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Chapter 26 - Capítulo 25: ~¿Soy lo peor? No, tú lo eres (Parte 3, Fuego)~

La luz del lugar le parecía cegadora, pero aún así esperó a que poco a poco hasta que su visión se acostumbró a su entorno. Se encontraba confundido, no recordaba que había sucedido antes de aparecer en ese lugar, lo que le pareció extraño.

Con sumo cuidado se levantó de lo que parecía ser un sillón color carmín, que para su cuerpo no era tan cómodo como se le veía a ese hermoso sitio de estar. Quería quejarse por el dolor de espalda que al parecer le había provocado dormir en ese mueble, pero no lo logró, estaba asustado por que su cuerpo no reaccionaba libremente.

— No puedo hablar y mucho menos moverme... tengo que irme para ayudar a...— su voz interior se detuvo al no saber específicamente a quien quería ver desesperadamente.— ah...

Fue el sonido que salió de sus labios al ver a su lado, había una gran cama con sábanas blancas y enormes almohadas. Sin saber por qué su cuerpo comenzó a temblar, optó por ver lo que estaba sucediendo ya que se había rendido al tratar de hacer las cosas a su voluntad.

Sentía temor de tan solo ver que algo se movía entre las sabanas de aquella gran cama, ese sentimiento aumentó al ver que una mujer de hermosas facciones salía de entre las telas.

Con su cabello desordenado miró al elemental y con una seña le hizo levantarse rápidamente del sofá para después salir corriendo a lo que era la cocina del lugar. El de cabello rubio sin más comenzó a preparar lo que tal vez sería la comida de la mujer, que para la vista de Ethan, era mandona y extravagante como su madre.

— Ayyy... no sé que sucede pero... espero que este no sea mi futuro, me sentiría muy mal si esta fuese mi esposa.— pensó.

Al tener todo listo, solo tomó una bandeja de plata y colocó todo en ella para después llevar su contenido a la habitación de la mujer, quien al verlo hizo un gesto de disgusto.

— Amor mío, espero que te guste lo que preparé para ti.— mencionó mientras se acercaba a la cama de la mujer.

— Fuego... ¿crees qué eso es para alguien de mi nivel?.— frunció el ceño.— ¡¡te dije que no me gusta esto!!

El grito de la mujer le hizo dar un paso hacia atrás provocando que esta se molestara más, a lo que solo reaccionó para levantarse y sin dudar de su acción, le arrebató la bandeja de plata al joven para luego tirarle encima la comida junto al agua.

— Te amo, pero... tu me haces enojar siempre.— lo empujó para hacerlo caer por pisar el agua que había en el piso.— ¿cuándo aprenderás a no hacerme enojar?

— Lo siento, lo siento... lo siento mucho... no quise hacerte enojar.— respondió con lágrimas en los ojos.— Maldición, esta mujer es... lo que menos quería en mi vida... ¿por qué estoy aquí soportando este maltrato?.— Pensó Ethan al ver como agredían a quien se suponía ser el.

— No me mires a los ojos y ve a traerme algo decente. Y que no se te olvide que tienes que ir a trabajar, por que quiero un nuevo vestido.

— Si, mi bella Elena.— le respondió mientras agachaba su mirada.— te prometo que seré mejor para complacerte y hacerte feliz.

El joven solo levantó los pedazos del plato de porcelana y los de la taza de té para luego salir de la habitación y darse una ducha, al secarse solo usó su ropa de trabajo que consistía en un overol negro y unas botas de igual color.

Al estar listo solo se fue para comenzar a hacer su labor que consistía en limpiar los establos de los caballos y vacas, cuando terminó su labor se dirigió a su otro trabajo que era recolectar tomates. Ethan internamente gritaba de dolor, y el calor que sentía era suficiente para caer inconsciente de un golpe de calor y más con el color de su ropa de trabajo, pero claro, no entendía por qué seguía trabajando a pesar de las condiciones.

— Esto es absurdo... el amar no es humillar a tu pareja. Amar a alguien es entender, comprender, ayudar... e incluso escuchar...— pensó mientras veía como su cuerpo trabajaba arduamente.

Al terminar su labor caminó hacia lo que parecía ser una pastelería, donde compró un poco de pan y después se dirigió a una florería donde compró un ramo de flores. Cada acción le causaba malestar, tanto que quería librarse para huir de ahí.

— Una mujer como ella no se merece nada como esto... ¡entra en razón!.— gritaba internamente.

El elemental de fuego seguía su camino hasta que algo le hizo detener su andar en seco, su corazón se detuvo al ver a una multitud frente a donde vivía. No entendía que sucedía, pero solo se quedó parado observando lo que estaban a punto de hacer esas personas que rompieron los vidrios de las ventanas y luego lanzaron antorchas dentro de ella.

— ¡¡¡Elena!!!.— gritó desesperado.

Aquel gritó hizo que la multitud dirigiera su mirada hacia el para luego solo uno que otro acercarse para retenerlo con el fin de que no se interpusiera en sus planes.

— ¡Déjenme ir!. ¡¡Elena está enferma... la van a lastimar!!.— gritó mientras retenía sus lágrimas.

— Joven Fuego, esa mujer no lo merece... usted es un ser divino al que le debemos de servir, pero esa mujer lo ha pisoteado e humillado.— le dijo una mujer.

