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Chapter 10 - Capitulo 09 - No dejes que te lastimen

Cayendo junto con unos pedazos de escombros, el arma de la caballero Dayha se partió por la mitad, rompiendo su hoja y dejando salir el cristal en su interior. Expandiendo pequeños rayos de energía azul, este cristal se conectaba con las piedras a su alrededor.

Una energía desbordante aun emanaba de este pequeño cristal Orlen...

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Mirando ambos sus rostros, ellos se rieron por hablar al mismo tiempo. La pregunta que soltaron era la primera que debieron hacer desde que se conocieron. Ahora que se reencontraron después de una muy breve separación, debían arreglar su error y presentarse adecuadamente.

Kuro aprovecho esta tranquilidad que sentía para usar el manto de oscuridad en su ojo dañado por la pelea anterior. Sabía que usarlo en todo su cuerpo en este instante sería demasiado agotador para su mente por el número de veces que ya lo ha usado, además de que aun mantenía a Dayha y a la mujer que rescato dentro de su manto y hasta que ellas estén completamente curadas, no podía disiparlo.

Khiba: Me llamo Khiba Darak, un espadachín bajo tu mando desde ahora. Es un verdadero placer estar fuera con un nuevo propósito. — Con una actitud positiva ante todo lo que les venía, Khiba confiaba en que todo mejoraría desde este día.

Kuro: Es un gusto. Mi nombre es Kuro Namari, un demonio que será el rey del mundo algún día. — Una sonrisa que mostraba sus colmillos era la que acompaño sus palabras al final. Mientras su ojo era abandonado por las llamas de fuego oscuro, comprobando su recuperación.

Khiba ya había escuchado que era un demonio, por lo cual no le sorprendió su extraña habilidad para curarse. Aunque escucho muchas cosas sobre esta raza, no conoció a ningún miembro de esta, y si todos eran como Kuro, él no tendría problema.

Era imposible que este chico al que estaba empezando a conocer tuviera alguna mala intención bajo esa sonrisa. En su vida antes de ser encerrado en la prisión, conoció a muchas personas y aprendió a reconocer las falsas sonrisas que todos mostraban. Estaba seguro que Kuro no era uno de esos.

Si bien lo había observado antes con el brazo de un humano en la boca, como si fuera un depredador. Fue incapaz de sentir alguna clase de odio hacia algo o alguien, por lo que pudo asegurarse de que actuó por defensa, o la misma caballero que lo ataco lo llevo a tal extremo.

Pasará lo que pasará, ya había decidido seguir a Kuro. La precipitación de su decisión se debía a que, aunque haya sido solo unos segundos, lo ayudo a entender lo que estaba haciendo mal. Y es que siempre hay alguien que te puede enseñar una o dos cosas de este mundo.

Khiba: Muy bien Kuro. Salgamos de aquí y empecemos con la conquista del mundo — Observando de nuevo al caballero, él con mucha confianza estaba decidido a ayudar a Kuro con lo que quería.

Kuro: ¿He? — Ladeo la cabeza sin decir nada más. Lo que provocó que Khiba lo viera nuevamente.

Khiba: ¿Qué sucede? ¿Qué dije?

Kuro: Yo no quiero que me tengan miedo. Si los conquisto, ¿No me temerán?

Khiba: Bueno... Tiene sus desventajas conquistar a alguien por la fuerza. Están las traiciones, la desobediencia, el rencor y muchas cosas más

Kuro: Yo no quiero eso... Imagínate lo problemático que sería — Con una sonrisa de agotamiento respondía a Khiba.

Mientras que él pensaba que Kuro no tenía idea de lo que significaba ser un rey.

Khiba: Entonces, platícame tu idea luego. Tal vez haya algo como una conquista pacífica. He estado desconectado del mundo mucho tiempo. — Con una sonrisa amistosa, retomo su confianza. — Ahora concentrémonos en salir de aquí —

Kuro: ¡Si!

Viendo al caballero frente a ellos, este sostenía un cristal de color azul. Brillaba tanto que podría iluminar toda una habitación sin problemas, tal como un cristal que reflejaba la luz del sol.

Con su cuerpo dañado hasta su límite, para él era imposible moverse demasiado. El cristal que tenía servía para la comunicación, con ayuda de este podría llamar por refuerzos y de alguna manera voltear su terrible situación. Si bien ellos los superaban en número, la fuerza de estas dos existencias fue suficiente para ponerlos en vergüenza como si fueran simples novatos.

