Con determinación camino hacia la luz y atravesó aquel marco donde se suponía que tendría que haber una puerta pero esta parecía haber sido arrancada, dejando ver un gran jardín que estaba cubierto de charcos de agua. Amanda al ver el suelo vio en un charco de agua el reflejo del cielo que se encontraba lleno de nubes de un color rojizo que anunciaba que en cualquier momento llegaría un fuerte diluvio.
— Tengo que encontrarlo antes de que...
Las palabras de la chica se detuvieron al ver a la lejanía un gran ser, que miraba a su alrededor y a su vez provocaba que cayeran rayos del cielo, parecía que aquella bestia estaba tratando de acabar con algo pero poca importancia le dio ya que suponía que tal vez sería el causante de todo ese caos.
— Veo que es una gran serpiente marina... Sey había dicho que el Leviatán aparecería si el cristal de agua era arrebatado de su dueño.— Frunció el ceño de tan solo pensar en el tamaño de aquella bestia mitológica.— será un gran desafío luchar yo sola contra esa bestia marina.
Sin pensarlo solo comenzó a correr por el jardín hasta que llegó a sus límites, donde solo saltó una cerca hecha de rosales, aún que en el proceso se hirió pero con solo unos pequeños rasguños que no le impidieron seguir su camino.
La travesía que le llevó hasta la gran bestia, fue algo de mucha dificultad, pero aún así no se dio por vencida. Estaba a unos 20 metros de aquella serpiente cuando vio que algo había sido golpeado por la cola del reptil y eso iba directamente hacia ella pero lo esquivó, aún que el impacto de aquello le hizo caer al suelo ya que este tembló.
— ¡¿Pero qué demonios fue eso?!.— dijo Amanda al ver el cráter.— wow, debo de tener cuidado con eso.
— Ahg.
Al escuchar ese quejido, su atención se posó en el cráter, donde al acercarse a ver, se encontró con el jinete Muerte. El joven parecía estar muy herido, pero aún así se puso de pie para salir y volver a ir detrás del Leviatán, pero al estar fuera del cráter, Amanda lo detuvo.
— Wiliam, ¿tú fuiste el idiota que desató esto?.— le preguntó de de cabellos cafés mientras mantenía un semblante serio.
— Amy, debes irte.— por un momento desvió su mirada hacia la bestia y rápidamente la devolvió hacia la chica para tomarla de los hombros.— es peligroso para ti que permanezcas en este lugar, padre dio la orden de arrebatarles los cristales elementales.
— En primer lugar, vine a arreglar este estúpido problema que ustedes han creado. Segundo, ¿por que debería creerte después de po que me dijiste ?.— se cruzó de brazos.— William, tu también quisiste mi amatista.
— Estaba cegado por los celos, ¡¿está bien?!. Eso fue hasta que sucedió esto. Padre nunca nos había dicho que sucedería esto, solo dijo que ustedes eran peligrosos y que debían ser destruidos junto a sus cristales.— con un gesto de dolor solo cerró sus ojos y abrazó a Amanda, dejándola confundida y a la vez sorprendida por su acción repentina.— no quiero que te conviertas en un monstruo y que destruya este paraíso de sueños.
— Pero tu querías destruir mi cristal, ¿por qué ahora estás en contra de tus ideales?
— Amy, te dije que amo tu alma. Siempre fue una fachada mi puesto, nunca quise herirte, padre siempre nos mintió.— se separó de la chica para mirarla a los ojos.— me hizo creer que si te libraba del elemento... tu volverías a mí y me querrías. Pero al ver lo que le sucedió a Kohei... me hizo volverme en contra de todo lo que creí durante mi vida como jinete del apocalipsis.
— ¿Me estás diciendo que odias mi forma de actuar y por eso quisiste deshacerte de mi cristal para ver si volvía a amarte?.— él joven solo asintió en silencio.— bueno, hablaremos de eso después.— apuntó al leviatán.— Porque esa bestia sólo nos ha estado viendo, tal vez piensa en devorar a cada uno de un solo bocado.
— Ah, tienes razón. Lo siento.— se ruborizó.
La de cabellos cafés quería reírse del joven de orbes amatista, pero era una situación que se.debia tomar con suma seriedad, así que solo negó con una leve sonrisa para después comenzar a correr hacia el lado contrario ya que la bestia parecía ir detrás de William, quien corrió lejos de Amanda para distraer a la bestia mientras ella se preparaba para atacar.
— Según las palabras de Sey... mi cristal solo puede crear tornados, fuertes vendavales, hmm... eso solo me serviría para contener a la bestia enfurecida.— pensó mientras corría hacia la cola del Leviatán.— todo sería más fácil si tuviese un arma que pudiese ayudarme, pero solo tengo mi cristal y mi inexperiencia.— vagando en sus pensamientos, solo optó por algo que tal vez le cobraría la vida.
No tenía opción, así que debía hacerlo. Amanda al estar sobre la cola, se sujetó y tomó una bocanada de aire para gritarle a William, quien se encontraba esquivando los rayos creados por el leviatán.
— ¡¡Wiliam!!. ¡¡Necesito saber dónde está el jinete que tomó el cristal de Kohei!!.— le gritó a la vez que trataba de sujetarse lo más fuerte que podía.— ¡¡tal vez eso lo vuelva a la normalidad!!
— ¿Amanda?.— al escucharla se detuvo en seco para buscarla con la mirada, hasta que la vio sujetándose de la cola del leviatán.— Estás loca...
El corazón del jinete se paralizó por unos momentos al verla, sabía que estaba vulnerable así que decidió correr hacia ella para salvarla de esa situación. Lo peor fue que comenzó a llover y eso le dificultaría a la joven sostenerse de la bestia.
— ¡Amy!. ¡¡¡Te vas a lastimar si no haces algo para activar tu cristal!!!.— frunció el ceño.— odio decir esto pero... ¡¡saca esa reina del aire que llevas dentro!!
Escucharlo decir eso le hizo abrir sus ojos de par en par, estaba tan sorprendida que descuidó su agarre y eso hizo que de un movimiento brusco por parte de la bestia mitológica, sus manos se resbalaron, y ella salió disparada hacia los aires.
Todo pasó en cámara lenta en su propia perspectiva, incluso para ella, fue una hermosa vista aún que mortal si se quedaba de brazos cruzados admirando su alrededor.
Al sobrepasar la altura del leviatán, llegó a las nubes donde al sentir que comenzaba a bajar, llevó ambas manos hacia su cristal del aire con el simple fin de activarlo.
— Una vez más... ayúdame así que...