El polvo se levantaba mientras una gran bestia perseguía a su víctima, se podría decir que no lo hacía porque tenía hambre, solo buscaba vengarse de él, por haberlo despertado de su sueño.
Un chico pelirrojo, esta era la presa de la gran bestia con aspecto de tigre y capacidades quiméricas visibles.
Por donde lo vieras era un animal majestuoso, el porte y la elegancia de un tigre rayado, garras de halcón con una cola con plumas en la punta, que parecían estar hechas de acero. A su corta edad este animal estaba desarrollando aún sus cambios corporales. Era tres veces más grande que el chico, completamente gigante para un tigre normal.
Mientras que, el chico parecía tener unos 17 años, su piel era blanca y daba la impresión de ser muy dócil e inofensivo. Su ropa era común, y lo único que resaltaba de él eran su gabardina verde y los guantes de cuero que traía puestos.
Él respondía al nombre de Kuro Namari.
Kuro: Haaaaaa!!!!!!! ¡¡¡¡Espera!!!! ¡¡¡¡No era mi intención!!!! ¡¡Me caí por accidente!! — Gritó mientras escapaba del gran animal.
La gabardina verde que traía puesta se ondeaba bruscamente mientras corría.
Gritando, el chico trataba de explicarle al animal como habían sucedido las cosas, pero este no le hacía caso. Además, no lo entendía.
Dando rugidos la gran bestia intentó devorar al chico pelirrojo, pero de un salto la mordida fue esquivada.
Mostrando una sonrisa, Kuro tocaba su cabeza mientras estiraba las piernas por el gran salto que había dado. Una risa burlona fue emitida por él.
El hocico del tigre había acabado contra el suelo, literalmente había mordido la tierra...
Se levantó y se sacudió, haciendo que grandes nubes de polvo se levanten, el tigre rugió con furia hacia el chico. Pero él tenía una sonrisa dibujada en el rostro y estaba por encima de las nubes de polvo.
Los dientes del animal se volvieron a acercar, ahora si estaba dispuesto a engullir por completo al chico.
Kuro: ¡¡Espera, en el aire no me puedo mover!! ¡¡Atacar a alguien que no se puede mover es de mala educación!!
Gritó, pero el tigre no le prestó el más mínimo interés. Era como si tuviera la certeza de que el chico no caería en su mordida.
Y así fue...
Justo antes de que los dientes del tigre atravesaran su cuerpo, él se sujetó de la nariz del tigre para poder evadir la mordida.
Sin embargo, tomó demasiado impulso y salió volando, su propia fuerza lo disparó directo hacia arriba.
Al estar arriba sin tener de donde sostenerse, Kuro empezó a agitar sus manos junto con los guantes negros, sin dedos que traía puestos.
Estos guantes cubrían todo su brazo, y tenían un diseño "llamativo", se veían muy resistentes.
Gritando, el chico daba vueltas por el aire, sin saber cuando se detendría.
El tigre no se daba por vencido, y empezó a perseguirlo, sabía que en algún momento debía caer. Mientras lo perseguía, el tigre levantaba grandes ondas de tierra y pasto.
Pasando unos minutos, Kuro ya estaba a muy poco de caer al suelo. Así que, colocándose en una posición para soportar la caída, él estaba listo para tocar el suelo.
Con fuerza sus piernas impactaron con el suelo, levantando cantidades grandes de polvo y destrozando la tierra, él se deslizaba como si de un juego se tratase. Sus pies estaban enterrados en el suelo, y el pasto acababa en la boca del tigre lo que lo hacía enfurecer más.
Kuro: ¡¡Sígueme!!
Levantando los brazos, él estaba sonriendo mientras era perseguido. Parecía que no le importaba en lo más mínimo el ser que lo estaba persiguiendo.
¿Acaso no le importaba morir?
Su camiseta negra se ondeaba junto con la gabardina que traía puesta, sus pantalones sufrían un daño muy leve ante la tierra y piedras que lo impactaron, mientras que sus zapatos no se podían ver, al estar completamente enterrados.
El tigre giró su cabeza para tratar de morder al chico, pero fue en vano. De un salto Kuro acabó encima del tigre.
Tocando su cabeza, él estaba sentado en el cuello del tigre.
Kuro: ¡¡¡Mira allá!!! ¡Es un pueblo! ¡¡Vayamos!! — Gritó para que el animal lo escuchara.
Estaba completamente relajado, así que el tigre se empezó a sacudir para tirar al chico que tenía encima. Sin embargo, no lo pudo hacer. Por el contrario, parecía que esto divertía más a Kuro, como una clase de juego extremo o algo parecido.
Sin tener éxito, el tigre se resignó.
Kuro estaba tranquilo, con las piernas cruzadas encima del tigre, mientras él caminaba resignado al no quitarse de encima a este chico.
Kuro: ¡Ya estamos llegando!
Cuando el chico había subido al cuello del tigre, observó difusamente la entrada de un pueblo, y ahora mismo ya lo veía claramente, mientras sonreía mostrando sus colmillos.
Acercándose al pueblo, sus patas caminaban lentamente.
Pudieron observar las casas del pueblo, estas solo alcanzaban a llegar a la altura del pecho del tigre.
Sin duda alguna era un animal digno de estar en un gran monumento.
Del pueblo salieron varios de los habitantes al percatarse de la presencia del tigre, lo cual era muy fácil, el tigre se podía ver por encima de las casas.
El alcalde del pueblo, junto con unos cuantos hombres, salieron con unos palos y piedras en sus manos. No tenían nada más para defenderse.
Sin inmutarse, el tigre rugió, estremeciendo a todo el pueblo y a sus habitantes. Ante ellos, el tigre era una amenaza que nunca serían capaces de derrotar, no eran más que hormigas ante este ser. Al acabar de rugir el tigre, el chico que lo montaba bajó de un salto.
Topándose con los hombres, ellos le apuntaron con los palos, pero él no se inmutó y solo los saludó.
Kuro: ¡Hola! Yo soy Kuro, ¿Y ustedes? — Muy amable, él les habló mientras levantaba su brazo al saludar.
Ellos estaban confundidos, el tipo que tenían enfrente estaba con el brazo levantado saludándolos amablemente.
Uno de los hombres que estaba delante de todos decidió hablar. Era el alcalde, si así se le puede llamar al dirigente de este pequeño pueblo.