Los caballeros que quedaban estaban en un estado terrible y sus oponentes estaban en un estado que se podría decir es óptimo para un largo combate. Habían sufrido heridas, pero se curaron de estas en instantes. Ahora solo tenía una carta por jugar y por consecuente solo la podría usar una vez.

Los cristales de comunicación son de un solo uso, ya que hay muy pocos magos capaces de crear hechizos de comunicación tan fuertes como para no preocuparse por la distancia, por no decir que ya no existen de esos magos. Si pensaba usar el cristal, tendría que ser para llamar a alguien que verdaderamente fuera capaz de ayudarlos en esta situación.

"Si no me equivoco, la mayoría de caballeros santos están fuera del reino. Así que descartamos esa idea... Podría llamar a los asesinos del ejército, pero no se movilizarían por la orden de un caballero de mi rango." - [Pensamientos/Damio].

Sin quitar los ojos de los sujetos frente a él, su sudor se mezclaba con la sangre que seguía corriendo por su rostro. Tenía que pensar bien a quien llamaría, pero sus opciones eran limitadas.

Los caballeros de más alto rango siempre están cumpliendo órdenes constantes del rey, así sean pequeños caprichos, ellos siempre deben estar a su servicio sin importar la hora. En esta situación esos caballeros serían los más indicados para enfrentarse a amenazas que los caballeros imperiales no podían. También estaba la opción de llamar al escuadrón de asesinos que servía al rey, si bien solo algunos caballeros tenían conocimiento de este escuadrón, pocos eran los que conocían a algún miembro de este.

Las opciones eran pocas y muy poco probables de que vayan a funcionar, por lo que la situación empeoraba ante sus ojos. De seguir así, combatiendo con todo lo que tenían, iban a morir. Sin embargo, había sido testigo de cómo Khiba había salvado la vida de Ikners, pero no sabía si sería igual ahora que su capitán estaba aquí.

Un vago recuerdo se pasó por su mente...

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"Aunque tú te hayas negado a ayudar con los experimentos, hay algunos caballeros que han estado dispuestos a dar sus vidas por un avance, Damio..."

Un hombre alto, larguirucho, extremadamente delgado y pálido. Le decía estas palabras a un deprimido Damio.

El hombre de mediana edad, tenía ojos cafés y cabello castaño con retroceso, debido a que se empezaba a quedar calvo. Vestía una bata y un traje de laboratorio.

"No estoy seguro de que pueda ayudar mucho en tu investigación"

"Toda pequeña ayuda es un avance. Aunque aún estamos en pañales en el ámbito de la ciencia, esto podría marcar una diferencia... Mis conocimientos, y sus cuerpos sanos podrían encontrar la solución a nuestra debilidad. Solo los caballeros pueden hacer esta tarea. El cambio es esencial para avanzar"

"Lo considerare. Aún estoy seguro de que el hombre puede mejorar sin necesidad de cambios en sus cuerpos"

"La magia es un cambio en el cuerpo de un humano. Antes era normal, pero ahora que perdimos esa capacidad, debemos buscar en nuestro ingenio la forma de ser fuertes. Aun si eso implica cambiar todo nuestro cuerpo"

Ante las palabras del científico, Damio se mantenía pensando en si eso era lo correcto. Este científico proveniente del Reino de Oruk, estaba dispuesto a abandonar lo único que lo hacía humano con tal de obtener fuerza.

"Por cierto. Tu amiga... Naima... ¿Verdad?"

"Si. ¿Qué pasa con ella?" — Con algo de curiosidad, Damio quería saber que tenía que decir de la mujer que vino con él para ayudar en sus investigaciones.

"Ella. Acepto"

Estas palabras hicieron que su semblante cambiara de forma incierta. No sabía que sentía ahora ante la noticia. ¿Era envidia? ¿Desconcierto? ¿Vergüenza? ¿Pena? ... No lo sabía.

"Ella, está dispuesta a ayudar en el cambio... Deberías verla"

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Recordando tal escena de un año atrás, Damio le tomaría la palabra al científico con el que habló.

Era hora de ver a Naima, otra vez...

Acerco el cristal a su boca, estando tan cerca de sus labios que podía sentir el pequeño calor que emanaba. Al tenerlo en esa posición, ya sabía que debía decir.

Damio: [Maximal magic: Message - Naima Thirn Forto]

Al escuchar el nombre de la persona que recibiría el hechizo de mensaje, el cristal se ilumino, mientras empezaba a desaparecer. Una cuenta regresiva, no podía ser descrito de otra forma. Todo el tiempo que tenía para hablar era el tiempo en el que el cristal se tardaba en desvanecerse.

