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Chapter 11 - Capitulo 10 - ¡A zarpar!

Estando parado sobre el rostro de Naima, a Kuro se le vino un recuerdo a la mente. Por muy inapropiado que sea el momento, él no pudo evitar ponerse a recordar, ya que la escena de ahora era muy similar a una que vio ya hace muchos años.

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Parada sobre la cabeza de un hombre de piel verdosa y de un tamaño anormal para un humano, una mujer de cabello rojo dejaba que su cabello juguetee con el viento mientras veía a Kuro a la cara y estaba rodeada de una gran multitud de hombres bajo su servicio.

Vestía con ropa muy ligera, que dejaba ver su voluptuoso cuerpo y sus caderas ligeramente anchas. Era una mujer bastante alta, tan alta como la mayoría de los hombres.

Llevaba puesto un vestido chino tradicional muy revelador, que resaltaba sobre todo su pecho y piernas. En su calzado tenía unos zapatos negros, calcetines negros que llegaban hasta sus muslos y un par de rodilleras de metal opaco.

Una belleza sin ninguna duda, a pesar de llevar una cicatriz en la frente, unas más pequeñas en sus brazos y una escondida en su vientre. También llevaba un par de aretes rojos que parecían aumentar su brillo de una manera extraña.

Mujer: Escúchame bien, Kuro! ¡Un capitán siempre debe demostrar lo capaz y fuerte que es! Sin importar a quien enfrente, debe mantener a su equipo seguro y mostrar por que deben llamarlo su capitán. No solo demuestres fuerza, muestra que vas mil pasos adelantado a ellos y que siempre estas asegurando tu bienestar y el suyo, así es como un líder debe ser — De manera enérgica, ella se dirigía a un pequeño Kuro.

Kuro con su habitual gabardina verde, que en ese tiempo le quedaba demasiado grande, escuchaba cada palabra de la mujer a la que llamaba madre.

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Al despegar Naima su rostro del suelo, Kuro por instinto salto, dando una vuelta en el aire y acabando frente a Khiba.

Con una sonrisa, él miraba a su compañero a los ojos mientras este le respondía con una risa corta sin saber que más decir. De esta forma, Kuro planeaba seguir con las enseñanzas de su madre.

Kuro: Khiba, quédate aquí y cuida de la mujer. Yo me encargare del resto — Muy confiado, le dio la espalda a Khiba con la intención de acercarse a Naima.

Khiba: De que hablas, yo también ayudare. Esa tipa me debe un golpe — Protestando inmediatamente, se reusaba a dejar que su capitán se encargue de todo y el simplemente mire.

Sin embargo, Kuro no pensaba en eso. Él era plenamente consciente de la debilidad de Khiba por todo el tiempo que estuvo encerrado, también podía notar que, aunque su cuerpo volviera a la normalidad después de sufrir daño, el cansancio y dolor no se iban por completo. Lo que significaba que Khiba estaba agotado como si hubiera participado en un triatlón y todo su cuerpo sentía el dolor de una migraña avanzada.

Al tener eso en mente, Kuro no podía permitir que se siguiera esforzando.

Debía primero comprender su regeneración y saber cómo funciona, por el momento sabía que cada vez que Khiba se regeneraba se quedaba un 20% del cansancio y un 10% del dolor. Pero no sabía si esto era solo por su condición de prisionero.

Kuro: Tu debes descansar. Como te dije cuida a la mujer y procura que mi palabra no se rompa — Dijo alejándose de Khiba y dando por hecho que no escucharía una palabra más.

Recibiendo la orden de Kuro, a él no le quedo más que aceptar.

Se paro erguido otra vez y busco en el suelo las fundas de sus espadas, guardándolas nuevamente. Una vez hizo esto pudo ver a la distancia el saco que había perdido.

Después de ser sacudido por las ondas de aire que se desprendieron en la pelea, el saco dejaba caer fuera algunos de los objetos que Khiba guardo en él.

Viendo esto, Khiba miro detrás de él y se encontró con el carrito de carga que llevaba los cristales de sanación.

Khiba. Aun puedo ayudar

Tomando el carrito para empujarlo, Khiba noto como el pequeño bulto envuelto en la bandera había crecido, de esta forma pudo ver como pequeñas flamas oscuras escapaban de los lados que dejaban entrar aire. El manto de oscuridad aun no desaparecía del cuerpo de la mujer.

Khiba: Quédate ahí, Kuro acabara con esto rápido y podremos irnos

Asintiendo, el bulto revelaba donde se encontraba la cabeza de la mujer.

Tomando el carrito y llevándolo a donde estaba Azami, Khiba la vio a los ojos mientras esta seguía postrada en el suelo. Por un momento sus ojos se quedaron viéndose sin soltar una palabra, pero esto se acabó en cuanto Khiba volteo el carrito para dejar caer todos los cristales.

Viendo una gran pila de cristales de sanación frente a ella, Azami volvió a ver a Khiba. Que ya la esperaba con una respuesta.

Khiba: Usa esto con tus compañeros heridos. El capitán cumplirá su palabra de no matar a nadie, con excepción de esa mujer que ni siquiera sé si es humana... Como sea, el punto es que no debes preocuparte más que en ti y los compañeros a los que decidas salvar

Por un momento ella se quedó en silencio, pero era evidente que Khiba no se quedaría a esperar una respuesta. Justo antes de que él empezara a avanzar, Azami le respondió con un: — Gracias —

Moviéndose rápido hacia donde estaba el saco lleno de objetos valiosos, Khiba llego a este y como pudo guardo todo dentro del carrito. Puede que el saco ya estuviera muy gastado, pero aun así él lo metió con todos los objetos dentro del carro de carga.