Alcalde: ¿Oye niño...? — Lo observo bien antes de hablar nuevamente. — ¿A qué has venido? —
Con un semblante serio, el alcalde se dirigió al chico.
Kuro: Ah, pues solo venía de paso — Dijo completamente despreocupado de la situación.
Alcalde: ¿De paso?¿A dónde te diriges, y para qué?
El hombre le seguía apuntando con el palo, aún con una expresión seria.
Kuro no entendía por qué pasaba esto, él no había hecho nada fuera de lo normal.
- Claro, si se considera normal llegar a un lugar montado en un tigre gigante -
Kuro: No sé a dónde ir, pero sé lo que tengo que hacer
Volvió a sonreír despreocupadamente ante el tipo que le apuntaba con un palo.
El alcalde de este pueblo noto los colmillos en la sonrisa de Kuro, e inmediatamente empezó a deducir a qué raza pertenecía este chico.
Alcalde: Hmp...? ¿Eres un semihumano?, ¿ A que te refieres con "Lo que tienes que hacer"?
Ahora su rostro mostraba algo de curiosidad e interés por el chico.
Kuro: Pues me convertiré en el rey del mundo — Con una sonrisa respondió.
Alcalde: "..." - Rey... Del mundo? ... Ya veo, eres solo un niño... — Bajó el palo que tenía en su mano y miró a los hombres que lo acompañaban. — ¡No sucede nada! ¡Solo es un niño! — Les dijo el alcalde. Para él, lo que le acababa de decir Kuro era algo sin sentido que solo un niño inocente o muy tonto podría decir.
Con eso les indico a los demás que bajaran los palos de madera y dejarán de apuntarle con piedras; se relajó un poco y volvió a mirar al chico.
El pensamiento de que era un semihumano se fue de su mente sin que él se diera cuenta, era extraño pero olvido una pregunta que había hecho hace solo segundos.
El alcalde y los demás se veían bastante normales, ninguno tenía algo que sobresaliera de ellos, eran residentes normales de un pueblo.
Personas que ocupaban el puesto de mercaderes, obreros, asistentes, entre otros...
Kuro: Oigan, ¿Tienen carne? Me muero de hambre — Él cambió abruptamente el tema delante de todos.
Alcalde: Si, en uno de los restaurantes debe haber comida — Le respondió lo más sincero posible.
Empezando a caminar para entrar al pueblo, Kuro se rascaba la cabeza.
Alcalde: ¡¡Espera, tienes con que pagar ¿Verdad?!! — Le gritó para que lo oyera.
Kuro: Claro que no
Hombres: ¡¡Entonces como piensas comer!! — Gritaron los demás hombres que lo observaban.
Kuro: Pues con la boca — De la forma más lógica y tonta, les respondió.
Hombres: ¡¡¡No nos referimos a eso!!!
Kuro seguía caminando sin prestar atención a lo que le decían.
Los hombres miraron al tigre, y tragaron saliva al ver sus afilados colmillos.
Hombre (Derecha): Creo que podemos hacer una excepción y dejar que coma gratis, ¿Verdad? — Habló viendo la imponente figura del tigre.
Al ver a este gran animal, no podían hacer más que pensar en dejar que el chico haga lo que quiera.
Hombre (Izquierda): Sería mejor darle de comer al tigre
Hombre (Medio): ¿Te ofreces como voluntario?
Hablaban con miedo, mientras gotas de sudor se escurrían de sus cabezas.
Los hombres fueron rápidamente siguiendo a Kuro, dejando atrás a la bestia.
El tigre no quería irse, con todo lo que hizo hasta ahora le había dado hambre y se había cansado.
Kuro ingresó al pueblo, dentro de él todos lo veían desde sus ventanas o puertas semiabiertas, lo cual era raro desde la vista de Kuro.
Revisando que no tuviera nada raro en su cuerpo, él trataba de encontrar la razón de la reacción de todos.
La razón por la que todos lo veían así, era porque estaban seguros de que si él había entrado con tanta facilidad, los hombres que fueron a detenerlo estaban heridos o incluso muertos. Pensaban en Kuro como un asesino.
Sin embargo, los hombres llegaron a donde estaba Kuro, ellos no estaban sorprendidos.
Kuro: Pero ¿Qué les pasa?
Alcalde: Están asustados — El alcalde le habló a Kuro, para responder a su pregunta.
A pesar de que estaban viendo a los hombres que creían muertos, todavía no se sentían seguros de salir. Habían escuchado rumores de monstruos que controlaban los cadáveres de las personas a las que mataban, esto podía ser claramente un truco para hacerlos salir. No era muy raro ver a un monstruo capaz de razonar.
Kuro: ¿Y de qué están asustados?
Alcalde: No lo sé, tal vez del chico que vino montando una bestia gigante, que espera afuera del pueblo — Hablando sarcásticamente respondió a su pregunta.
Kuro: ¿Enserio? — Se pausó un momento. — Bueno, ¿Y qué se hace ahora? —
Había muchos susurros entre las personas que no se atrevían a salir. Algunos eran:
— Tenemos que lidiar con los bandidos que llegaron y ahora este monstruo —
— ¿Qué hacemos ahora? —
— Este pueblo se está cayendo a pedazos, ¿Qué más quieren de nosotros? —
Estos eran algunos de los susurros de las mujeres y hombres.
Alcalde: Tú tranquilo, mejor deja que yo hable — Él prefería hacerse cargo del problema por sí mismo.
Kuro: Ha, pues vale
Suspirando el hombre se estaba preparando para hablar.
Alcalde: ¡Escúchenme todos! ¡No hay problema con este tipo, solo véanlo! ¡Es un niño!
Kuro: Algo me dice que te estas pasando viejo… Además, no es como que tenga muchas ganas de estar junto a tantos humanos — Se quejó un poco.
Alcalde: Si quieres comer necesitas que los cocineros estén en sus puestos — Ignorando la extraña forma de referirse a ellos, el alcalde quería convencerlo de que sus palabras lo beneficiarían.
Kuro: ¡No les haré nada! ¡Soy inocente! — Levantando la mano, Kuro aceptaba que necesitaba de ellos para poder comer algo; cayendo así en la trampa del alcalde.
Alcalde: Se dice inofensivo, idiota...
