El polvo se mezclaba con el aire del ambiente, mientras los escombros se apilaban uno sobre otro.
Dos personas de tamaños completamente diferentes se alejaban de la escena pensando en que su trabajo había terminado, Isao y Azami se dirigían a atender a Carnert, quien se encontraba en mal estado después del corto enfrentamiento que tuvo con Kuro.
Debido a que Carnert poseía cristales con hechizos diferentes, este tenía también cristales con magia de sanación, lo que facilitaría su recuperación en estos momentos.
Por otra parte, debajo de los escombros de la celda se encontraba Kuro sosteniendo un gran trozo de la pared, esto provocó que se formara una especie de cueva dentro del derrumbe, y fue gracias a eso que tanto él, como la mujer que lo acompañaba no sufrieron ningún daño.
Kuro: Un solo minuto tarde y todo estaría encima de nosotros — Mostró una sonrisa amistosa mientras sostenía el trozo de la pared que los cuidaba de los escombros.
Aunque parecía una tarea muy difícil, esto para Kuro no era un inconveniente, pues su fisiología como demonio le permitía poseer una cantidad de fuerza muscular mayor a la de cualquier humano o criatura inferior a él.
Manteniendo la calma ante la situación en la que se encontraban, Kuro parecía no tener ningún sentimiento negativo.
Sin embargo, la mujer que lo observaba estaba en un estado completamente diferente. Ella observaba la situación con pesimismo y culpa, pensaba que todo esto sucedió porque Kuro se detuvo a ayudarla y en su intento de sacarla de este lugar los caballeros lo atacaron con la intención de encerrarlo... o matarlo.
"Todo es mi culpa... Todo siempre fue mi culpa... Por algo estoy aquí, mis acciones... Mis pensamientos... Todo está mal..." — [Pensamientos/Mujer].
Desgarrándose ella misma por dentro, sus palabras parecían ser provocadas no solo por la situación en la que se encontraba, sus pensamientos eran provocados por todo el sufrimiento que este lugar le dio.
Inconscientemente, ella estaba provocándose el sufrimiento, no se podía explicar y para los demás es muy difícil entender la situación en la que se encontraba esta mujer, pero cada persona reacciona diferente al sufrimiento y el abandono de los recuerdos que reconfortaban su mente.
Observando al chico delante y cerca de ella, noto que sus ojos se empezaban a empañar por las lágrimas que brotaban de ellos. Era incapaz de decir una sola palabra, su garganta la traicionaba en este momento y su cuerpo no paraba de temblar esperando recordar que seguía vivo por medio del dolor.
Sin entender bien lo que sucedía en la mente de la mujer, Kuro se rehusaba a usar su maldición sobre ella, no quería solucionar las cosas de esa forma pues sentía que era hacer "Trampa" y no era correcto.
En lugar de pensar tanto en el problema, Kuro solo mostró una sonrisa a la mujer que lo miraba, pues sentía que no tenía muchas opciones y mucho menos sabía qué más hacer. Nunca había interactuado tanto con un humano y no sabía cómo actuaban o se sentían.
Kuro: Hay que salir de aquí, debemos encontrarnos con... — Se detuvo a pensar un momento. — Ahora que lo pienso no le pregunte su nombre, pero tenemos que ir con él —
La mujer reaccionó a la sonrisa de Kuro y a pesar de seguir llorando pudo sentir cómo su cuerpo se calmaba, su mente o posiblemente su cuerpo tenían la sensación de haber sentido esto antes, como un recuerdo cálido atrapado dentro de ella, un amor que no se olvida, aunque el tiempo pase o la muerte lo azote.
Sosteniendo el trozo de la pared con una mano, él extendió su mano izquierda con dirección a la mujer en el suelo, ella observó la mano extendida del chico y lentamente la tomó.
Kuro: Venga vamos!
Jalando a la mujer cerca de él, rápidamente la abrazo con una sola mano, la mujer no sabía cómo reaccionar y Kuro no le dio tiempo de hacerlo. Al tener segura la posición de la mujer, de forma rápida Kuro arrojó el trozo de la pared con fuerza, haciendo que los escombros detrás y encima de ellos empezaran a caer.
Al momento de tener una salida libre, con un movimiento ligero y veloz, Kuro se lanzó fuera de los escombros deslizándose en el suelo al estar fuera de peligro.
