Todo quedo en silencio, su respiración mostraba la agitación de su cuerpo. Liliana parecía no saber que hacia en aquel lugar, aún con el calor que desprendían los presentes en esa sala, su cuerpo parecía no sentirlo. No supo cuanto tiempo estuvo sentada.
Durante ese tiempo sus puños se abrían y cerraban, intentando averiguar cada una de las emociones que se estaban despertando en ese momento.
Una agitación le saco de su estupor. Su vista se aclaro buscando a la persona que realizo tal movimiento, viendo como el bartender chasqueaba sus dedos frente a ella.
-¿Necesita algo? -pregunto Liliana, con desconcierto.
-Esa debería ser mi frase. ¿No lo crees preciosa? -respondió el joven frente a ella con una sonrisa ladeada, al ver a la bella joven frente a ella.
Ante la respuesta Liliana, solo puedo bajar su rostro. Diciendo: - Lo siento, estoy un poco distraída.
El bartender soltó una leve risa ante su respuesta, notando su abatido ser.
- Tranquila, todos tenemos días así. -viendo su abatido rostro, se precipito hacia el estante, mientras comenzaba a obrar su magia-. Toma, puede ayudarte en estos momentos. -mientras le entregaba un Cosmopolitan.
Liliana al ver el vaso frente a ella levanto su rostro, intentando calmar la tormenta de pensamiento que no paraban de llegar, algo que no la ayudaba. Hacia tiempo que no probaba una gota de alcohol, pero en estos momentos no había nada mejor que la ayudase a olvidar.
- ¿Podrías darme algo mas fuerte? -pregunto, con una mirada tan vidriosa como sus emociones.
Al verla, el bartender quedó momentáneamente congelando al ver sus verdosos ojos, que mostraban una mezcla de determinación y melancolía. Se sonrojó ligeramente y, para aliviar la tensión, carraspeó y asintió a su pedido.
No tardo en entregarle un vaso. Liliana lo cogió y bebió todo su contenido de golpe.
- Ponme otro -dijo, mientras permitía que la ardiente bebida quemase su garganta.
Tras escucharla le volvió a servir otro vaso, para ver como era engullido de nuevo, por la joven.
- Ve mas despacio; es vodka -dijo mientras la observa mirarse las palmas. Que se encontraban heridas por la presión ejercida al apretar sus puños-. ¿Y que hace una mujer tan hermosa y elegante como tú aquí sola y tan.. distraída? -pregunto con suavidad.
Liliana no supo cómo responder. Aún sentía el eco de sus emociones, pero la amabilidad del joven le dio un poco de consuelo.
- Supongo que necesitaba... un respiro -murmuró, casi para sí misma que para él.
El murmullo del nigth club seguía siendo una constante. Aunque la zona en la que estaba era un poco más tranquila, que la cercana a la pista de baile, permitiendo a ambos poder hablar.
Las luces neón se reflejaban en las superficies del lugar. Mientras el joven seguía observándola de reojo, mientras atendía a todos aquellos que llegaban a la barra para pedir.
Sumida en sus pensamientos Liliana, intentaba comprender donde comenzó a torcerse su relación, por más que pusiera esforzó para recordar no podía. Con rabia levanto su rostro para observar al bartender, el cuál se acerco ante su mirada.
- ¿Otro vaso preciosa? -pregunto el joven.
- Sí, y ponlo doble esta vez -respondió Liliana.
El bartender asintió, captando el matiz de frustración en su tono. Mientras comenzaba a prepararse el trago, echaba discretas miradas hacia ella, intentando descifrar el torbellino de emociones que parecía rodearla. Liliana tamborileaba los dedos contra la barra, mientras repasaba cada detalle insignificante de su relación.
El joven colocó el vaso frente a ella con una sonrisa ligera.
El bartender observaba con atención discreta como Liliana continuaba bebiendo. Su postura, inicialmente tensa, se había relajado a medida que los efectos del alcohol comenzaban a hacer efecto en ella. Liliana no sabía cuántos vasos había bebido, pero cada trago parecía erosionar un poco más las emociones que ahora eran un remolino borroso.
- ¿Te encuentra bien? -preguntó el bartender, con una mirada preocupada.
Liliana levantó la vista hacia él, intentado enfocar su mirada.
- ¿Bien? -rio, ladeando ligeramente la cabeza-. Supongo que sí, si "bien" supone olvidar... solo por un momento, si creo que estoy bien.