Kuro: Ah - Si, eso que dijo él
Se había confundido en la palabra que había utilizado, pero sin tomarle importancia solo aceptó rápido la palabra que debía usar para así poder encontrar comida más rápido.
Este acto torpe de Kuro hizo que las personas cambiaran su semblante, les había causado gracia.
Las personas empezaron a salir, por seguridad los niños fueron los últimos en hacerlo.
Alcalde: No se preocupen, ya hablamos con él y no hará nada... Pero habrá que darle algo de comida — Les comunicó a todos los presentes.
Las personas se miraron entre sí, estaban confundidas, pero lo aceptaron.
Un poco de comida no sería inconveniente, para ellos era mucho mejor que ser sometidos.
El chico sonriente mostraba sus colmillos, esto para los demás indicó que era de raza "Semihumana".
Kuro: Hola, yo soy Kuro ¿Y ustedes? — Ejecutando nuevamente su saludo, Kuro daba la impresión de ser un niño completamente inofensivo.
Aunque para las personas en el pueblo sus colmillos daban otra impresión.
Si se pensaba que este chico era semihumano, como era de conocimiento general no debían ser condescendientes con él, pues un semihumano era por mucho, muy inferior a un humano.
Pero sus pensamientos de tratarlo como su inferior se desvanecieron al recordar al gran tigre en el que había venido hasta aquí.
Levantando su mano Kuro sonreía, mientras saludaba a los humanos. Ellos lo miraron con confusión, este chico no representaba ningún mal.
Una mujer salió de entre la multitud de personas, se presentó ante él muy amablemente, mientras los demás se quedaron callados observando.
Era una mujer joven de gran belleza, su piel blanca y su vestimenta la hacían resaltar como una mujer trabajadora, al parecer atendía una taberna.
Mujer: Hola, mucho gusto. Mi nombre es Lubia
Kuro: Lubia... ¡Lo recordaré! — Soltando una risa al final, él respondió.
Lubia: Gracias. Si lo que buscas es comida mi taberna es la ideal. No solo la comida es buena, también la bebida
Ella era amable y dulce. Además por su mente en ningún momento pasó la intención de tratar mal a este chico, porque aunque le costaba aceptarlo le parecía bastante atractivo y ni siquiera ella entendía por qué.
Kuro: ¡Venga vamos! ¡Que me muero de hambre! — Dijo con energía.
Las demás personas estaban tranquilas, no creían que este chico les fuera un problema. Además, no se veía hostil ni nada que los hiciera dudar.
De esta forma apelaron al buen corazón del chico y desecharon los pensamientos de superioridad.
El tigre fuera de la ciudad se había acostado en el pasto. Descansaba de la persecución que tuvo con el chico, aunque esta no lo llevó a su venganza, por el contrario, ahora lo estaba esperando.
– A veces hasta los animales más salvajes se sienten solos, aceptando la compañía de cualquier ser –
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Lubia empezó a caminar, haciendo una seña con la mano para que Kuro la siguiera.
Kuro con los brazos cruzados tras su cabeza comenzó a seguirla.
Todos volvieron a sus actividades diarias, menos el alcalde que también siguió a Lubia, solo para cerciorarse de que Kuro no hiciera nada malo.
Llegando a la entrada de una taberna, Lubia entró. Kuro y el hombre entraron al mismo tiempo detrás de la mujer.
Dentro de la taberna había personas, hombres para ser exactos, parece que al saber que había peligro en el pueblo ellos decidieron quedarse en la taberna con la esperanza de que no los encuentren.
Kuro: Vaya, hay personas aquí — Manteniendo su despreocupada actitud, él habló.
Alcalde: Se escondieron aquí... ¿No pensaban ayudar si algo sucedía?
Miró con una expresión muy seria y con enojo a los hombres que estaban en la taberna.
Hombres: ¡No! ¡alcalde déjenos explicarle! — Ellos intentaban defenderse inútilmente.
Estaban nerviosos, claramente no tenían intención de decir la verdad.
Kuro apenas se enteraba de que el hombre que le habló, era el alcalde del pueblo.
Kuro: Vamos hombre, no seas tan duro con ellos. Cualquiera puede tener miedo de un poco de peligro — Dijo en un intento de defender a los hombres.
Alcalde: ¡Pero no debería ser así! — Miró al chico antes de volver a hablar. — ¡Un hombre debe defender lo que tiene hasta el final! —
Kuro: En eso tienes razón, entonces son solo unos cobardes
Kuro sonreía mientras se burlaba un poco de los hombres.
Ellos estaban sentados en cada una de las mesas, por lo que Kuro tendría que ir al mostrador para comer.
Lubia estaba ahí, así que Kuro caminó tranquilo hacia el mostrador de la taberna.
Sentándose en una de las sillas del mostrador, Kuro le sonrió a Lubia.
Lubia: Ya entendí, quieres comer — Hizo una pausa breve para volver a hablar. — Ahora te traeré algo... —
Kuro: ¡Mucha carne por favor!
Estaba saboreando la comida antes de que se la trajeran, el alcalde se acercó a una de las paredes y se apoyó en esta.
Su única tarea era vigilar que Kuro no hiciera nada malo. Aunque tenía claro que no podría detenerlo si Kuro lo atacaba, pero por lo menos lo intentaría.
Kuro miró dentro del mostrador, sin encontrar nada interesante para él.
Kuro: Me pregunto cómo será la comida — Dejó salir una risa de emoción. —Me muero de hambre —
Apoyó sus puños cubiertos por sus guantes en el mostrador, mientras esperaba, él seguía sonriendo.
Lubia volvió con un plato de comida.
Arroz, verduras asadas y lo que venía pidiendo Kuro desde que llegó, un gran trozo de carne. Esta no estaba cocinada pues solo estaba sancochada con algo de especias encima.
Él miró el plato con asombro, sus ojos eran como estrellas resplandecientes. Esta era la primera vez que veía un plato tan bien servido.
Kuro: ¡¡Pero qué buena pinta tiene!!
Lubia rio suavemente, tocando su boca con sus dedos.
Lubia: No solo se ve bien, también sabe bien. Adelante pruébalo
Lubia le dio un cubierto de madera a Kuro.
Kuro: Claro que lo haré. Gracias por la comida
Muy animado habló para después probar la comida, tomó el hueso del trozo de carne y le dio una mordida.
Kuro: ¡Qué bueno está!
