Mis ojos se iluminaron mientras que mi ansiedad social pasaba a ser el primer actor de aquella gala que era una fiesta de la alta sociedad. Algunos podrían pensar que es una exageración decir que mis instintos me decían de correr mientras que estaba paralizado enfrente a la entrada.
Hay que tener un par de cosas en cuenta. Primero, nací en un país tercermundista. No en la pobreza absoluta e incluso podría decir que en una clase bastante acomodada, pero ese nivel de lujo era demasiado. Oro, plata y platino en todo lo posible, perlas, diamantes, zafiros, esmeraldas y rubíes. Casi todas las entregas de cierta franquicia de monstruos de bolsillo se encontraba delante de mí. Yo estaba acostumbrado a juntarme con los típicos rezagados sociales a jugar juegos de mesa mientras que reíamos sobre tonterías sin sentido.
Segundo. No estaba acostumbrado a hablar frente a frente con mujeres... Mujeres, hombres. Quizá podría tener una buena conversación con un gato. Pero aquí todos eran refinados. Lo mejor de lo mejor. El lugar se dividía en 20 partes dónde se encontraban gobernantes de países y especies enteras junto al campeón que los representaba. Aunque había un espacio totalmente desocupado. Quizá no me dí cuenta en un inicio, pero todas las campeonas eran de razas distintas. Alexandra era la campeona de los orcos, no lo ví muy bien en un principio, pero el color de su piel tenía una cierta tonalidad verde, también se hizo un poco más notable... Tenía unos colmillos como de jabalí. Sofía estaba con los elfos y las gemelas con cambiaformas. Hadas, vampiros, Minotauros, gnomos, enanos y muchas otras razas. Casi todos tenían un campeón, únicamente faltaba un campeón de los humanos y de aquella zona totalmente carente de cualquier individuo, me resultó un poco extraño que no hubiera nadie en ese puesto, incluso me parecía una broma un poco graciosa dado que yo era lo más similar a un campeón humano. Pero iba a cortar todas mis esperanzas.
Mirando bien... El ambiente era amistoso, se encontraban reinas y reyes, princesas y príncipes. Las campeonas, personal docente importante, nobles con un estatus muy notable y al último y por ende menos importante. Yo. Me dí cuenta que no era nada de eso, en este mundillo de personas maravillosas y que eran hasta de admirar, era lo más similar a una mancha. Y mientras que mi mente se llenaba de esos pensamientos hasta autodestructivos y alguien me empujaba para apartarme a un lugar donde no moleste... Una voz amistosa me saludó. Cuando levanté mi cabeza sin saber muy bien quién era se trataba de la directora. Aquella mujer imponente sonreía, las marcas de su rostro no se disimulaban en lo absoluto, su cabello corto grisáceo se veía hasta delineado para la ocasión. Su mirada fue hasta tranquilizadora, también ella se sorprendió por mi cambio. Tanto que tenía que volver a analizarme por un tiempo algo largo, desde mi cuello, mi no muy marcada barbilla, mi labio inferior comido por mi mismo y mis ojos negros.
F: "Así que era cierto... Creciste... Bueno, ahora puedo decir que si tuviera unos pocos años menos... Grrr~"
"¿G-gracias? Y... cuánto son unos poc."
F: "Es cierto... Quizá solo un par de cervezas en tí y vamos tirando"
El comentario y la risa posterior me pusieron rojo, una palmada en mi espalda me hizo dar un leve sobresalto. Lo voy a admitir. Rem era una compañía mucho más amigable y menos intimidante cuando estaba intentando matarme.
"Sí, de un día para otro... Qué loco... Y... ¿Las fiestas son siempre así?"
F: "Claro, solo que te falta un poco de visión para estos temas amiguito salvaje. También falta tu madre... Ah~ Justice... Con ella la reina de los Orcos y la de los Minotauros estarían lanzando a los gnomos a barriles de cerveza... Y eso que fue en un velorio."
Eso sonó como algo que mi madre podría plantear hacer, aunque conmigo era una señorita, quizá se lo imponía a si misma para darme una buena impresión.
"¿Y qué es lo divertido?"
F: "Ah~ joven joven Gabi. Los chismes. Estamos aquí desde hace unos minutos y ya hay algún que otro matrimonio organizado. Aunque nadie te esperaba, normalmente solo estaría la realeza, campeonas y pocos más. Tu eres... El 'factor Gabi'. Arréglate un buen matrimonio, quizá dos... Las lamias, aracnidas y minotauras aceptan el poli-amor. Las vampiras son celosas como pocas y nunca vayas de broma con una sirena. ¿Entendido?"
"S-soy muy joven para casarme pero... Gracias por la información"
F: "No eres muy joven, el amor no tiene edad... Por eso ten cuidado, la reina de los vampiros y la de los dragones están solteras. ¡Ahora suerte! Voy a beber. Y... Gracias, no pensé que alguien podría hacer solo un portal rojo."
"El... el rojo no era el mío. El mío era negro."
La directora se detuvo unos instantes. Unos instantes mientras que sus manos que anteriormente estaban totalmente relajadas se colocaron como puños. De ella no provenía ningún sonido. Incluso me costó darme cuenta que todavía tenía su corazón latiendo. Y cuando por fin ella volvió a avanzar no dijo nada. Ni una sola palabra.