Pensando en que Kuro acabaría todo de manera inesperada, él quería ya tener todo listo para irse.

"En el carrito queda espacio... ¿Y si meto a la mujer aquí también? No creo que este mal ¿Cierto?" — [Pensamientos/Khiba]

Buscando la forma más fácil de transportar todo lo que tenía, Khiba se decidió por llevar a la mujer en el carrito también.

Así que corrió empujando el carrito como si fuera un niño en el super o una mujer corriendo para aprovechar una oferta.

En cuanto llego, tomo lo más delicado que podía a la mujer y la subió al carrito. Pudo notar que aún quedaba espacio en el carrito de carga, por lo que se dio una idea de la cantidad de cristales que llegaron en este. Si el carrito era capaz de llevar a una persona y una gran cantidad de "Tesoros", y aun así tener espacio de sobra, este carrito debía ser usado en minas.

Esto solo hizo que Khiba se preguntara, ¿De dónde venía esta mujer? ... Sin embargo, no pensó más en eso y volteo su mirada hacia Kuro y Naima. Encontrándose con los dos... ¿Conversando?

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Llegando frente a Naima que limpiaba y sobaba disimuladamente la zona en la que Kuro se había parado, ella lo miraba con desdén. Debido a su gran físico, parecía que la caída repentina de Kuro sobre ella no le había causado daño, pero era todo lo contrario, esta vez le había dolido como en ninguna otra ocasión que había recibido peores golpes en la misma zona de la cara.

No sabía la razón, pero no tenía el valor de preguntar. Eso solo arruinaría su reputación.

Naima: Eres vengativo ¿he?

Kuro: Pues... Un poco sí, pero eso fue más que nada por lo que le hiciste a Khiba... Ja, es genial que ya lo llamé por su nombre — Sin perder su actitud despreocupada, él respondía con normalidad y desinterés en el tema.

Con una risa que se podía interpretar de varias formas, ella se volvía a parar recta ante Kuro. Demostraba su gran tamaño y su cuerpo intimidante.

Kuro: Por cierto, tú... ¿Eres humana? ... A diferencia de los que he visto, eres muy diferente. Por no decir que pareces un ogro... — *Risa* —

Riéndose también, ambos dejaban escuchar su risa al otro como una competencia, hasta que de pronto los dos se detuvieron.

Naima: Yo soy una clase de humano diferente... ¡Soy más fuerte, más veloz y más inteligente!

Kuro: ¿Enserio?

Naima: — *Risa enojada* — Eres un maldito bastardo — Decía mientras apretaba sus dientes, y dejaba ver unos pequeños colmillos.

Kuro: ¿Tú crees?

Con cada respuesta de Kuro, apretaba más sus dientes y venas en su cabeza se hinchaban de enojo.

Kuro: Bien, bien. Solo trataba de romper la tención — Con una sonrisa la volvía a mirar a la cara.

Naima: Pues se ve que no sabes hacerlo

Kuro: Tal vez me falta práctica. Pero dime humana mejorada, ¿Estas dispuesta a dejarnos ir?

Naima: Claro que no

Kuro: ¿Por qué?

Naima: Para empezar, te necesito a ti. La verdad no me interesa tu compañero o lo que sea

Kuro: Mmmm... Ya veo, ¿Y a mí por qué?

Naima: ¿Acaso no lo has notado?

Sin responder, Kuro solo vio a Naima. Por más veces que parpadeaba no veía nada que físicamente le dijera la respuesta. Pero sus instintos o algo en su interior le decía que ella tenía algo encerrado dentro y de no ser así era algo que la empezaba a consumir.

Tenía un olor a muerte que podía inundar toda la prisión.

Naima: Viendo que no sabes de que hablo, te hare el favor de decírtelo. — Una sonrisa de orgullo era mostrada por ella, mientras se preparaba para hablar. — Tengo sangre de demonio corriendo por mi cuerpo —

Abandonando su sonrisa y actitud despreocupada, Kuro observaba a Naima detenidamente. Él nunca había visto a otro demonio, así que no sabía cómo eran, pero si todos desprendían un olor como ella, eso le daba una idea de por qué no quieren a su raza.

Kuro: ¿Quieres decir que ya no eres humana? No entiendo la situación

Naima: ¡¡Pero que bruto eres!! — Tosiendo un poco para calmarse y poder explicar a Kuro su situación, ella parecía emocionarse al hablar de ello. — Me inyectaron sangre de demonio como un método para mejorar a un humano normal, desde tiempos inmemoriales se sabe que la sangre de demonio en cantidades muy pequeñas es capaz de curar de cualquier herida o enfermedad a un humano. Sin embargo, si se usa una cantidad mayor combinada con otras sustancias que se adapten a nuestros cuerpos. ¡El resultado es aún mejor! —

Viendo a Naima, Kuro podía ver como su rostro tomo una expresión diferente. Parecía que sus ojos se saldrían de sus cuencas en cualquier momento, mientras una sonrisa amplia mostraba el cambio en sus dientes blancos.

Kuro: ¡Si que das miedo! — Sonreía mientras tocaba su cabeza.

Dándose cuenta de su rostro, ella recupero la compostura después de su espontanea emoción.

Naima: Me emocione demasiado. Bueno eso no importa, es hora de acabar con esto — Se curvo ligeramente, como un atleta antes de iniciar una carrera. — Si te entregas le podría decir al doctor que no sea tan duro contigo —

Riéndose suavemente, Kuro se mantenía tranquilo como era de costumbre.