Continúo comiendo sin percatarse de nada más que de la comida que tenía enfrente.
Hombre: Tienes mucha razón muchacho, la comida de Lubia es la mejor — Uno de los hombres trató de iniciar una conversación.
Kuro: Ni que lo digas, esto está muy bueno
Y hablando con la boca llena, Kuro respondió. La conversación no se prolongó más.
Lubia: No comas muy rápido — Hablo mientras servía vino en una taza de madera, la botella en su mano dejaba salir el líquido rojo purpúreo para posarse en el interior de la taza.
Cuando la tasa llegó al tope, Lubia colocó la botella a un lado.
Lubia: Vamos bebe
Kuro: Gu—racias — Hablando con la boca llena, Kuro respondió para luego tomar el vino.
Pasó la comida con el vino y cuando coloco la taza en el mostrador soltó un — Aahhhh... —
Se había refrescado la garganta, ahora lo único que iba a hacer era seguir comiendo.
Lubia tomó un trapo para secar las tazas mojadas, mientras veía a Kuro comer.
Todos en la taberna estaban tomando o comiendo algo. La definición de lo normal en un negocio como este.
Kuro tomó el trozo de carne y empezó a comer, sus colmillos desgarraban la carne mientras la mordía, era como un animal.
Cuando Kuro estaba a punto de darle otra mordida a su trozo de carne la puerta de la taberna salió volando, fuera de su lugar.
Hizo un fuerte ruido al caer al suelo; todos se quedaron callados.
El alcalde estaba asustado por lo cual no se pudo mover de su posición.
Una patada fue la que hizo que la puerta se rompiera, esta fue propinada por un hombre de cabello negro, con barba y ropa simple.
Su nombre era Botan. Capitán de los bandidos que llegaron al pueblo.
Dando unos pasos, el hombre ingresó a la taberna.
Muchos hombres lo seguían, estos eran los bandidos que seguían a su capitán.
Botan: Mis subordinados y yo comeremos aquí. Gratis...
Él se acercó al mostrador, traía una espada atada a su cintura a modo de intimidación.
Kuro no prestaba atención a nada y seguía comiendo. A pesar de que Botan estaba a su costado.
Pasando lo que tenía en la boca, Kuro tomó la taza que le habían dado, percatándose de que esta estaba vacía.
Volteó y agitó la tasa de arriba abajo para comprobar que estaba vacía. Mientras que Lubia no sabía cómo reaccionar ante esta situación.
– ¿Debía dejarlos comer gratis? ¿Qué era lo que debía hacer? –
Botan: ¿Has entendido? Comeremos gratis, y no quiero molestias — Él tomó la empuñadura de su espada para intimidar a la señorita que tenía enfrente.
Lubia se percató de esto y empalideció un poco.
Lubia: S...Si...
Kuro: Oye, Lubia ¿me sirves más? — Interrumpiendo la conversación, él seguía sin prestarle atención a Botan.
Levantando y agitando la taza, Kuro miraba sonriente a Lubia.
Por el contrario, botan miraba de una forma desagradable a Kuro.
Lubia: E...Enseguida
Ella estaba a punto de moverse, pero fue detenida por un fuerte ruido.
Este ruido fue provocado por Botan que había golpeado el mostrador con su puño. Kuro y Lubia miraron el puño del hombre aún pegado al mostrador.
Botan: Ella aún está atendiéndome a mí. Así que será mejor que no interrumpas o te tendré que dar tu merecido — Hablaba y actuaba como el típico bravucón que encontrabas en la calle.
Kuro: - *Risa* - Pues ella me estaba atendiéndome antes a mí, fuiste tú el que interrumpió
Sin importarle lo que dijo Botan, él habló despreocupadamente.
Botan: Acaso no sabes quién soy ¿he, niño?
Kuro: No, de hecho, nunca vi a alguien con una barba tan fea
Se había burlado un poco del hombre que trataba de intimidarlo.
Los demás en la taberna se quedaron en blanco ante esto. Era la primera vez que veían a alguien hablarle así a un bandido con recompensa.
Incluso los subordinados de Botan estaban asustados, por la reacción que tendría su capitán.
Botan: Soy un bandido con una recompensa de 7.000.000 Gambys. ¡Si quieres que te perdone la vida será mejor que pegues la cabeza al suelo, y te disculpes!
Kuro: De que hablas...? No haré eso
No entendía porque lo haría, así que solo ladeo la cabeza al dar su respuesta.
Botan estaba perdiendo la paciencia, este tipo no le temía y encima se atrevió a burlarse de él. Debía darle una lección, de lo contrario que pensarían sus subordinados al verlo quedarse sin hacer nada en esta situación.
Lubia sirvió más vino en la tasa de Kuro, pero en cuanto esta llegó a su mano, el hombre desenvainó su espada y con un solo movimiento cortó la taza, el plato con la comida de Kuro y el mostrador.
La silla en donde estaba sentado Kuro, fue arrojada a un lado, lo que hizo que él cayera al suelo mojándose de vino y ensuciándose con un poco de comida.
Kuro estaba en el suelo completamente mojado y un poco sucio, pero a él no le importó.
Botan estaba sonriendo esperando que Kuro tenga algo de miedo de él, pero esto no fue así.
Kuro: Pero mira lo que hiciste, la comida que me dieron y el vino. Lo siento mucho, Lubia
Se disculpó por dejar que la comida se desperdiciara. Él miró a Lubia, e ignoró a Botan.
Con esto, la mirada de Botan se oscureció, su espada apuntaba al suelo mientras Kuro empezó a recoger la comida.
Lubia: N...No, no hay problema Kuro
Kuro: ¿Tienes algo para limpiar esto?
En el momento en el que Lubia iba a responder a Kuro, el filo de una espada destrozó otra parte del mostrador.
La espada de Botan generó una destrucción muy notoria.
Botan: Veo que quieres limpiar. Pues aquí tienes más trabajo
Poniendo una sonrisa burlona, él miró a Lubia. Tenía planeado desquitarse con ella.
Botan: Me has hecho enojar demasiado, mocoso — Hizo una pausa para mirar a Lubia. — Creo que necesitaré la atención de esta bella mujer para sentirme mejor —
Ahora su sonrisa era obscena y repulsiva, esta iba dirigida a Lubia; Botan sin vacilación la tomó del mentón acercando su cuerpo al suyo.
