Puedo distinguir cuando el asesino alza su brazo para dejar caer el peso de su espada sobre mí diciendo eufórico. —¡Ahora muere!
Yo cierro los ojos esperando mi fatídico final con desilusión, pero al sentir que éste se detiene, los abro de nuevo y para mí sorpresa veo al demonio con varias flechas que se le han alojado en su pecho.
Se queja del dolor y pronuncia atónito. —¡Esto no puede ser posible! ¡¿Cómo es que dieron con éste lugar tan rápido?!
—¡Ahora lo que te tiene que preocupar no es eso, sino esto!— Escucho responder a Kingsley antes de acercarse y pegarle con fuerza en el centro del pecho con su gran mazo, arrojándoselo desde una considerable distancia.
Elizabeth aparece frente a mí y me comenta muy alegre pero con ironía. —Parece que llegamos a tiempo.
Le respondo muy aturdido por los efectos del aire caliente que continúa inundando mis pulmones. —Faltó poco para que no. Ahora por favor sácame de aquí.
Me responde sonriente. —Para eso vine.
Aparecemos fuera de la cueva de inmediato y después puedo distinguir a Kingsley salir corriendo a la vez que comenta sofocado. —Que alivio poder respirar tranquilamente de nuevo. Ya no podía continuar aguantando la respiración—
Luego veo más adelante una silueta que reconozco de inmediato, y al oír su voz que en este momento me parece como la melodía más bella del mundo, me pregunta muy angustiada. —¿Irán te encuentras bien?
Ante está maravillosa sorpresa siento una alegría y un alivio enorme, tanto así que no hay palabras para describirlos. Las náuseas que tenía hasta el momento se disipan en el momento en que la veo, pudiendo apreciarla con total claridad.
Yo me quedo a su espera y la recibo con un gran abrazo para después comentar completamente confundido. —¡¿Esto es increíble?! No sabes lo feliz que me hace ver que estás bien. ¿Pero cómo es posible si yo mismo te ví caer por el desfiladero?
Me dice muy alegre y sin dejar de mirarme a los ojos. —Recuerda que Kingsley puede hacer su piel dura como el diamante. Justo antes de impactar contra el suelo algunos metros por debajo de donde nos viste caer, me protegió rodeándome con su cuerpo y uso su habilidad para amortiguar la caída.
—Pues bendito sea Kingsley con su habilidad que evitó que la persona más importante para mí se hiciera daño— Le hablo de forma muy directa y sin dejar de observar sus lindos ojos.
Se torna nerviosa y me reta con picardía. —Así que soy muy importante para tí. ¿Me puedes demostrar que tanto así?
La hablo muy decidido mientras acerco mis labios a los suyos. —Ahora mismo lo haré.
Ya casi consigo que nos demos un beso cuando escuchamos la voz del demonio que se expresa burlonamente. —Hay que escena tan romántica, les aseguro que me conmueve el corazón— Ahora cambia a una actitud agresiva. —Lástima que yo la vaya a terminar ahora mismo. Los mataré a todos ustedes y así cumpliré con las órdenes de mi señor para poder ganarme su agrado mostrándole sus cabezas en una pica.
Ahora sí puedo ver con claridad la desagradable forma que ha cobrado el cuerpo del demonio; ha fusionado los cuerpos de Gabat y Alfred en uno solo por la espalda, con ambos bastante deteriorados uno más que otro, con piel y ojos completamente blancos con varias zonas que se puede ver el color negro de la sangre y carne podridas igual que sus encías, debido a que se ha resquebrajado la piel por el avanzado estado de descomposición en que se encuentra el cuerpo de Alfred principalmente.
Elizabeth le responde retándolo a la vez que lo menosprecia. —¿Y cómo vas a hacer tal cosa si nosotros somos cinco y tú tan solo uno? No es por menospreciarte pero estás en una clara desventaja.
Nuestro enemigo ríe burlonamente y le comenta muy seguro. —Recuerden que yo tengo a dos de los suyos conmigo y puedo usar sus habilidades a mi antojo.
Interviene Steven. —Eso no cambia nada, sigues siendo uno a pesar de haberlos fusionado y por consiguiente todavía continuar en una completa o inferioridad numérica. ¡Estás acabado, acéptalo!
El asesino pronuncia desafiante mostrando las armas de los que conforman su cuerpo, las que han cambiado drásticamente como la mía pero con la diferencia que en vez de tener una estrella en la empuñadura es un círculo como una medida luna en una parte y el resto completamente negro.
Éste incrusta su hacha en el suelo con una fuerza tan enorme que estremece toda la montaña, creando una gran grieta por la que comienza a brotar lava a montones. Después se abalanza con un salto que lo propulsa como bala de cañón contra Steven quien a duras penas logra elevarse para librarse del mortífero ataque, pero en el momento justo que el Sombra pasa por debajo de él, la parte del cuerpo de Gabat lo atrapa por una pierna con una mano y lo lanza contra el suelo con tal fuerza que hace que la roca se resquebraje con el impacto.
El daño que sufre Steven es tan grande que queda completamente inmóvil y comienza a escupir sangre casi sin poder respirar.
El demonio se dispone a terminar con Steven usando las hachas de mano de Gabat, pero Kingsley le detiene pretendiendo golpearle nuevamente por el cuerpo con su martillo que es frenado por uno de los brazos de Alfred que lo detiene por el mango y le habla. —Me sorprendiste antes porque estaba distraído, hoy no— Concluye negando para seguidamente dirigir su hacha contra las costillas del nigeriano, cuyo impacto lo arroja decenas de metros contra un enorme montón de rocas que hace pedazos al colisionar con éste.
Kingsley intenta ponerse de pie en vano, pues a pesar de haber impedido con su poder que el hacha cortara su carne, no impidió que el colosal impacto rompiera sus huesos bajo de está y se desmaya por el agobiante dolor.
Nuestro rival intenta nuevamente matar a Steven pero se ve obligado a retroceder por una lluvia de flechas que le dispara Claudine muy temerosa. Él no hace más que sonreír sádicamente y decir mientras se acerca hacia nuestra posición. —Parece que alguien tiene muchas ganas de morir pronto.
Elizabeth que se posiciona frente a mí me comenta completamente estupefacta. —¡Éste desgraciado es mucho más fuerte de lo que esperábamos!