Tres individuos recorrían a gran velocidad las extensas praderas áridas y rocosas que bastamente se extendían a su alrededor.
Dos de ellos poseían una curiosa contextura rocosa y terrosa, como si sus extremidades estuviesen formadas de arcilla y tierra, portando una armadura color castaño. Sin embargo, la tercera individua era diferente, presentaba una contextura que resultaba ser sorpresivamente metálica.
La joven, quien parecía ser la líder del equipo continuó mirando a los alrededores para finalmente comentar satisfactoriamente, — ¡Julian, Dyah, hemos acabado con la ronda, regresemos!—
Los dos hombros asintieron ante la orden y respondieron, — ¡Sí capitana!—
Más cuando el trío empezaba a prepararse para regresar a la ciudad de Duminar un silbido aterrador surcó los cielos, mientras una luz oscura y profunda descendió del vasto firmamento para golpear la tierra con una estrepitosa explosión.
—¿Q-qué es eso?— preguntó Julian estupefacto.
—Algo acaba de descender del cielo, siento una gran oscuridad. ¿Será un demonio? Capitana, Debemos reportar lo sucedido a la familia para que envíen refuerzos, quizás sea una nueva forma de invasión de los horribles demonios. — dijo Dyah consternado.
—No.— dijo Yasa, la joven de aspecto metálico, rechazando la idea. —Investiguemos primero, la tensión con la familia y los demás clanes del Reino es severa, no podemos darnos el lujo de dar un reporte erróneo. Solo observaremos, ¡Vamos!—
Sus subordinados se miraron preocupados, pero asintieron. Eran leales a su capitana.
El grupo rápidamente llegó al sitio del impacto y para su sorpresa, pudieron observar una enorme esfera de oscuridad negra, que empezaba rápidamente a perder su forma homogénea y mostrar vibraciones.
El trío desenfundó sus respectivas espadas y Yasa dio una señal de coordinación, acatando la orden, Julian se alejó relativamente preparado para escapar de ser necesario. Mientras que Dyah acompañó a su capitana aproximándose con cuidado a la gran esfera de oscuridad.
La esfera continuó en su proceso de desgastamiento sin realizar alguna acción digna de mención, lo que no generó sino más precaución para con el trío.
—Capitana, ¿No será una nueva forma de comunicación del Reino de Dinorcia, ¿Deberíamos llamar ahora a los ancianos?— preguntó Dyah, cuando de repente del interior la burbuja unas filosas garras emergieron, las que empezaron a desgarrar con facilidad la esfera hasta que esta explotó.
De su interior, un enorme demonio como nunca habían presenciado se alzaba. Medía casi dos metros y su contextura solo podría ser descrita como feroz. Cada una de las partes de su cuerpo se encontraba completamente recubierta de gruesas escamas negras y poseía una filosa cola que se movía instintivamente de un lado para otro indiferentemente.
—¡UN DEMONIO!— rugieron en sus mentes los tres individuos instantáneamente. Yasa fue la primera en actuar, rápidamente se abalanzó contra el demonio y con su espada apuntó a su cuello para asegurar su posición dominante ante el invasor. No podían eliminarlo aún, debían descubrir cómo funcionaba la nueva forma de traslado de los demonios desde su continente, si esta llegara a ser usada de forma masiva, no habría forma de evitar una invasión a gran escala y las postas militares plantadas en las costas del continente carecerían de sentido.
Sin embargo, una expresión terrorífica de furia inmensa se formó en el rostro de la bestia. Sus alas draconianas se expandieron imponentemente y su figura original se expandió dominantemente, una sensación de insignificancia se formó en los corazones de los tres individuos, como si de hormigas se tratasen, frente al omnipotente poder del depredador absoluto.
Todo era inútil, la muerte era simplemente lógica.
Varasloth con un relampagueante y monstruosamente fuerte movimiento de su tres filosas colas desarmó inmediatamente a la joven y al hombre que se encontraba a su lado. Luego con sus filosas garras agarró el cuello de la joven de aspecto metálico, quien parecía ser la líder del equipo. Y sin esfuerzo alguno la levantó del suelo, más para su sorpresa advirtió que el cuello de la mujer empezó a deshacerse permitiéndole escapar de su agarre, para posteriormente volver a formarse. —¿Un elemental? Pero no es de tierra, que curioso ¿Metal?.— se dijo a asimismo. Luego miró detrás de sus dos nuevas presas y advirtió que un tercero escapaba a gran velocidad.
El demonio sonrió y rápidamente circuló mana por su cuerpo para impulsar sus tres colas contra la fábrica del espacio y el tiempo, había utilizado dicha habilidad anteriormente en el pequeño mundo de La Primera Sombra, más las leyes de dicho mundo era muy diferentes a las de su plano original, limitando en gran medida su campo de acción. Sin embargo, en el plano menor en el que se encontraba, la restricción había desaparecido.