Lubia se negó a apegarse, así que puso algo de fuerza, pero esta no se comparaba a la fuerza de Botan.
Lubia: De...Déjame — Ella trataba de evitar acercarse más a Botan.
Él no hizo caso y se acercó más a ella, intentando tocar su cuerpo.
Pero...
Kuro: Te ha dicho que la sueltes... — Dijo al observar lo que sucedía.
Botan: Hmp...
Al escuchar la voz de Kuro, Botan soltó a Lubia y lo miró.
Botan: ¿Y eso qué? — Dio un paso hacía Kuro. — Haré lo que yo quiera ¡¡Y tú no podrás hacer nada!! — Aunque Botan haya dicho esto, inconscientemente hizo caso a las palabras de Kuro.
Al momento de gritar movió su espada con una gran fuerza en dirección a la cabeza de Kuro.
Todos en la taberna estaban preocupados por el chico, no obstante, los bandidos solo se reían de todo lo que sucedía.
Cuando el filo de la espada estaba por cortar la cabeza de Kuro, él abrió su boca y mordió con mucha fuerza la espada.
Aunque pareciera una acción imposible....
De un mordisco quebró la espada en pedazos, sus colmillos ni siquiera mostraron signos de haber sido rayados, eran tan fuertes que ni siquiera el metal los podía romper.
El sonido de la espada quebrándose fue escuchado por todos; Botan se sorprendió y mostró un ligero miedo al ver a Kuro romper su espada con los dientes.
Lubia se quedó sin palabras y solo miraba atentamente a Kuro.
Botan: T...Tú.... ¿Cómo has sido capaz de romper mi espada? — Con los ojos abiertos al presenciar tal acción, él habló.
Al momento de levantarse, escupió un trozo de la espada que había quedado en el interior de su boca.
Kuro: El metal no sabe nada bien... — Fue lo único que se le ocurrió decir.
Botan: ¿Es lo único que vas a decir?!!!!! — Desconcertado, se quejó de las palabras del chico.
Kuro: Bueno ahora que viste que soy fuerte, ¿Te irás? — preguntó con una actitud un poco burlona.
Botan puso una expresión de molestia.
Mientras Kuro sonrió mostrando sus colmillos.
Botan: No me iré a ningún lado... ¡¡De hecho, este pueblo me pertenece!! ¡¡Yo soy el único que decide aquí!! ¡¡Tú, solo eres un niño tonto que se topó conmigo!! Lastimosamente no te daré ni-!
Interrumpiendo a Botan, Kuro le dio un golpe en la cara haciendo que este saliera volando contra la pared. Uno o dos de sus dientes salieron fuera de su lugar al recibir el golpe.
Bandidos: ¡¡¡Lo ha golpeado!!!
Kuro miró con dirección a Botan que se encontraba pegado en la pared.
Kuro: Ya te hacía falta un golpe para que te calles
Bandidos: ¡Oye, tu! ¡¿Cómo te atreves a golpear a nuestro capitán?!
Ellos fueron contra Kuro, algunos tenían espadas y otros solo se defendían con sus puños. Eran un grupo de lo más variado en cuanto a ataque.
Alcalde: ¡¡Niño!! — Preocupado por lo que iba a pasar, él alcalde gritó para que Kuro escapara de ahí.
Sin embargo, Kuro esquivó varios de los ataques, pero cada vez más se acercaban a él con la única intención de matarlo.
Las espadas pasaban por su costado al ser evitadas y los puños eran muy lentos como para darle. Al vivir en el bosque por tanto tiempo aprendió muchas cosas para poder mantenerse con vida.
Kuro: Venga, no tengo ganas de pelear ahora. Estaba comiendo de lo más tranquilo y ustedes me interrumpieron
Bandidos: ¡Cállate! No creas que te puedes burlar de nosotros y salir ileso
Kuro: ¿De que hablan?
Él no entendía como se había burlado de ellos, es más estaba muy confundido por su reacción.
Bandidos: ¡¡Como que de que hablamos, Idiota!!
Seguían atacando sin tener resultado.
Kuro: No entiendo lo que dicen, pero si lo que quieren es pelear... ¡Danzare con mucho gusto!
Bandido: ¿Qué es lo que acaba de decir...? ¿Danzar? — Ciertamente estas palabras solo causaban confusión en la cabeza de los bandidos.
Kuro estaba sonriendo mientras parecía soltar una pequeña risa al momento en el que su cuerpo se relajaba, listo para el movimiento.
Los bandidos en ese momento solo se preguntaban una cosa... "¿A qué se refería con danzar?" ...Era muy difícil tomarse esas palabras en serio.
Por más vueltas que le daban no encontraban manera de tomarse en serio a este chico, así que solo corrieron a atacarlo, pero él estaba muy tranquilo.
Kuro: Creo que no será necesario... Así que vayamos por lo simple
Esquivó los ataques completamente descoordinados de los bandidos, era simple saber que ellos solo usaban la fuerza de grupo y no estrategias o técnicas, por lo cual no era muy difícil predecir sus movimientos.
Se mantuvo esquivando todo, hasta que....
Ocupando una posición algo extraña, Kuro estaba listo para contraatacar.
Extendió sus brazos hacia atrás todo lo que podía, para después soltar un ataque contra los bandidos frente a él.
Sus manos tomaban similitud a unas garras, era como si un animal del bosque estuviera frente a ellos. El movimiento de un oso al atacar... Era muy parecido.
Después de todo Kuro había terminado por aprender mucho de los animales que habitaban en el bosque.
Soltando una gran ráfaga de aire al momento del cruce de sus garras; los bandidos salieron disparados contra las mesas y el suelo.
El ambiente a su alrededor también fue afectado, pues el aire se comprimio y tomó tanta fuerza que logró cortar incluso el suelo hecho de madera. Todo esto gracias al impulso de los dedos de las manos de Kuro.
Kuro se enderezó y de inmediato más bandidos detrás gritaron y corrieron hacia él.
Emitiendo un chillido, Kuro empezó a correr para que los bandidos no lo alcanzaran, terminando por salir fuera de la taberna; seguían persiguiéndolo, pero él se estaba riendo.
Los bandidos pensaron que por fin lo tenían, que le iban a ganar ya que ahora estaba corriendo de ellos. Pero esto no era nada más que un engaño.