El joven frunció el ceño, pero antes de poder decir algo, un hombre apareció junto a Liliana, su presencia no mostraba nada bueno, mostrando una sonrisa que no transmitía seguridad para los presentes.
- ¿No es mejor tener compañía? ¿Te importa si te acompaño? -pregunto el hombre.
Liliana lo miró con desinterés, sin dar una respuesta a su pregunta, ya que ocupo el taburete.
- ¿Puedo invitarte a una copa? -mientras le hacia señas al bartender para que le repitiera la orden.
Al ver que no oponía resistencia al caballero junto a ella, les sirvió otra ronda, sin apartar la mirada del hombre frente a él.
Liliana, sin cuestionar, bebió de un solo trago. Mientras el hombre observaba, con un lujuriosa sonrisa en su rostro.
Tras ingerir la copa una sensación extraña comenzó a instalarse en su cuerpo, sin mostrar alteración en su rostro, mostro una sonrisa a ambos, los cuales la observa sin perder ningún detalle a cada acción que realizaba. El mareo comenzaba hacer presencia junto con un ardo que comenzaba a recorrerla.
Si esperar un momento logro levantarse, con la intención de alejarse del lugar. Liliana sintió cómo el mareo se intensificaba haciendo que se tambaleases al ponerse en pie, pero se obligó a mantener la compostura.
Al ver que se levantaba, el hombre extendió una mano para sujetarla.
- ¿A dónde vas? -pregunto con una sonrisa, que se sentía más amenazante que amigable.
Liliana lo miro fijamente, mostrando su calma habitual, aún con la confusión.
- A respirar un poco de aire fresco, a ver si puedo despejarme -dijo mientras apartaba su brazo bruscamente.
Liliana poso su mirada en el bartender, buscando su respaldo. El bartender, que había observado la interacción la observo durante un breve momento para después apartar la mirada y recibir el fajo que fue arrastrado por la barra.
Comprendiendo la situación Liliana, mostro un semblante mas frío ante el joven, sin poner resistencia al hombre que se aferro a su cintura y la arrastraba fuera de la sala.
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Tras la partida de la partida de Ivonne, William se quedo pensando aún en sus palabras, como un eco imposible de callar. Las revelaciones eran un golpe directo a su temple de hierro, por mas que intentaba racionalizarlo, el pero de la información lo mantenía atado en una mezcla de incredulidad, rabia y culpa:
(- Rebeca me llamo la noche antes de su accidente -dijo Ivonne, con un rostro serio hacia su acompañante-. No entendí lo que realmente pasaba en ese momento, pensé que solo eran los nervios de la boda. Me comento que la estaba amenazando con su vida y la de su familia, si se llegaba a casar contigo, era algo que se hizo muy frecuente y recurrente.
Apretando más sus puños, mantuvo la calma para seguir escuchando lo que tenia que contarle Ivonne, buscando algún rastro de falsedad en su rostro y su voz. Sin hallar muestra de el. Permitiendo que continuase.
- Yo creía que eran paranoillas por todo el estrés del momentos... -un rostro de tristeza hizo mella en su blanco rostro, con una fuerte inhalación continuo-. Me arrepiento de no haberle hecho caso en su momento, mientras estuvo conversando conmigo ocurrió el accidente, ella aun seguía viva, la escuche pedir ayuda, pero yo solo pude llamar a la policía, y me preparaba para ir en su ayuda.... Se percataron que estaba hablando conmigo, también me tenían controlada...
Sacando una grabadora del bolso, presiono el reproductor permitiendo que se oyera la voz, al otro lado.
Tras oír la grabación, sus puños se apretaban con mas fuerza, mientras su ojos tornaban rojos por la impotencia. evitando mostrar sus emociones, cogió el vaso frente bebiendo todo su contenido.)
La grabación se reproducía en su memoria como un susurro atormentador. Rebeca... su voz rota pidiendo ayuda. La vulnerabilidad en sus palabras, el pánico, la desesperación. William cerró los ojos con fuerza.
El vaso vacío que había sostenido con fuerza, ahora descansaba sobre la mesa, sus dedos aún marcados por la presión. La revelación de las amenazas y manipulaciones hacia su amada y causándole la muerte, era una verdad demasiado grande como para ignorar. ¿Quién podía estar detrás de todo eso?¿Por que alguien iría tan lejos?