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Chapter 3 - Capitulo 02 - La rareza del demonio "Kuro Namari"

Lubia se mantenía completamente sin palabras, pero......

¿Exactamente qué significado tenía el estar frente a un demonio?

– Eso es fácil.... –

– Es lo peor que te puede pasar, es la desgracia acumulada en el mundo, es como ver a la oscuridad en todo su apogeo. Es tan terrible que desearías que nunca te pasará, esto es porque se conoce a los demonios como seres despiadados, ellos son la encarnación del mal, todos los pensamientos malos son controlados por ellos, ¡¡¡Absolutamente todo lo ruin del mundo está dentro de ellos!!! ... O eso es lo que dicen –

En este mundo está más que asegurado que los demonios son las criaturas más ruines.

Pero lo que se dice de los demonios solo era lo que los humanos pensaban. Y por eso los despreciaban, tratándolos como seres inferiores.

Lubia: ¿Eres un demonio? Pero... Entonces, ¿Tú? ¿Por qué ayudaste a este pueblo? — Preguntó con un poco de inseguridad, no quería sacar conclusiones precipitadas sobre este chico.

Sin embargo, Kuro no tenía ningún tipo de problema con las preguntas que le hagan... Como era de costumbre para él, respondería con total sinceridad.

Algo bastante raro si considerábamos que pertenecía a la raza más baja de este mundo.

Kuro: Porque estaban en problemas — Sin titubear, sin dudar, sin siquiera inmutarse un poco, él respondió.

Pero... Ella no entendía al chico que tenía enfrente, mejor dicho, no entraba en los estándares de un demonio. Ni siquiera se acercaba en lo más mínimo a lo que ella pensaba que era un demonio.

¿Acaso solo estaba jugando con ella y las demás personas del pueblo? – No podía saberlo...

Lubia: Entonces, ¿No pedirás nada a cambio?

Trataba de comprobar las intenciones de Kuro, pero no llegaba a ningún lado.

Kuro: Pero claro que pediré algo a cambio

Con estas palabras, Lubia pensó por un momento que todo el pueblo debería pagarle con algún objeto de valor o una cantidad de dinero, tal vez ¿Dándole la vida de alguien?. En ese momento pensaba que estaban acabados.

Kuro: Quiero que cuiden a mi amigo por mí... Como dije saldré por mucho tiempo y no quiero dejarlo solo — Hizo silencio unos minutos para volver a hablar. — Él les podrá ayudar a mantener este pueblo más seguro así que también les sería de ayuda —

Gracias a esas palabras Lubia se quedó desconcertada.

"¿Enserio, este tipo es un demonio?" - [Lubia/Pensamientos]

No podía preguntarse otra cosa en este momento.

Su mente estaba inundada de malos pensamientos a causa de la reciente noticia de que este joven era un demonio, pero tampoco se precipitó en sacar conclusiones.

Lubia: ¿E – Eso es todo lo que vas a pedir?

Kuro: Si, eso es todo...

Completamente relajado, él respondió... Mientras que Lubia no podía creer que esto fuera cierto. Pero de lo único que tenía total conocimiento era de que Kuro no mentía.

La sonrisa que mostraba no era la de una persona en la que no confiarías y podías ver claramente que esa sonrisa era sincera, no era una fachada para engañar a las personas.

Por más extraño que parezca, este chico no parecía peligroso.

Lubia: Ya veo.... Muchas gracias, puedo comprobar que no eres alguien que nos haría daño. Tal vez las cosas que nos contaron sobre los demonios están equivocadas o tú seas una excepción — Estaba aceptando por fin sus pensamientos iniciales.

Kuro: Entonces, ¿Te quedarás con mi amigo?

Lubia: Si, déjamelo a mí. ¡Me encargaré de cuidarlo bien! — Levantó el puño, muy decidida. —Claro si no me come en el proceso — Al pensar en esa posibilidad bajó su puño y puso su mano detrás de su cabeza.

Kuro: Hablaré con él para que no pase — Dijo riéndose un poco.

Lubia: E...Entonces si es capaz de comerme... — Imaginándose siendo devorada por el tigre, ella habló, asustada y al borde de soltar lágrimas.

Kuro rasco su cabeza y mostró sus colmillos, como si estuviera pensando una respuesta.

Kuro: Muchas veces intento comerme! — Soltó una risa al término de estas palabras.

Lubia: ¡¡Eso no me da seguridad para nada!! — Una que otra lágrima se desbordaron de sus ojos al gritar de terror.

Después de haber escuchado esto, alguien entró a la taberna, interrumpiendo la conversación que se había mantenido escuchando.

Era el alcalde que había terminado de devolverle a todos, lo que los bandidos les habían robado.

Alcalde: Parece que todo está tranquilo por aquí – *Tos forzada* - Lubia creo que deberías apresurarte con la comida, el tigre está impaciente y creo que Kuro quiere continuar comiendo, ya que fue interrumpido — De una manera no muy sutil estaba diciéndole a Lubia que los deje solos.

Lubia: ¡Enseguida!

Rápidamente fue a revisar si la comida ya estaba lista, sin darse cuenta de las intenciones del alcalde.

Sin rodeos o alguna conversación previa, el alcalde se sentó frente a Kuro para poder hablar de un tema bastante serio.

El alcalde había llegado hace un rato a verlos, escuchando sin querer que Kuro pertenecía a la raza de los demonios. Era por eso que necesitaba hablar con él, por seguridad.

Alcalde: Escuché sin querer tu conversación con Lubia, estuve-e. —

Kuro: Parado detrás de la puerta

Sin dejarlo terminar, Kuro se anticipó a las palabras del alcalde haciendo que este se sorprendiera un poco.

Alcalde: E...Espera! ¡¿Lo sabías?! — Incrédulo de lo que había dicho, el alcalde le respondió.

Kuro: Pude distinguir tu olor desde que estabas en la tercera casa cerca a esta taberna

Alcalde: ¡Eso es bastante impresionante!

Ambos mantenían sus expresiones sin hacer ningún cambio.

Kuro demostró su gran olfato y al alcalde no le quedó más que sorprenderse.

Alcalde: Como sea, ese no es el tema que quiero tratar ahora. Dime, ¿Es cierto que eres un demonio?

Kuro: Si, es cierto — Con la misma actitud respondió, parecía imposible hacer que cambie su forma relajada de actuar.

Alcalde: ¿Cómo es que estás seguro de eso? Algunos demonios tienen apariencia de humanos, pero nunca he conocido uno, y solo he escuchado de ellos

Kuro: Pues a mí me lo dijeron... — Se detuvo por un momento a recordar. — Ha! Y es gracias a esto que me lo dicen — Dijo Kuro a punto de mostrarle algo al alcalde.

El alcalde abrió los ojos al ver como Kuro se quitaba el guante derecho de su mano y brazo.

Al no tener el guante puesto, Kuro dejó ver unas marcas negras en su brazo, estas parecían no significar nada, solo eran marcas que se envolvían en su brazo.

Eran unas marcas de nacimiento, algo que identificaba a qué familia pertenecía.

Los guantes que traía puestos servían para tapar estas marcas y que así nadie lo reconociera, dándole una ventaja ante las personas. Además de que estos guantes son un regalo que recibió.

Alcalde: ¡¡Esas marcas!! — Él se levantó, tirando la silla a un lado. — ¡¡Son de la familia de demonios "Agalariept", los únicos demonios que poseen esas marcas!! —

La impresión que tenía al ver estas marcas era mucha, pues solo había leído sobre esta familia de demonios y ahora mismo tenía a un miembro de esa enfrente.

Kuro: No sé de quien sean, pero alguien me dijo que esto me identificaba como demonio y por eso me dio estos guantes

Seguía sonriendo, parecía que no sabía el significado de las marcas que tenía en los brazos.

