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Chapter 41 - Capítulo 41: Final

Luther le responde haciendo aparecer dos enormes espadas en cada mano. —De seguro esto era parte del plan con que vino aquel demonio aquí; realizar algún hechizo para localizar nuestra ubicación en el espacio y tiempo, y así traer a sus amigos para terminar con los pocos que quedan.

Melias comenta determinado a la vez que crea un cetro dorado con una gran gema azul en el extremo. —Pues esos engendros no lo van a tener para nada fácil.

Justo después ambos hacen aparecer sus portales que los llevan de inmediato al lugar del suceso.

Ambos instructores comienzan a pelear con fiereza, acabando con varios enemigos con cada ataque. Luther balancea rápidamente sus dos espadas, despedazando a todo aquel enemigo que entra en el camino de su espada y Melias por medio de potentes rayos de luz que surgen de su centro, que en muchas ocasiones ramifica en cualquier dirección, desintegra a todo aquel que alcanza, mientras todos observamos con asombro lo increíblemente fuertes que son ellos.

El Administrador nos comunica presuroso. —Por el momento ellos pueden mantener a raya el ataque, pero estoy seguro que muy pronto eso puede cambiar, así que no tenemos tiempo que perder, síganme.

Silvant se dirige hacia una pared cercana y mientras avanza, dirige un rayo de energía hacía está causando que de ahí surja una habitación secreta, con lo que parece ser un portal pero muy diferente a los que habíamos visto antes, con dos hileras de columnas triangulares repletas de runas en su base y dos más en el techo.

Justo antes de que todos entremos a la habitación, se siente un fuerte temblor.

Observamos hacia donde se encuentran los instructores y podemos ver a cuatro demonios enormes con armaduras negras igual que los demás, pero repletas de púas por todas partes, en especial creando tres filas en su espalda y con tres ojos con los que generan un rayo de energía negra mucho más potente que los que lanza Melias, de cara completamente cubierta por sus armaduras pero dejando ver colmillos como de jabalí que salen a ambos lados de la barbilla, los que portan grandes cuchillas integradas al blindaje de sus ambos antebrazos, los cuales tienen pasando un gran aprieto a los nuestros, decidido que a pesar de ser cinco veces más grandes que el más corpulento de los dos, son muy hábiles combatiendo.

Kingsley dice angustiado queriendo dar la vuelta. —¡Les van a matar si no les ayudamos!

Silvant le habla negándose sufridamente a sus más grandes deseos de ayudar a sus compañeros. —Ellos sabían que eso iba a pasar, pero les importa más que ustedes escapen de aquí que sus propios vidas, igual que yo. Ustedes son los únicos que pueden solucionar toda está tragedia, pero no es aquí, es en Helment.

Continuamos corriendo hasta el centro del portal y el Administrador me toma del brazo para mostrarme un arma que me es imposible no reconocer.

—¡Es el hacha de Alfred!— Digo completamente sorprendido y hasta con un matiz de alegría.

—Estoy seguro que él hubiera querido que la tuvieras. De verdad que no se me ocurre más ninguna otra persona que la pueda tener.

—Muchísimas gracias señor— Acepto el presente muy emocionado y con lágrimas en los ojos.

—Te advierto, está arma nunca va a otorgarte el poder que le dió a tu amigo, pero tienes el muy importante papel de encontrar un usuario digno para ella.

—Eso haré, se lo aseguro— Le contesto absolutamente dispuesto.

—En verdad quisiera poder entregarles las demás armas sagradas a todos ustedes, pero eso requiere cierto nivel de afinidad con cada uno, cosa que me temo, no es posible. Solo tú eres el único que compartía fuertes lazos con el anterior portador de una de ellas— Me mira fijamente. —Ahora intenta sincronizar tu energía espiritual con está igual que la tuya, para que al menos puedas llevártela, porque de lo contrario aunque vayas a Helment sosteniendola, de igual modo está se va a quedar aquí.

Comienzo a hacer lo posible por que el poder del hacha fluya por mí, al punto que hasta sudo por el tremendo esfuerzo que me conlleva, pero finalmente lo logro y sorpresivamente me comienzan a llegar recuerdos de mi amigo, tanto felices como la primera vez que entablamos conversación y las bromas que siempre se gastaba conmigo y Elizabeth, así tambien como sintió la inmensa agonía que sufría cuando el Sombra del Abismo tomó el control absoluto de su cuerpo y lo hacía atacar a sus compañeros. Lo último que puedo escuchar es la voz de Alfred que me dice alegremente. —Es un placer verte de nuevo mi amigo.

Entonces me digo completamente impresionado por la alegría que me llena completamente el alma. «¡El alma de Alfred está en su hacha! ¡Entonces mi amigo continúa apoyándome como equipo que somos!»

Nada más termino mi idea, siento ese enorme poder que me ofrece Alfred que fluye por todo mi cuerpo y se fusiona con el mío.

Un aura de energía bicolor azul y naranja brota sobre mi piel notoriamente dejando al Administrador perplejo del asombro, que dice a viva voz. —¡Esto es increíble, nunca se había visto algo así jamás! ¡Es que esto no tiene lógica alguna, una persona solo se puede sincronizar con un arma sagrada porque más serían demasiada carga para tu alma.

