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Chapter 22 - Capítulo 21: ~ Mal sabor ~

Su cabeza dolía demasiado tanto que al levantarse del suelo comenzó a ver su entorno un poco borroso. Desconocía el lugar donde se encontraba pero eso no le importó ya que solo se fue guiando por los muebles que se encontraban en lo que parecía ser una casa.

Mientras con una mano se detenía en cualquier pared, con la otra solo se masajeaba su cabeza con el simple fin de calmar un poco el dolor que tal vez era provocado por el estrés o la preocupación que le causaba el no saber como había terminado en aquella casa.

— Ahg, debo de buscar algo para apaciguar el dolor.— miró a la puerta que se encontraba frente a ella.— puede que me lleve tiempo.

La joven solo abrió la puerta que estaba delante de ella para luego percatarse de que los muebles del lugar tenían un estilo rústico. Amaba ese estilo pero lo raro era que en ciertas partes de la casa se encontraban en la pared retratos donde aparecía ella junto a un hombre y lo que parecía ser un niño de cabellos dorados, aquello le provocó preocupación e incluso miedo de tan solo ver a su alrededor, algo que ella veía imposible suceder en su vida estaba sucediendo frente a ella.

— N-no... esto es mentira.— se dejó caer de rodillas.— es una maldita broma. Es falso

De pronto la puerta de una de las habitaciones se abrió, dejando ver al niño de las fotos. El infante al verla en el suelo corrió hacia ella para luego abrazarla, a lo que Amanda solo lo alejó de ella.

— Esto no es real.— frunció el ceño.

— Mami, soy yo... Nathaniel.— la miró con preocupación.— ¿no me recuerdas?

— ¡Yo no tengo hijos!.— se levantó del suelo.

— ¡Mamá, no digas eso!. Me lastima escucharte decir eso.— dio un paso hacia Amanda.— pero aún así se que me quieres como yo a ti y como papá a nosotros.— sonrió con ternura.

— Pero yo...

interrumpió.— ¡Nathaniel, Avelín!, ¿sucedió algo?.— preguntó.

Aquel sujeto que había ingresado rápidamente a la habitación lucía preocupado. Removiendo su flequillo castaño que cubría uno de sus ojos color marrón se acercó a Amanda para luego posarse a su altura y tomarla de las manos.

La acción del hombre tenía confundida a la joven, quien solo desvió la mirada para luego solo hacerle una pregunta.

— ¿Quiénes son ustedes?.— lo miró a los ojos.

— Avelín...— susurró.

—Mami, el es papá Eliot... y yo soy Nathaniel tu hijo.— aclaró el niño mientras retenía las ganas de llorar de tan solo ver a su "madre" en ese estado.

Sinceramente, estaba confundida. No sabía que hacer respecto a lo que estaba sucediendo frente a ella si ni siquiera recordaba estar casada y mucho menos lograba recordar a ese supuesto hijo que tenía con ese hombre.

Por otro lado, el hombre de cabellos castaños solo comenzó a negar con la cabeza provocando que su cabello levemente rozará sus oídos por el largo de este.

— Nath, recuerda que mamá está enferma recuerda que no debes presionarla.— mencionó Eliot.— Avelín, ¿te gustaría beber un poco de té para tranquilizarte?.

— Pero yo no me llamo Avelín.

Aquel hombre solo tomó de las manos a Amanda y la ayudó a levantarse del suelo, ignorando lo que ella le decía. Al llevar a la cocina, el hombre comenzó a preparar el té, mientras que la chica solo analizaba su entorno, bueno eso fue hasta que posó su mirada hacia la ventana ya que en esta se asomaba levemente el traje del jinete que había visto en la iglesia. Sin pensarlo, salió de la casa sin hacer ruido para luego acercarse al de cabellos blancos, quien solo evitó la mirada de la chica.

— Veo que al fin despertaste.— habló con seriedad.

— Oye, Muerte.... ¿qué esta pasando aquí?. Esto es muy raro.

— Mira Amanda.— suspiró.— este es uno de tus recuerdos de una de tus muchas vidas pasadas, y te traje a este para que veas lo cruel que es tu padre.— se cruzó de brazos.

— No entiendo porque pones tanto empeño en querer que nos unamos a ustedes.— frunció el ceño.— se lo que tu creador planea y no lo permitiré, así que si me disculpas... ayúdame a salir de aquí.

— Lo haré pero mira...

Al posar su mirada hacia la ventana, se enfocó en ver lo que hacía su supuesto esposo e hijo que se encontraban en la sala mientras acomodaban la tetera y las tazas. Parecían estar muy felices, bueno eso fue hasta que de la conexión de la radio saltaron chispas que al caer en la alfombra, esta se incendió rápidamente.

— ¡¿Qué?!.— gritó Amanda asustada.— ¡tenemos que ayudarlos!

— Aire, una vez intenté ayudarte pero... no puedo intervenir en el castigo que te dio tu padre...— miró hacia la ventana.— lo siento mucho.

— Si no puedes... ¡yo lo haré sola!.

La de cabellos cafés solo corrió hacia la puerta de la casa, pero para su mala suerte la puerta no cedía, parecía que alguien la había cerrado con llave. Su desesperación aumentaba cada vez que escuchaba los gritos de el hombre y el niño, tanto que sin dudar sólo rompió el cristal de la ventana, pero esta acción precipitada vino con una consecuencia.

— ¡Siempre odié que fueses tan... imprudente!.— frunció el ceño.

La joven solo se encontraba sentada en el suelo, mientras que el jinete solo se encontraba frente a ella utilizando su capa para cubrirla de las llamaradas que salían por la ventana.

Estaba sorprendida por la acción repentina del joven que anteriormente buscaba acabar con ella, no sabía porqué lo hizo y por eso quería una explicación rápida y congruente por parte de su enemigo.