Kuro: No, gracias... No iré contigo

Mostrando ahora una sonrisa con sus labios, ella estaba aliviada. Estaba aliviada de no tener que contenerse con Kuro, estaba aliviada de poder presumir su fuerza sin preocuparse de nada... Después de todo, vivo o muerto este demonio le servía.

Naima: Esperaba que dijeras eso... — Lanzándose hacia Kuro, en un solo segundo las piernas de Naima se rompieron.

Ahora estaba frente a Kuro, tenía su rostro tan cerca que era imposible no mirarse a los ojos. Sus piernas no fueron rotas por un ataque de Kuro o por alguna fuerza externa, dada la velocidad a la que ella misma se lanzó, los músculos de sus piernas rompieron sus huesos en un instante.

Podía superar la velocidad de cualquier humano normal, pero esto tenía un costo, a cambio de fuerza sus huesos se ven severamente afectados por la extrema tención de sus músculos. Pero...

"Un guerrero que se daña así mismo, no es un guerrero"

Su propio veneno era su fuerza. Debido a la sangre de demonio que corría por su cuerpo, sus huesos se volvieron a ensamblar solos, esta vez más fuertes y más resistentes.

Kuro: Interesante — Dijo antes de recibir un golpe directo en su estómago.

Sangre salió de su boca mientras la imponente figura de Naima sonreía.

Tomándolo de la cabeza, ella se manchaba con la sangre de Kuro.

Naima: ¡No la desperdicies!

Terminando de hablar, lo arrojo con toda su fuerza hacia la ya inexistente puerta de la prisión. Destrozaba el suelo con su rostro y cuerpo mientras rodaba como un pedazo de carne.

El brazo de Naima que se rompió por su misma fuerza, se volvió a curar y está ahora más confiada, camino hacia Kuro que tenía la cara enterrada en el suelo.

Naima: ¿Que sucede? ¿Acaso ya perdiste las ganas de pelear o porque no te levantas?

Viéndolo sin moverse en el suelo, ella después de unos minutos se empezó a irritar al ver que no le respondía.

Naima: ¡No me digas que ya te moriste! ¡Si esta es la fuerza de un demonio, entonces creo que ya estoy al nivel de los dioses! — Sin recibir respuesta otra vez, ella empezaba a pujar de colera. — Sino te levantas te levantare yo —

Tomándolo de los pies, ella hizo un perfecto 180° con el cuerpo de Kuro, estrellándolo contra el suelo nuevamente.

Una y otra y otra y otra vez, Kuro era golpeado contra el suelo de manera frenética. Marcas y grandes destrozos en el suelo se grababan con una fuerza y velocidad imposibles de predecir.

Con una sonrisa y una respiración agitada, Naima lanzo a Kuro con tal fuerza que todo el lugar empezó a temblar. Kuro había atravesado una pared de la prisión, podía ver el perfecto cielo del atardecer indicando que pronto el día acabaría.

Kuro: Todo se ve tan diferente fuera del bosque... — A pesar de haber atravesado una pared con su cabeza, él no tenía más que rasguños y suciedad por el polvo.

Todos adentro observaban como era Naima la que parecía estar dominando esta pelea, que para los otros no era más que una masacre hacia Kuro.

Khiba veía esto y por impulso estaba empezando a desenfundar sus espadas, pero antes de que pudiera hacerlo pudo notar algo muy inusual. Los pies de Kuro se movían de arriba hacia abajo, no de una forma desesperada, sino de la misma forma que un niño mueve sus pies cuando está sentado en un lugar alto. Un jugueteo inocente y confiado.

Observando esto, abandono el intento de entrometerse en la pelea. Después de todo, tenía que confiar en su capitán.

Mientras nadie más que Naima y Khiba se dieron del movimiento de los pies de Kuro, los otros mantenían altas esperanzas en su victoria.

Dando pasos pesados y fuertes, ella se acercó a Kuro con una mirada sombría. Este chico estaba recibiendo todos los golpes y encima se burlaba de ella no haciendo ni diciendo nada, era como presenciar a alguien que simplemente no le tomaba importancia a su oponente o que no le temía a la muerte.

Apretando sus pies y evitando que estos se muevan, jalo de él y lo levanto. Ahora todos podían apreciar que Kuro seguía con los ojos abiertos esperando el próximo ataque de Naima.

Naima: ¡Muérete, maldito idiota!

Localizando rápidamente una pequeña pila de rocas y escombros, ella lo arrojo con toda la intención de que su cabeza reciba el impacto. Sabía que de una u otra forma debía quedar inconsciente.

Sin embargo, Kuro no hizo nada.

Una vez destruyo la pequeña montaña, los restos cayeron sobre él, pero había algo raro. ¿Cómo se formó esta pila de rocas?

La respuesta fue vista por Kuro una vez todo cayó sobre él. Un cristal brillante atraía cada vez más rocas y más escombros hacia él, era como una especie de magnetismo creado por el cristal para protegerse.

Kuro: Ya te había visto antes... — Recordando como Dayha con su lanza cristalurgica le lanzaba esferas de energía, la imagen del pequeño cristal que potenciaba el arma era muy clara. Este era el mismo cristal. — Increíble, no había algo como tú en el pasado —

Viendo como pequeños rayos de energía azul se trasladaban de roca en roca, Kuro imagino que de esa forma atraía más cosas para protegerse. La majestuosidad del cristal hacía que dentro de esta pequeña montaña de rocas se creara una escena hermosa.

Pero este pequeño momento de tranquilidad se vio interrumpido por los pazos de Naima acercándose. En ese momento sin pensarlo dos veces, Kuro engullo con su boca al cristal brillante.

Había visto como este cristal albergaba gran energía y si lo forzaba a estallar seguro que acabaría con la mujer por completo.