Una nube de polvo acompañaba a sus cuerpos al salir de la caída de los escombros, la mujer y Kuro empezaron a observar el lugar de donde habían salido.
Sin embargo, el derrumbe de los escombros que quedaron llamó la atención de los caballeros que se encontraban auxiliando a Carnert.
Observando como el polvo se disipaba lentamente, ellos notaron la silueta de dos personas que conocían de unos minutos atrás.
Azami: Parece que será un tipo bastante fastidioso — Ella se dirigió al caballero de gran tamaño a su costado.
Pero no recibió una respuesta clara, por el contrario, solo pudo escuchar una fuerte respiración que salía de las aberturas del casco de la armadura. Parecía asentir con su respiración.
Con esto, Azami entendió la respuesta; ella estaba acostumbrada a interactuar de esta manera con Isao.
Azami: Tienes razón, será mejor empezar
Dando dos respiraciones más, Isao respondió.
Caminando con dirección a Kuro y la mujer, ambos caballeros desenfundaron sus armas. Ya habían dejado completamente libre de peligro a Carnert, por lo que podían alejarse sin tener ninguna preocupación.
Al darse cuenta de que los dos caballeros se acercaban, Kuro soltó a la mujer y con una señal de su mano le indico que se alejara del lugar. Ella lo pensó por unos minutos, pero luego se dio cuenta que la única forma en la que podía ayudar era alejándose.
Ella no era experta en combate y estaba tan débil que sería inútil para ella intentar algo contra los dos caballeros.
Captando toda la situación y olvidándose del dolor de su cuerpo por la debilidad, ella se alejó, pero se aseguraría de mantenerse siempre a la vista de Kuro, por si alguna emergencia sucedía.
Kuro siguió con su vista a la mujer para saber su ubicación y alejar a los caballeros lo más que pudiera de ella; al tener a la mujer en un lugar seguro, él regresó su vista al frente donde se encontraban los caballeros que venían por ellos.
En unos pocos segundos ambos caballeros estaban frente a él...
Azami: Entrégate... Y nos aseguraremos de que todo quede como un delito menor, de esa forma podrás salir en poco tiempo de prisión — Extendiendo su mano hacia Kuro, ella trataba de convencerlo de acabar con esto.
Kuro observaba la mano extendida de Azami, pero aun así no planeaba tomarla. No estaba decidido a darse por vencido al apenas iniciar su camino.
Kuro: No quiero — Levantó su mano y la agitó en una segura negación.
Azami: Eres consciente de lo que va a pasar?
Kuro: Pues ustedes tratarán de encerrarme y yo buscaré una forma de escapar — *Risa burlona* —
Notando el claro desinterés del chico, Azami suspiró y retiró su mano extendida.
Azami: Te confundes... No te encerramos. Morirás...
Al momento de terminar de hablar, ella hizo un pequeño movimiento con su mano dándole una indicación a Isao.
Recibiendo la señal, el caballero levantó su hacha y lanzó un golpe directo hacia Kuro.
Esquivando por los pelos el ataque del hacha, Kuro vio como su camiseta fue cortada por el gran filo del arma. Si tardaba un poco más en esquivar el ataque su cuerpo hubiera sido partido por la mitad sin problema alguno.
Sin darle respiro, Isao lanzó otro golpe hacia Kuro, pero este fue propinado por la parte plana del filo del hacha.
Recibiendo el golpe con el brazo izquierdo, Kuro salió disparado contra una de las celdas, mientras que el impacto hizo que botara sangre de su boca.
Acercándose a Kuro, el caballero empezó a lanzar una lluvia de ataques contra él. Su hacha no descansaba y con su gran hoja de metal causaba daño en el chico y el ambiente que le rodeaba.
Recibiendo y bloqueando los ataques, Kuro se mantenía estable en el lugar, no podía moverse o salir de la trampa donde lo arrinconaron por lo que solo se disponía a resistir la fuerte lluvia de ataques.
A pesar de su gran tamaño, este caballero demostraba tener una gran velocidad en sus movimientos. Él impulsaba sus ataques con fuerza haciendo que su falta de agilidad sea compensada de forma efectiva.
Manteniendo el ritmo unos minutos, el caballero empezó a disminuir la velocidad.