El alcalde no podía creer lo que pasaba.

"Una familia que se hizo conocida en la gran guerra de hace más de 10000 años, y que actualmente ya se cree extinta... ¿Me estás diciendo que tengo enfrente mío a un miembro de esa familia de demonios? – Aunque... Parece que este chico no lo sabe..." - [Pensamientos/Alcalde]

Por mucho tiempo, el alcalde había investigado sobre los demonios y los beneficios que daba consumir su sangre. Era por eso que conocía mucho de las distintas familias que existían y la importancia que tuvo cada una en la historia.

Así logró aprender mucho de ellos. Sin embargo, ahora el alcalde tenía un sentimiento diferente.

Con todo lo que había pasado hasta ahora el alcalde había desarrollado una pequeña confianza hacia Kuro, después de todo los había ayudado a cambio de una comida y eso no era normal.

En este mundo nunca recibías ayuda sin una compensación adecuada.

Alcalde: Escucha muchacho.... Confió en que no nos harás daño; no creo que te hayas molestado en salvarnos para que nos sometas tú mismo

Mientras el alcalde hablaba, Kuro se volvía a colocar su guante.

Kuro: Yo no soy así - *Risa* -

Alcalde: Si, de eso ya estoy seguro

Kuro: Ha! Por cierto, ¿Tienes algún mapa para poder guiarme?! — Su ánimo no bajaba en ningún momento.

Alcalde: ¿Mapa? Creo que tenemos uno, pero solo es del reino de Valtr

Kuro: ¿Y eso que quiere decir? — Ladeo su cabeza ante las palabras del alcalde.

Alcalde: Que solo tiene el camino desde este pueblo, hasta el reino de Valtr

Kuro: Pues lo que sea sirve

Sonrió como era su costumbre, y aunque mostrara sus colmillos el alcalde se mantenía tranquilo.

Alcalde: Que bueno que pienses así

Levantó su mano, estirándola hacia Kuro con una sonrisa empática esperando que el chico le correspondiera esta acción.

Alcalde: Cuando te vayas le diré a todos que eres un demonio

Fueron las palabras que soltó el alcalde de manera sería.

Kuro: ¿Y eso por qué?

Alcalde: No quiero malos entendidos, ni que recibas un mal trato de parte de los demás... Si te parece bien, claro está...

Kuro: Entiendo... — Por un instante dejó de sonreír. — ¡Pues no hay problema! — Pero rápidamente su sonrisa volvió.

De esa forma Kuro correspondió a la mano estirada del alcalde, y al terminar el apretón de manos Lubia salió, avisando que la comida estaba lista, le dijo a Kuro y al alcalde que juntaran las mesas ya que había preparado comida suficiente para todos los del pueblo.

Posiblemente no todos se podrían sentar alrededor de las mesas, pero los que podían se sentarían.

Obedeciendo a Lubia ellos juntaron todas las mesas. Habían quedado alineadas perfectamente y dejaba más espacio a los alrededores.

Kuro: Ya está!! — Dio un salto y sonrió para avisar a Lubia que acabaron con lo que les pidió.

Lubia salió y en varios viajes de la cocina a la mesa colocó toda la comida, armando un gran banquete.

Kuro tomó una silla y se sentó en una de las esquinas de la mesa. En poco tiempo las personas llegaron, literalmente la taberna se llenó.

En la mesa había mucha comida, había vino, cerveza, y algunas bebidas para los niños.

Kuro: - *Risa* - ¡Cuánta comida!

Empezó a comer al igual que todos los demás, Lubia le sirvió a Kuro una taza de cerveza, la había llenado por completo. Tal vez pensaba en emborracharlo un poco esta noche y tener un par de acercamientos.

Kuro sin dudarlo la levantó, y en poco tiempo se bebió el contenido de la taza.

Kuro: Ahhhhs...* - Qué bueno estaba...

Lubia: No había visto antes a alguien beber así y eso que trabajo en una taberna

Kuro: ¡Esto no es nada! - *Risa* - ¡¡Sírveme otra!!"

Con una sonrisa, ella le sirvió nuevamente llenando la taza mientras él comía.

Todos estaban comiendo y pasándola bien. Después de todo en este pueblo absolutamente todos se conocían.

Ya pasando unas horas de celebración, algunos hombres estaban borrachos, la comida se había acabado y tres hombres se levantaron para poder hacer algo de música.

Con lo que tenían a su alcance lograron hacer música mientras solo el más joven de los hombres cantaba.

Los niños jugaban por el reducido espacio, como si no hubiera un mañana.

Todos estaban relajándose y festejando que se libraron de los bandidos. Kuro se levantó y fue por un gran plato lleno de carne.

Se dio cuenta que Lubia se olvidó de darle de comer al tigre que vino con él, por lo que debía hacerlo ahora.

Dirigiéndose afuera de la taberna para encontrarse con el gran tigre, Kuro le mostró una sonrisa.

Kuro: Perdona has esperado mucho, pero mira ¡qué grande!

Mostrándole el plato con grandes trozos de carne; él lo dejó frente al tigre y esperó a que comiera.

Inmediatamente el tigre con su boca tomó uno de los trozos de carne y empezó a comer. Con una sonrisa Kuro se sentó en el suelo observando al tigre mientras comía.

Por un momento hubo silencio, pero Kuro solo estaba pensando en qué decir. Sin embargo, dejó de pensarlo mucho y solo dijo lo primero que se le vino a la mente.

Kuro: Oye... ¿Recuerdas cuando nos encontramos por primera vez?

El tigre continuó comiendo, sin mostrar una sola reacción.

Kuro: ¡Recuerdo que me perseguiste hasta que te quedaste dormido! Desde ese día siempre me perseguiste — Mostró una sonrisa hacia el tigre mientras se preparaba para hacerle una pregunta. — Dime, ¿Te quedarías aquí? ¿Te gustaría quedarte en este pueblo? —

Él levantó su cabeza y miró directamente a los ojos a Kuro. Dejando de comer.

[¿Por qué me quedaría aquí?]. Respondió el animal.

Estas palabras se escucharon en la mente de Kuro, parecía bastante normal para él.

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¿Por qué era esto posible? ...Muy fácil, Kuro poseía una maldición llamada "Mente compartida", la cual le permite establecer un enlace con la mente de cualquier ser vivo si es que este posee una. Sin embargo, esta maldición requiere una gran capacidad mental, haciendo que termine siendo muy cansado usarla.

Los beneficios son:

[Anulación del control mental]. Le permite a su portador ser invulnerable a ataques mentales o ilusiones.

[Comunicación]. Permite la comunicación mediante pensamientos, anulando el factor distancia una vez el enlace entre las mentes se haya hecho con anticipación.

[Señor del control absoluto]. Una vez el enlace con otra mente se haya hecho, el portador de la maldición poseerá una libertad total sobre la mente de su víctima.

[Ilusiones]. Permite crear ilusiones que solo la víctima será capaz de ver.

[Ataque corporal]. Desde la mente se podrá anular algunas capacidades básicas de la víctima, como el habla, la vista, el tacto, etc.

"Estas son las habilidades básicas ya que cada maldición evoluciona junto con su portador"

Como es de conocimiento común las maldiciones son entregadas por el mundo a seres que son capaces de soportarlas y las bendiciones son otorgadas por los dioses a los humanos. Así que es imposible que un humano posea una maldición y que un demonio, elfo o ser de otra raza posea una bendición.

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Continuando con la situación actual, Kuro estaba relajado ya que no era la primera vez que esto pasaba, y ya lo veía como algo normal.

Kuro: Vamos, no te quieres quedar solo ¿Verdad?