Después de todo, quería acabar con Naima sin usar su fuerza y demostrar que es capaz de usar lo que está a su alcance para defenderse a sí mismo y a sus compañeros. Las enseñanzas de su madre no serían tomadas en vano o se perderían.

Naima: ¡¡¡Deja de ignorarme!!! — Levanto a Kuro al momento de gritar, esta vez él la miraba desde arriba mientras masticaba el cristal.

Sus dientes rompieron trozos del cristal hasta que sintió que se estaba calentando demasiado. En un instante su boca sintió como el cristal desprendía pequeños rayos en su interior, cado uno de estos dolía como una aguja o el piquete de una abeja. Con esto se dio cuenta... Iba a explotar...

El cristal que tenía en su boca era demasiado inestable para aguantar golpes por más leves que sean, y las mordidas de Kuro eran mucho más fuertes que el golpe de una caída. Con los segundos contados, él iba a soltar el cristal para que explotara frente a Naima, pero esto no sería muy factible.

La onda de la explosión seguro que sería mil veces más fuerte si era explotada en un lugar abierto, a diferencia de ser explotada en el interior de algo. Si simplemente la explotaba, muchos de los caballeros que aún se estaban recuperando se verían muy dañados, pero si lo hacía en el interior de un cuerpo el daño sería menor... O eso imaginaba él.

Así que mientras estaba encima de Naima, sonrió viéndola a la cara.

Naima: Hasta que por fin reac—!!

Interrumpiendo sus palabras, él junto su boca con la de Naima. Se podría ver como un beso genuino, pero Kuro aprovecho el momento en el que ella tenía la boca abierta para acercar la suya y meter el cristal en ella.

Por la rápides de las cosas, ella acepto lo que Kuro hacía y al sentir algo trasladándose a su boca su primera reacción fue tragárselo. Sintió un gran calor pasando por su garganta, pero no le importo. En cuanto Kuro se despegó de ella, ambos se vieron a los ojos, hasta que la palabra — Boom — fue soltada por Kuro.

En ese momento, la expresión de Naima cambio, sabía que algo no estaba bien, pero antes de que pudiera siquiera parpadear... El cristal en su interior estallo.

Una onda azul lanzo a Kuro muy lejos, mientras un potente rayo corto su cara como si fuera papel.

La misma onda de energía golpeo a Khiba y al carrito de carga haciéndolos retroceder a la fuerza, el carro se volteo y Khiba recibió muchos golpes mientras rodaba en el suelo.

Los caballeros más cercanos a la explosión salieron volando contra las paredes o simplemente se alzaron del suelo y la caída que les esperaba por lo menos los dejaría inconscientes.

Isao y azami fueron lanzados varias celdas atrás, pero aún se mantenían juntos. Carnert fue golpeado por algunas piedras que fueron lanzadas por la explosión, Ikners aun inconsciente cayó encima de Carnert mientras este sangraba, el cuerpo de Grim se golpeó ferozmente contra la pared de una celda y Damio recibió el impacto de varias rocas que empeoraron su estado crítico.

La estructura de la prisión empezaba a ceder debido a todos los daños que ya tenía.

Al final de la explosión un brillo celeste quedo por todo el lugar y un polvo brillante hacia todo el ambiente completamente bello. A pesar de la destrucción que se causó, la pureza de tal brillo podía opacar toda la sangre que manchaba el suelo.

Kuro: No esperaba que fuera tan fuerte... — Levantándose, uso el manto de oscuridad en la herida de su rostro.

Los que aún se mantenían conscientes se levantaron para ver la escena que se formaba.

Kuro estaba de pie y el cuerpo de Naima había desaparecido por completo, un rastro de sangre fue todo lo que quedo de ella.

Poniéndose de pie, Khiba se curaba automáticamente sus heridas mientras levantaba el carrito para ver cómo estaba la mujer. En unos minutos recogió todo lo que planeaba llevarse y puso a la mujer dentro del carrito nuevamente.

Al verla asentir frenéticamente, no se molestó en verla ya que seguía dentro del manto de oscuridad y con eso imagino que si se hizo algo se empezaría a curar y ya.

Khiba: Eso fue demasiado salvaje capitán

Kuro: ¿Tú crees?

Khiba: ¿He?

Sin que se diera cuenta, Kuro ya estaba a su espalda esperando que volteara.

Khiba: ¿No crees que te pasaste?

Kuro: Tal vez, pero no murió nadie más que esa mujer — Volviendo a mostrar una sonrisa, él miraba a Khiba.

Khiba: ¡Ay! ¡Tu sí que estás loco! — Dijo mientras se reía aliviado.

Azami se levantó junto a Isao, pero antes de que esta pudiera observar bien la situación, una pared detrás de ella se quebró.

De la misma forma las paredes que aún estaban en pie se rompieron, al ser poco el soporte de todos los pisos superiores, estos se rompieron y dejaron caer todo sobre los que estaban dentro.

La angustia en la mirada de Azami era notoria, se habían librado del ataque de Kuro y Khiba con solo la perdida de Naima, pero ahora toda la prisión caería sobre ellos y esa era una muerte segura para todos los humanos.

Khiba dejo de reír tranquilamente y aun con su boca abierta por la risa, miro como el techo empezaba a caer.

Khiba: ¡¡Ahora si te pasaste idiota!!

Tomo a Kuro por el cuello de lo que quedaba de su camiseta e hizo que mirara hacia arriba.

Kuro: Que mal ¿Verdad? — *Risa* —

Khiba: ¡¡¡¿Solo eso vas a decir?!!!