Rápidamente su dominio se extendió en un amplio radio atrapando a los tres elementales y congelándolos. Varasloth caminó sin prisa hacía el tercer elemental de tierra y con facilidad lo cargó sobre sus hombros para reunirlo con sus compañeros.
Luego sin mayor preámbulo, noqueo a los tres individuos para empezar a indagar en sus memorias, más lo con el paso del tiempo, lo que pudo observar y aprender lo horrorizó.
—¡DEREMIROOOOOOOOOOOOOOOOO!— rugió en su interior colérico.
En efecto, el plano menor en el que se encontraba actualmente, era uno en el que existían elementales y demonios. La Tercera Sombra había dado en el clavo con dicha afirmación, sin embargo, había obviado completamente el contexto de la situación actual que transcurría en dicho mundo.
En este preciso momento, una guerra a escala continental se estaba llevando, el Imperio Demoniaco se encontraba actualmente invadiendo y asediando el continente donde residían los elementales. Y lo peor de todo, era que él se encontraba en el centro del continente elemental.
— ¿Y ahora? ¿Qué demonios hago? ¿Cómo llegó hasta la capital imperial del otro continente? No tengo ni una pista de donde está, ni la tienen estos mocosos.— dijo con frustración Varasloth llevándose las manos al rostro. Había decidido nunca más confiar ciegamente en Deremiro, desde que lo seleccionó como su representante hasta ahora, si bien había demostrado ser una persona leal y responsable por sus acciones, también había resultado ser un completo despistado.
—Kolacris, ¿Me escuchas? ¿Sabes dónde estoy?— preguntó el demonio comunicándose con el interior de El Plano Púrpura.
— ¿Qué ocurre? — preguntó evidentemente molesta Kolacris por la inesperada interrupción en su meditación. Más al escuchar lo transcurrido, empezó a romperse a carcajadas. — No puedes culpar a La Tercera Sombra por ello, ¿Sabes cuantos planos y mundos manejan los seres divinos? ¿Estarías tú pendiente de la situación de las hormigas de tu jardín? Tienes suerte de que no se haya confundido o habrías terminado en un plano sin siquiera posibilidades de comunicarte con los planos divinos. Simplemente encuentra la forma de llegar al continente demoníaco y muéstrale el token de La Tercera Sombra al Emperador, él te ayudará. —
Pero Varasloth suspiró desalentado — Podría teletransportarme parcialmente una y otra vez hasta llegar, pero desconozco totalmente las coordenadas y si no soy precavido puedo terminar en algún lugar raro. ¿No me quieres llevar volando? — preguntó bromeando.
—¡Mocoso! Ni lo pienses, además ni siquiera terminó de romper mis ataduras, incluso con la ayuda de Merua me tomará bastante tiempo, La Primera Sombra no debe ser subestimada.— refutó Kolacris, evidenciando una mayor cercanía y confianza con el descendiente de su linaje, al que inicialmente había mostrado. Poco a poco le empezaba a agradar más la quimera.
Varasloth la ignoró y empezó a meditar el rumbo de sus acciones. Los minutos pasaron y una diabólica sonrisa se formó en su rostro. Rápidamente empezó a circular su mana de forma veloz por su cuerpo y a contraer su cuerpo logrando reducir en gran medida su tamaño, hasta alcanzar una altura de aproximadamente un metro y veinte. De igual manera contrajo sus garras, cola y sus alas, ocultándolas de cualquier ojo agudo y perspicaz.
Al finalizar la transformación, Varasloth poseía la figura relativamente de un niño de unos diez años y, si bien aún poseía ciertos rasgos quimerinos y demoniacos, su aspecto de depredador natural y colosal bestia de batalla había sido retocada con matices más tiernos y juveniles.
El lobo disfrazado de oveja observó con orgullo su obra maestra en un espejo formado de agua y hielo, para empezar a sonreír demencialmente ante el gran plan que empezaba a tramar. Luego se acercó nuevamente a los tres elementales de tierra noqueados que yacían en el suelo temblando y murmurando palabras sin sentido, producto de la lectura de mentes y empezó a sostener sus cráneos.
Su ojo izquierdo junto con sus tres pupilas doradas empezaron a girar velozmente, inundando a los cuerpos de los tres elementales de una luz divina que empezó a calmarlos y estabilizarlos.
Con sus manos, Varasloth empezó a retirar y extraer como hilos de las mentes de los elementales, memorias para proceder a modificarlas y sustituirlas. Todo iba conforme a su gran plan.
El trabajo del demonio era impecable, si alguna de las Sombras hubiera presenciado la delicadeza quirúrgica con la que Varasloth modificaba y cambiaba los recuerdos de otros mortales, hubiera quedado boquiabierto. El monstruo tenía un talento inmensurable.