Kuro con su brazo izquierdo se sujetó de un tronco que sostenía el techo de una de las casas, dio un giro en el aire mientras seguía sujetado del tronco.
Los bandidos que lo perseguían fueron derribados por una patada "Dropkick". Algo sorpresiva para el momento.
Kuro: ¡Los engañé! — Dijo riéndose.
Al girar Kuro se había impulsado para atacar a los bandidos mientras se acercaban a él.
Una patada con las piernas juntas, así fue como derribó a todos los bandidos que lo perseguían.
Algunos hombres salieron a ver y se toparon con Kuro atacando a los bandidos sin problema alguno.
Hasta el alcalde estaba sorprendido...
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Dentro de la taberna sucedía algo a la espalda de los hombres que estaban ahí.
Botan por fin recuperaba la consciencia.
Botan: Ese maldito.... — Dijo al levantarse.
Sobando su rostro, estaba listo para encontrar a ese chico que lo había golpeado y darle una lección.
En el suelo pudo ver su espada rota así que tenía que buscar otra opción.
Revisó su cuerpo y escondido entre su ropa tenía un pequeño cuchillo, él lo sacó y miró a Lubia que no le estaba prestando atención, ella estaba mirando a los hombres para ver si debía salir o quedarse dentro.
Por el peligro que podía correr, pero no se había dado cuenta que estando completamente despistada, corría aún más peligro.
Tomándola por sorpresa, Botan colocó el cuchillo en el cuello de la señorita.
El miedo recorría su cuerpo al darse cuenta del objeto afilado que estaba en su cuello, estaba dispuesta a gritar, pero fue detenida.
Botan: Si haces algún ruido me encargaré de esparcir tu sangre por toda la taberna, ¿Me has escuchado mujer?
Ella titubeaba, no quería morir, eso era lo único de lo que estaba segura.
Botan: Tomaré tu silencio como un sí. Ahora camina...
Llevándola consigo para así tener una ventaja sobre el chico pelirrojo, él empezó a caminar con dirección a la salida.
Botan: Será mejor que se quiten de mi camino — Al toparse con los hombres solo habló para que se quitaran de la salida.
Los hombres voltearon y observaron a Lubia siendo amenazada con un cuchillo. Ellos empalidecieron al ver lo que pasaba.
El alcalde estaba apunto de gritar el nombre de Lubia, ante la situación no sabía cómo reaccionar.
Cuando los hombres dieron indicios de quererse mover y hablar para hacer algo, fueron rápidamente detenidos por Botan.
Botan: ¡Silencio! O ahora mismo le cortó el cuello
El alcalde inmediatamente contuvo su voz. Mientras Botan sonreía maliciosamente.
Botan: Bien, ahora quítense de mi camino
Obedeciendo, dejaron la entrada libre para que él saliera. No hicieron ningún ruido y por los nervios del momento muchos de ellos estaban sudando.
Botan salió sin tener problemas e ignorando cómo se encontraban los hombres.
Una vez estando afuera se podía apreciar a Kuro con una sonrisa parado al lado de una casa.
Él, no había notado a Botan.
Botan: ¡¡¡¡Oye tú, mocoso!!!! — Gritó para dirigir la atención de Kuro hacia él.
Ahora se había percatado de la presencia del hombre.
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El grito había llegado hasta la entrada del pueblo ya que estaban muy cerca de ahí.
En la entrada del pueblo unos ojos se abrieron y un bostezo se escuchó. Nuevamente habían interrumpido su sueño.
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Kuro miraba al hombre fijamente mientras que él le mostraba una sonrisa y una expresión burlona.
Ajustando el cuchillo en el cuello de Lubia, estaba listo para hablarle al chico frente a él.
Botan: ¿Qué pasa niño? ¿Acaso no harás nada para salvar a esta chica? — preguntó mientras se reía.
Esperaba ver a Kuro desesperado.
Pero al pestañear un par de veces, Kuro se mantuvo observando. Después de revisar la situación, solo mostró... ¿Una sonrisa?
Lo que Kuro empezó a mostrar ahora era una sonrisa. Era empática y no se podía definir como burlona, solo era una sonrisa de gran confianza.
– Pero.... ¿Alegría en estos momentos? ¿Es enserio? –
Poniendo su mano detrás de su cabeza, él mostró una sonrisa listo para hablar.
Kuro: Oye, Lubia... Tu comida estuvo muy buena. Después de esto ¿Podrías prepararme más?. Ah! Y también para alguien más — Dijo como si nada pasara.
Todos abrieron la boca, era como si él no se diera cuenta de la situación en la que se encontraban.
Personas: Es un idiota... — Con cansancio eso fue lo que se escuchó, por todo el lugar.
Pero Kuro solo mantenía su sonrisa, que era muy tranquilizante.
Kuro: Él es muy grande y le gusta mucho la carne. Estoy seguro de que está hambriento — Para especificar que tan grande era ese "alguien más", Kuro hizo una señal con sus manos, como si tomara un gran balón de aire.
Entonces el alcalde lo recordó, este chico no había venido solo.
Lubia lo miraba sin entender por qué estaba hablando como si no pasara nada, pero muy pronto solo se pudo fijar en su sonrisa. No era la sonrisa de alguien que la abandonaría en este momento, era muy confiable, tal vez demasiado.
Ella en ese momento decidió hablar.
Lubia: Cla...Claro, cocinare para los dos después de esto... — Ella trató de hablar lo más calmada y normal posible.
Ahora solo podía seguir con lo que Kuro decía, no es como que supiera lo que fuera a pasar, pero la sonrisa de Kuro era la única que de verdad a primera vista le expresaba seguridad.
Tal vez era raro, pero era lo que sentía y pensaba en este momento.
Kuro: ¡Bien! ¡¿Escuchaste?! ¡Será mejor que te apures! — Gritó al aire sin dirección alguna.
Él no se dirigió a Lubia ni a ninguno de los presentes, parecía que estaba hablando con otra persona que se acercaba o que se encontraba lejos.
Botan: ¿Acaso eres estúpido, mocoso? No ves la situación en la que te encuentras tú, y todos en este momento — Reclamó mientras apretaba los dientes.
Kuro emitió una risa burlona manteniendo su sonrisa, muy seguro de sí.