Viendo como los caballeros que aun podían empezaban a gritar, Kuro y Khiba voltearon sus miradas, encontrándose a Azami intentando gritar sin éxito. Era como si su propia voz la hubiera abandonado.

Notando esto Kuro se tomó la situación más enserio, había prometido algo y no lo rompería ahora.

Kuro: Khiba, ¿Puedes cortar todo eso? — Señalando a todo el piso superior de la cárcel, que era lo que les iba a caer encima ahora, él estaba completamente serio.

Khiba: No estas bromeando ¿Verdad?

Kuro: No

Khiba: — *Suspiro* — No he hecho algo así en años... o tal vez más, pero puedo intentarlo

Kuro: ¡Bien! Hazlo! — Recuperando la sonrisa, ahora dejaba todo el trabajo a Khiba. Si algo salía mal intervendría.

Bajando a Kuro y tomando sus espadas nuevamente, Khiba las desenfundo.

Se concentro lo más rápido que pudo y con ambas espadas apuntando a los lados, Khiba visualizo todo lo que estaba cayendo, hasta la más pequeña piedra estaba dentro de todo lo que imaginaba.

Justo antes de que todo cayera al suelo, un movimiento de su espada indicaba que iba a empezar.

Khiba: ¡¡¡Todos!!! Agáchense!!!

Kuro: Porque no lo dijiste antes!!!!

Todos en un segundo obedecieron, los que estaban inconscientes de por sí ya estaban en el suelo así que no había problema.

En cuanto todos estaban en el suelo, con un giro perfectamente alineado con las corrientes de aire, Khiba empezó su ataque.

Manejando cada corriente de aire, la fuerza de sus espadas y el giro que hacia Khiba, permitían que se crearan cuchillas de viento que chocaban entre sí. Por cada giro que él hacia cien cuchillas de viento se formaban. De esta forma toda la planta alta era cortada cien veces y después de eso los escombros que quedaban se cortaban unas cien veces más, hasta que no quedaba nada de ellos; era un ataque tan poderoso que en poco tiempo la gran estructura que les iba a caer encima estaba desapareciendo, junto con las celdas que estaban a su alrededor, tal fuerza hacía que las celdas fueran cortadas a la mitad.

Como un fenómeno natural, Khiba había formado un huracán que podía controlar. Cada giro que hacía aumentaba la fuerza y el número de cuchillas de aire, no faltaba nada para que todos los escombros desparecieran.

Fuera de la prisión~

Las personas al ver tal huracán formarse de la completa nada, empezaron a gritar.

Algunos llamaban a sus hijos para que se refugien, otros pedían ayuda y la mayoría solo gritaba mientras se alejaban del siniestro. Con todo este alboroto, la guardia del castillo no pudo ignorar lo que pasaba.

Comunicando la situación al rey; un hombre adulto, entre los 50 y 53 años con vestiduras muy finas y elegantes dignas de la realeza, y una pequeña cicatriz bajo el ojo; este ordeno a dos caballeros santos que fueran a arreglar la situación antes de que empeore.

Sabía que la fuerza de solo dos caballeros de este rango, sería capaz de interponerse a la misma fuerza de la naturaleza.

Esta fue su reacción al pensar que todo ese desastre era un fenómeno natural.

De esa forma, los caballeros: Elm, "La protección" y Vikram "La alteración". Fueron enviados a acabar con el fenómeno espontaneo que se tragó la prisión Adrame por completo.

En la prisión~

Había cadáveres en los pisos superiores, pero absolutamente todo era cortado por la técnica de Khiba.

Y de un momento para otro, lo que antes era una gran construcción se vio reducida a simple polvo que se esparcía por el ambiente. Al ver esto, Khiba detuvo sus giros de forma brusca y todo el huracán que creo desapareció.

El cuerpo de Dayha que aún seguía en la planta alta cuando esta empezó a caer, estaba intacto debido a que estaba dentro del manto de oscuridad, este cayó al suelo sin hacer algún ruido. Incluso si se lo preguntaras a Kuro, no sabría cómo responder a eso. El cuerpo de Dayha inconsciente y sin ningún daño cayo lentamente sin que lo notaran debido al alboroto de la técnica de Khiba, los demás batallaban por no ser arrastrados por las grandes corrientes de viento, pero ella era un caso aparte.

Una vez todo acabo, el sol ocultándose ilumino toda el área mientras los caballeros que aun podían apreciar esto observaban la luz del sol. Un cielo despejado se dejaba ver ahora que la planta alta desapareció.

Levantándose mientras sobaba sus ojos, Kuro vio a Khiba de espaldas sin cambiar su postura de ataque.

Kuro: ¡Vaya eso fue genial! ¡No sabía que podías hacer algo así! — Sin recibir respuesta, él con los ojos semi-pasmados parpadeaba mirando a Khiba que no le respondía.

Continuando con ese silencio incomodo, Kuro decidió acercarse.

Kuro: ¿Oye, estas bien?

Soltando sus espadas en el suelo, Khiba se cubrió la boca inmediatamente.

Una especie de chillido alerto a Kuro de que algo pasaba, así que se acercó más rápido y se puso frente a Khiba.

Kuro: ¿Que sucede?!

Llegando frente a él, pudo ver como la cara de Khiba cambiaba su color, como si estuviera muy enfermo.

Khiba: Lo que pasa es que hace mucho que no hago esto... Me maree por girar demasiado...

Cerrando su boca con sus manos, Khiba evitaba a toda costa vomitar. Después de tanto tiempo sin siquiera tocar sus espadas, hacer una técnica de esa magnitud o para ser exacto con esa cantidad de giros, provoco que todo su interior se revolviera.