Al dar ataques consecutivos a una velocidad como esa, su cuerpo empezó a agotarse, lo que causó que los ataques fueran más lentos y predecibles.
Observando los ataques con claridad, Kuro podía predecir la trayectoria de cada uno de los cortes del hacha. Con esto pudo detener con sus manos el gran filo del arma.
Inmovilizando el arma, él estaba listo para salir del lugar donde lo arrinconaron...
Empujando con fuerza, Kuro logró que el caballero perdiera el equilibrio y cayera, con esto por fin tenía un respiro después de la ola de ataques que había recibido.
Respirando agitadamente, él noto el estado de su ropa... Había cortes por toda su gabardina y su camiseta ya estaba completamente desgarrada, incluso sus pantalones habían sufrido daño después de los ataques.
Kuro: Mira lo que hiciste... Esta gabardina fue un regalo... ¡Y tú vienes y la destrozas sin más! — Levantando la cabeza, en este momento no pensaba en nada más que en el daño que le hicieron a su ropa, a pesar de que su cuerpo se manchaba con su sangre a causa de los cortes y heridas que le hizo el caballero, él no le tomaba importancia a nada más.
Estaba molesto por que este caballero había arruinado uno de los primeros regalos que recibió de su madre, un recuerdo que solo él sabía apreciar cómo se debía.
Moviéndose en silencio, Azami llegó a la espalda de Kuro y estaba lista para atacar.
Dando un salto para aprovechar el momento de distracción del chico, ella estaba dispuesta a dar un corte limpio en toda la espalda de Kuro.
Sin embargo, antes de poder siquiera posar su espada en la piel del chico, la mirada de este se cruzó con la de ella y el filo de su espada.
El sentir el enojo del chico, era algo que le causaba un hormigueo en la espalda. Una sensación que hacía que su cuerpo quisiera alejarse del lugar lo más rápido que pueda, era su instinto de supervivencia. Pero sin tener opción de detenerse, ella siguió con su ataque, pero fue recibida con un golpe directo en el rostro. El casco de su armadura se quebró y dejó fluir por sus grietas la sangre que salía de su rostro.
Aturdida por el golpe, ya no podía reaccionar. Escuchó como su espada se quebró y posteriormente una patada le impactó en la parte izquierda de su vientre.
Kuro había dado un salto muy ágil y juntando sus pies, él pateó a la caballero que sin poder reaccionar se estampó contra el suelo con gran fuerza.
Las grietas recién hechas en su armadura dejaban salir la sangre de Azami.
Kuro: Atacar por la espalda... Es de mala educación...
Sacudiendo el polvo de su gabardina, él miraba a la caballero en el suelo derrotada.
Recuperando sus fuerzas y sintiendo un gran enojo al ver a su compañera en el suelo, Isao se levantó y fue directo a atacar a Kuro.
Extendiendo su hacha hacia atrás todo lo que podía, él estaba listo para partir el cuerpo del chico con un solo golpe.
Azami que observaba en el suelo, quería levantarse y decirle a Isao que huyera. Sabía que él no podría hacer nada contra Kuro.
Este estaba a otro nivel completamente diferente al de ellos, ni siquiera si se esforzaban mucho entrenando, podrían llegar a conseguir una fracción de su fuerza. Pero... Por su debilidad, las palabras de Azami se quedaron en simples balbuceos.
Reaccionando a tiempo, Kuro detuvo el hacha tomándola por el filo. A pesar de haber hecho una acción tan descuidada, no recibió daño; gracias a los guantes que llevaba puestos pudo evitar que sus manos fueran cortadas en el acto.
Los guantes habían demostrado una gran resistencia y dureza para soportar tal ataque que había levantado olas de aire con mucha fuerza.
Soltando una respiración desesperada, Isao intentó quitar su hacha de las manos de Kuro, pero esta no se movió. Al tirar del hacha confirmó que la fuerza del chico era lo que la mantenía inmóvil.
Tirando de la hoja afilada del hacha, Kuro logró quebrar la empuñadura de madera, y se quedó únicamente con la hoja doble.
Isao retrocedió por la fuerza con la que tiraba de la empuñadura de su hacha.
Viendo la gran apertura que existía en la defensa del caballero, Kuro lanzó la hoja filosa contra Isao.