Empezando a desaparecer en pequeños fragmentos de luz. El tiempo empezaba a correr para Damio.

Damio: ¡Naima! Soy Damio!

Cristal/Voz femenina: Damio? ... ¿Qué sucede? Debes tener una razón para llamarme

Damio: Estoy en problemas. Mejor dicho, varios caballeros y yo estamos en problemas

Observando como el caballero, hablaba con el cristal y este le respondía, ellos se mantenían observando para ver qué es lo que pasaría.

Tanto Khiba como Kuro se quedaron parados esperando, aunque en su mente Khiba estaba recordando el lugar donde había quedado el saco con el que cargaba antes. Notando que Kuro también tenía uno o algo parecido, le preguntaría por lo que llevaba cargando, ya que él había caído hasta esta planta cargando con ese bulto.

Cristal/Voz femenina: ¿Qué quieres decir? Explica todo rápido y evita gastar el cristal en vano...

Damio: Hay un prisionero que quiere escaparse de la prisión Adrame

Cristal/Voz femenina: ¡¡¿Es que acaso no pueden con un simple prisionero?!!

"Me llamo simple?" - [Pensamientos/Khiba]

Damio: Lo que sucede es que tiene ayuda de un demonio, el cual está aquí... Frente a mí, ahora mismo...

El cristal guardo silencio y cuando estaba por terminarse el efecto de la magia de mensaje, del cristal salieron las palabras: "Voy en camino".

Con esto último, el cristal se desvaneció en el aire. Los restos que ahora eran fragmentos de luz, se movían en el aire al desaparecer. Ahora Damio solo tendría que aguantar hasta que los refuerzos lleguen.

Olvidándose de la escena que acababan de ver, Kuro y Khiba se miraron entre sí. Lo que habían visto no les causo mucha emoción y esperaban más del último recurso de este caballero.

Khiba: Por cierto, capitán. ¿Qué es eso que llevas cargando?

Sin tomarle importancia a Damio, ellos empezaban a meterse en su mundo.

Kuro: Ha, pues es la mujer a la que decidimos sacar — Levantando a la mujer envuelta en la bandera, Kuro se la enseñaba a Khiba.

Él la observo y empezó a darle forma, aunque estaba viendo que esta había crecido a comparación a como estaba antes en la celda.

Khiba: Así que eso era — Decía mientras tocaba su barbilla.

Al ver esto Damio, estaba por gritar: "¡¡¿Por qué me ignoran?!!". Pero antes de que pudiera hacerlo, su sentido común se activó.

Si solo tenía que entretenerlos, podía dejarlos hablar todo el tiempo que quisieran. Si no tenía que pelear otra vez, sería una gran forma de llevar la situación. Pero, aunque pensara, en dejarlos hablar. La charla de estos dos no duró mucho, pues Khiba solo quería saber que era lo que Kuro venia cargando desde la planta anterior que destruyo.

Era sorprendente ver como toda la estructura no se había derrumbado después de literalmente ser atravesada.

Khiba: Bien. Es hora de salir de este lugar... — Dijo, mostrando una sonrisa burlona ante Damio al mismo tiempo que recogió sus espadas para apuntar una hacía él.

Observando esto, sabía que su buena suerte se había acabado. Damio no sabía que más hacer, era el único que podía enfrentarse a ellos en este momento. Si les pidiera a los caballeros que quedaban que se levanten y lo apoyen, estaba seguro de que ninguno querría hacerlo.

Pero incluso en ese estado controlaba lo más que podía su cuerpo para no temblar, no sabía si era por debilidad o por miedo, pero evitaría temblar ante el enemigo.

Un: "¡¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?!" — Fue soltado por Kuro.

Este grito preocupo a Khiba, que inmediatamente volteo a verlo. Aun así, su preocupación fue en vano...

Kuro estaba exactamente en el lugar en donde lo había dejado y el único cambio era que estaba mirando hacia Azami e Isao que se encontraban distanciados del combate. Por lo que su grito fue tomado como una mera impresión que tuvo al verlos.

Khiba: Me asustaste, capitán. ¿Qué es lo que te sucede?

Kuro: Yo ya había visto a esos dos caballeros, pero recuerdo que cure sus heridas. Ver a uno de ellos en ese estado, quiere decir que mi manto de oscuridad está fallando...

Parpadeando un par de veces, él no entendía bien las palabras de Kuro. No entendía que era el manto de oscuridad y tampoco porque había ayudado a esos caballeros antes, pero si tenía conocimiento de una cosa...