Con una sonrisa estática, tal vez porque se preocupó demasiado por un simple mareo, Kuro miraba a la nada por encima de Khiba. Hasta que de pronto frente a él, una larga fila de caballeros se empezaba a formar.

Khiba: Estaré bien, solo dame unos minutos — Decía conteniéndose lo más que podía.

Pronto, toda la zona donde antes estaba la prisión fue rodeada por un gran número de caballeros liderados por Elm y Vikram.

Kuro: Por mí no hay problema con que te tomes un tiempo... Pero... no creo que ellos nos esperen mucho

Levantando la mirada, Khiba observo a todos los caballeros que los rodeaban.

Elm, era un hombre joven con una mirada serena como si todo le diera igual, su cuerpo no aparentaba una musculatura notable, pero era debido a su rango que su fuerza no debía ser nada normal. Su cabello blanco recogido en una cola de caballo, le daba un aspecto delicado sin igual. Vestía con una chaqueta de cuero de color azul claro con diseños dorados y plateados en la zona de los hombros y el pecho, una camisa blanca con el botón del cuello desabrochado, unos pantalones negros, y zapatos del mismo color. En la parte trasera de su cintura tenía dos abanicos reforzados con un metal extrañamente brillante.

Vikram, era un caso diferente... A comparación con Elm, él se veía más salvaje, su cabello negro, corto y alborotado le daba un aspecto infantil. Sin embargo, se veía mucho más musculoso que Elm y la espada pesada atada a su cintura se veía muy ostentosa para pertenecer a un chico tan joven como él.

Vestía una gabardina que por poco se arrastraba en el suelo, unos pantalones negros con una cantidad anormal de bolsillos, sus zapatos tenían extrañas curvas blancas que parecían haber sido pintadas por un niño. En su camiseta blanca el dibujo de un tigre en su pecho era lo que más resaltaba, era como si tratara de que todos vieran las marcas que portaba como recuerdo o emblema de alguien.

Kuro: Tu forma de eliminar la planta alta de la prisión fue muy llamativa Khiba

Khiba: ¡Tú también tienes la—! — Antes de que pudiera seguir hablando, las ganas de vomitar volvieron y tuvo que cubrirse la boca otra vez.

Ambos caballeros santos, que vestían sin armadura, veían a los caballeros heridos. Ellos reconocieron a solo dos, los cuales eran Ikners y Damio.

Elm: Al juzgar por la situación, es obvio que esto no fue un huracán normal...

Vikram: Y ver a solo dos personas aun de pie, es suficiente para saber que ellos fueron ¿Verdad? — Decía mientras veía a Kuro y Khiba.

Elm: Tu solo quieres pelear... Pero tienes razón, no creo que sea coincidencia...

Viendo como ambos hombres los miraban detenidamente, Kuro le dio tres suaves golpes a Khiba como si lo estuviera llamando. Ya estaba cansado de pelear sin ninguna razón así que optaría por algo más fácil.

Kuro: Khiba... Al carrito

Khiba: Que — *Indicios de vomito* — Dices?

Kuro: Súbete al carrito... Nosotros ya acabamos aquí

Khiba: Honestamente, preferiría—

Kuro: ¡No hay tiempo, súbete al carrito o te cargo y te subo yo mismo! — Interrumpiendo a Khiba, Kuro sabía que no había mucho tiempo. Lo veía en la mirada de ambos caballeros que ya habían sacado sus conclusiones solos.

Khiba: Ya entendí, ahí voy...

Moviéndose lentamente, el cuerpo de Khiba instintivamente se curvaba mirando al suelo, como si supiera que en algún momento tendría que soltar todo lo que tenía dentro.

Viendo esto, Kuro observaba a los caballeros.

Los caballeros que vinieron por órdenes de los caballeros santos, empezaron a cumplir la labor por la cual estaban aquí. Ayudar a los heridos.

Mientras formaban un muro de protección con ellos de defensa, algunos se quedaban fuera de esta formación para recoger a los heridos y llevarlos detrás de ellos. Azami conocía a algunos de los caballeros que estaban aquí ahora, por lo que fue una de las primeras en ser asegurada.

A pesar de que se mantuvo junto a Isao esta fue separada de él cuando los caballeros empezaron su rescate, al ver que ella aún se mantenía consciente, pensaron que era la prioridad.

Caballero: Superior Azami, se encuentra bien? Los médicos están en camino

Azami: No se preocupen por mí, traigan a Isao y los demás

Caballero: Como usted diga

Obedeciendo, inmediatamente los caballeros trajeron a Isao al lado de Azami, pero ella miraba a los caballeros santos que habían aparecido. Al ser de un rango menor a ellos, solo había escuchado rumores de su fuerza, más nunca la había presenciado.

Sabía que Kuro era fuerte igual que Khiba, pero cuantas posibilidades tenía ante dos caballeros del más alto rango en el reino.

Aun caminando lento, Khiba había llegado al frente del carrito, listo para subirse.

Elm: Bien, creo que no necesitamos alargar más las cosas. Ve y diviértete. — Observando a Khiba agarrar el carrito para subirse, Elm imagino que esto era parte de su huida, por lo que no debía permitirlo.

Vikram: ¿Y tú?

Elm: No estoy tan interesado en pelear ahora, así que hazlo tú

Vikram: Como quieras... — Mirando con una sonrisa muy pacifica a ambos chicos, él desenfundo la espada en su cintura y se lanzó al ataque sin pensarlo dos veces.

Por la trayectoria a la que iba su primera víctima sería Khiba, estaba completamente seguro de que le cortaría la cabeza en un instante.

Estando a escasos centímetros de cortarle la cabeza a Khiba, fue interrumpido.