— Entienda que ella se merece lo que le hicimos, siempre lo trata como su usted no valiese la pena. Se merece algo mejor que esa basura de persona.— le habló otra mujer.

— Pero yo la amo.

— Pero ella se aprovecha de usted.— esta vez habló un hombre.

Se sentía mal de tan solo quedarse y ver lo que hacían y aún más al ver que la casa estaba casi cubierta por las llamas, pero era lo único que podía hacer además de escuchar a la mujer gritando dentro de aquel lugar, maldiciendo a todos los que se encontraban. La silueta de aquella mujer que ardía en llamas le hizo derramar lágrimas de desesperación, ese sentimiento aumentó al escucharla gritarle algo que era un mensaje que iba directamente hacia él.

— ¡¡Maldito desgraciado!!. ¡¡Después del amor que te ofrecí!!... ¿así me pagas?, ¡¡¡por eso sufrirás una vida llena de amargura y dolor por no cumplir las expectativas de tus seres amados!!!.

Los presentes al verlo caer de rodillas se acercaron a el para abrazarlo mientras lloraba por las crueles palabras con las que lo había maldecido la mujer con mucho odio en su voz.

De pronto su visión se volvió en blanco y negro anunciando le que había terminado su mal momento, con cuidado se liberó del agarre de la multitud para después solo caminar hacia la casa en la que esa mujer había quedado encerrada.

— Tu final fue muy malo.— habló Ethan ya libre.— como el trato que me diste, no quiero imaginar que le hacías a la gente de tu alrededor.

Miraba con tristeza el lugar hasta que escuchó pasos detrás de él, a lo que sin pensar solo se giró para ver de quien se trataba para encontrarse con Hambruna. La jinete se veía molesta pero el joven no le tomó importancia a su semblante.

— ¿Y qué era este infierno que me mostraste?.— le preguntó y acto seguido cruzó sus brazos.

— Tu primera vida conmigo, te mostré lo que me hiciste.— le respondió.— Fuego, tu no me salvaste de ese final trágico, esperé a que fueses el caballero de armadura brillante que me rescatara de esos villanos.

— ¿Y cómo querías que te rescatara si me trataba mal?.— levantó una ceja.— Hambruna, el amor que me profesaba en ese entonces... me lastimó... veo que no tenía dignidad.

— ¡¿No estás arrepentido?!

— Claro que sí, pero de haber estado contigo.— le respondió lo más tranquilo que pudo.

— ¡Ethan!. Arrodillate frente a mi y pídeme perdón, dame tu cristal y yo enmendaré el daño que tu mismo hiciste en nuestra primera vida.— lo tomó del cuello de la camisa.

— No. No lo haré, además... no es mi culpa de que te hayan hecho eso, tú te lo buscaste.— la empujó para liberarse de su agarre.

— Fuego, ¡soy yo a la que amas y siempre lo harás!. ¡Obedece mi orden tonto elemento!.— le gritó llena de ira.— ¡debes de ser un ser amable!

— Claro que soy amable pero... ver esto... me hizo sentir triste y torpe por dar un amor inocente a alguien tan podrido como tú. Jamás creí que por culpa de una jinete mi vida fuese miserable.— suspiró.— jamás quise culpar a alguien de que yo solo jugara a ser el títere de mis padres... de llorar todos los malditos días de mi vida por sentirme insignificante y como alguien que no merecía amor.

Hambruna al ver que el joven elemental estaba a punto de llorar, solo se acercó a el para abrazarlo, pero con el fin de manipular sus sentimientos.

— Nunca quise hacerlo, estaba molesta.— sonrió levemente.

— Molesta o no... no debiste hacerlo, Elena.— la empujó para separarse de ella.— eres lo peor, ahora por ti estoy solo. No tengo a nadie.

— Exactamente, no tienes a nadie pero... déjame ser alguien para ti. Quiero que solo me mires y yo solo te miraré a ti.— le extendió su mano.— vamos Ethan, nadie más te quiere... solo yo.

El rubio estaba a punto de tomar la mano de la jinete pero un vago recuerdo inundó su mente, la mirada de aquella chica que le hizo sentirse querido. Su corazón dio un salto de tan solo recordar la mirada llena de calidez que solo la elemental de aire le demostraba, e incluso juró escuchar por unos momentos la voz de ella que le gritaba:

"¡Ethan, vuelve a mi. Vamos, formemos un futuro juntos solo vence tus temores!"

"¡¡Se que puedes con todo, eres fuerte y capaz de derribar cualquier enemigo!!"

"No puedo seguir sin ti, eres parte de mi elemento y de mi vida. Por favor, no caigas en la oscuridad"

Lo último dicho por la elemental fue en un tono de tristeza y seguido de esto se escucharon sollozos, aquellas palabras resonaron en su interior tanto que solo le dio un manotazo a Hambruna, y con una mirada llena de determinación le habló.

— No, yo no estoy solo.— frunció el ceño.— tengo a Amy, mi esposa. Ella me está esperando y por eso... ¡quitate de mi camino!

Odiaba tener que usar la fuerza pero debía hacerlo, así que solo tomó su cristal con la mano izquierda para que en la derecha apareciera una bola de fuego que hizo a Hambruna retroceder y caer al suelo por miedo.