— ¿Por qué no dejaste que el fuego me tocara?.¿A caso olvidas que estoy casada con el elemento de fuego y por eso no puede hacerme daño?.— se cruzó de brazos.

La expresión inexpresiva cayó como si se tratase de un delicado artefacto de cristal dejando ver su preocupación. Su mundo se vino abajo con una sola pregunta, el recordar su bello y trágico pasado amoroso con ella como su dulce y amada Astrid le dolía aún después de tantos años que habían pasado.

Sabía que esos recuerdos reprimidos despertaron de tan solo ver nuevamente a la reencarnación de su novia y que ella no recordaría todo lo que pasaron, así que sin más solo le dio la espalda para evitar que le mirara a los ojos.

— Eres indispensable para nosotros, bueno, los cuatro lo son.— respondió aún sin verla.

— ¿Y por qué nos atacaron?.— le preguntó mientras se levantaba del suelo.

— Deja de hacerme preguntas y mira lo que hizo el pecado que cargas.— apuntó hacia la ventana.— tu padre jamás te permitiría ser feliz con el hombre que amas. ¿Crees qué es lo correcto?

El corazón de la chica solo se paralizó de tan solo devolver su mirada hacia la casa a lo que solo trató de saltar hacia la ventana para ingresar al lugar pero el joven de cabellos blancos sólo la tomó por la cintura para detenerla, cosa que provocó que Amanda solo le lanzara una mirada llena de ira.

— ¡Déjame ir!.— le gritó mientras comenzaba a patalear.— se que eres un ser despiadado y que odias a los humanos pero.... ¡al menos piensa en el dolor que pude haber sentido si este es uno de mis recuerdos de una de mis vidas pasadas!.

— ¡No te dejaré!.— frunciendo el ceño.

— Eres un maldito desgraciado, ¡¿no sabes que es el dolor de perder a alguien que amas?!.— le preguntó.

— ¡¡Aire, si se que es perder a alguien que amas con todo tu ser!!.— le respondió mientras la sujetaba con más fuerza.— ¡¡no siempre fui un jinete, también tuve una vida normal como tu!!!

No esperaba aquella respuesta casi la hizo desmayarse de la sorpresa, pero al sentir el agarre del jinete volvió en sí, tratando de buscar una pisca de mentira en las palabras del joven.

Incredula preguntó.— ¿No son creaciones a base de la oscuridad?

— No...— la liberó mientras solo tomó asiento en el suelo.— los jinetes una vez fuimos humanos que se relacionaron con ustedes en su primera vida.

Al ver que la carcasa que denotaba rudeza poco a poco se iba cayendo, solo se sentó al lado del jinete para luego mirarlo con atención ya que quería saber más sobre ellos para tratar de buscar otra manera de evitar un conflicto y arreglar sus diferencias.

— ¿Y ustedes recuerdan eso?.

— Sí.— respondió.

— ¿Y por qué nosotros no?.— le preguntó Amanda.

— Porque cada uno tiene un pecado que pagar... tu y fuego recibieron el castigo de renacer y terminar juntos, pero si llegasen a amar a alguien más... esa persona terminaría mal.— la miró a los ojos.— Agua tiene que pagar por ser egoísta con Plaga cuando ella solo era una humana, y Tierra tiene que saldar su pecado con Pobreza. Cada que renacen pierden sus recuerdos.

— Entonces... ¿tu fuiste parte de ese castigo que me lanzó mi padre? .— desvió la mirada.— perdón.

— Tranquila, no es tu culpa. Es culpa de su creador que es egoísta sobre sus sentimientos.— la tomó de las manos.— seres tan perfectos como ustedes no deben de servirle, Astrid... no... Amanda. Por favor, acepta servirle a mi padre... el te dará la libertad suficiente que necesitas, y al fin estaremos juntos.

De la sorpresa al sentir el tacto de las frías manos del joven, solo se liberó rápidamente de su agarre para luego levantarse del suelo y con seriedad lo miró.

— Muerte, yo no soy la misma que un día conociste, ni siquiera puedo corresponder a tus sentimientos.— le dio la espalda.

— Amanda, pero tú padre...

Lo interrumpió.— Mue...

El joven solo se levantó del suelo para luego solo poner un dedo en los labios de la de cabellos cafés para callarla y solo decir:

"William, ese era mi nombre cuando

aún era un simple humano"

Amanda sin pensarlo solo le dio un manotazo a la mano del jinete para proseguir.

Suspiró.— William. Sí, mi padre fue el responsable de que Fuego y Aire siempre estuviesen juntos pero... si en otra vidas yo no deseaba casarme con Fuego.— lo miró a los ojos.— estaba mal, aún que él a veces es complicado... Ethan es demasiado tierno para no querer estar a su lado.

No sabía que después de todo ese tiempo unas simples palabras le hicieran enfurecer. Todo lo que había hecho solo para que ella le confesara que estar con otro elemento era lo mejor que le había pasado le rompía el corazón, pero aún así no se iba a rendir fácilmente.

— Después de que esas malditas brujas terminaran con mi vida... ¡¡le ofrecí mi alma al padre de la oscuridad para poder vengarme de esas desgraciadas y para volver a verte pero... en vez de amarme y agradecer... solo me dices que amas a otro!!

— No debes forzar a alguien para que te ame.— sin titubear solo se paró frente al jinete que claramente se encontraba molesto.

— ¡¡Ese maldito... me las va a pagar!!. ¡¡También ese supuesto ser de luz por manipularte!!.— la tomó del brazo.— se que aún sientes algo por mi pero ellos te están manipulando.

Amanda se molestó al sentir el tacto del contrario, así que en su defensa, solo le proporcionó una bofetada.