Sin tiempo para reaccionar, él fue arrojado contra varias celdas; destrozaba una tras otra mientras el filo de su propia hacha destrozaba su armadura y cortaba su piel dentro de ella.
Deteniéndose en la séptima celda destruida, Isao ya no podía reaccionar, pues el dolor intenso se expandía por todo su cuerpo.
Kuro observaba al caballero que había chocado contra una pared, respiro una vez y escucho un crujido metálico detrás de él.
Kuro: Hmp? ~
Volteando, se dio cuenta como la caballero, antes derrotada en el suelo, se levantaba lentamente tomando su espada rota y apuntándola hacia él.
La espada quebrada temblaba al igual que su portadora, la sangre goteaba de la armadura mientras forzosamente Azami trataba de mantenerse de pie.
Azami: I...I-sao...
Ella había observado como Isao fue arrojado contra las celdas, con todo lo que vio estaba segura que su condición era mortal. Ignoró sus propias heridas y solo se concentró en su compañero. Los sentimientos que albergaba por él no le permitían percatarse de otra cosa.
Parpadeando un par de veces, Kuro vio como la espada rota lo atacaba, los ataques eran lentos y completamente débiles, fáciles de predecir y esquivar.
De manera tranquila podía esquivar cada uno de los ataques que lanzaba la caballero, ella se balanceaba de un lado a otro por su propia debilidad, pero aun así se negaba a caer.
Cuando Azami lanzó lo que parecía ser el último ataque que su consciencia le permitía, Kuro detuvo el ataque manteniendo la espada rota en su mano derecha. Sin fuerzas y sin armas, ella se empezaba a resignar.
"Moriré...?" — [Pensamientos/Azami]. Recostándose en Kuro a causa de la debilidad, a ella no le pasaba nada más por la mente.
Observando a la caballero por unos instantes, él sonrió.
Kuro: Tu compañero, no está muerto
Reaccionando con su respiración a las palabras de Kuro, ella relajó aún más su cuerpo al tener una preocupación menos.
Azami: Gra...cías... — Cayendo al suelo luego de pronunciar esas palabras, Azami había perdido el conocimiento.
A pesar de que estos caballeros estaban en su contra, Kuro no tenía ningún problema con ellos.
Sentándose con las piernas cruzadas, él recuperaba el aliento después de todo lo que pasó.
Kuro: ¡Vaya, pelear con humanos si es muy cansado! — Sonriendo y limpiando el sudor con sangre de su frente, Kuro dio por terminado el breve enfrentamiento con estos caballeros.
Viendo su cuerpo lleno de cortes y golpes, decidió arreglar su estado actual.
Kuro: Debería tener más cuidado la próxima vez... El manto de oscuridad es muy cansado de usar — *Risa* — Cerrando los ojos, concentró toda su atención en sus heridas.
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En la oscuridad de su mente pudo ver a una mujer de piel pálida acercarse, mientras un miasma negro la seguía como la cola en un vestido de novia. Toda una dama de la muerte.
Su rostro estaba cubierto por un manto de neblina oscura, su ropa era indistinguible entre toda la oscuridad y lo único que resaltaba notoriamente de ella era sus labios rojos que mostraban una sonrisa.
Mujer: Volviste~
Extendiendo sus brazos, la mujer se acercó y abrazó a Kuro.
~ Fuera de su mente la situación se veía completamente diferente. ~
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Su cuerpo estaba envuelto en unas llamas de fuego completamente oscuras, la singularidad que mostraban estas llamas era que parecían tener vida propia y moverse como si fueran los tentáculos de algún animal.
Abriendo los ojos, Kuro no se mostró impresionado por las llamas que estaban presentes en todo su cuerpo, para él, esto era completamente normal.
Kuro: Bien. ¡Mis heridas ya no deberían ser un problema! — Se levantó mostrando una sonrisa.
Dándose la vuelta para volver con la mujer a la que había liberado, por la mente de Kuro se atravesó una imagen, recordó que el harapo que llevaba puesto la mujer estaba completamente desgastado y a punto de romperse.
Se detuvo a pensar un momento, y volvió a ver a la caballero detrás de él.
Imagino que debajo de esa armadura, ella debía tener algún tipo de ropa que la cubriera, con eso en mente y viendo que estaba inconsciente a Kuro no se le ocurrió mejor idea que tomar la ropa de la caballero.