[Yo no necesito de nadie, solo vine para vengarme de que me hayas despertado de mi siesta]

Parecía que él no quería aceptar que en realidad no se quería quedar solo, y que Kuro era su única compañía.

Aun así no demostraba ninguna emoción.

Kuro: Cuantas veces me has dicho eso y aun así seguimos repitiendo esto todos los días

[Es claro que ambos no tenemos nada mejor que hacer... En un solitario bosque]

Kuro: Si te quedas aquí no estarás solo, y Lubia te dará de comer

El tigre reaccionó a estas palabras.

[¡¡Piensas hacerme una mascota!!]. Grito en la mente de Kuro.

Kuro: ¡¡Oye, no me grites!! — Le respondió con un grito que si no fuera por la música se oiría en el interior de la taberna.

[No aceptaré eso]. Se calmó un poco para continuar la conversación.

Kuro: ¿Acaso el tigre más grande del bosque no puede cuidar este pueblo solo? — Si las palabras de Kuro debían ser descritas sólo serían reconocidas como el inicio de una manipulación.

[Hm!~ Este pueblo no es nada para mi]. Claramente el tigre cayó en el juego de Kuro.

Kuro: Pruébalo. Quédate aquí y cuando vuelva, muéstrame qué bien lo has cuidado

[Eso no será problema, cuando vuelvas este pueblo estará mejor que ahora]

Kuro: Es una promesa, ¿Está bien?

[Tienes que volver y ver que tanto he avanzado, porque...]. (Glup!). Trago saliva como señal de nervios. [Volverás, ¿Verdad?]

Kuro: ¡Claro! No te aburras de esperarme — Con una sonrisa, respondió al tigre.

[Te esperaré. Recuerda quién fue el que te cuidó durante todo este tiempo]

Kuro: Si, muchas gracias — Ladeo su cabeza con una sonrisa empática.

Mientras que él volvió a comer de la carne que tenía entre sus patas.

[Yo cuidaré del pueblo, ahora vuelve con los demás... Es la primera vez que estas con humanos]

No le importó hablar mientras comía, y a Kuro tampoco le importaba que lo hiciera.

Kuro: Gracias. Avísame si tienes más hambre

Obedeciendo al gran animal, Kuro volvió adentro con los demás. Topándose al instante de entrar con uno de los hombres de la taberna.

Hombre: Oye! Tú te ves muy sanooo...o - Hip! — (Borracho) —Anda - Hip!- Te reto a quien bebe más! - Hip! -

Kuro: Si es que no te caes al primer trago, por mí está bien — Dijo mientras mantenía su sonrisa como de costumbre.

Ambos se sentaron y empezaron a beber sin parar, pero fue al tercer trago que el hombre cayó y Kuro continúo bebiendo tranquilamente.

Kuro: No tengo idea porque no me afecta el alcohol, ¡Pero supongo que he ganado! — Dijo alegre.

Continúo bebiendo mientras miraba como los demás bailaban y se divertían.

Debido a su metabolismo como demonio, era muy difícil que a Kuro le afectara el alcohol a menos que se exceda en cantidades inimaginables, así que beber en este lugar no sería problema.

Lubia se acercó a él y ambos empezaron a conversar, empezaron a conocerse un poco más.

Y así se pasó toda la noche...... Hasta que todos se quedaron dormidos, y la fiesta terminó casi al amanecer.

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Cuando él sol ya estaba arriba la mayoría no se había levantado, solo unos pocos estaban despiertos por voluntad propia.

Kuro se había quedado dormido en el suelo de la taberna, y se mantuvo así por unas horas más.

Lubia y el alcalde estaban despiertos fuera de la taberna.

Ellos dejaron que las horas pasaran, después de todo fue una noche en la que todos acabaron bastante borrachos o se quedaron hasta muy tarde.

Arreglaron algunas cosas y Lubia aprovechó para darle de comer al tigre...

Pasó el tiempo hasta que llegó el mediodía, Kuro y algunos hombres más ya estaban despiertos, pero hubo una gran parte de personas que aún se mantenían dormidas.

Increíblemente Kuro estaba en todos sus sentidos, mientras los demás tenían sueño o les dolía la cabeza por haber bebido demasiado, Kuro se mantenía bien como si no hubiera pasado nada para él.

Al terminar de estirarse, Kuro se dirigió a las afueras de la taberna.

Lubia: Parece que ya despertaste — Fue la primera en recibirlo.

Kuro: Si, he dormido muy bien

Él había llegado afuera, encontrándose con Lubia y el alcalde.

Manteniéndose calmado a pesar de la noche que había pasado, el alcalde miró a Kuro y estaba listo para entregarle lo que le había pedido.

Alcalde: Aquí tienes el mapa, como dije solo es del reino de Valtr — Dándole a Kuro el mapa que tenía en sus manos, el alcalde estaba sentado en una silla de madera disfrutando de la brisa que corría en ese momento.

Kuro: Vale, gracias

Lubia: ¿Y cuándo planeas empezar tu viaje?

Kuro: Ahora mismo, en cuanto más rápido empiece, mejor

Alcalde: Admito que tienes un buen espíritu al lanzarte a la aventura así sin más

Lubia: ¿Primero irás al reino de Valtr?

Kuro: Solo tengo un mapa para ir a ese lugar, así que no está mal empezar por ahí — Soltó una risa al terminar de hablar.

Alcalde: Cuando te vayas te despediremos, así que avísanos — Se mantenía viendo el camino mientras hablaba.

Kuro: Pues me iré ahora mismo. Entre más pronto llegue a ese reino, más rápido encontraré a mis compañeros

Lubia: Bueno le avisaré a los que estén despiertos que ya te vas — Ella mostró una sonrisa al final de sus palabras.

Lubia fue a avisarle a los demás de la partida de Kuro mientras que él, guardó el mapa en uno de los bolsillos de su gabardina.

Al dar un gran respiro, Kuro y el alcalde se dirigieron a la entrada y salida del pueblo.

Ellos se mantuvieron esperando a los demás, aunque Kuro no entendía muy bien porque tenía que esperarlos, pero no quería que pensaran mal de él, así que no tuvo otra opción.

Pasando unos segundos llegaron las personas del pueblo, las que estaban en sus cinco sentidos, no solo ellos llegaron sino también el tigre.

Su gallarda figura hacía que ocupará el lugar del más elegante de los animales, y con su tamaño era imposible no verlo.

Alcalde: Creo que somos todos — Dijo mirando a Kuro.

Kuro: Ha, pues vale

Alcalde: Esperamos que te vaya bien en tu viaje y gracias por ayudarnos

Kuro: No hay de qué. ¡¡Nos vemos!!

Con una despedida bastante vaga, Kuro empezó a correr siguiendo el camino que salía del pueblo.

Era bastante rápido, las personas que lo despedían estaban desesperadas por hacer que se fijara en ellos; lo despedían con sus manos arriba y algunos le gritaban que se cuidara, pero con la velocidad a la que iba parecía que no los podía escuchar.

Y en realidad esto era correcto, pues Kuro estaba concentrado en el inicio de su viaje y no prestó atención a nada más.

Kuro: ¡¡Por fin empieza mi viaje!! - *Are...? — Hizo un sonido al percatarse de algo. — Me olvidé de algo que tengo que hacer —

Se detuvo bruscamente y empezó a retroceder, volviendo así a la entrada del pueblo.

Todos se dieron cuenta de que estaba regresando, confundidos dejaron de agitar sus manos y de despedirlo.

Alcalde: Pero ¿Qué le pasa a este muchacho?

Rápidamente llegó a la entrada del pueblo levantando mucho polvo, mientras que todos lo observaban confundidos.

Kuro: ¡Hola! — Volvió a saludarlos como si nada.

Alcalde: ¿Qué sucedió?

