Parecía ser bastante drástico el cierre de las posibles entradas. demasiado drástico como para ser normal, incluso muchas guardias me veían con una tremenda confusión. Hay que marcar una diferencia, en los nobles humanos las guerreras usaban armaduras y no telas que cubrían poco, seguramente eran menos ágiles pero podía suponer que bastante más difíciles de tumbar.
"Bien, pequeño, ¿puedes entender? tenemos que ir a darte un baño... Ah, es como hablar con un cachorro de lobo"
"Grrr?"
Andar como un bípedo hacia que mi cuerpo se sienta extraño, aún así, estábamos yendo hacia una sala especial que no muchos supondrían que podría haber... Un baño, uno bastante moderno la verdad, quizá por la falta de luz eléctrica, pero se notaba que había un sistema interno de cañería, e incluso había una especie de luz encima nuestra que venía de la magia... Seguramente habían evolucionado tecnológicamente para usar magia en lugar de lo que es electricidad. Un paso bastante obvio... Y también seguramente los campeones eran quienes más traían esos avances. Pude escuchar agua llenando una bañera bastante grande, agua caliente. Eso se veía por el vapor que empezaba a rodearnos.
Según parecía y por lo que dijo el dios de la debilidad traían aquí a lo mejor de lo mejor. Ya que chicos comunes y corrientes no sabían cómo funciona algo así como la plomería interna o electricidad. Estaba aún más avergonzado porque seguramente en comparación a ellos yo era un salvaje.
Lo que me di cuenta después fue que mi madre estaba retirándose su ropa, mi rostro se puso rojo, pero lo calmé con respiración. No veía muy bien porque para dar mejor mi aspecto no tenía mis lentes. Igualmente estaba todo bien, solo iba a ser el protagonista de cualquier manga para adultos que uno desearía. Me quité lo poco de ropa que traía rápidamente para meterme en la bañera. El barro y la tierra salían poco a poco por el agua caliente y mis músculos se relajaron al punto que sentía como podrían hacer por si solos crujir mis huesos.
"Vaya... Estás muy mal nutrido pequeño... No hay problema, después de esto vamos a comer algo. ¡Ven aquí! Mi pequeño... Solo si Richard pudiese verte..."
Fuí tomado por la mujer, siendo llevado hasta su lado, mis manos y pies estaban por fin libres de tierra y barro. Solo suspiré suavemente. En un movimiento que me pareció extraño fui levantado para ser puesto en las piernas de aquella mujer, sus fuertes brazos tomaron mi cuerpo para pegarme más contra ella. Ahora sí que no podía evitar sonrojarme.
El resto del baño fue bastante normal, una limpieza general que me dejó por fin totalmente limpio. Una vez terminamos de bañarnos nos pusimos ambos una toalla, yo cubriendo mi cuerpo completamente y mi madre adoptiva dejando sus exuberantes pechos libres. Estaba yendo para ponerme mi ropa sucia, cuando escuché una suave carcajada y fui detenido. Para posteriormente ser levantado como un costal de papas por la mujer que me llevaba por su hogar hasta una habitación de gran tamaño.
"Esta es mí habitación. O bueno. Nuestra habitación. Por ahora puedes dormir aquí, así no estás tan solo... Solo si quieres, digo, seguramente estás muy acostumbrado a... Apenas sé si me entiendes cuando estoy habland..." Su rostro pasaba de estar lleno de emoción a estar poco a poco más en un estado de inseguridad.
"M-mamá... Dormir... Yo." Mis palabras eran torpes lo suficiente como para aparentar una parcial incapacidad del habla, aunque la mujer parecía más que encantada con solo darle un par de palabras. Me abrazó con una fuerza tal que sentí como estaba por partirme. Eso que tenía el anillo de la fragilidad. Aún así, gracias a dios, ella me soltó al poco ya que le estaba dando pequeños golpecitos en su pierna para que lo haga. Riendo con cuidado antes de besar mi frente.
"Lo siento... Mamá está muy contenta de tener por fin un hombre en su cama de nuevo, si es que me entiendes. Me llamo Justice. ¿Puedes decirlo?"
"Jus... Jus jus."
"Es suficiente. Déjame que te ayudaré a vestirte. Necesitas una ropa interior bastante especial, por lo que sentí cuando te bañaba... ¿Eh niño grande?"
Terminé con una ropa bastante cómoda, percatandome de qué se refirió mi nueva madre cuando ella me enseñó bien como ponerme la ropa. Estaba ya completamente vestido y fuimos ambos a cenar. Había de todo y mi boca era un río de saliva. Por ello empecé a devorar sin miedo alguno, quitando huesos y cubiertos vacíe los platos hasta quedar lleno. El sueño post una gran cena me golpeó, y sentí unas manos grandes tomando mi cuerpo dormido en una silla para llevarme a dormir a una cama. Aunque al ser dejado estaba dormido, podía escuchar algunos sonidos que venían de mi costado y específicamente de mi madre. No le presté atención y decidí dormir teniendo el sueño más profundo posible.