Kuro: Al final la cubriré con su armadura así que no debe haber problema — Se detuvo a pensar unos segundos antes de que se decidiera a hacerlo.
Retiró con cuidado la armadura de Azami, al hacerlo pudo ver cómo había quedado con heridas graves debido a los golpes que le dio Kuro.
Azami llevaba puesto unos shorts negros pegados a su piel y una camiseta sin mangas perfectamente entallada a su cuerpo, estaba descalza debido a que usaba las botas de la armadura.
Kuro: Ay! Creo que me pase un poco...
Las llamas oscuras desaparecieron del cuerpo de Kuro, lo cual significaba que sus heridas ya estaban completamente curadas.
Kuro: Bueno, creo que puedo ayudarla... ¡Después de todo no me hizo nada malo! — Con una sonrisa en su rostro, él parece que olvidó todo lo que pasó hace unos minutos.
Tocando el vientre de Azami, Kuro se concentró para volver a usar el manto de oscuridad. Y sin tener problemas, las llamas oscuras rodearon el cuerpo de la caballero.
Kuro: Con eso estará bien
Empezó a quitarle la ropa a Azami, tomó primero el short negro y lo quito sin problemas, luego le quito la camiseta sin mangas, pero en un descuido casi deja caer la cabeza de Azami.
Sujetó rápidamente la cabeza de la chica y se aseguró de que no se hiciera daño, y delicadamente la colocó en el suelo.
Le dio una última mirada a la caballero y sólo podía preguntarse una cosa.
Kuro: Debería llevarme también esto...? — Tocando la ropa interior de la chica acostada frente a él, Kuro se preguntaba si la mujer a la que liberó también necesitaría esa ropa de Azami. — ¡Qué difícil es esto! ... Bien, me lo llevaré por si hace falta —
Quitándole la ropa interior y el sujetador a Azami, él colocó todo entre la demás ropa; ahora la chica estaba completamente desnuda frente a él. Sin embargo, a Kuro no le importaba y no pensaba en nada más que en llevarse la ropa.
Notando como el manto de oscuridad desapareció, ahora tenía la certeza de que sus heridas se habían curado.
Con esto él empezó a ponerle nuevamente la armadura. Cuando ya estaba por terminar algo llamó su atención.
El pecho de Azami demostraba tener un tamaño considerable, por lo que Kuro se empezó a preguntar si el sujetador que se estaba llevando le quedaría a la mujer a la que liberó; estaba tomando en cuenta que la mujer estaba extremadamente delgada y posiblemente no podría ponerse el sujetador.
"Supongo que ya es tarde para devolverlo, si vuelvo a ver a esta caballero le pediré disculpas" — [Pensamientos/Kuro].
Colocando la pechera de la armadura, Kuro se levantó y dejó atrás a Azami.
Regresó al lugar donde había dejado a la mujer, cuando llegó lo primero que hizo fue buscarla con la mirada, pues puede que por el ruido se haya escondido.
Y justo como había pensado, ella estaba escondida entre dos celdas, Kuro pudo ver uno de sus pies que sobresalía de las paredes. Acercándose de manera espontánea, él le dio un susto a la mujer.
Kuro: ¡Ya volví! — Con mucha energía se dirigió a la mujer.
Ella colocó sus manos sobre su cabeza como su única defensa ante el alboroto que se le acercó.
Viéndola asustada, noto que tal vez su forma de acercarse fue demasiado para la mujer que recién se empezaba a recuperar de un encierro largo.
Kuro: No quise asustarte - *Risa* - Ya volví — Más calmado volvió a anunciarse ante ella.
La mujer quitó las manos de su cabeza y miró hacia arriba; con una sonrisa Kuro la recibía.
Mujer: Vol~viste...
Kuro: Así es! ... Te traje esto
Entregando la ropa que le quitó a la caballero, él observó lo delgada que estaba la mujer y pensó que la ropa tal vez le quedaría algo grande.
"Y... ¿Si uso el manto de oscuridad en ella? ¿servirá?" — Pensando más a fondo en su idea, no le quedaba más que intentarlo. — "¡Bueno, es mejor que nada!" — [Pensamientos/Kuro].
Mientras hablaba consigo mismo en su mente, Kuro se acercó a la mujer para ver si podía arreglar la situación física en la que se encontraba.