Kuro: Me olvidé de algo que tenía que hacer

Lubia: ¿Qué cosa? — Preguntó al verlo.

Ahora mismo todos pensaban en lo despistado que era este chico y dudaban de si él podría sobrevivir solo.

Tranquilamente ellos vieron como Kuro se acercó a Lubia, estaba frente a ella con una sonrisa.

Expectantes a lo que iba a hacer el chico ellos guardaron silencio, ya que tenían curiosidad de que era lo que se había olvidado.

Kuro y Lubia se miraban tranquilamente, Lubia con esa cara dulce y tierna que la caracterizaba; y Kuro con su sonrisa que parecía que nadie se la quitaría.

Pasaron un par de segundos hasta que Kuro estaba listo para hacer el primer movimiento... Sin dudarlo, Kuro levantó sus manos con dirección al pecho de Lubia, esto fue bastante rápido e inesperado para ella, por lo cual no pudo reaccionar.

Cuando las manos del chico lograron tocar el pecho de la bella señorita que tenía enfrente, él empezó a juguetear con ellos.

Los apretaba, los movía y disfrutaba de su contextura, mientras mantenía los ojos fijos en ellos.

Kuro: Son muy suaves.... — Fue lo único que dijo, mejor dicho afirmó.

Ella se sonrojo por completo mientras su voz titubeaba, los demás estaban completamente en blanco y por poco sus almas abandonan sus cuerpos al ver la acción que cometió Kuro.

Pero a él no le importaba y solo seguía disfrutando de los pechos de esta bella señorita.

Ahora mismo ella estaba como un tomate, no tenía ni la menor idea de que hacer, por lógica tal vez debería alejarlo, pero esto también era nuevo para ella lo que provocó que se quedara en blanco.

Hombre: Oye, ¿Qué es lo que haces?!!!!! — Un grito se escuchó, provenía de uno de los hombres que estaban presentes.

Al parecer, era el único que reaccionó adecuadamente al ver esto.

Kuro: ¡Ya van los primeros, viejo Ruum! — Como si no hubiera visto al hombre, Kuro ¿Hablaba consigo mismo?

A decir verdad, a todos les dio la impresión de hablar con alguien que no estaba presente.

Alcalde: ¡¡¡Cabeza hueca!!! ¡¡¡Cómo haces algo como eso ahora!!! — Reaccionando por fin, el alcalde también quería reprochar a Kuro por lo que hizo.

Al ya haber logrado su objetivo, el cual era tocar los pechos de Lubia, Kuro dejó de tocarla y ella inmediatamente se cubrió con sus manos.

Tuvo una acción normal después de todo.

Hombres: ¡¡¡Te has pasado!!!

Por fin habían reaccionado.

Lubia: A... A la próxima avísame antes..... — Aun cubriendo su pecho, ella habló.

Avergonzada había soltado unas palabras que nadie esperaba, ni siquiera el mismo Kuro.

"Eso quiere decir que si le aviso, ¿Puedo hacerlo siempre?" — [Pensamientos/Kuro]

Él no entendió bien las palabras por lo cual no respondió.

Mientras que los demás estaban totalmente furiosos con esta respuesta, literalmente una de las mujeres más hermosas de este pueblo había aceptado que Kuro la tocara solo si le avisaba antes.

Hombres: ¡¡¡¿Qué sucede con esa reacción?!!! — Coordinados y como si lo hubieran ensayado, gritaron.

No entendían la reacción de Lubia, de eso estaban seguros.

Kuro: Bueno, ahora sí. ¡Nos vemos! — Dejando la situación como estaba, decidió volver a su viaje sin decir nada más.

Volvió a correr fuera del pueblo con la misma velocidad que antes.... Pero, ¿Por qué él había hecho esto?

~ Una promesa hecha no se rompe en ningún momento ~ Si le preguntaran a Kuro esa sería la respuesta que habría dado. Al parecer una de las tantas promesas que había hecho implicaba hacer este tipo de cosas.

Alcalde: Ahora si se ha ido.... — Dijo mientras observaba el polvo que levantaba Kuro por el camino.

Hombre: Supongo que después de todo así es como empieza su viaje — Uno de los hombres se acercó al lado del alcalde y dijo esas palabras.

Lubia dejó de cubrir su pecho, y respirando nuevamente recuperó su color.

Lubia: Espero que vuelva algún día

Por fin empezaba su nuevo camino...

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El pueblo se dejaba de ver entre más avanzaba, fácilmente corría a una velocidad sobrehumana.

– Después de todo es un demonio –

Ahora mismo ya estaba bastante lejos del pueblo, pero ahora lo recordaba...

Estaba corriendo sin rumbo alguno ya que ni siquiera revisó el mapa que le habían dado. Con este error cometido era más que fácil saber que esta era la primera vez que salía a algún lugar fuera del bosque.

De todas formas no le tomó mucha importancia, él seguía corriendo a pesar de no conocer su destino, estaba tan emocionado que no le tomó importancia a leer el mapa.

El polvo se levantaba mientras corría manteniendo su sonrisa.

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[Prisión "Adrame", ubicada en el reino de Valtr]

Las pisadas por los pasillos de piedra se escuchaban claramente, el metal de la armadura que traía puesta se escuchaba chocar contra el suelo.

Una figura masculina dentro de una armadura de color morado oscuro, era la que provocaba el sonido.

Era uno de los caballeros imperiales de este reino. El caballero imperial, conocido como "El látigo de ébano", Ikners.

Se dirigía a una de las celdas que estaba custodiada por dos caballeros con lanzas. Estaban en la planta baja de la prisión.

A diferencia del caballero imperial estos caballeros llevaban una armadura de bronce, no se veía muy buena u ostentosa, pero estas armaduras eran para distinguir sus rangos.

Los caballeros con armaduras de bronce ocupaban el rango más bajo, los caballeros con armaduras de colores que sus portadores decidían eran los caballeros imperiales y los caballeros que opcionalmente usaban armadura eran los caballeros sagrados.

Esa era la "jerarquía" que ellos cumplían.

Ikners: ¿Cómo va nuestro prisionero hoy?

Al llegar a la celda, lo primero que hizo fue preguntar sobre el prisionero. Y recibió una respuesta inmediata.

Caballero (Derecha): ¡Como es de costumbre el superior Blanir viene constantemente a torturar al prisionero, después de eso el prisionero se mantiene sin recibir alimento alguno!

Ikners: Ya debería estar muerto, pero como de costumbre eso nunca sucede... - *Suspiro* - Felicidades por tu reporte — Le dijo al caballero con una voz agradable.

Caballero (Derecha): ¡Muchas gracias, señor!

Al escuchar estas palabras lo único que hizo fue retirarse del lugar lenta y tranquilamente.

Ikners: Esta encerrado en la celda más oscura, no ha comido en mucho tiempo y recibe una tortura diaria — Dijo hablando consigo mismo.

Empezó a caminar para retirarse del lugar, él le daba la espalda a los caballeros y a la celda.

Ikners: Veamos cuántos años más aguantas... — Hizo una pausa mientras caminaba. — Khiba.... La tormenta inmortal —

Su mirada era seria y su forma de caminar era bastante formal.

De esta forma se alejó...

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Él seguía corriendo en línea recta, hasta que por fin se decidió por detenerse y ver el mapa.

Levantó mucho más polvo y tierra al detenerse.

Había vegetación a los costados del camino que empezó a seguir, esta se vio levemente afectada por la repentina forma de frenar de Kuro.

Kuro: Bien, veamos esto

Sacó el mapa que tenía en su bolsillo y lo desenrolló, viendo su contenido.

En el mapa estaba el camino hacia el reino de Valtr, justo como lo dijo el alcalde, era el único camino dibujado en el mapa.