Había sido él quien dejo a Isao en ese estado, pues este se había unido a la pelea cuando llego. Khiba no se podía permitir dejar a un potencial peligro. Aunque recién ahora se enteraba que estos caballeros habían sido curados por Kuro, lo que quiere decir que tuvo que haber algún acuerdo por el cual Kuro les perdono la vida. Además, este se veía más preocupado de que su manto de oscuridad no estuviera funcionando bien.

Khiba: No entiendo bien la situación, pero yo deje a ese caballero así — Con tranquilidad asumió lo que había hecho para que Kuro se deje de preocupar.

Kuro: ¿Qué?

Khiba: Como lo oyes. Yo lo deje así

Kuro: ¿Y por qué?

Khiba: Pues lo que paso fue que al llegar ese caballero se unió a la pelea y tuve que inmovilizarlo

Kuro: Khiba eso no es inmovilizar — Entrecerrando los ojos, Kuro dejaba ver que las heridas de Isao no eran nada leves.

Khiba: ¡Ay, bueno! ¡Tal vez me pase un poco! — Quejándose ante Kuro, esto no tenía ningún sentido.

Quedándose en silencio por unos segundos, Kuro parecía estar comprendiendo la situación.

Kuro: Bueno, no hay problema. Aunque si pudiste ser menos duro

Khiba: A~ Pues está bien...

Entregándole a la mujer que llevaba cargada, Kuro se acercó a los dos caballeros. Parecía que había dejado encargadas sus cosas para ir a jugar.

Al ver esto Damio no dejo de observarlos en ningún momento, en especial a Kuro quien ahora se dirigía a dos caballeros que no podrían hacer nada contra él.

"Parece que se distrajo, pero no entiendo lo que hace... Parece que sus acciones no tienen sentido, ¿Estará jugando con nosotros?" - [Pensamientos/Damio].

Observando sin saber que hacer, evito soltar sus espadas mientras comprobaba el nuevo peso de la mujer.

Al llegar al frente de los caballeros, Kuro comprobó que Isao estaba inconsciente, por lo que no lo observo y solo vio a Azami que ahora estaba delante de varios frascos vacíos.

Estos frascos tenían restos de un líquido celeste, que demostraba tener otros colores mezclándose en su interior. Una poción de cura, eso era.

Kuro: Hola, otra vez — Levanto su mano a modo de saludo, pero este no recibió ninguna respuesta.

Dentro de su destrozado casco, los ojos de la chica caballero se agudizaban, el tipo que tenía enfrente era el causante de su humillación. Ahora estaba con la armadura puesta, pero sabía que este demonio le había quitado la ropa, era imposible para ella dejar pasar algo así, pero, aunque quisiera no podía hacerle frente.

Ya había sido testigo de su fuerza, si este se llegara a enfadar un poco no sería rival ni nada significativo contra él.

Azami: Tú de nuevo. ¿Puedo saber por qué te me acercas?

Kuro: No seas tan seria. Además, venía a disculparme por quitarte la ropa — Con una sonrisa despreocupada, él se dirigía a la caballero.

Esto no fue pasado por alto, ella no podía creer que este chico se esté burlando de ella de esta forma. Dentro de su casco su expresión de enojo no se podía evitar.

"Tiene el descaro de decirlo tan libremente. ¿Piensa que alguien como yo se quedara así simplemente porque él tiene una fuerza superior? Es tanta su arrogancia" - [Pensamientos/Azami].

Por más que ella pensara eso, las intenciones de Kuro no eran más que las de pedir disculpas. Tal vez de una manera muy relajada debido a su propia ineptitud al dialogar con otros.

Azami: ¿Planeas seguir humillándome? — Si es así, no creas que me quedare sin hacer nada solo por que seas más fuerte. Protegeré el honor de mi nombre, aunque me cueste la vida

Escuchando las serias palabras de la mujer, Kuro no entendía que pasaba, él había pedido disculpas como se lo habían enseñado. Empezó a recordar como su madre le daba clases de cómo actuar ante los demás.

Es algo como esto:

- Primero tienes que pedir que te disculpen y decir la acción por la que deben hacerlo. Ejemplo: "Discúlpame por romper tu pared"

- Segundo tienes que dar las razones por que lo hiciste. Ejemplo: "Lo que pasa es que quería atrapar a un animal y tu pared estaba en el camino"

¡¿Lo entendiste?!>

Asintiendo mientras recordaba la escena, él pensaba que la caballero no había entendido sus palabras, así que continuaría con su disculpa.