Tomando la ropa que le dio Kuro, ella la observaba y noto unas manchas de sangre, aunque la ropa fuera de color negro la humedad y el oscurecimiento eran fáciles de percibir.
Volviendo la mirada hacia Kuro, la mujer podía ver como las manos del chico se acercaban a tocar su cuerpo, ante esta situación ella se asustó un poco hasta que recordó que ya habían tenido contacto antes.
Resistiendo su miedo y los traumas que aún tenía, ella dejó que las manos de Kuro se estrecharan con las suyas.
Al momento en el que ambas manos estaban juntas, las llamas oscuras empezaron a avanzar por sus manos hasta cubrir todo su cuerpo; esto asustaba a la mujer, pero se dio cuenta que las llamas no le hacían daño.
Se sentían cálidas y su cuerpo se empezaba a sentir diferente.
Mujer: ¿Qué...Qué es...?
Kuro: No te preocupes. ¡Tu cuerpo se sentirá mejor, ponte la ropa y vayámonos! — Mostrando una sonrisa inocente, Kuro le respondía a la mujer.
Ella al ver esto solo sintió la necesidad de obedecer, sentía que este chico estaba haciendo demasiado por ella y todo lo que podía hacer era obedecerlo o tratar de ayudarlo con lo que podía.
Se puso de pie para empezar a ponerse la ropa, en cuanto ella se quitó el harapo que traía puesto Kuro se tiró hacia atrás, acostándose en el suelo; con un suspiro indicaba lo cansado que se sentía. La mujer lo vio y solo continuó poniéndose la ropa.
Uso absolutamente todo lo que Kuro le trajo, no pensó dos veces en sí la ropa se ajustaba a ella.
Cuando terminó de cambiarse observó a Kuro en el suelo con los ojos cerrados como si estuviera durmiendo, por lo que decidió avisarle que ya había terminado.
Mujer: Y...Ya... he terminado... — Algo tímida y con la voz cortada habló.
Abriendo lentamente los ojos, Kuro se levantó para ver a la mujer. A pesar de que la voz de la mujer era débil, aún así, pudo escucharla y reaccionar a ella.
Kuro: Veo que te queda algo floja la ropa, pero ya te conseguiremos algo mejor después ¡déjamelo a mí!
La mujer no sabía que responder exactamente, en su mente sólo estaba que no era digna de tener tal trato que le daba este chico.
Mientras pensaba en que debería responder, Kuro se puso de pie y se acercó a la mujer.
Kuro: Bien! ¡Vayámonos! — Empezó a salir del medio de las dos celdas cuando escucho un golpe en el suelo.
Volteando noto que la mujer estaba de rodillas en el suelo, mientras intentaba levantarse con sus manos. Entonces Kuro se dio cuenta...
La mujer a pesar de lo débil que estaba había caminado, se había mantenido de pie y había corrido a esconderse por que él se lo pidió; ahora su cuerpo estaba pasando la factura de lo que había hecho aun en su estado de debilidad.
Ella al notar que Kuro la estaba observando, hizo un sonido con su boca e intentó levantarse con más fuerza, pero no podía hacerlo y eso empezaba a frustrarla. Sentía ganas de llorar de impotencia al ver como su propio cuerpo no le respondía.
Acercándose, él le dio unas palmadas suaves en el hombro y le mostró una sonrisa.
"Aunque esté con el manto de oscuridad, este tardará en hacer que se recupere por completo así que no debería esforzarse" — [Pensamientos/Kuro].
Con esto en mente, ya tenía la solución.
Kuro: No te esfuerces demasiado. ¡Anda sube ya! — Dándole la espalda a la mujer, Kuro se agachó un poco para que ella subiera a su espalda y así poder continuar con la huida.
La mujer tardó un poco en entender lo que quería Kuro, pero al final terminó subiendo a su espalda y dejando que la llevara.
Tomando con firmeza las piernas de la mujer, pudo sentir como estas recuperaban su contextura normal, empezaban a recobrar las proteínas que les faltaban.
Mientras el manto de oscuridad seguía activo en la mujer, él empezó a avanzar hacia las escaleras, ya que era la única forma de salir.
Kuro: Arriba nos encontraremos con mi compañero y saldremos de este lugar! ¡Solo espera un poco más! — Con muchos ánimos empezaba a correr.