Él rascó su cabeza mientras intentaba darle forma a lo que veía, nunca hasta ahora había leído o siquiera visto un mapa.

Kuro: Olvide preguntarles cómo se lee un mapa — Al parecer se le había escapado ese detalle y recién se daba cuenta.

Tenía el mapa en sus manos, pero no sabía leerlo así que estaba a la deriva en su viaje.

Pero esto, a él no le importaba.

Kuro: ¡Pues qué más da! ¡Ya llegaré a algún lugar si continúo corriendo! — Soltó una risa al término de sus palabras.

Miró a los costados, él estaba en medio del camino por lo que decidió seguir adelante.

Guardó el mapa de nuevo en su bolsillo para continuar corriendo, pero fue detenido por el grito de un chico.

???: Quítate del camino!!!!! — Un rugido acompañó el grito que escuchó Kuro, por lo que decidió darse la vuelta y ver que sucedía.

Al ver como un carruaje estaba a punto de pasar por encima de él, Kuro saltó, desapareciendo para el conductor del carruaje.

Pero de igual forma el carruaje se detuvo levantando una gran nube de polvo.

Este carruaje era conducido por un chico de cabello rosado, con una camiseta blanca y unos pantalones negros. Bastante normal.

Era Jiro Yusaki.

El carruaje de dragón se detuvo, y el dragón de tierra que tiraba del carruaje rugió. Este dragón era largo, no se veía muy pesado, pero era todo lo contrario.

Su piel escamosa se movía mientras respiraba fuertemente.

Jiro empezó a revisar a los costados, esperando encontrar al tipo que estaba en medio del camino.

Jiro: Señor, ¿Se encuentra bien?! ¡¿Señor?! — Dijo él mientras buscaba a Kuro.

Pero aun así su vista no tenía éxito para encontrarlo.

En la parte trasera del carruaje se encontraba Kuro, este era un carruaje mercantil por lo cual tiene una parte trasera en la que se lleva la carga que se comercia. En este caso transportaba cajas de fruta y un barril de cerveza.

Kuro había saltado por encima del carruaje y al detenerse subió a la parte trasera, sin que el chico se diera cuenta.

Parado en el piso de madera del carruaje, él se acercó al conductor que desesperadamente lo buscaba con la vista.

Jiro: ¿Dónde se habrá metido? ¡¡No lo abre aplastado ¿Verdad?!! — Asustado por lo que había pasado por su mente, él empezó a buscar más rápido a los alrededores.

Kuro: ¿Ya miraste debajo del carruaje? — Habló a las espaldas del chico a pesar de que lo estaba buscando a él.

Jiro: Es posible que esté ahí, lo haré

Él ya estaba agachado para ver debajo del carruaje, hasta que se dio cuenta de algo...

¿Quién le había hablado?

De golpe se levantó y miró detrás de él, encontrándose con Kuro que lo estaba saludando con la mano.

Jiro: Heeeee?!!!!! ¡¡¿C...Cómo llegó ahí, señor?!!

Kuro: Salté y después entre al carruaje

Jiro: ¡¡Saltó por encima de un carruaje!! — Él no pudo contener su asombro.

Kuro: Así es — Sonreía de lo más normal mientras hablaba.

Viendo al chico, él prefirió no seguir con ese tema pues parecía no ir a ningún lado.

Jiro: ¿Qué hacía en medio del camino señor? — Era lo único que se le ocurría preguntar ahora.

Kuro: Estaba yendo a un reino, creo que se llamaba Valtr o algo así

Mientras hablaba, él se volteó y vio las cajas, sin pensarlo mucho se acercó a una de las cajas para ver su contenido.

Kuro: Fruta. Rica fruta

Al abrir la caja vio que estaba llena de fruta (Manzanas). Así que empezó a comer...

Jiro: Ya veo, se dirige al reino de Valtr — Hizo una pausa mientras pensaba, hasta que se dio cuenta de lo que hacía Kuro. — ¡¡Oiga no se coma la fruta!! —

Jiro grito para detenerlo, pero sin hacerle caso Kuro continúo comiendo.

Kuro: Así es, voy para allá. A propósito ¿Sabes cómo leer un mapa? — Habló con la boca llena.

Jiro: ¿Leer un mapa? Claro es muy fácil

Al escuchar esto, Kuro trago todo lo que tenía en la boca, para poder hablar.

Emitió una risa antes de soltar sus palabras. — ¡Entonces tú me puedes ayudar! ¡Tengo un mapa, pero no se leerlo! —

Jiro: Claro, supongo que puedo ayudarlo

Al terminar de hablar volvió a comer y mientras lo hacía sacó el mapa de su bolsillo para dárselo al chico frente a él.

Sin dudarlo tomó el mapa y lo desenrolló para verlo... Lo revisó por un tiempo, mientras Kuro se sentó a comer.

Jiro: Es muy fácil, solo tiene la dirección de un camino y es justamente a donde se dirige usted

Kuro: Lo que pasa es que nunca había leído un mapa

Jiro: Yo me dirijo al mismo lugar que usted, si quiere podemos ir juntos

Kuro: Eso me sería de ayuda — Con la misma sonrisa respondió.

Mientras que él solo se preguntaba una cosa...

Jiro: ¿Y su carruaje? ¿Acaso le robaron?

Kuro: No, no tengo — Dijo esto al mismo tiempo en el que se metía una manzana en la boca.

Jiro: ¿Y cómo planeaba llegar al reino?

Kuro: Pues caminando

Jiro: ¡¡Eso es imposible!! — Ante tal locura Jiro no pensó en responder otra cosa.

Kuro: ¿Por qué?

Jiro: ¿Acaso usted puede caminar sobre el mar?

Kuro: No seas tonto claro que no puedo - *Risa* -

Jiro: Pues entonces no veo cómo hubiera cruzado el mar que está en medio del camino al reino de Valtr

Le enseñó el mapa para que vea que para llegar al reino de Valtr debía cruzar el mar. Sin embargo, Kuro recién se enteraba de esto.

Kuro: Así que eso significaba la parte pintada de azul

Jiro: Eso es obvio!! - *Suspiró* - Parece que no tiene nada consigo. Entonces, ¿A qué se dirige al reino?

Kuro: Voy a reunir un equipo

Jiro: ¿Un equipo? ¿Así que no se dirige al reino para enlistarse en los caballeros?

Kuro: Pues no. ¡Venga viajemos de una vez! — Dijo él con mucho ánimo.

Jiro: Si… !!!Pero deje de comerse la fruta!!! — Nuevamente le gritó sin que este le hiciera caso, por lo que se resignó. — Ha! Por cierto ¿Cuál es su nombre? —

Kuro: Ha, pues yo me llamo Kuro Namari ¿Y tú?

Jiro: Es un gusto señor Kuro. Mi nombre es Jiro Yusaki

Kuro: ¡¡Bien, vámonos Jiro!!

Con mucha energía él gritó, y Jiro tomó las riendas del carruaje para darle la orden al dragón de que avance. No sabían si estaban haciendo bien las cosas, pero un viaje en compañía siempre es mejor que uno en solitario.

Empezaron su viaje con bastante ánimo y una baja grande de alimentos debido a que Kuro no dejaba de comerse la fruta.

Jiro tenía conocimiento de que el viaje por lo menos duraría unos tres días. Por lo que empezó a pensar cómo sobrevivirían durante ese tiempo.

Cuando el primer día acabó, se detuvieron por la noche para dormir y para que el dragón descansará, por suerte no se toparon con ningún bandido, alguna bestia o monstruo.

Al llegar la mañana comieron algo de la fruta que aún les quedaba y continuaron su viaje. No se detuvieron por nada, pues si lo hacían tardarían más en llegar. Pasaron de lo más normal el segundo día de viaje.