Kuro: Lo que pasa es que necesitaba ropa para la mujer que estoy llevando y tu ropa era perfecta

Despojándose de su enojo, abrió los ojos en sorpresa y recordó que este chico no estaba solo cuando lo atacaron.

"Está hablando de la prisionera que estaba protegiendo. Ahora que lo recuerdo, ella llevaba un harapo muy gastado, si lo que dice es verdad entonces me quito la ropa para dársela a ella porque sabía que podría cubrirme con mi armadura..." - [Pensamientos/Azami].

Si pensaba bien, la intención de humillarla no cabía bien en la historia. Para humillarla solo necesitaba romper su armadura en combate y después quitarle la ropa para que ande por ahí desnuda. Eso sería considerado una humillación.

"Parece que no está mintiendo, ¿Soy yo la que se equivoca? No entiendo por qué no me mato cuando pudo y por qué curo a Isao después del enfrentamiento. Sus acciones van en contra de todo lo que se piensa de los demonios" - [Pensamientos/Azami].

Carraspeando un poco, ella recupero la compostura para hablar más tranquila esta vez.

Azami: Tal vez te juzgué muy pronto, no tengo idea de lo que piensas... Pero creo que puedo confiar en lo que dices

Kuro: ¿Solo crees? — Riéndose con las manos detrás de su cabeza, Kuro trataba de suavizar más el ambiente entre ellos dos.

Azami: ¡¡¡No abuses de tu suerte!!!

Riéndose Kuro, dejo pasar el grito de la mujer.

Ella en ese momento recordó que su situación no era la indicada para tener una conversación amistosa con él enemigo. Sabía que no podían derrotarlo y que este estaba decidido a irse con dos prisioneros a como dé lugar, si no fuera así, ya hubiera abandonado a Khiba y a la mujer para escapar el solo.

Tratando de pensar rápido en cómo podía contribuir a la situación, ella incluso considero dejarlo ir.

Si lo pensaban bien, mantenerse con vida debería ser su mayor preocupación, pero preferían seguir para no sufrir castigos del reino. Por lo que Azami empezó a dudar de todo, pues si servían a un gobierno al que no le importaba sus vidas. Entonces deberían empezar a cuestionarse si están en el lugar correcto y sirviendo a las personas correctas.

Viendo a Kuro a los ojos, ella se quitó el casco de su armadura y lo arrojo al suelo.

Kuro: ¿Qué sucede? ¿Estas molesta de nuevo? — Sin entender las acciones de la caballero, él se mantenía observando lo que hacía.

Esperaba que le recriminara o algo así, que empezara a revisar a la mujer que cargaba Khiba para asegurarse de que lo que le dijo era cierto. Pero eso no paso... En su lugar la mujer se arrodillo y pego la cabeza al suelo.

Ante este acto Kuro abrió los ojos, mientras dio un paso hacia atrás.

Kuro: ¡¿Qué haces?! ¡Levántate!

Dando dos respiraciones hondas, ella se preparaba para hablar, era como pedirle permiso a tu garganta para decir lo que pensaste en decir.

Azami: Por favor... ¿Te irías de aquí sin hacer más daño?

Kuro: ¿De qué hablas? Yo no quería hacer esto

Azami: En ese caso, te ruego que te vayas pacíficamente. Si no querías hacer nada de esto, no tendrías problema en irte ahora ¿Verdad? Puedes irte con los prisioneros que quieras, pero te lo ruego... Ya no pelees contra nosotros

Manteniendo un semblante serió, Khiba al igual que todos admiraban la escena.

Damio estaba congelado, la caballero que estaba postrada ante el demonio le pedía que se fuera sin más, incluso le aseguraba que podía irse con los prisioneros que quisiera. Para él, esta caballero ya había perdido la cordura y su lealtad al reino.

Damio: Como te atreves a decir eso?! ¡¡Postrarte ante el enemigo solo porque eres más débil!! ¡¡Eso es de cobardes!! ¡NO DEBERIAS LLEVAR ESA ARMADURA!

Dejando atrás su puesto de observador, Damio no estaba dispuesto a ceder. No quería que todo acabe así, se supone que como caballero debía hacer hasta lo imposible para cumplir su labor.

Por otro lado, Azami sentía que ahora las palabras de Damio le daban igual. Ella no solo cuidaba su vida, sino también la de Isao.

Azami: Me importa muy poco lo que pienses, este reino no vale tanto como mi vida... Y si piensas que no soy lo suficiente buena para ser un caballero, pues no me importa, un reino al que no le importa la vida de sus caballeros no se merece que le sirva — Con un semblante sumergido en la ira, por pensar que había gastado tiempo valioso de su vida en un reino al que no le importaba, ella levanto la cabeza solo para ver a Damio a los ojos.

