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Chapter 20 - Capítulo 20

Sin dudar ni un segundo hago que el poder de mi espada fluya por mi cuerpo, salgo a toda velocidad como un haz de luz que me permite correr por la pared verticalmente. Atravieso la parte de los dormitorios en menos de lo que tarda un pestañeo. Llego al baño y me encuentro a la chica que había descubierto su habilidad recientemente postrada de espaldas en el suelo y crusando sus manos delante del rostro tratando de protegerse de un demonio corpulento y alto con una armadura negra que libera una bruma de oscuridad a su alrededor, portando espada y escudo con un casco de la apariencia de una calavera sonriente que exibe unos ojos rojos como sangre a punto de acabar con la vida de la atemorizada chica frente a él.

Yo le corto el brazo que sostiene la espada en alto y justo antes de que le ataque de nuevo me pega con su escudo en el abdomen arojandome contra la pared al punto de que esta se resquebraja por la increíble fuerza con la que me golpea que también me rompe una costilla causándome un fuerte dolor en el segundo en que se quiebra.

Me reincorporo prácticamente sin sentir el dolor por la adrenalina que recorre por mi sangre, y justo antes de que pueda hacer algo el demonio desaparece justo frente a mí sosteniendo el brazo que le corté con el otro y entrando en un charco de oscuridad bajo de él mientras me habla furioso. —¡Esta me la pagarás maldito! ¡Te arrancaré las entrañas con mis propias manos!

Después me dirijo a donde se encuentra la chica que me observa tanto admirada como agradecida por haberla salvado.

Le pregunto muy preocupado. —¿Estas bien? ¿No te hizo nada?

Ella me responde con un sorpresivo abrazo diciendo entre llantos. —¡Pensé que iba a morir de nuevo! ¡Tuve tanto miedo! ¡Muchas gracias Irán, muchas gracias!

Yo le contesto atónito con su espontánea reacción. —Solo hice lo que debía hacer, nada más- Le doy unas palmaditas en la espalda para tratar de tranquilizarla.

—De igual modo muchas gracias, no hay palabras que te puedan expresar lo agradecida que estoy.

—No te preocupes yo te comprendo.

Tras permitir que se desahogue sobre mi hombro por unos segundos, Alfred y muchos otros me observan con admiración, cosa que hace que me sienta un poco avergonzado.

Elizabeth que también está presente solo se limita a dirigirme la mirada con seriedad durante un segundo, y seguidamente enfoca su vista a pocos metros por detrás de nosotros quedando abrumada y expresándose a viva voz.—¡Asesinaron a alguien!

Yo giro la cabeza de inmediato y puedo ver un cuerpo dividido por el abdomen sobre un charco creado por su propia sangre el cual reconozco de inmediato.

Entonces digo completamente perplejo al reconocer a la víctima. —¡No puede ser es Hayden!

Alfred se acerca al cuerpo destrozado de nuestro compañero y confirma mi afirmación con un movimiento de la cabeza para expresarse después con disgusto primeramente. —El prometía mucho como futuro héroe. Por eso le mataron.

Después me observa preocupado y afirma muy seguro. —Estoy seguro que va a por todos los que ya han descubierto sus habilidades. Así que Irán, tú y yo estamos en su mira.

El instructor Melias que escuchó el ajetreo llega corriendo y habla muy asustado al ver el cuerpo de nuestro compañero. —¡Esto no pude ser! ¡¿Pero cómo es esto posible?!

Se acerca, examina detalladamente la gran y mortal herida del cadáver.

Después comenta tras percibir como algo del aura oscura que rodeaba al demonio sale de está. —Este definitivamente no es un demonio normal de bajo rango como los que ustedes se han enfrentado hasta ahora. Esto lo hizo un Sombra del Abismo. Este veneno en forma de bruma es algo que lo identifica- Se reincorpora y pregunta a los que estamos a su alrededor. —Alguien de ustedes le pudo ver con claridad para estar seguros.

—Yo, yo le hice frente antes de que matara a mi amiga— Respondo alzando la mano mientras me reincorporo con dificultad.

—Eres alguien muy valiente chico. Todos deberían seguir tu ejemplo.

Entonces dime, ¿cómo era?

Le cuento tal y como mismo le ví añadiendo el fuerte aroma a ceniza que ese enemigo traía consigo, cosa que todavía tengo dentro de mi nariz, a lo que me responde asintiendo inicialmente y después afirmar. —Es tal y como les digo. Un rango medio, Sombra del Abismo.

Luego le habla a quienes le rodean y les mira desconfiadamente de un lado a otro. —Escuchadme todos atentamente. Hay un asesino de héroes entre nosotros. Posiblemente esté aquí mismo oculto bajo la apariencia de alguno de ustedes. Porque esa es su habilidad principal— Hace una breve pausa donde no para de buscar entre los presentes. —Asesina y le roba la apariencia a su víctima introduciéndose en su cuerpo. Así que os pido que tengan mucho cuidado entre ustedes mismos y ante el menor indicio de sospecha infórmenselo al instructor Luther o a mí para encargarnos de inmediato.

Pregunta uno de los presentes. —¿Y no hay nada que lo delate para estar seguros de quién es el asesino?

—Me temo que no, porque posiblemente

la persona que le sirve como su huésped ni siquiera se haya dado cuenta cuando éste le mató y se ocultó en él. Porque eso es lo que hace para poder hacer uso de las habilidades de su víctima. Le asesina y retiene su alma dentro del cuerpo hasta que este se descomponga cosa que puede tardar bastante tiempo, pues el proceso de deterioro lo mantiene oculto con su increíble magia de camuflaje que hace que no se pueda notar absolutamente nada.

—Pero si mata a alguien debe dejar alguna marca para que lo podamos identificar.

—Es cierto, pero la camufla a la perfección, la misma magia que oculta su cuerpo que se comienza a podrir. Puedes tenerlo con la garganta cortada de un lado a otro justo frente a tí y no ser capaz de verlo.

—¿Pero no hay nada para hacer que esa magia desaparezca y quede al descubierto?

—Si la hay pero ni yo ni nadie en este lugar cuenta con tal poder. Muy pocos son los que poseen la extraordinaria habilidad de anular el poder de un demonio tan fuerte como lo es un Sombra del Abismo.

En este momento me lleno de preocupación pensando. «Ahora no nos tenemos que cuidar nada más de los enemigos en las pruebas, sino también de nuestros compañeros»