Kuro: Cuando haces este tipo de cosas debes cuidar bien tu espalda. Además de estudiar el ambiente; saber si puedes ganar o por lo menos salir con vida
No entendía de lo que le estaba hablando, ahora Botan pensaba que solo estaba desesperado por pensar en algo que hacer. Que esta, era su forma de ganar tiempo.
Así que se confío, estúpidamente...
Botan: Hmm... No entiendo lo qu... — Dijo a medio terminar.
Una ola de viento interrumpió sus palabras, detrás de él se podía sentir como aire caliente estaba muy cerca y, sin lugar a dudas era algo peligroso.
Una respiración, no se podía definir como otra cosa.
De repente un gruñido se escuchó detrás de él, como si fuera el único objetivo de algún animal; los hombres de la taberna no movieron ni un solo músculo gracias a la presencia de una gran bestia frente a ellos.
Botan soltó el cuchillo que tenía apretando el cuello de Lubia, al momento en el que este cayó al suelo, Botan se dio la vuelta solo para encontrarse con una gran bestia que tenía una mirada asesina fijada en él.
Lubia corrió a donde estaba Kuro sin mirar atrás, tenía demasiado miedo como para mirar lo que estaba pasando.
Después, al sentirse segura miró lo que pasaba, dándose cuenta de que el gran tigre quimérico estaba con la mirada fija en Botan.
Botan: E...Este... Este animal ¿De dónde salió? — Titubeante, habló ante la gran bestia.
Un rugido resonó por todo el pueblo, el hombre cayó al suelo, al ser el que estaba más cerca de las fauces de esta bestia.
Kuro: Lo levantaste de su siesta, créeme cuando te digo que no te perdonará fácil — Dijo muy tranquilo y manteniendo su sonrisa.
Botan: ¡¡Tú lo trajiste aquí!! ¡¡Maldito!!
El gran tigre volvió a rugir, mientras levantó su pata.
La garra del tigre se posó encima de Botan, aplastándolo suavemente, el animal solo trataba de hacer que sienta miedo ya que no puso la fuerza suficiente como para destrozar el cuerpo del hombre.
Estaba completamente aterrado y con toda razón, tenía a un tigre de gran tamaño viéndolo fijamente, parecía que se lo devoraría de un bocado cuando él quisiera.
Botan: ¡¡Ya entendí!! ¡¡Por favor, no quiero morir!! ¡¡Me iré de este pueblo, no volveré nunca!! ¡¡¡Pero, por favor no quiero que me coma!!! ¡¡Te lo ruego!!
Sus ojos soltaban lágrimas, verdaderamente estaba rogando por su vida, no quería morir y menos que su muerte sea por ser la comida de una bestia como esa.
El tigre abrió su boca mostrando sus enormes colmillos. Los acercó al rostro del hombre haciendo que este empiece a gritar.
Botan: ¡¡Por favor muchacho!! ¡¡No, Kuro!! ¡¡Kuro, ese es tu nombre ¿verdad?!! ¡¡Te lo ruego!! ¡¡¡Por favor!!!
Cerró sus ojos esperando lo peor, fue arrogante con el chico al que ahora le rogaba por su vida, intentó tomar a la fuerza a una mujer y también la tomó como rehén, le robó al pueblo y más cosas.
– ¿De verdad merecía que lo salven? –
Al sentir el aliento del tigre, el hombre dejó que su cuerpo liberara todo lo que tenía y con ayuda del miedo Botan terminó por mojar sus pantalones.
De tanto miedo se había orinado encima... No se podía describir de otra forma.
Al darse cuenta de esto Kuro se acercó y acarició el hocico del tigre, él miró a los ojos del animal con una sonrisa.
Kuro: Ya es suficiente - *Risa* - No querrás comértelo, te aseguro que tiene un sabor fatal. Además ya tuvo un accidente bastante penoso...
Escuchando esto el tigre retiró su boca y su pata de encima del hombre.
Extrañamente estaba obedeciendo a Kuro.
No era la primera vez que este tigre veía a Kuro, desde hace un tiempo él empezó a molestarlo, este chico lo molestaba mientras dormía, cuando comía, incluso cuando simplemente no hacía nada.
Así fue como ellos empezaron a tener una rutina.
El tigre que siempre había estado solo con el chico que vivía solo en el bosque, así ellos compensaban la soledad que sentían y de una u otra forma se sentían mejor.
Aunque el tigre siempre lo perseguía como si lo fuera a devorar, nunca le hizo nada en todo este tiempo.
Hasta el día de hoy siempre lo había perseguido, pero extrañamente hoy habían venido a este pueblo después de siempre verlo en repetidas ocasiones, exactamente hoy se decidió por venir.
No podía dejarlo solo. Después de todo esta era su rutina de siempre y no la rompería ahora.
Kuro: Muchas gracias, amigo
– Como era de esperar, se consideraban amigos –
Levantándose, él mostraba su porte como el gran y elegante animal que era.
Botan miraba todavía asustado y al no tener la pata del tigre encima todos podían observar sus pantalones mojados.
Kuro: Pues bien, ahora tú. Creo que dijiste que te irías ¿No es así? — Mirando hacia abajo, Kuro le habló a Botan.
Él miró a Kuro y después al gran tigre. No podía contradecir las palabras del chico, simplemente debía aceptar todo, pues tenía dos fuerzas enormes con la mirada fija en él.
Botan: A-Así es, me iré... Po-Por favor deja que nos vayamos...
Kuro: Bueno por mi parte te puedes ir, pero a mi no me has hecho nada. Que sean los hombres de este pueblo los que decidan
Botan: ¡Pero! — Levantándose ahora ya no se veía como alguien intimidante, había perdido esa postura desde que empezó a rogar por su vida.
Kuro no le prestó atención, después de todo él sentía que no le había hecho nada y los más afectados habían sido los habitantes del pueblo.
Los hombres empezaron a hablar entre ellos y reírse del accidente que había sufrido Botan. Hasta que...
— ¡Devuélvenos lo que te robaste y después vete! — Los hombres gritaron al llegar a una conclusión.
— ¡Si! —
— ¡Devuélvenos nuestras cosas! —
Estos eran los gritos que se escuchaban, pero todos fueron interrumpidos por el alcalde que hizo una señal para que todos se callaran.
Lubia observaba todo sin decir nada.
El alcalde se acercó a Kuro poniendo una mano sobre su hombro.