Kuro: Lo siento Khiba! — Pronunciando estas palabras, él tomo de los pies a Khiba y lo levantó. Haciendo que este gire y caiga en dentro del carrito.

Cayendo dentro del carrito, el cuerpo de Khiba se golpeó con los tesoros que se llevaba y por suerte su cabeza cayó sobre la mujer envuelta en la manta. Debido a la masa muscular que estaba retomando la mujer, su cuerpo fue capaz de aguantar el repentino golpe en su estómago.

Khiba: Lo siento...

Frenéticamente, la mujer empezó a asentir y este movimiento hizo que las ganas de vomitar de Khiba se avivaran, lo que provocó que volviera a cubrir su boca con ambas manos.

Mientras que Kuro termino tomando el filo de la espada con sus manos, lo que provocó que esta se rompiera.

Vikram: Interesante...

Aun moviéndose y asimilando que su espada fue rota, su mirada se cruzó con la de Kuro, en ese momento cuando lo miraba a los ojos un golpe certero le impacto en las costillas.

Kuro con la intención de alejarlo y devolverle el ataque, lo golpeo con tal fuerza que provoco que una ola de viento destrozara el suelo, mientras Vikram fue lanzado contra varias casas cercanas a la prisión.

Su cuerpo impactaba con todas las casas que se le cruzaban hasta que en la octava se detuvo.

Debido a la fuerza del golpe el viento también ayudo a la destrucción de la zona.

Kuro: ¡¡¡Bien, nos vamos!!! — Tomando las espadas de Khiba y colocándolas en sus fundas, él las metió al carrito y empezó a correr mientras lo empujaba con dirección a Elm.

Viendo como su compañero fue fácilmente neutralizado, Elm quedaba con toda la responsabilidad de terminar esta situación.

Dos abanicos que tenía guardados en su espalda, eran su principal arma y lo que iba a sacar en este momento. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera llegar a tocarlo su cuerpo dejo de responderle.

Sus manos, sus piernas, incluso su vista... Nada le funcionaba, era una parálisis extrema. Y no sabía la razón a pesar de tenerla al frente.

Kuro con los ojos brillantes, lo veía fijamente, pero esto ¿Tenia alguna relación?

Si...

La maldición que posee Kuro, le permitía crear un enlace con la mente de cualquier ser vivo, un enlace que no tiene límites...

Usando toda la capacidad de su mente, Kuro logro hacer que el cerebro de Elm desactive algunas de sus funciones, como el movimiento de las extremidades y de la vista, de esta forma logro inmovilizar al caballero de la forma más rápida posible. Pero no dudaría mucho...

Aunque esto para los demás pareciera una acción muy fácil, para Kuro era lo contrario. Su mente sentía una gran presión a medida que seguía usando su maldición y entre más grande sea la acción que haga, más fuerza mental necesita.

Por esta razón no tenía mucho tiempo antes de que su propio cuerpo desactive su habilidad.

Empujando el carrito a una velocidad inhumana, él se aseguraba de no romper las ruedas o el carrito completo.

Una vez frente a Elm, Kuro dio un salto y empujo el carrito. Con el aun en el aire, su objetivo era el caballero al cual estaba inmovilizando.

Kuro: Lo siento, no te lo tomes personal...

Al momento de terminar de hablar, con un solo golpe Kuro quito de su camino al caballero mientras el carrito avanzaba sin él.

El golpe fue bastante fuerte, pero de menos intensidad que el que recibió Vikram.

Quitando el brillo de sus ojos, desactivando su maldición, Kuro miro a un Elm derribado en el suelo. Antes de que pudiera empezar a correr siguiendo el carrito donde estaba Khiba y la mujer, él sacudió su cabeza por el repentino dolor que sintió.

Sin saber cómo calmarlo, Kuro hizo tronar su cuello de manera brusca. La tensión disminuyo un poco como para dejarlo seguir con lo suyo y fue en el momento justo... Muchos de los soldados que presenciaron el ataque empezaban a apuntar sus armas a Kuro, que empezó a correr dejándolos atrás.

Kuro: ¡Perdonen! Los atenderé cuando quieran hablar!!! — Decía esto a los caballeros que empezaron a correr detrás de él.

Azami quien presencio todo, vio el gran nivel en el que se encontraba Kuro. Derribar a dos caballeros santos de manera tan rápida era un privilegio que solo los poderes mundiales podían darse, pero ahora este demonio salido de la nada había hecho tal acción en unos cuantos minutos. Era impresionante para ella.

Sin embargo, no tomaba en cuenta que tanto Elm como Vikram no estaban muertos y mucho menos inconscientes, solo que al ver a alguien ponerlos en ridículo, prefirieron quedarse en el lugar donde estaban y reflexionar.

Después de la parálisis que le causo Kuro, Elm pensaba que debió haber acabado con él en vez de mandar a Vikram. Fue un completo descuido de su parte.

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Corriendo por las calles perseguido por caballeros, Kuro volvía a sonreír como si se tratara todo de un juego.

Khiba: Capitán!!! — Aguantando su mareo, Khiba se asomó por el carrito viendo que pronto llegarían al mar. Lo que significaba un gran peligro para la mujer en el carrito, ya que él en su estado no podría hacer nada sin intentar vomitar.

Viendo esto, acelero su paso. Las personas veían lo que pasaba, algunas empezaron a arrojar cosas a Kuro y otras simplemente se escondían y observaban la situación.

Kuro: ¡¡¡Resistan!!! ¡¡¡Ya llego!!!

Corriendo mientras esquivaba las cosas que los caballeros le lanzaban, Kuro empezaba a acercarse al carrito.

