Dormir una siesta es algo santo para mí. Acostar mi cabeza en una almohada y olvidarme por unas horas de todos mis problemas mundanos y físicos mientras que mi cuerpo se encuentra en un descanso temporal es la mayor representación de paz que por mi parte podría pensar en tener. Eso fue mi primer problema cuando abrí mis ojos y pude ver a dos personas totalmente pegadas a mí.
Eleonor se encontraba en mi lado derecho mirándome con un rostro bastante atento, incluso con su aliento golpeando suavemente hacia mi. Sus ojos se notaban como los de un gato al cual se le había dormido un pajarito enfrente. ¿A mi izquierda? Cierta goblin la cual sí se encontraba durmiendo, parecía que había tomado la mala costumbre de dormir conmigo o mínimamente necesitando mi presencia para poder descansar en condiciones mucho mejores a las normales, como un animalito el cual se acostumbra a dormir con su amo. Claro, Gobi despertó poco a poco mirándome y mirando la situación, se desperezó muy contenta para darme un suave beso en la frente. Dejando una pequeña marca de labial allí y terminando con un sonrojo de mi parte por aquella situación.
Claro que como una persona que quiere sobrevivir el encuentro que se le aproxima tuve que salir de aquel paraíso en la tierra, tomé mis lentes mientras que me di la vuelta para ver a las mujeres que estaban acostadas. Gobi se cruzó de brazos bastante molesta mientras que Eleonor soltaba una suave risa, al verme con aquellos lentes se levantó al instante para tomarlos. Analizando el material y como estaban hechos, un suave
"Mmmm"
Salió de sus labios mientras que se acomodaba su ropa para así volver a ponerme los lentes y acomodarlos con su dedo índice. Bajando de la cama para hacerme señas para que le siga. Gobi volvería a dormir y yo como un inocente chico empecé a seguir a la elfa madura que me intentaba guiar a algún lado. Salimos de la habitación, e íbamos por largos pasillos que bajaban poco a poco, una caminata ayudaba a cualquiera a despejarse. Nosotros llegamos a una biblioteca que era únicamente compuesta de una librería.
"¿No leen mucho?..."
Mi broma fue totalmente contrarrestada por el movimiento de algunos libros, que nos abrió puerta hacia un lugar que parecía tener varios kilómetros hacia abajo. Libros, estanterías flotantes. Todo lo que uno podría necesitar aparecía enfrente nuestro. Ella revisaba algunos libros hasta tomar uno de un tamaño pequeño, parecía mucho más un libro de cuentos de niños pequeños y se encontraba en una estantería que a diferencia de sus enormes, elegantes y relucientes pares apenas llegaba a un par de estantes llenos de polvo y con una araña que parecía ser mínimo la quinta generación que pasaba allí. Incluso tuve la sensación de que agachó su cabeza hacia la elfo.
"Dime joven muchacho... ¿Alguna vez te contaron la historia del Dios más débil? Bueno, historia es mucho... Apenas es un cuento de unas pocas páginas y que se encuentra prohibido en todo el continente... Puede que no lo creas, por su nombre, pero cuentan las historias de un hermano perdido, totalmente sobrepasado por su hermana. Una diosa de poder ilimitado que desde su virtuoso nacimiento lo ocultó haciéndolo pasar por un mortal. Un joven soñador el cual desde sus inicios nunca superó a nadie, decían que era más lento que un caracol, más frágil que la vasija más fina, con una fuerza que no le hacía competencia ni a una mosca o con unos ojos que hasta los ciegos no querrían. Se cuenta que era un joven considerado maldito por los dioses, que su suerte fue tan mala que sus padres adoptivos murieron cuando llegó a sonreír por primera vez. Es una hermosa tragedia con un final inconcluso, según la historia cuenta él consiguió algunos artefactos que... Bueno, cubrían todas las falencias y que aún con ello buscó y encontró los amigos más maravillosos que uno podría. Que llegó a tomar su estatus divino."
"E-es una linda historia, pero por qué me la cuent..."
"Porque tienes sus lentes. Y en cierto modo no termina en un final cerrado. Termina en como él empezará a luchar y que cuando la persona menos correcta sea un campeón se podrá descubrirlo porque va a seguir sus pasos."
"E-Esto solo son unos lentes cualquiera que..."
La mujer se acercó tomando otro libro de la estantería, libro que poco a poco se volvía polvo en verdad en sus manos, pero que ella puso en las mías con una sonrisa.
"Lo sé, pero por cualquier cosa. Ten. Normalmente le contaba la historia a Arthur y a Sylvie antes de que se duerman, como la historia no tienen un final con su padre inventabamos algo distinto cada vez, él era una persona maravillosa... Fue asesinado por una mujer de fuego solo por... Por puro morbo de ella. No importa, no hay que llorar a los muertos más de lo que uno ya lo hizo cuando murieron. Quiero que tengas los libros que tanto dolor me traen. Ten esto para ayudarte."
La mujer me dió dos anillos, uno totalmente hecho de cristal a punto de romperse que parecía únicamente mantenerse unido por la insistencia del anillo para mantener su forma y otro de un detalle simplemente impresionante, nuevamente hecho de aquel metal levemente verdoso pero con incrustaciones de piedras que parecían mostrar el espacio. Este último pareció absorber todos los libros e incluso a la araña. Decidí ponerlo en mi mano izquierda en el dedo índice. Mientras que el de cristal fue a mi dedo corazón. Sentí como si mi piel por unos instantes se hizo de papel, como el frío y el calor insoportable me llenaron y como si fuese atravesado, mis ojos querían soltar lágrimas pero hacerlo era como soltar ácido, y al instante la sensación desapareció. Mis lentes que anteriormente hasta tenían una marcada ruptura en uno de los costados ahora eran casi que totalmente nuevos, mientras que el anillo se notaba aún más roto. La mujer se había retirado de allí y yo pasaría un tiempo en las bibliotecas buscando información de hechizos, círculos mágicos y todo lo que me faltaba del manejo de maná.