me responde con saña al mismo tiempo que me ve con una mirada fría. —Eres demasiado curioso Irán. Creo haberte dicho que no estés metiendo tus narices donde no debes.

Le menciono asustado al percibir que mi vida peligra. —¡Solo fue en respuesta a lo que usted mencionó lo de Helment que me dió curiosidad! ¡Yo le prometo que no lo hice con mala intención señor!

El imponente hombre me mira con recelo y comenta tras calmarse al respirar profundo. —Te lo dejaré pasar por alto porque yo también tuve la culpa. Pero te lo advierto de nuevo, ¡no estés tratando de saber más de lo que te corresponde!— Me exige señalándome con el dedo y sumándole un tono amenazador.

Luther me da la espalda y continúa hablando en un tono más calmado paralelamente que se aleja caminando. —Pero ahora eso no es lo importante. Ahora lo que en verdad me importa es encontrar a ese demonio que continúa dándonos problemas.

De camino a reunirme con los demás pienso una y otra vez. «Hay que atrapar a ese desgraciado a como de lugar y pronto. Si continúa así pronto no quedará ningún héroe para ir a Helment»

Me encuentro con el resto que me observan con la ligera esperanza de que a nuestro compañero no le hubiera ocurrido nada, a excepción de Steven que no le sorprende en absoluto cuando les confirmo que la única posibilidad es que el arquero esté muerto.

Termino de explicar todo y finalizo con un suspiro mencionando con pesar. —Ni tan siquiera sabía su nombre para poder referirme a él cuando hable del momento en que nos salvó a todos.

La chica de pelo rojizo responde a mi duda muy afectada con lágrimas en los ojos. —Su nombre era Flavio, era italiano, y en el poco tiempo que le conocí demostró ser una muy buena persona. Yo sabía lo mucho que él deseaba ir a Helment y allí demostrar verdaderamente que era merecedor de ayudar a las personas que allí sufren, tal y como hizo su abuelo con muchos que se quedaron sin nada después de la Segunda Guerra Mundial; y se la arrebató ese maldito sin más.

Respira hondo y con desánimo se presenta. —Y para que me conozcan mejor yo soy Edith de Noruega mucho gusto.

—Igualmente— Le responden todos uno detrás de otro con mucha simpatía y comprensión por el dolor que le aflije.

Luego Edith de forma inesperada y rebosante determinación pronuncia alzando su espada. —¡Si él no pudo cumplir su sueño, yo lo haré! ¡Y nada ni nadie me lo va a poder impedir! ¡Me estás oyendo Sombra del Abismo; ni tú ni nadie me va a poder impedir honrar a Flavio! ¡¿Me oíste?! ¡Nadie!