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Chapter 28 - Capítulo 27: ~Una decisión muy difícil ~

Todo era muy difícil de decir y explicar, y aún más al escuchar a su compañero que casi le rogó por ir con ella hacia el peligro que había desatado el elemental de agua, Kohei.

Por más que viese cada lado de la situación encontraba muchas conclusiones que le hacían llegar al mismo punto de no dejarlo ir, pero el brillo de sus orbes le hacían ver como un pequeño cachorro que temía quedarse solo.

Estaba enojada con su compañero aunque lo estaba más con ella misma por sentir ternura al ver a su acompañante que, gracias a sus rasgos finos y no tan varoniles, le daban un aspecto muy lindo a la vista de Amanda.

— Ahg, hmp.. bien, irás pero.— hizo una pequeña pausa para pensar bien en lo que estaba a punto de decirle. Al tener las palabras exactas, solo posó su mano sobre su propia frente.— por favor, deja de hacer esa cara que tal vez ese es el motivo por el cual no me gustaría llevarte a luchar.

— ¡¿Ah?!. Amy... ¿a qué te refieres con mi cara?.— le preguntó algo sorprendido.

— Eres muy tierno... lindo para ser exacta.— le respondió mientras le daba la espalda para evitar verlo a la cara.

— ¡Amanda!. ¡¡No debes de tomarte a la ligera mi apariencia andrógina!!.— frunció el ceño.— soy un hombre y te lo voy a demostrar.

— .....— no logró articular alguna palabra ya que se sobresaltó de tan solo escuchar por primera vez ese tono de voz con la cual Ethan se le había dirigido.

Ethan estaba molesto pero realmente no sabía el por qué, siempre le hacían mención su apariencia pero nunca le molestaba en absoluto pero escuchar a Amanda decirle eso... simplemente le molestó. Trató de calmarse pero sus sentimientos fueron más fuertes que su razón, a lo que sin pensarlo la tomó de la mano para girarla con la intención de que lo mirara a los ojos, después de logar su cometido la empujó hacia el muro más cercano y la acorraló.

Una de sus manos estaba posada en la pared y la otra aún se encontraba sosteniendo la muñeca de la de cabellos cafés, quien se encontraba sorprendida y a la vez ruborizada por la acción de su acompañante.

— Ethan...— susurró.

La voz de su compañera le hizo volver a esa realidad para percatarse de lo que había hecho, estaba avergonzado pero aún así aprovechó toda la atención que Amanda había puesto en él.

— Quiero que me veas como un hombre y no como un niño tierno al cual debes de proteger como una madre.— frunció el ceño.— quería ser especial para ti pero esto... no es lo que quiero.

— Ethan, siempre te vi como el hombre que eres... perdón por hacerte sentir mal, pero como ya te lo dije anteriormente, es algo que no puedo evitar.— su mano libre la llevó hacia la mejilla del rubio para acariciarlo con el fin de tratar de apaciguar su molestia.— eres un hombre en todo su esplendor, un gran caballero... como tú no he conocido alguien más, tal vez....

Sus palabras se detuvieron, no por que no quisiera hablar, sino que fue solo por el simple hecho de que había descubierto la razón por la cual era muy sobre protectora con el chico.

El silencio de Amanda le hacia sentir el peso de una gran piedra en su pecho, pero aún así decidió soportar un poco más para escuchar claramente de sus propios labios la razón de su comportamiento hacia él.

— Tengo miedo... mucho miedo de perderte y no me di cuenta de que por ese sentimiento... yo...— lo miró a los ojos a su vez que evitaba estallar en llanto.— te estaba lastimando. Lo siento.

Escucharla liberó la pesadez de su corazón, se sentía más ligero y un poco más tranquilo al saber la razón verdadera. Con delicadeza solo atrajo hacia él a la chica para abrazarla, se sentía muy feliz de saber que para al menos alguien era muy importante para hacer eso.

— Si ese era el motivo... no debes disculparte, todos en algún momento tenemos miedo de perder a alguien, pero... yo no soy importante para tu vida, solo somos compañeros. ¿por qué tienes miedo de perderme?

— ¿Por qué tengo miedo?.— repitió la pregunta a la vez que se separaba bruscamente de sus brazos.— ¡¿por qué tengo miedo?!. Ethan, esa maldita pregunta viene de tú inseguridad.— al decir eso las lágrimas desbordaron y cayeron lentamente por sus mejillas mientras que en su rostro aparecía un semblante que denotaba una gran molestia.— Así que no te bastó escuchar eso, bueno... ¡¡Eres importante para mí!!, ¡¿cómo no me voy a preocupar por perderte?!.

— Pero Amanda...— la miró con preocupación.— es que yo...

Lo interrumpió.— Ethan, hemos pasado lo suficiente para ganar cariño mutuo aún que... cuando Gaia apareció tú lo has estado ocultando.— suspiró.— no se si lo haces para alejarme o que, pero lo que si se es que ella llama tu atención.— al decir eso solo limpió sus lágrimas y relajó su semblante para solo dejar una inexpresiva expresión en su rostro.— deberíamos terminar todo aquí, este matrimonio falso no va a funcionar por más que lo intentemos... ¿no lo crees?. Gaia podría hacerte feliz, algo que conmigo nunca sucedería...

Estaba dolida de tan solo pensar en aquella probabilidad que no podía descartar por el drástico comportamiento de su compañero, pero aún así, si tenía un sentimiento romántico hacia él... tenía que dejarlo ir si él amaba a alguien más.

El rubio, por otro lado se encontraba confundido, tanto que no sabía que responder ante aquello y eso fue lo que le haría arrepentirse en un futuro.

Su silencio tal vez fue algo que lastimó aún más a Amanda que solo se limitó a tratar a fingir que no le importaba, no quería dejarlo, pero su dolor y la situación empeoraría si ella se quedaba, así que sin decir nada comenzó a correr por el pasillo que la llevaba a una oscuridad profunda.

— No tengo tiempo suficiente para lidiar con mis sentimientos así que... se feliz Ethan, que Gaia es la mejor opción para ti. Yo iré a rescatar a Kohei.

Su atuendo comenzó a estorbar, así que durante su camino comenzó a arrancar pedazos de la falda del vestido blanco hasta que al fin se deshizo de la falda por completo. Ahora su vestimenta constaba de el corsé, el short blanco que llevaba debajo de la falda junto a unas medias de igual color que sobrepasaban un poco la altura de su rodilla y sus zapatos de tacón plateados.

Los zapatos le eran una gran dificultad para avanzar porque en cierto punto de aquel pasillo habían charcos de agua que le hacían resbalar, pero aún así quiso seguir adelante. Estaba dispuesta a traer de vuelta a su compañero, tanto que solo se quitó el velo y sacó de su corsé el cristal del aire para hacerle un pequeño saquito que con un pedazo de ese mismo trozo de tela ató a su cuello como si fuese un collar.

— Esta situación amerita que use mi cristal para salvarlo.— habló para si misma mientras seguía la luz tenue que comenzaba a visualizarse.— Ya estoy por llegar al final de este corredor. Kohei, espérame.