Estando a punto de chocarse contra unos hombres, estos se apartaron lo más rápido que pudieron. Eran los mismos hombres que insultaron a Kuro en el restaurante.

Kuro: ¡Eres tú! — Deteniéndose frente al hombre que lo golpeo, alegremente lo tomo del cuello y lo arrojo contra los caballeros, derribando a varios. — Al final si fuiste de ayuda!! — Le grito mientras se alejaba.

Los hombres que acompañaban al que fue arrojado por Kuro como una simple piedra, estaban completamente anonadados mientras eran apartados por algunos caballeros.

Estando a solo unos metros del mar, se empezó a preocupar por Khiba y la mujer, ya no faltaba nada para que cayeran al mar.

Los caballeros que aun persistían en la persecución, seguían arrojándole cosas, incluso sus armas. Hasta que uno arrojo una esfera de metal, que se dividió en tres en el aire, mientras todas las partes eran sostenidas por una cuerda.

Una trampa segura para enredarse en los pies de Kuro y detenerlo, de lo ser porque este lo esquivo y la trampa fallo , enredandose en un poste de luz.

Al chocar con el muelle, el carrito iba a caer al agua mientras forzosamente Khiba mantenía todo dentro con su cuerpo. De no ser porque él se interpuso, la mujer hubiera caído al agua.

Con el carrito por los aires, a punto de caer, Kuro subió como pudo al techo de una casa, viendo el barco en el que vino él y Jiro.

"Si salto y golpeo el carrito, tal vez pueda aterrizar con él en el barco" — [Pensamientos/Kuro].

Pensando en ejecutar su idea, acelero su paso en los techos de las casas, hasta que llego a la última casa. Para ese momento, el carrito ya empezó a caer.

Aplicando mucha fuerza en sus piernas, en su mente volvió a calcular innumerables veces que pasaría si hacia lo que tenía planeado. En unas fallaba y el caía al agua mientras el carrito caía en la tierra, en otras destrozaba el barco, y en muchas ambos caían al agua.

Pero aun con esas veces fallidas se lanzó, aumento la fuerza y la precisión, de esa forma logro abrazar el carrito y desviarlo para ambos caer en el barco, mientras algunas espadas y otros objetos eran lanzados hacia él.

Sorprendentemente, el barco logro soportar el impacto y mantenerse a flote. Salpicando mucha agua, los caballeros que llegaron a verlos se cubrieron para que el agua no le cayera en los ojos como un reflejo involuntario.

Kuro: ¡¡¡Lo logramos!!! — Con Khiba y la mujer derribados fuera del carrito, aferrándose al suelo del barco, Kuro sonreí victorioso.

En un barco mucho más grande, siendo desatado por una mujer de cabello rubio. Misma con la que se topó Kuro cuando llego a la prisión. Este estaba al lado izquierdo del barco de Kuro, debido a esto la mujer que desataba el barco sintió gotas de agua mojando su rostro, gracias al salpicadero.

El caballero de cabello rubio observo a Kuro, estaba riendo... Era una escena completamente nueva para ella. Por un momento, Kuro y ella intercambiaron miradas...

Pero fueron interrumpidos por los caballeros que perseguían a Kuro, en ese momento, viendo a la mujer que desataba su barco, Kuro se dio cuenta que en el que estaba él también estaba atado.

Levantándose, de manera desesperada rompió la cuerda y el barco zarpo.

Moviéndose por las pequeñas olas, el barco se alejaba... Kuro empezaba su camino junto a dos personas.

Kuro: Adiós!!! — Despidiéndose de los caballeros que por mera suerte evitaron caer al mar, él movía sus manos de un lado a otro.

Lograron la meta de salir del reino, cometiendo el error de ser muy vistosos, pero... ¿Era realmente un error?

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Regresando, algunos caballeros fueron a ver a sus superiores que creían inconscientes, pero cuando llegaron encontraron a Elm de pie y como si nada hubiera pasado.

Caballero: Superior Elm, ¿Se encuentra bien?

Elm: No hay nada de qué preocuparse. Dime, ¿Dónde está ese tipo?

Caballero: Logro escapar, no pudimos detenerlo — Apenado ante su superior, le informaba que no pudo cumplir con su labor.

Elm: Esta bien, no esperaba que pudieran con él

Caballero: ¿Qué quiere decir, superior?

Elm: Ese tipo... Debo admitir que es un verdadero monstruo. Era imposible que ustedes lo detuvieran, así que está bien que hayan evitado un combate directo, sus vidas también son importantes...

Caballero: Muchas gracias, superior

Elm: Iré a ver a Vikram. Quiero que hagas algo

Caballero: Estoy a sus ordenes

Elm: Ve al castillo, informa de la situación y haz que emitan una orden de captura para los tipos que escaparon. Investiga sus nombres, alias o lo que sea. Se buscan vivos o muertos por su extrema peligrosidad, y más a ese tipo pelirrojo... Él será un verdadero problema

Viendo el rostro serio de Elm, el caballero sabía que no podía cometer ni un solo error.

Caballero: Entendido. Me retiro

Yéndose, Elm espero unos segundos para soltar un suspiro. Estaba completamente aliviado de estar solo, debido a la parálisis que sufrió, todo su cuerpo sentía un miedo incontrolable.

Elm: Maldición... Esta me la pagaras...

Refiriéndose a Kuro, Elm quería golpear en la cara al hombre que dejo el miedo marcado en su cuerpo.

Con una orden de "Se busca" y un caballero que ya iba tras su cabeza, Kuro empezaba su camino con una sonrisa y su nuevo compañero.

El destino se ponía en marcha...