Alcalde: Muchas gracias niño
Kuro: He? ¿Hice algo bien? — Estaba algo confundido.
Alcalde: Ja... Que modesto... — Dejó el hombro del chico y se puso frente a Botan. — En cuanto a usted... Lo único que queremos es que nos devuelva lo que nos robó. Después váyase —
Botan: ¡Te atreves a hablarme así! — Respondió irritado intentando intimidar al alcalde.
Un gruñido del tigre se escuchó en cuanto Botan alzó la voz, el tigre gruñía con una mirada fiera hacia Botan.
Botan: Ee...Está bien, les devolveré todo...
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Todo lo que vino después, terminó pasando muy rápido y sin problemas.
Después de un tiempo corto los bandidos devolvieron todo, claro bajo supervisión de los hombres y el tigre.
Todos estaban ayudando mientras que Lubia, Kuro y unos hombres, fueron dentro de la taberna.
Después de todo ya habían quedado en algo.
Lubia se calmó y ahora mismo se encontraba cocinando para Kuro y su amigo, como agradecimiento no se limitó en la cantidad que estaba preparando de comida.
Los hombres estaban arreglando los daños causados en la taberna, mientras tanto Kuro se había quedado dormido en una de las sillas que había ahí.
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[Sueño]
"Había una niña de unos 8 o tal vez 9 años, tenía orejas y cola de zorro, por lo que era una semi-humana, estaba cubierta de sangre y al mismo tiempo de su boca brotaba más de esta. Estaba a punto de morir, de eso no había duda.
Un gran corte en todo su pecho dejaba fluir la sangre como un río naciente, el color escarlata manchaba el suelo y las manos del niño que la sostenía.
— Cumple tu promesa, ¿De acuerdo? — Se agitó al forzarse a hablar. — Recuerda... las promesas que me hiciste... Kuro... —
Estas fueron posiblemente, las últimas palabras que soltó la niña semi-humana."
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En el momento que escuchó su nombre, él despertó, levantándose de golpe. Una sensación de vació y miedo se sintió en lo más profundo de su ser.
Suspiró y miró a los lados para calmarse.
Lubia estaba limpiando una de las mesas para que Kuro comiera, ella se percató de que Kuro se había levantado y lo miró.
Lubia: Perdona, ¿Te desperté?
Kuro: Para nada... — Se rasco la cabeza mientras veía una de las mesas.
Lubia: Entonces, ¿Ha sido un mal sueño?
Kuro: No estoy seguro, pero eso no importa ahora. ¿Dónde están los demás? — Preguntó al ver los alrededores de la taberna vacíos.
Lubia: Deben estar terminando de guardar todo lo que los bandidos nos devolvieron, y en cuanto a los que estaban con nosotros pues los envié a avisar que la comida ya casi está lista — Miró a Kuro amablemente mientras respondió. — Por cierto, tu amigo nos ayudó bastante —
Tocó su rostro mientras sonreía con los labios, era todo un ejemplo de delicadeza de una mujer.
Kuro: - Risa - ¡Si, él es muy genial!
Volvió a sonreír mostrando sus colmillos, como si sus emociones anteriores se hubieran esfumado.
Kuro: Justo por eso vine. ¿Te gustaría quedarte con él? — Dijo muy tranquilamente.
Lubia: Ha! ¿De qué hablas?
Kuro: Voy a empezar mi viaje, sin ningún rumbo definido, y no quería que él se quedara solo. Por eso me acerqué para proponerles que se quedaran con él
Lubia: Ya veo... Esa era la razón, pero... ¿Qué vas a hacer exactamente? — Preguntó inocentemente.
Kuro: ¡Buscaré a mis compañeros!
Lubia: ¿Han quedado en encontrarse en algún lugar?
Kuro: Ha! Pues no, de hecho, recién los voy a conocer — Soltó una pequeña risa al terminar de hablar.
Lubia: ¡¿Quieres decir que no los conoces?!
Kuro: Así es — Él seguía sonriendo mientras hablaba. — Reuniré a un equipo con personas muy fuertes, buscaré a esas personas para empezar mi objetivo. Mi promesa... — Cerró el puño al terminar de hablar.
Lubia: ¿Planeas salir al mundo en busca de personas que quieran formar un equipo contigo?
Kuro: ¡Así es!
Lubia: ¿Y con qué objetivo? No entiendo, ¿Acaso se harán bandidos o piratas?
Lubia trataba de entender el por qué Kuro formaría un equipo, no veía que podría hacer al reunir a tantas personas. Además, habló de una promesa.
Kuro: Como le dije al alcalde o lo que sea, voy a convertirme en el rey del mundo — Dudando de cual era el puesto del primer hombre que le hablo, Kuro se puso a pensar unos instantes.
Lubia: ¿Convertirte en el rey del mundo? ¡Eso significa que planeas ir en contra del gobierno de los doce reinos!
Kuro: Pues sí, básicamente sí
Él se reía mientras escuchaba lo que Lubia le decía.
Lubia: ¡¡Pero, un humano no es capaz de hacer eso!! ¡¡No sabes qué castigo te darán si se enteran de esto!! ¡¡Ahora mismo te podrían arrestar por conspiración!! — Dijo asustada.
Kuro: ¿Incluso ustedes mismos les temen a las leyes de su propio reino?
Lubia: Ha! Bueno... Si... Eso es lo normal ¿No?
Ella no sabía que responder exactamente, era más que obvio que sin importar de qué raza fueras le temías a las reglas o leyes del reino más grande. (El reino humano).
Después de todo, los humanos tenían el permiso de esclavizar a cualquiera que no fuera humano, pero incluso los humanos podían ser esclavizados si se tenía un permiso.
Y al ser la raza más numerosa, nadie podía contra ellos.
Kuro: Además, dijiste que un humano no es capaz de hacer eso — Mostró confianza en él mismo y mantuvo su vista en alto al hablar.
Lubia: Así es, eso dije — Dijo olvidándose del tema anterior.
Kuro: Sucede que yo no soy un humano - *Risa* - Soy un demonio —
Una sonrisa acompañaba estas palabras. Mientras, Lubia se quedó paralizada con la noticia recibida.
El camino de este chico apenas empezaba.
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Patada Dropkick: Es una popular patada voladora en la que el atacante, situado ante el rival, salta manteniendo ambas piernas juntas y extendidas.