Yo le explico mostrándole el hacha. —Y sigue siendo así, solo que mi gran amigo continúa dándome su apoyo.

Silvant se expresa aún más sorprendido. —¡Yo había oído que las armas sagradas pueden llevar dentro las almas de sus anteriores usuarios si estos desean apoyar a sus sucesores, pero siempre había pensado que era un mito hasta ahora! Antes tenía un presentimiento, pero ahora estoy seguro que tú eres quien va a hacer que toda está cadena de desgracias y sufrimientos llegue a su final. Por eso mismo debes largarte de aquí de inmediato— Acaba dándome un fuerte empujón para que vaya rápido hasta el portal.

Yo me uno al resto y Silvant activa el portal situando su mano en un pilar frente a él, causando que todo éste se ilumine con una brillante luz blanca y las segundas hileras de columnas comiencen a flotar dando círculos alrededor nuestro mientras se aceleran cada vez más.

Después entra por el portal donde estaban peleando nuestros instructores, un sujeto de armadura negra igual que los demás enemigos, pero como enchapado con múltiples capas de grandes hombreras de cráneos con púas a lo largo de estos unidas a su capa roja como la sangre, además de contar con un casco con dos grandes cuernos que no permite apreciar absolutamente nada de su rostro, el cual está completamente salpicado en sangre y lleva en la mano contraria a la que porta su espada de empuñadura como calavera partida en dos formando los protectores de ambos lados, la cabeza de Luther como un trofeo.

Este individuo al vernos le ordena alarmado a sus subordinados. —¡Deténganlos, no pueden permitir que se escapen!

Silvant les hace frente haciendo que la roca bajo de ellos se convierta en lanzas que los atraviesan y después se abra haciendo que caigan al vacío. Continúa provocando que las paredes les ataque igual que el suelo.

Después el que aparenta ser el líder, crea con su mano una gran esfera de materia oscura que la dirige como un abrumador rayo hasta nosotros, pero Silvant se interpone en medio bloqueándolo con su espada.

Silvant mientras resiste el poder que retiene, nos habla con dificultad. —Chicos, ustedes van a nacer de nuevo en diferentes partes del Helment... Pero no se preocupen, su conciencia va a continuar y habilidades van a permanecer intactos a pesar de tener un cuerpo completamente distinto. ¡Aah! Por favor, traten de no llamar la atención hasta que no sean lo suficientemente mayores como para poder defenderse como es debido— Termina diciendo con mayor dificultad. —Les deseo suerte mis héroes.

El líder enemigo se enfurece aún más y aumenta la potencia de su ataque que hace que nuestro compañero vaya retrocediendo lentamente, pero éste cumple su objetivo de ganar tiempo porque justamente antes de que el rayo con él a cuestas nos alcance, el portal realiza el salto.

El jefe demonio detiene su ataque con el rayo para cambiar por desplazarse a toda velocidad y atravesar a Silvant con su espada mientras le dice. —¡Maldito desgraciado, siempre estás interrumpiendo con mis planes como aquella vez hace tres mil años, pero está es la última vez que lo harás!

El arcángel a punto de morir le dice muy sonriente y muy satisfecho. —A partir de ahora no seré yo el que arruine tus planes, sino ellos Xaviel.

El furioso traidor arroja contra una pared el cuerpo de Silvant y grita. —¡Los voy a matar a todos me oíste! ¡Mataré a cada uno de tus queridos héroes! ¡Esta vez nadie me va a detener!

Mientras tanto dentro del túnel del flujo del espacio, yo pienso en que no voy a poder ver a Claudine en mucho tiempo, me armo de valor y le tomo de los hombros mirándole a los ojos, le digo. —Claudine, quiero decirte algo antes de que nos separemos y de seguro pase muchísimo tiempo antes de que te vuelva a ver— Respiro hondo y continúo sin titubear. — Yo te amo Claudine, y no importa la distancia o el tiempo que pase, siempre lo haré.

Claudine que hasta el momento no paraba de observarme completamente enrojecida y nerviosa, me responde muy feliz. —No sabes cuanto tiempo he espero porque me lo digas. ¡Yo también te amo Irán, y espero poder volver a verte algún día sin importar cuanto tarde en suceder, ni la apariencia que tengas, yo me enamoré de tu corazón y eso nunca va a cambiar— Al terminar nos unimos en un tierno y placentero beso, que perdura hasta que nuestros cuerpos se desvanecen...

Declaraciones del autor:

Primeramente y antes que nada les quiero agradecer a todos los que han disfrutado de esta historia que he creado con esmero para ustedes y en especial a los que la apoyan y han otorgado estrellas.

El primer tomo de El Juego de los Elegidos de la saga The Chosen of Helment finaliza aquí con este capítulo 41 así como su publicación en Webnovel. La historia se continuará en publicando a partir de unos días en la página Ringdom con el nombre The Chosen of Helment desde el mismo principio por lo tanto van a tener que esperar alrededor de un mes o un poco más para que llegue al capítulo 42 que es por donde ustedes van. Nuevamente muchas gracias por haberme apoyado leyendo mi historia.

Atentamente, Reinor.