Al terminar, Varasloth simplemente los levantó y les dio un fuerte golpe en sus cabezas que los hizo despertar repentinamente.
Uno de los elementales de tierra simplemente empezó a vomitar una sustancia que parecía lodo y barro. —¿Tal vez era muy débil para soportar la operación?— dudo por un segundo Varasloth al ver al pobre y mareado elemental.
—¡Julian compórtate! No puedes tener nervios en un momento como este. Debemos llevar al niño con los ancianos, si los demonios querían secuestrarlo debe haber algún motivo importante. Dyah, revisa los alrededores, por si los demonios regresan con refuerzos, aún no puedo creer que lográramos escapar con vida.— luego volteo a ver a Varasloth y amablemente dijo —Tranquilo niño, no dejaremos que esas bestias te vuelvan a atrapar, pero ahora no es momento de hablar, debemos regresar a nuestros territorios, solo ahí permaneceremos seguros.—
Varasloth sonrió inocentemente, sin realizar comentario alguno.
—Capitana Yasa, nada por los alrededores, parecen despejados, deberíamos retirarnos inmediatamente y reportar lo ocurrido al patriarca y los ancianos. — dijo el elemental llamado Dyah.
La joven capitana asintió y cargó en brazos a Varasloth para partir en dirección a la ciudad de Duminar.
Varasloth mostraba una expresión confusa y nerviosa, más para sus adentros una enorme sonrisa se formaba. Sabía perfectamente a donde se dirigían, la ciudad de Duminar era una gran ciudad mercantil perteneciente al Reino de Rantoria, un reino principalmente compuesto por elementales de tierra. La joven capitana que lo llevaba cuidadosamente en sus brazos, era Yasa Dumin, una de las hijas más talentosas del Patriarca de la familia y Señor de La Ciudad de Duminar, Zabai Dumin. A diferencia de los elementales de tierra que la acompañaban, ella pertenecía a una interesante variación elemental conocida como Elemental de Acero. Su talento y su variación elemental la habían hecho digna de recibir a corta edad el puesto de capitana y ahora, sin que lo supiera, se había convertido en la llave que Varasloth necesitaba para poder ingresar a una ciudad elemental y acceder a toda la información que pudiese necesitar y con la que se deleitaría gratamente.
—Lo que necesito ahora es entender el contexto real del continente así como la forma de alcanzar el continente demoníaco. Para mi mala suerte, los dos elementales de tierra son unos imbéciles y la muchacha, ha concentrado casi todo su tiempo en el combate, por lo que el tiempo que ha pasado estudiando es casi inexistente. Necesito una biblioteca.— se dijo asimismo mientras se acurrucaba cómodamente en los brazos de Yasa.
La expresión de placer en los brazos de la joven no pasó desapercibida por los dos subordinados, quienes no pudieron evitar llorar de envidia, al imaginarse siendo acurrucados por el sensual cuerpo de su divina capitana.
Al cabo de varias horas, el grupo pudo divisar una inmensa muralla de firme e imponente tierra que rodeaba una gigantesca ciudad, sus paredes alcanzaban el cielo y daban la sensación de ser una ciudad impenetrable. La metrópolis contaba con diferentes puertas que eran cuidadosamente resguardadas por diferentes equipos de elementales de tierra que vigilaban con precaución el ingreso y salida de todos los carruajes y caravanas. El título de ciudad mercante que Duminar poseía no era vano, era evidente que frente a Varasloth una próspera ciudad se encontraba en pleno funcionamiento.
No obstante, al acercarse a una de las puertas, el grupo fue detenido por varios elementales armados.
Una expresión de incredulidad se formó por el rostro de Yasa, —¿Qué significa esto?—
Uno de los elementales, respetuosamente respondió, — Capitana, discúlpenos la intromisión, pero debemos registrar al niño que lleva en sus brazos, aunque no es muy evidente, tiene ciertos rasgos demoníacos, no podemos dejarlo ingresar incluso si es acompañado por usted.—
Julian pareció enfurecerse ante la respuesta del guardia, — Qué insolencia, ¿Acaso crees que la capitana Yasa traería un demonio a la propia ciudad de su padre? ¿Quieres morir? Rápido muévete y déjanos pasar.—
Más el elemental guardián solo pudo sonreír incómodamente, era evidente que sufría por la difícil posición en la que se le estaba poniendo, pero debía acatar sus órdenes.
Yasa suspiró, —Tranquilo Julian, solo cumple las órdenes de mi padre. Igual es mejor dejar las cosas claras desde un inicio, cuando se determine que el pequeño no es un demonio, podremos entrar con tranquilidad.— Dijo sonriendo amablemente a Varasloth.
El demonio levantó una ceja, —"Espera, ¿Qué?"—