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Chapter 31 - Capítulo 31

Hago un puchero y hablo con ironía tras oír aquel rugido. —Recuerden que está prueba es fácil. No vamos a pasar por ningún tipo de dificultad.

Alfred me habla tratando de verle el lado positivo a la situación. —Yo no sé ustedes pero lo que yo veo es abundante, abundante comida— Termina la idea riéndose muy alegre.

Cuyo ánimo que cambia a temor cuando ve a la criatura que es un dragón enorme de alrededor de cien metros de largo con escamas azul intenso como el mar profundo, de cuernos de cristal brillantes como zafiros que dan continuidad a una franja de los mismos que llega hasta al extremo de su cola con lo que parece una alargada cuchilla de cristal semejante a la cola de una manta raya.

De inmediato que entramos en el campo de visión del dragón, éste comienza a hacer llover sobre nosotros su aliento gélido que congela hasta las brasas que quedan en la fogata al contacto y creando una columna de escarcha y hielo a su paso.

Yo pruebo ir a por uno de sus ojos, pero es en vano porque cuando intento atravesarle con mi espada, es como si intentara atravesar una lámina de acero con ella porque el dragón interpone un segundo párpado traslúcido que hace que mi espada rebote. La bestia no pierde tiempo y de inmediato balancea su cola como un látigo contra mí. Por suerte logro interponer mi espada en medio justo antes del impacto que me arroja con la fuerza de un transbordador espacial por los aires directo a una pared de roca.

Ya casi me veía como huevo estrellado cuando Elizabeth se teletransporta hasta mi posición y después nos lleva a ambos mediante otro teletransporte en dirección a las nubes. Subimos a tal altitud que me puedo maravillar viendo la curvatura del planeta y un gran muro con forma de domo de un color azul celeste que se extiende por varias decenas de kilómetros alrededor de la montaña y el cielo sobre está, el mismo con el que casi logramos impactar.

Elizabeth pronuncia maravillada pero también con bastante decepción. —Así que de esto se trataba. Ya sabía yo que eso de recrear toda una región con tanto terreno, clima y monstruos era algo muy grande como para alguien que tiene que buscar a personas en un mundo para salvar otro. Lo único que han hecho a sido crear una barrera alrededor de cada sitio específico para realizar las pruebas.

Yo me adelanto y le hablo asombrado. —¡Eso quiere decir que hemos estado en Helment todo este tiempo! ¡Y lo que han hecho a sido mentirnos desde que comenzamos el juego! ¡Malditos mentirosos! ¿Por qué simplemente no nos lo dijeron y ya, qué sentido tiene que lo mantuvieran oculto? De todas formas con decir de la existencia de la barreras es suficiente como para que nadie intente escapar.

—Para evitar que personas escapen de las pruebas e intenten probar si en verdad hay alguna barrera— Me responde la voz del Administrador que hace que se me pongan los pelos de punta del temor de que nos elimine por haber descubierto este secreto.

Continuamos escuchando al Administrador al mismo tiempo que de manera inesperada comenzamos a levitar en el aire. —Si algo como lo que mencioné sucediera y a parte de abandonar la prueba se dejara ver por alguien en los límites de la barrera, causaría que esa misma persona que lo ve como no puede salir de ella y si por casualidad le diese por comprobar arrojando algún objeto que sí se puede entrar, lo más probable es que corriera la voz y atrajera a visitantes no deseados como lo es el Sombra del Abismo que les está dando tantos problemas. ¡Y estoy seguro que eso sucedió porque alguien se puso a curiosear en donde no debía y miren en qué resultó!— Acaba expresándose muy irritado.

Yo le hablo completamente atónito y arrepentido con haber blasfemado tanto en palabras como en pensamientos con anterioridad. —En verdad que lamento haber desconfiado tanto en usted que nos dió esta segunda oportunidad y nosotros de malagradecidos nos la pasamos desconfiando. Ahora comprendo la razón de porqué la hostilidad del instructor Luther cuando notaba que nosotros estábamos hablando sobre las cosas que nos inquietaban.

—No tienen que disculparse de nada, cualquier persona en vuestra situación actuaría de igual modo— Ejecuta una breve pausa y continúa. —Yo sé que ustedes tienen muchas dudas que todavía les inquietan pero me temo que sus compañeros allí abajo necesitan de su apoyo o me temo que algo malo les suceda. Pero descuiden, una vez terminen está prueba todo lo que desean y deben saber se les será revelado.

Justo después de terminar de escucharse la última palabra el poder que nos mantiene en el aire se detiene, dejándonos en caída libre y escuchándose por última vez las palabras esperanzadoras del Administrador que nos dan aliento. —Suerte futuros héroes.

Elizabeth de inmediato que presiente que comenzamos a descender nos teletransporta de inmediato a la superficie.

Ya una vez a salvo me veo obligado a recostarme por el dolor que me causa la costilla que el Sombra del Abismo me rompió en aquella ocasión.

Mi compañera que me ve sufriendo y sosteniendome las costillas me pregunta preocupada. —¡¿Irán qué te sucede?! ¡¿El dragón te hizo daño?!

Yo le respondo con dificultad, apretando los dientes y apoyándome en una pared de la montaña. —Tuvo que ver pero en realidad no es el que lo hizo. Fue el Sombra del Abismo en aquella ocasión que lo enfrenté, me dió un fuerte golpe con el escudo que traía y estoy completamente seguro que me rompió al menos una costilla.

Elizabeth responde muy enojada con mi imprudencia. —¿Y sé puede saber la razón de porqué no fuiste a ver a la sanadora para que te curara?

Le menciono muy arrepentido. —Es que como cada vez que uso el poder de mi espada el dolor desaparece y no lo creí necesario hasta ahora que el dragón me lastimó la herida. Además esa mujer me da miedo; contigo fue diferente pero a mí prácticamente me torturó cuando fui a que me curara el brazo y en verdad que preferí tolerar el dolor hasta ahora que ir a verla de nuevo. Y justo ahora me estoy arrepintiendo mucho de no haberlo hecho— Termino haciendo un gemido del intenso dolor que casi no me permite mantenerme en pie.

Elizabeth me mira con las intenciones de golpearme por un breve tiempo pero después se calma y me dice sintiendo pena por mí. —En verdad me sorprende que alguien tan inteligente como tú haya hecho algo tan absurdo. Pero bueno, todos alguna vez nos equivocamos— Posteriormente dirige su vista determinada hacia el dragón que agobia al resto del equipo y me pronuncia antes de ir a combatir. —Por el momento hazte a un lado y deja que los demás nos encargamos.

Nada más desaparece de mi vista, yo me digo muy desafiado a darlo todo de mí. «Por nada de este mundo yo me voy a quedar impotente mientras mis compañeros arriesgan su vida» haciendo fluir y llenando mi cuerpo con la sagrada energía que me provee mi espada.