Así fue como antes de que cayeran las doce del día, ellos habían llegado a un puerto, Kuro y el dragón se quedaron cerca al mar mientras que Jiro fue a conseguir un medio para transportarse; consiguió un pequeño barco que aguantara el peso de seis personas.

– No tenían planeado abandonar al dragón que los trajo hasta aquí, así que con un barco que aguanta el peso de seis personas sería más que suficiente –

Con el bote ya podían continuar con su viaje, a Kuro le gustaba mucho este lugar pues la brisa que se sentía era muy agradable y refrescante para él, y ver el mar por primera vez le hacía mucha emoción.

Primero abordaron Kuro y el dragón en lo que Jiro hacía todo el papeleo con el dueño del barco. Luego de eso se lanzaron al mar, rumbo al reino de Valtr

Kuro nunca había estado en un barco por lo que estaba emocionado.

Kuro: ¡Genial! ¡Este barco está increíble! — No podía contener su emoción, sus ojos parecían dos estrellas de tanto que brillaban.

Jiro: Pero si es un barco pequeño normal — Él no entendía su emoción, así que no se le ocurrió decir nada más.

El dragón rugió como si quisiera unirse a la conversación.

Kuro: Es la primera vez que estoy en un barco

Jiro: Ya veo, supongo que es normal señor Kuro. En cambio yo he pescado un par de veces, así que sé navegar, no soy el mejor pero no me perderé con facilidad

Kuro: Yo nunca he visto el mar hasta ahora

Se acercó a la orilla para poder tocar el agua y tranquilamente se mantuvo jugando con el agua que alcanzaba su mano.

Jiro: Por cierto, ¿Dijo que iba a reunir un equipo?

Intentando crear una conversación para evitar el aburrimiento a Jiro le daba curiosidad lo que dijo Kuro sobre su equipo.

Kuro: Así es, reuniré a hombres fuertes para que me ayuden a convertirme en el rey de este mundo, ya sabes siempre es bueno tener compañeros — Soltó una risa al terminar de hablar.

Jiro: Heeeeeee?!!!!! ¿Qu...Qué es lo que dijo?

Literalmente Jiro era un miedoso y al escuchar las palabras de Kuro no podía hacer más que asustarse, por el castigo que recibiría si alguien le dijera eso a los caballeros.

Kuro: Que reuniré a un equipo y me convertiré en el rey del mundo — Respondió mientras seguía mirando el agua y jugando con ella.

Jiro: ¡Usted planea derrocar al reino! No, de hecho, ¡¡Usted quiere ir en contra de todos en este mundo!! ¡¡Acaso no sabe lo que le pasará si hace eso!! ¡Usted quiere hacer— ¡Humk! -

Se había exaltado al escuchar las palabras de Kuro, pensaba mucho en la situación y todo lo que le podría pasar, lo que hacía que sintiera un escalofrío provocado por el miedo que sentía en ese momento.

La respuesta a lo que dijo y a su comportamiento fue un leve golpe en la cabeza por parte de Kuro, que se acercó a él mientras estaba segado por el miedo.

Jiro: ¿Por qué me pega...? — Dijo mientras sobaba su cabeza por el dolor.

Kuro: Ya te hacía falta. No dejabas de hablar

Jiro: Es cierto muchas veces me han dicho que hablo mucho... ¡Pero ese no es el punto ahora! Usted planea ir en contra de todo el mundo, ¿Acaso no tiene miedo a morir?

Seguía manteniendo esa postura miedosa, lo cual confundía a Kuro.

Kuro: Ya me decidí a cumplir mi sueño, es mi promesa y no la romperé. Es por eso que no tengo miedo a morir en el proceso — Acomodo su gabardina mientras mostraba una sonrisa. — Si muero, por lo menos quedara en que lo intenté lo mejor que pude —

Jiro veía completamente anonadado al chico pelirrojo, la sorpresa que había causado en él, gracias a esas palabras, no se podía describir. La gran determinación de Kuro lo dejó perplejo.

Aunque también sentía una leve tristeza al no poder pensar o ser como Kuro. Era consciente de que él no podría lanzarse al mundo así sin más, no era lo suficientemente valiente como para hacer eso.

Jiro: Me gustaría ser como usted... Yo soy muy miedoso, y la mayoría del tiempo estoy huyendo de todo, incluso ahora mismo tengo miedo de ir al reino de Valtr a unirme a los caballeros. Creo que ya me arrepentí — Lo decía mientras miraba el suelo del barco.

Kuro: ¿Pero de qué tienes miedo? Todo ha ido muy bien hasta ahora, ¿No te parece?

Trataba de animarlo, aunque no sabía cómo hacerlo.

Jiro: Yo siempre he escapado del más mínimo peligro, no sé cómo sería un caballero así

Kuro: Un caballero bastante cobarde — Dejó escapar una risa al final de sus palabras.

Jiro: No sea malo conmigo...

Kuro: ¿Acaso no quieres ser un caballero?"

Jiro: ¡Si! ¡Sí quiero! Pero...

Kuro: No deberías dudar si realmente quieres algo. Solo eres un cobarde que se arrepentirá cuando este enfrente del castillo

Mostrando un claro enojo ante las palabras de Kuro, Jiro se levantó para responder con toda la determinación que tenía.

Jiro: ¡¡No, no lo soy!! ¡¡Ya verá se lo demostraré!! ¡¡Voy a ser un caballero, me convertiré en un caballero ejemplar!! ¡Se lo demostrareEEee!

Él cayó del barco al momento que este tocó tierra, cayó en la arena por lo que no sufrió ningún daño.

Kuro: Menudo golpe...

Con un rugido el dragón se levantó para bajar del barco, era como si el dragón y Kuro ya se estuvieran entendiendo.

Kuro: ¡Tienes razón! ¡¡Ya hemos llegado!! — Con un grito, Kuro anunció su llegada al reino, todavía era temprano así que podrían decir que hicieron menos de tres días siguiendo un camino recto y sin detenerse.

Después de unas cuantas horas en el mar por fin habían llegado a su destino.

Jiro se levantó y ancló el barco, ellos empezaron a caminar con dirección al castillo que era a donde se dirigía Jiro.

Kuro observaba todo a su alrededor, ya que era la primera vez que estaba en un reino como este.

Jiro: ¿Qué es lo que hará ahora señor Kuro?

Kuro: Buscaré a alguien fuerte para unirse a mi equipo

Jiro: ¿Y dónde tiene planeado buscarlo?

Kuro: Pues... No lo sé

Con una sonrisa él respondió, y gracias a esa respuesta Jiro se cayó de espaldas.

Jiro: Usted no conoce la palabra planificación...

Era como si lagrimas salieran de sus ojos al darse cuenta de la irresponsabilidad de este chico. Pero calmándose trató de ayudarlo.

Jiro: Porque mejor no les pregunta a las personas de aquí si conocen a alguien que lo pueda acompañar

Kuro: Buena idea, ¡Vamos!

Tomó a Jiro del cuello de su camiseta para empezar a correr, no sabía a donde, literalmente solo se echó a correr de la nada.

Jiro: HAAAAA...!!! ¡¡¡Deténgase!!! — Con la velocidad a la que iba Kuro sacudía todo el cuerpo de Jiro como si se tratara de un trapo.

Miró a los alrededores mientras corría y se encontró con el letrero de un restaurante, así que se detuvo.

Por la fuerza a la que frenó, Jiro cayó contra unas cajas de madera y basura que se encontraban en la pared del restaurante.

Kuro: ¿Pero qué te pasó? — Al ver el estado de Jiro solo preguntó por qué se encontraba así.

Jiro: ¡¡Y todavía lo preguntas!! — Sucio y con basura encima le respondió a Kuro.