Tanto Khiba como Kuro se mantenían observando todo esto, ellos estaban anonadados con todo esto. Para empezar esta era la primera vez que le pasaba algo como esto a Kuro, y Khiba se empezaba a dar cuenta como era la situación actual de la sociedad después de que fue encerrado.

Todo había cambiado y para dos personas desconectadas del mundo como ellos, este tipo de cosas eran muy extrañas de ver.

Dejando todos sus sentimientos de emoción e impresión por lo que pasaba, Kuro se paró frente a la caballero que ahora desviaba su mirada hacia él. Para ella Damio ya no representaba a ninguna autoridad competente, pues, aunque dijera que buscaba salvar las vidas de los caballeros, el hecho de que quiera seguir peleando cambiaba todo. Dándole la perspectiva de ser un mentiroso.

Kuro: Pues por mí no hay problema. No vine aquí con la intención de matar a nadie, solo quería a Khiba y bueno también a la mujer... Intente entrar pacíficamente, pero ya conoces a los caballeros ¿Verdad? - Como sea si quieres que nos vayamos, lo haremos y sin matar a nadie — Con una sonrisa finalizaba sus palabras, y dejaba de ver a Azami.

Caminando hacía Khiba, Kuro le dio dos palmadas en su hombro izquierdo y empezó a caminar.

Entendiendo a su capitán, él empezó a caminar a su espalda llevando a la mujer envuelta en la bandera.

Azami: ¡Gracias! ¡¡Muchas gracias!! — Apretando fuerte la mano de Isao, ella se alegraba de que su petición haya sido tomada.

Pasando al lado de Damio, Kuro no se fijó en él.

Sin embargo, cuando Khiba estaba por hacer lo mismo, este caballero malherido no soporto que no le tomaran importancia.

Damio: ¡¡Oigan!! Creen que pueden irse, solo porque una caballero que perdió su sentido de lucha lo dice?!!!

Kuro/Khiba: Si, básicamente —Respondiendo al mismo tiempo, ambos miraban al caballero que los miraba con resentimiento.

Damio: ¡¡Pues no se pueden ir!! Yo no dejare que se vayan, ustedes dos serán encerrados y les prometo que todos los días recibirán una tortura terrible!! Se arrepentirán de haberse metido con nosotros!! Los caballeros del reino de Valtr—

Khiba: Oye, ya cállate... Dejaste de infundir respeto hace mucho, ahora me das lastima. Además... —Acercándose a Damio, él cargo a la mujer con su mano izquierda y puso sus espadas en medio de sus dedos para tener libre la otra al estar cerca del caballero.

Observando sin saber que decir, el hombre que ya había perdido su respeto como caballero delante de estos dos chicos, se mantenía completamente inmóvil.

Dando una palmada suave en el pecho descubierto de Damio, este sintió como si le hubieran clavado una lanza en el corazón. Todo su cuerpo al recibir un contacto tan espontáneo después de una gran serie de ataques, empezó a liberar todo el desgaste que había acumulado.

Era una forma en la que el cuerpo de Damio, le decía que ya no podía más, que incluso caminar le sería imposible. De esta forma él cayó al suelo rendido de rodillas.

Khiba: Aunque tu mente quiera continuar, tu cuerpo es más honesto... Si quieres morir, por mi está bien, pero ni Kuro ni yo intervendremos para que eso pase. Deberías pensar mejor las cosas...

Finalizando su conversación con Damio de rodillas ante él, los sentidos de Khiba se dispararon.

Volteando de manera frenética, él levanto su pierna izquierda y el encargado de recibir el impacto fue su pie. Retrocediendo un poco, ahora frente a Khiba había un carrito de carga lleno de cristales brillantes; eran cristales con hechizos de curación.

Dejando de observar el carrito, Khiba vio a la persona que lo había lanzado. Era una mujer de un tamaño completamente notorio, era tan alta que ninguno de los presentes podría alcanzar su cabeza.

Con piel opaca y su ojo derecho rodeado de una extraña coraza de carne muerta, esta mujer llevaba puesta poca ropa, era ideal para su estilo de combate. Ella era Naima, la antigua amiga de Damio.

Naima: Parece que no eres un completo inútil, prisionero. Pudiste detener fácilmente el carro sin manos y con solo una pierna... Creo que esto será más divertido de lo que pensé —Con una sonrisa llena de arrogancia, la mujer se paraba ¿Encima de Kuro?

