Mis ojos se abrían con ese traje, totalmente negro con unos tonos carmesí en la camisa y una corbata que combinaba. El dinero de mí madre había aumentado por el crecimiento del comercio en su pueblo. Éramos hasta una especie de atracción por haber podido derrotar al campeón de los hombres. Aunque no me convencía del todo aquella proclamación porque lo vencí de una forma tonta.
Ese traje tan hermoso se ajustaba al cuerpo, y casi que por primera vez quise verme bien para un evento. Recordando las pocas fiestas a las que fui cuando estaba en mí mundo... Sí, yo era el rarito que estaba con su teléfono o que había preferido no ir porque la ansiedad social le pudo. Aunque ahora era algo importante, el momento de ser un chico cool y sociable. Ya podía imaginarme siendo el alma de la fiesta y, con ese pensamiento, una dupla de voces aparecieron.
Aquel par de gemelas asiáticas estaban saludando mientras que me miraban, entre confundidas y alegres. Sus rostros me extrañaron, pero recordé mi falta de ropa menos de pantalón. Al acercarme mi sonrisa era lo más sincera del mundo, aunque me miraban tan extrañadas como yo a ellas.
H: "¡Gabriel!"
E: "¡Gabi!"
Dijeron ambas con esas lindas voces que tenían.
"C-chicas, ustedes... eh..."
H: "Hana."
Dijo aquella que utilizaba detalles rojos en su ropa y en el arma que tenía en su cintura.
E: "Eun-ji"
Diría después quien usaba detalles azules. Me daba vergüenza no haberles preguntado sus nombres.
"Chicas... Q-qué hacen aquí? pensé que tenían que prepararse para... el baile..."
E: "Y eso hacemos, necesitábamos vestidos y bueno. Estamos en la zona comercial de ropa."
H: "Se ve que tú haces lo mismo. Aunque el pantalón de trapos está a la moda, ¿no te lo dijeron?"
"Sí, es lo último en ropa para pedir limosna... No saben, casi que se paga solo mi traje con lo que me daban dinero solo por detenerme."
H: "Se puede imaginar"
E: "¿Qué tal si nos acompañas? Un poco de vista masculina quizá nos consigue mejores vestidos que las demás. Y... Bueno, el cambio de aspecto... Quizá hasta puedas ver un poco~"
H: "Entiendo que los chicos no te presten atención, pero ¿tan desesperada?"
E: "Hey, solo fue una invitación y una broma."
"No se preocupen, yo solamente voy a comprar mi traje y... Bueno. Irme."
Al darme la vuelta para tomar el traje perfecto... No se encontraba, alguien más lo había comprado y era un traje 'único'. Tan tonto como se escuchaba. Pero tenía sentido. Mi sangre se calentó por unos instantes, aunque al siguiente minuto se puso un poco más fría. Mi respiración se encargó de calmarme y no pude ver a quien me robó mi traje...
Solamente me di la vuelta para sonreír un poco incómodo a las chicas, pero ellas estaban ya mirando su ropa cada una. Así que fui a buscar otra cosa, un traje totalmente negro aparecía a mi vista, el color se camuflaba con la más mínima sombra, y al tomarlo sentí aquella tela que era prácticamente invisible. Me dió un pequeño escalofrío, pero al instante sonreí. Era este. Totalmente era este mi traje.
Al pagarlo no era tan caro como el traje único y me lo llevé en mi anillo dimensional. Lo siguiente que hice fue comprar alguna que otra tontería, ropa para el día a día. Eran más que nada camisas abiertas y pantalones holgados. Ropa de invierno, para desiertos. Con protecciones elementales incluso. Estaba satisfecho por el consumismo de este día. Comí algo con el dinero que me dieron para tener un buen almuerzo ligero y me fui a preparar. La fiesta empezaba con la caída del sol. Ponerme un traje, combatir con la corbata, usar colonia, zapatos, arreglar mi cabello, todo eran esas cosas que los humanos normales hacían para salir.
Si tenía que ponerme una nota para calificar mi aspecto... Era un cuatro. La falta de músculos arruinaba bastante la estética. Pero era imposible no verse bien. Afeitarme fue algo difícil por mi resistencia, tanto que tuve que retirarme el anillo unos segundos y sentí un dolor terrible al afeitarme, dolor que se calmó con el anillo. El ambiente festivo se notaba por todos lados, no era únicamente una fiesta privada, era algo así como que todos iban a celebrar, todos todos. Al salir de mi habitación miraba mis compañeros, chicas con vestidos abiertos, algunos más pegados, otros más holgados. Chicos que llevaban desde traje hasta vestido... Incluso algo en mí me hizo sentir curiosidad de como sería usar vestido... Quizá luego.
Aunque era el inicio de la velada habían ya algunas bebidas circulando y chicos tomando. Algunos un poco intensos dándose muestras de cariño y yo empezaba a avanzar hacia donde era la cosa más importante. El salón de los campeones.