Aun mantenía un poco de delicadeza ya que llevaba en su espalda a una mujer, no quería causarle un daño innecesario.
Casi llegando a las escaleras pudieron ver a Isao estampado en la pared de la celda con el hacha en su pecho, la mujer cubrió su mirada por la gran cantidad de sangre que se escurría de las heridas del caballero, pero Kuro en ningún momento dejó de verlo.
Dio un largo respiro para luego acercarse, con la mujer en sus espaldas Kuro tomó el filo del hacha y lo retiró del pecho del caballero. Al retirar el hacha inmediatamente grandes cantidades de sangre salieron, salpicando y manchando el suelo. Al ver esto Kuro usó el manto de oscuridad sobre él.
El caballero era cubierto por completo por las llamas negras mientras sus heridas empezaban a curarse.
Dejándolo para que se recupere, para Kuro ya no había nada más por hacer en esta planta de la prisión. Listo para abandonar la planta baja de la prisión, Kuro fue detenido por la mano de Isao.
Tres fuertes respiraciones acompañaron el movimiento de la mano.
Kuro: No te mueras, ¿Vale? — Mostrando una sonrisa se liberó de la mano del caballero y continúo corriendo hacia las escaleras.
Al llegar, sin pensarlo dos veces subió a toda prisa. La mujer se aferraba a él para no caerse, mientras cada vez su cuerpo empezaba a notarse más esbelto poco a poco; aunque era lenta, su recuperación era segura.
Por fin podía sentir que las cosas mejoraban...
En la sala de mando~
Khiba seguía en la habitación buscando sus espadas entre todos los objetos que había. Muchos de los objetos ya se encontraban en el suelo, esto era debido a que en los estantes ya no había más espacio.
En esta época los criminales que se han capturado han aumentado gracias a los avances que está logrando la Cristalurgia.
Los grandes beneficios de estos avances han permitido que los caballeros empiecen a tener mejor armamento y objetos que los ayuden en su trabajo.
Khiba empezó a desesperarse por la montaña de objetos que había frente a él, pese a que había revuelto toda la habitación no había podido encontrar sus espadas y eso causaba su frustración.
Khiba: Estos caballeros son unos desordenados!!!
Volviendo a sumergirse en la montaña de objetos ha Khiba se le ocurrió una idea.
Había pensado que podía llevarse alguno de los objetos para tener algunas ganancias después de salir de la prisión, de esa forma ayudaba a Kuro y podían comenzar su camino de una mejor forma.
"No estaría mal... ¡Me los llevaré!" - [Pensamientos/Khiba].
Rápidamente encontró un saco de tela oscura, estaba algo gastado, pero servía para llevar las cosas.
Abriendo bien los ojos, Khiba procuro tomar lo que pareciera de más valor.
En poco tiempo el saco se había llenado, y justo cuando él estaba a punto de explotar en ira por no haber encontrado sus espadas, noto que en una de las esquinas de la habitación había una especie de baúl cuadrangular.
Este tenía un candado que necesitaba una combinación, los números rúnicos que presentaba el candado giratorio eran claros, lo único que tenía hacer era poner la combinación correcta.
Khiba: ¡Al demonio con la combinación! ¡Lo abriré a la fuerza! — Ya sin paciencia, Khiba no tenía intención de ponerse a investigar la clave.
Entre los objetos que llevaba en el saco, encontró un pequeño cuchillo con incrustaciones de piedras preciosas. Aun así, Khiba no dudó ni un segundo en usarlo para forcejear el baúl.
Introduciendo la punta del cuchillo entre la tapa y el cuerpo del baúl, forcejeo para intentar abrirlo; un intento tras otro terminaban en fracasos, la paciencia de Khiba se agotaba cada vez más rápido y por la frustración del momento empezó a golpear el baúl para intentar abrirlo. Sin embargo, esto no daba resultados y el pequeño cuchillo terminó por romperse.
Khiba: Maldita sea... Esto es más difícil de lo que imagine... — Apretando los dientes, él veía con enojo el baúl en el suelo.
Respirando para tranquilizarse, Khiba se levantó y observó el baúl. Trataba de encontrar algún punto visiblemente vulnerable a un golpe o algo parecido.