Kuro: No te quedes ahí, vamos — Ignoró que esto haya sido su culpa y solo quería entrar para ver que conseguía.

Con un rugido el dragón los alcanzó, él caminaba junto a ellos cuando de repente Kuro se echó a correr jalando a Jiro.

Kuro: Lo siento, casi te dejamos

El dragón respondió con un rugido.

Poniéndose de pie Jiro se limpió y sacudió su ropa para luego entrar al restaurante, siguiéndolo Kuro también entró; el dragón se quedó fuera ya que no podía ingresar por la estrecha puerta del establecimiento.

Por dentro todo estaba completamente normal, había personas comiendo en las mesas y todo estaba tranquilo.

Jiro: Parece un lugar pacífico

Kuro: Bien, preguntemos — Dejó salir una risa al final de sus palabras.

Ellos se acercaron al mostrador y los atendió una niña de cabello negro.

Niña: Hola, bienvenidos. ¿En qué podemos servirles?

Kuro: ¿Crees que ella sepa algo? — Miró a Jiro buscando una respuesta.

Jiro: Es muy pequeña para saber de esas cosas, creo...

Hablaron entre ellos antes de responderle a la niña. Hasta que no les quedó más remedio que preguntar lo que querían saber.

Jiro: Disculpa niña, ¿Sabes de alguien que...? — Se puso a pensar unos segundos. — ¿Cómo se supone que pregunte algo así? — Jiro le preguntó a Kuro antes de hablar con la niña.

Kuro: Oye, ¿Conoces a algún tipo fuerte que esté en este reino? — Sin dudarlo, Kuro lo dijo con las palabras más simples.

Jiro: Si, eso...

La niña se puso a pensar por un momento, se veía bastante tierna cuando lo hacía.

Niña: Creo que... he oído de alguien — Ya tenía pensado qué le diría a Kuro y Jiro.

Kuro: ¡Enserio! ¡¿De quién?! — Dijo con emoción.

Niña: Será un gamby por la información

Kuro: Anda Jiro, dale lo que pide — Dijo dándole unas palmadas en el hombro.

Jiro: He?!! ¡¡¿Por qué yo?!! — Intento recriminar, pero ante Kuro esto sería imposible.

Kuro: Porque yo no tengo dinero

Con un suspiro él sacó una bolsa pequeña con dinero y le dio una moneda de oro a la niña.

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La primera era una moneda hecha de oro con el retrato de un dragón en el medio, que es la que más valor tiene y es conocida como "Gamby".

La segunda era una moneda hecha de plata con el dibujo de dos espadas cruzadas con un escudo lleno de zarpazos, es la que menos valor tiene y es conocida como "Celestine". >>

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Observando la moneda que le dio Jiro, la niña la guardó, lista para darle la información que quería.

Niña: Muchas gracias. Bien, lo único que sé es que desde hace ya un par de años en la cárcel Adrame tienen a un prisionero muy peligroso

Kuro: ¿Un prisionero? ¡Vaya qué alucinante!

Jiro: Pero es un criminal, ¡No cree que hay una razón por la cual lo encerraron! — Habló con miedo.

Kuro: Pero si lo encerraron eso quiere decir que es débil. Después de todo lo capturaron

Volvieron a conversar entre ellos, hasta que alguien intervino al escuchar las palabras de Kuro.

Mujer: No creo que sea así, joven — Una voz salió de dentro, era una voz femenina de una mujer madura.

Era la dueña y la cocinera del restaurante la que había hablado.

Salió de la cocina para ver que su hija estuviera atendiendo bien a los clientes, y se topó con las palabras de Kuro por lo que pensó en responder.

Kuro/Jiro: - Hmp? — Ambos se preguntaban por la dueña de la voz.

Niña: Hola mami — Saludó tranquilamente a su madre que salió a verla.

La mujer que salió tenía el cabello de color negro, traía un vestido puesto con un delantal para cocina.

Mirando a los dos chicos ella decidió hablar.

Mujer: Lo único que sé del criminal es... Que él mismo se entregó y cuando lo sentenciaron no dijo ni una sola palabra

Jiro: ¿Será que se arrepintió de todo lo que hizo?

Kuro: Yo digo que tenía hambre — Dijo muy seguro de sí.

Jiro: ¿Eso qué tiene que ver con que no hable?

Kuro: Si yo no comiera no tendría fuerzas ni para hablar

Jiro: Me temo que esa no es una respuesta tan válida, señor Kuro — Dijo entrecerrando los ojos.

Mujer: Como haya sido, ya lleva mucho tiempo encerrado. Más tiempo que yo y todos aquí — Dijo la mujer entrando en la conversación.

Kuro: ¡Pues venga vamos a verlo! — Con mucho ánimo se decidió por ir a verlo.

Jiro: ¡¡Pero señor!! — Él intentó detenerlo.

Kuro: Si quieres no vengas, puedo ir solo

Jiro: No te convenceré de no ir ¿Verdad?

Kuro se rió en respuesta y Jiro solo suspiró.

Jiro: Bueno te acompañaré hasta el castillo, después de todo yo voy para allá

Kuro: Pues venga vamos!

Jiro: Muchas gracias por la información — Se dirigió a la mujer y la niña frente a ellos.

Mujer: No se preocupen

Niña: ¿Cómo se llaman señores? Quiero recordarlos por si no los vuelvo a ver — Dijo con una sonrisa.

Jiro: ¡Esas palabras son muy crueles para que las diga una niña como tú! — Dijo completamente asustado.

La niña sonrió en respuesta. Se estaba burlando de ellos, pero aun así ninguno de los dos se podía negar.

Jiro: Pero como sea... Mi nombre es Jiro Yusaki, se podría decir que soy un ex-mercader

Kuro: Y yo soy Kuro Namari, no soy un "ex" soy un demonio completo y para hasta que la muerte lo diga - *Risa* - — Quiso probar la actitud de las personas al cometer esta imprudencia.

Todos: - ¡¡¡...!!! -

Todos en el restaurante escucharon las palabras del chico pelirrojo, los hombres que estaban sentados comiendo se levantaron inmediatamente, acercándose a Kuro.

Uno de los hombres se acercó, se podría decir que se veía más fuerte que los demás, tal vez por eso se acercó por la espalda a Kuro.

Su cuerpo fornido lo hacía ver como alguien que bien podía dedicarse al combate cuerpo a cuerpo.

Este hombre era más grande que Kuro y Jiro, por lo cual parecía bastante intimidante.

Hombre: Oye tú... ¿Qué es lo que acabas de decir? — Con un rostro enojado, y de desagrado se dirigió a Kuro.

Kuro: Ha, pues… Que… me llamó Kuro Namari y soy un demo...! — Sus palabras fueron interrumpidas.

Hombre: ¡Suficiente!

En el mismo instante que soltó este grito el hombre golpeó a Kuro en el rostro, su puño se impactó con gran fuerza, pero Kuro no se movió ni un solo centímetro.

No hizo ninguna mueca de dolor, simplemente se quedó observando como si nada pasara.

Por parte del hombre esta era una acción muy arriesgada, no estaba tomando en cuenta el riesgo que significaba golpear a un demonio.

Jiro: ¡Señor!

Él estaba preocupado al ver esta situación.

Con el puño aun en el rostro del chico pelirrojo, todos parecían estar dispuestos a golpearlo.

Después de todo era un demonio, podían hacer lo que quieran con él y nadie les diría nada, es más si este demonio se atrevía a hacerles algo los caballeros inmediatamente vendrían y lo capturarían para ofrecerle las más grandes torturas conocidas.

Para todos ellos los demonios eran peor que unos insectos, era lo más bajo que existía y eso les daba el derecho de odiarlos.

