Tras haber entrado al portal salimos arrojados por el otro lado donde nos damos unos cuantos golpes en el suelo que por suerte y gracias a que tenemos armadura, no nos hacemos daños importantes, como en el caso de Alfred que no se rompió la cabeza al golpearse con una columna porque su casco se lo impidió. O el mío que caí encima de varios de mis compañeros amontonados.
Los únicos que no les ocurre nada son a Elizabeth que justo antes de que le alcanzara se teletransportó al interior del portal y después lo volvió a hacer a una distancia segura. El otro que salió ileso fue Steven que usó su habilidad para reducir la fuerza que lo propulsó al punto que cae muy tranquilamente de pie.
Me levanto adolorido y tras comprobar que no alcanzamos el número estipulado como mínimo para aprobar, le pregunto temeroso a mi amigo que se masajea la nuca, medio aturdido a la misma vez que se reincorpora apoyándose en la columna con la que impactó. —¡Alfred, somos 29! ¡Eso quiere decir que...!
Mi compañero y los demás nos observamos muy asustados al pensar de que al último momento fracasamos.
Un chico estalla en pánico. —¡De seguro que el Administrador nos va a matar!
Steven se expresa decepcionado tras bufar. —Al final tanto esfuerzo y sacrificio fue en vano.
La chica que había descubierto su nueva habilidad menciona entre llantos. —¡Ni aunque descubrí mi habilidad fue suficiente! ¡Esto no es justo!
Interviene Luther que se acerca con una gran sonrisa de satisfacción. —Me parece que se han precipitado mucho a los acontecimientos chicos. Para empezar...— Pronuncia alzando un dedo como indicio para puntualizar en varios puntos. —Si hubieran fallado, el portal que los trajo de regreso se hubiera cerrado de inmediato dejándoles a merced de esos demonios. Segundo, consiguieron cumplir los requisitos de llegar al final y de que al menos tres descubrieran el poder de su arma sagrada que cumplieron cabalmente con lograrlo cinco de ustedes.
Yo digo confundido. —¡¿Cinco?!—comienzo a contar nuevamente a los que ví hacerlo y comprobar que solo hay cuatro. Entonces le corrijo. —Instructor me parece que se ha equivocado, son cuatro no cinco los que descubrieron su poder.
—¿Seguro chico?— Me responde mientras señala al techo.
Dirijo mi mirada hacia arriba y puedo ver a un joven que cuelga del techo por medio de unas láminas del hierro de su armadura el cual porta una maza de mano con forma rectangular y púas en los costados. Entonces digo sin razonar demasiado. —Un manipulador de metal.
—Alquimista, es como se le nombra con exactitud- Me corrige el instructor. —Ahora solo resta comprobar si solo es capaz de manipular el hierro o es capaz de hacerlo con todos los metales.
Seguidamente le habla al joven con rasgos muy identificativos del Sur de Asia con piel, cabello y ojos oscuros además de ser medianamente delgado. —¿Por qué no bajas hasta aquí?
Piensa dudoso de como hacerlo durante un segundo y responde. —De acuerdo déjame ver cómo le hago.
Entonces las láminas de hierro comienza a bajar al chico estirándose hasta dejarle suavemente en el suelo para después regresar a incorporarse su armadura sin dejar vestigio alguno de su transformación.
—Muy bien chico, excelente— Le felicita dándole ligeras palmadas en el hombro. —Y por cierto, ¿cómo te llamas?
—Hayden, señor.
El instructor le observa fijamente por unos segundos y le sugiere señalando a Steven. —Entonces Hayden ¿por qué no intentas hacer algo con su armadura?
—¿Cómo qué desea?— Pregunta confundido.
—No sé, lo primero que te venga a la mente.
El chico lo observa pensativo un instante y tratando de concentrarse mientras realiza movimientos con su mano de como que tira de algo hace que la armadura salga volando hacia él tras salirse por si sola del cuerpo de su usuario y cae en la mano de Hayden.
Luther comenta maravillado y aplaudiendo con una gran sonrisa. —Fascinante, simplemente fascinante. No tenemos un alquimista cualquiera entre nosotros chicos, sino que un manipulador absoluto.
—Su habilidad les podrá ser de mucha ayuda para superar el juego y aún más cuando lleguen a Helment. Eso yo mismo lo sé por experiencia propia.
Hayden pregunta emocionado con lo especial de su poder. —¿Eso quiere decir que usted conoce a alguien con mi misma habilidad, cierto?
—Conocí; para serte sincero era mi mejor amigo y te aseguro que era muy pero muy fuerte.
—¿Y qué le pasó?— Pregunta aún más motivado.
El corpulento hombre suspira con pesar y le habla en un tono ligeramente triste. —Se dejó llevar por su ego de ser muy fuerte y querer merecerse todo para acabar traicionandonos. Entonces no me quedó más remedio que terminar con su vida.
Después señala la enorme cicatriz en su pecho—Esto que ves aquí me lo hizo él aquel día que decidió abandonar todos los ideales que defendíamos por su codicia de poder y riqueza. En ese momento estuve muy cerca de mí muerte pero nuestra sanadora me salvó la vida en ese momento. Y está otra— Señala su parche en el ojo. —El que le atravesé el correo con mi espada.
El chico se queda perplejo con la noticia de como terminó aquel con el que comparte su mismo poder y teme por su vida.
Luther le habla nuevamente con su forma elocuente—Pero no te preocupes yo no planeo matarte ni nada parecido.
Se le acerca al oído y le dice en voz baja y muy serio. —Por ahora. Demuestrame que no te vas a corromper y no tendrás nada de lo que tener miedo, porque de lo contrario hasta ese momento vas a estar respirando.
Después alza la mirada y les comunica a todos. —Ya aclaradas las dudas les recomiendo que vayan a descansar todo lo que puedan para que dentro de cuatro horas nos veamos en este mismo lugar para su próximo entrenamiento.
Luther se da la vuelta y le habla con un evidente doble rasero al mismo tiempo que se marcha despidiéndose al agitar la mano. —Sigue mejorando Hayden, tengo grandes expectativas puestas en tí.