Moviendo su cabeza de manera frenética hacia todos lados, Khiba solo buscaba encontrar a Kuro, pero más pronto y fácil que nunca lo encontró siendo aplastado por los pies de la mujer de gran tamaño.

Khiba: Capitán?!!!

Dejando de ver el exuberante cuerpo bien formado y musculoso de la mujer, Kuro desvió su cabeza hacia donde estaba Khiba.

Kuro: ¿Qué sucede? ¿Por qué gritas?

Khiba: ¡¡¿Cómo que por qué?!! Mírate!!

Kuro: ¿Pues que me veo mal o qué?

Él con la boca completamente abierta y sin saber que responder ante Kuro, solo miro a Naima quien también observaba a Kuro.

Sin embargo, la mirada de la mujer era de alguien que se creía muy superior y tener bajo sus pies a Kuro, dibujaba una sonrisa en su cara. Con la poca información que le dio Damio, asumió que el que estaba bajo sus pies era el demonio, ya que Khiba claramente se veía como alguien recién sacado de una celda. No tenía nada y su ropa era solo un pantalón muy gastado, se veía claramente como alguien que estuvo encerrado por mucho tiempo.

La sonrisa de la mujer se hacía más grande con cada segundo, pues empezaba a aplicar más y más fuerza en sus pies. Tanto que pensaba que, en cualquier momento, este demonio empezaría a intentar quitarla de encima.

"Esta mujer... ¿Qué cree que está haciendo? ... Puedo notar como intencionalmente está apretando cada vez más a Kuro, y aunque a él no le importe, no puedo dejar que los demás lo vean así" — [Khiba/Pensamientos].

Observando a Kuro siendo aplastado y sin hacer nada contra Naima, Damio empezaba a distorsionar su rostro en una sonrisa. Esto le daba algo de satisfacción, pues él fue el encargado de llamar a esta mujer, que se veía muy diferente a como él la recordaba.

Dejando a la mujer en el suelo aun envuelta en la bandera, Khiba tomo adecuadamente sus espadas y miro directamente al cuello de Naima, aunque su piel se viera gruesa, ella seguía siendo humana o eso pensaba Khiba.

Estando aun debajo de la mujer, Kuro podía sentir como cada vez sentía más peso en su abdomen, por lo que solo pensó en una explicación...

Kuro: Oye... Deberías comer menos, estas muy pesada — *Risa* —

Naima: Bastardo...

En cuanto escucho la risa de Kuro, ella puso tanta presión en sus pies y piernas que empezó a destrozar el suelo. Grandes grietas demostraban la magnitud de la destrucción que podía causar esta mujer.

Antes de que pudiera seguir destruyendo en suelo, con el cuerpo de Kuro como conductor, Naima retrocedió de manera rápida y sin dudar. Pues el filo de una espada estaba por cortarle el cuello.

Por muy resistente que ella se creyera, pudo sentir como corría peligro si no retrocedía en ese momento.

Khiba ahora delante de un Kuro aun acostado en el suelo, se mantenía con su espada apuntando hacia la mujer. Su rostro claramente no reflejaba nada, aunque en su interior estaba molesto. No sabía bien que lo molestaba, si era la sonrisa que mostro la mujer o si era el hecho de que se atrevió a pararse sobre Kuro como si este no valiera nada.

Naima: Vaya, me olvide de ti. Por un instante creí que éramos solo ese demonio y yo —Manteniendo su confianza, ella no dudaba en hablar como si el ataque de Khiba no hubiera sido de importancia.

Khiba: Esos pensamientos tan estúpidos te llevaran a la muerte

Naima: — *Risa* — Eres un mocoso divertido

Levantándose y quedando sentado en el suelo destruido bajo él, Kuro miraba a Khiba. Al notar eso, él también se dio la vuelta.

Khiba: ¿Estas bien Capitán?

Kuro: Pues sí, no paso nada grave —Con una sonrisa despreocupada, Kuro se levantó.

Khiba: Que bueno, aunque deberías — ¡...! —Antes de que pudiera terminar sus palabras, su cabeza en un segundo fue destrozada dejando un gran rastro de sangre en el suelo y terminando con su cuerpo azotado contra una pared.

Al ver esto Kuro vio al lugar donde estaba el cuerpo de Khiba, podía ver como a pesar de todo sus manos no soltaban sus espadas y aun seguían apretándolas con todas sus fuerzas.

Kuro: Khi...ba...

No dejaba de ver su cuerpo, y la sangre que quedo al ser reventada su cabeza.