Los rostros de estos hombres estaban completamente encendidos en furia de solo ver a Kuro.

Kuro: Vamos, esto es innecesario... Yo no he hecho nada

Él agarró el puño que le causaba un hormigueo en el rostro con la intención de quitárselo.

Hombres:

— ¡Vete de aquí maldito demonio! —

— ¡No queremos seres como tú! —

— ¡¡Lárgate antes de que llamemos a los caballeros!! —

— ¡¡Ser repugnante!! —

El hombre que lo golpeó hizo su mano a un lado porque Kuro lo había tocado.

Hombre: ¡¡¡¿Quién te crees tú, maldita escoria?!!! No puedes tocarme!!! ...Es que acaso tu amo no te enseñó a comportarte?!

Kuro: De que hablas...? — Ladeo la cabeza un poco.

Hombre: Oye tu, mocoso! — Se dirigió a Jiro que observaba con miedo todo lo que sucedía.

Jiro: Q...Qué sucede señor...? — Con su voz titubeante hacía todo lo que podía para no salir a esconderse del peligro.

Hombre: Es que acaso no le enseñas a tu esclavo a comportarse?

Jiro: E.....Esclavo? — Manteniendo su actitud temerosa, él no entendía lo que trataba de decir el hombre.

Con una cara de confusión el hombre respondió.

Hombre: Acaso este demonio no es tu esclavo?

Jiro: Creo que se confunde señor — Con voz temerosa respondía. — Yo no poseo ningún esclavo... Eso es... Bueno no se como decirlo, es un poco, no de hecho muy horrible señor —

Hombre: Entonces es un demonio libre...? — Dijo mientras miraba a Kuro.

Kuro se rascó la cabeza en respuesta, parecía algo cansado.

Jalando a Kuro del cuello de su camiseta, el hombre lo acercó hacia él, levantandolo de donde estaba.

Hombre: Después de todo lo que tu raza nos ha hecho, te atreves a mostrarte así tan libremente — Con ira en su mirada, el hombre le hablaba a Kuro.

Mientras que Kuro no entendía nada de lo que el hombre decía, y se mantenía tranquilo con la mirada en él.

Hombre: Iremos a avisar a los caballeros para que te maten de una vez por todas... ¡Un ser tan impuro como tu no debería existir!

Jiro: ¡Pero que cruel!

Kuro: Supongo que a esta reacción se refería el alcalde... — Recordó las palabras del alcalde sobre recibir un mal trato solo porque los demás sepan que era un demonio.

Miró al suelo con una sonrisa bastante fingida, a pesar de todos los gritos que seguía recibiendo, Kuro no tenía planeado abandonar su sonrisa.

Así que empezó a alegrarse de eso, estaba cumpliendo bien su promesa y eso le servía para sonreír.

Mientras que los hombres estaban dispuestos a golpearlo nuevamente, pero no pudieron completar esta acción gracias a la mujer detrás del mostrador.

Mujer: ¡¡¡Todos cálmense!!!

La mujer del mostrador gritó con un cristal rojo en su mano derecha, estaba dispuesta a arrojarlo al suelo.

Pero... ¿Qué era este cristal?

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— Este era un cristal explosivo, se conoce que los cristales en su estado más puro son capaces de almacenar hechizos mágicos.

Tales como: Hechizos explosivos, hechizos de fuego, hechizos de viento, etc.

Estos cristales son de un solo uso, son un derivado bastante "corto" de las piedras elementales. —

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Hombre: ¿Qué estás haciendo mujer?!!

El mismo hombre que golpeó a Kuro, empezó a gritar reclamándole a la mujer por que los estaba deteniendo y amenazando.

La niña se escondió detrás de las faldas de su madre y observaba temerosa todo lo que pasaba.

Mujer: ¡¡Si no se calman, todos aquí serán afectados por la explosión!! ¡¡Así que será mejor que se callen y dejen en paz a este chico!!

Hombre: ¡Pero acaso no ves lo que ha dicho!

Mujer: ¡¡Y acaso ustedes no se dan cuenta que hay una niña presente!!

Los hombres vieron a la niña asustada detrás de su madre, ellos retrocedieron y se quedaron callados.

No habían pensado en nada más que maltratar a Kuro, debido a que muchos ciudadanos son sometidos a un estrés por sus propios trabajos, enterarse de que hay algo en que descargar su ira y estrés era como la salvación para ellos. Y gracias a eso no se dieron cuenta de la niña que estaba delante de ellos.

Kuro: Lo ven, todo era innecesario — Volvió a hablar, mirando tranquilamente a los hombres.

Mujer: Bien... Ahora que todos se calmaron, paguen y váyanse de aquí

La mujer no los quería ni un segundo más en su restaurante, estaban causando demasiados problemas y además tenía dudas sobre de qué manera actuar.

Hombres: Pero, ¿Qué estás diciendo?

Mujer: Me van a hacer repetirlo

Con una cara sombría y un aura oscura ella habló con el cristal en la mano, como si estuviera a punto de arrojarlo a los hombres.

Ellos asustados dejaron el dinero en la mesa y salieron del lugar.

Jiro: E...Eso fue... ¿Cómo decirlo? Bastante hábil de su parte — Dejando caer gotas de sudor por su frente, Jiro no sabía qué más decir.

Kuro: Sí que los asustó — Volvió a tomar su actitud relajada y alegre de siempre.

Mujer: Cuando atiendes un negocio sola con una niña pequeña debes buscar una forma de defenderte ante cualquier situación

Con esto la mujer les había dicho que estaba preparada para enfrentar a ladrones o personas que vinieran a generar problemas, para ellos esto era bastante increíble.

Jiro: Eso es muy fácil de entender

Mujer: Como sea, ustedes dos déjense de rodeos y díganme, ¿Qué hace un demonio por aquí?

Ella hablaba seriamente mientras los observaba, pues tenía muchas dudas sobre Kuro.

Jiro: Le juro que yo también apenas me entero que el señor Kuro es un demonio!

Kuro: Vaya forma de entregarme... — Eso fue lo que sintió Kuro, sinceramente Jiro lo había entregado y dejado con la responsabilidad de responder todo.

La mujer suspiró como si estuviera cansada.

Mujer: Eso no responde a mi pregunta, por lo que he visto no pareces alguien peligroso o eso es lo que quiero creer

Kuro: Yo solo vine por ese tipo del que me habló

Mujer: ¿Un demonio que vino por un prisionero? No estoy entendiendo muy bien, pero será mejor que te apresures a salir de este reino

Jiro: ¿Por qué?

Mujer: De seguro esos hombres han ido a contarle a los caballeros que hay un demonio en el reino. No tardarán en venir por ti

Kuro: Bueno no les causaré más problemas

Jiro: Tienes razón vayámonos

Ellos se dirigieron a la salida, pero se detuvieron por las siguientes palabras que soltó la mujer.

Mujer: Tengan cuidado, como has visto con decir que eres un demonio es más que suficiente para que te intenten matar. Nadie quiere a los demonios... Yo no creo que seas malo, sinceramente un demonio que es capaz de hablar con una niña y viajar con un humano sin hacerles daño es de admirar — Fueron las últimas palabras que les dijo la mujer antes de que se fueran.

Kuro: Gracias, nos vemos

Mujer/Niña: Cuídense

Saliendo del restaurante con una atmósfera incómoda ~ que Kuro no sentía ~. Ellos se dirigieron al castillo que era a donde iba Jiro. El dragón los seguía sin separarse de ellos, era bastante obediente.

Caminaron por toda la ciudad, por el momento la noticia de que un demonio andaba caminando por el reino todavía no llegaba a los oídos de las personas.

Ya no quedaba nada para que llegaran al castillo... Pronto llegaría el momento de separarse.