Después de unos minutos observando el baúl, notó que no había ningún punto vulnerable, es más el baúl demostraba estar en un perfecto estado.
"Si tuviera un arma adecuada podría cortarlo... Será mejor que busque un arma o encuentre la clave. El capitán debe estar esperándome..." - [Pensamientos/Khiba].
Buscando entre los objetos de toda la habitación, era muy fácil encontrar todo tipo de armas, pero no todas estaban en el mejor estado, las espadas de baja calidad ya se veían afectadas por el tiempo y los distintos elementos del ambiente; los distintos tipos de armas estaban en el mismo estado debido al gran tiempo que se mantenían en este lugar.
Por unos minutos, Khiba se desplomó en el suelo del cansancio mental que tenía, también sentía una extraña pesadez en su cuerpo, pero esto era debido a que desde el momento en el que fue liberado no ha podido descansar como es debido.
Khiba: Esta situación es una completa basura! — Dijo mientras recuperaba el aliento y la compostura.
Sentándose en el suelo, por la mente de este joven peliblanco pasó un atisbo de esperanza; fijó su mirada en el seguro del baúl y luego observó su brazo, continuando con la palma de su mano y finalizando en la punta de sus dedos.
Khiba: He intentado abrirlo con armas, pero... — Abrió y cerró la palma de sus manos mientras volvía a observar el baúl. — He destrozado cosas más duras con mis manos, espero recordar como lo hacía. Me he olvidado de varias cosas —
Volviendo a ponerse de pie, apretó sus puños y se acercó nuevamente al baúl.
La fuerte madera de la que estaba hecho el baúl lo esperaba inerte, el contorno de cada esquina estaba cubierta por metal grueso y todo se unía al llegar al candado de combinación. Con este análisis del baúl, Khiba se acercó lo suficiente como para percibir el olor a madera antigua y guardada que soltaba este baúl en el suelo.
Apretando cada músculo de su cuerpo y trasladando la fuerza que juntaba a su puño derecho, la fuerza que ahora se presentaba en su puño había hecho que este hinchara sus venas; retrocediendo un poco su puño, él se preparaba para lanzar un golpe directo a la tapa del baúl.
Sus dientes crujían al ser apretados, y en un instante lanzó su ataque hacia la tapa del baúl. Una leve rotura se hizo visible en la tapa de madera, mientras gotas de sangre teñían toda la superficie donde se había dado el golpe.
Liberando una gran carga de aire que tenía encarcelada en sus pulmones, Khiba retiró su puño, goteando sangre de sus nudillos.
Khiba: Es resistente, más de lo que esperaba
Vio su puño, pero para él unas heridas de ese tamaño no tenían relevancia, por lo que inmediatamente se volvió a preparar para dar otro golpe.
Unos golpes más y lo lograría.
El baúl se veía importante por lo que no desistiría de abrirlo, posiblemente sus espadas estén aquí o haya algún objeto muy valioso que necesita ser resguardado de esta manera. Pronto lo averiguaría.
Ignorando el evidente dolor de su puño, empezó a lanzar un golpe tras otro, cada uno parecía más rápido y preciso, esto era por que la sangre cada vez salía en más cantidades y salpicando más por el ambiente.
Khiba: Rómpete de una vez!! — Gritó mientras golpeaba una y otra vez.
Después del onceavo golpe, el baúl dejó salir trozos de madera, la leve rotura inicial empezaba a ceder y abrirse debido a la fuerza de los golpes. En el quinceavo golpe, el baúl cedió por completo y se rompió.
Varios de los trozos de madera salieron fuera del baúl, pero la mayoría cayó dentro de este mismo.
Con una sonrisa gracias a su triunfo frente a este baúl, Khiba cerró ambos puños con fuerza, de su puño derecho el vapor salía, un vapor tan espesó que era imposible no verlo. Esto significaba que sus heridas se estaban cerrando.
Khiba: Te gané, maldito baúl! — Levantó los brazos en victoria. — Y no necesite la clave!! ¡Era más fácil de lo que pensé! ¡Debí hacer esto desde el principio! —
Con una sonrisa agachaba la mirada para ver lo que había dentro del baúl, encontrándose con la sorpresa que era un gran conjunto de espadas de todo tipo.
Más pronto que nunca el desenlace de esta fuga se acercaba...