Sabía que él con su manto de oscuridad se podría sanar de casi cualquier herida, pero no tenía conocimiento de la inmortalidad de Khiba pues hasta ahora no lo había visto sanarse como si nada le pasara. Había conocido a Khiba, luego se separó de él mientras iba a buscar sus espadas y cuando lo volvió a ver, este estaba exactamente igual que como lo dejo, pensó que tenía tanta fuerza que no había recibido ningún daño hasta ahora.

Naima: Y eso que solo fue un golpe. La carne humana es muy débil, todo puede dañarla o perforarla, no es como la mía — *Risa* —

Alabándose a ella misma, Naima estaba al lado de Kuro hablando de Khiba como un simple juguete que se rompió.

Kuro: Oye...

Naima: Humd? Tienes algo que decirme hombrecito?

Kuro: Si... Muerete...

Terminando sus palabras; en un abrir y cerrar de ojos el puño derecho de Kuro lanzo a Naima contra la entrada principal de la cárcel. Su golpe fue tan rápido que a ella solo le alcanzo el tiempo para cubrirse con su brazo izquierdo, pero aun así este fue destrozado en instantes, provocando que el golpe vaya directo a su abdomen.

Con la puerta principal derribada, ella salió disparada con tal fuerza que a su paso fue destruyendo una cantidad innumerables de casas. Con esto todos los presentes terminaron viendo como el marco de la puerta principal fue destruido al igual que sus esperanzas en los refuerzos.

Khiba: No esperaba ver algo como eso, capitán...

Volteando de manera abrupta, Kuro se encontró con la imagen de Khiba sentado apoyado en la pared, donde antes estaba su cuerpo estampado.

Kuro: ¡¡Estas bien!! —En unos segundos Kuro ya estaba frente a Khiba, revisando su cabeza minuciosamente. — De verdad parece que no te paso nada, ¿cómo lo hiciste? —

Khiba: Ha, es cierto. Olvidé decirte que era inmortal, pensé que lo sabias y por eso me elegiste para tu equipo

Kuro: ¡No tenía idea! — *Risa* — Viendo que su primer compañero estaba bien, Kuro se alivió enormemente.

Khiba: Así que no te preocupes, así me corten o me aplasten voy a volver —Él pensaba en recibir un "Lo tengo" de su capitán, pero solo recibió una caricia en la cabeza.

Podía sentir como su cabello se movía de un lado al otro al ser acariciado suevamente por la mano de Kuro.

Khiba: ¿Capitán?

Kuro: Aun así... No dejes que te lastimen...

Por primera vez, Khiba no veía la misma sonrisa despreocupada en Kuro. Veía una sonrisa en sus labios, era cálida como ver a tu madre preocupada al escuchar tus problemas y sabiendo que solo te podía ayudar dándote su apoyo.

Al ver esto, él se sintió avergonzado, al parecer había preocupado a Kuro hasta tal extremo de tener que comportarse así.

Khiba: Esta bien, lo siento...

En respuesta, Kuro rio un poco para acabar con su conversación. Levantándose ambos miraban la destrucción que causo el cuerpo de Naima al ser golpeado con tanta fuerza.

Mientras que a sus espaldas un Damio con la mirada vacía miraba exactamente al mismo lugar.

Damio: Nai...Naima...

Sin saber que más hacer o decir, él se quedó viendo al mismo lugar mientras Kuro y Khiba se volvían a preparar para irse.

Damio: ¿Acaso ya perdiste...? ¿Esta es toda la fuerza de la que presumías? —Como si le estuviera recriminando, él se sentía enojado, pero esto solo era por que fue él quien la llamo. Por ende, es el culpable de su muerte. Si es que realmente fuera cierto...

Como si el tiempo fuera en cámara lenta, de la nada Kuro sintió la necesidad de voltear y dejar todo lo que estaba haciendo. Cuando estaba a punto de tomar a la mujer en sus brazos nuevamente, él no lo hizo y en su lugar volteo. Solo para encontrarse con la mirada furiosa de Naima.

Naima: Eres muy lento...

En un solo segundo, Kuro de un golpe fue arrojado hacia arriba destrozando nuevamente los pisos por lo que ya había pasado.

Todos observaban a Naima que ahora se encontraba frente a Khiba, nadie sabía que había pasado, ni siquiera notaron cuando esta mujer llego.

Respirando agitadamente y con su hombro izquierdo sangrando en gran cantidad, ella se ponía recta frente a Khiba, insinuando que aun planeaba seguir con la pelea.

Los caballeros presentes no hacían ningún ruido, todos estaban observando a Naima como un monstruo. Aunque ella fuera una caballero imperial, solo era llamada para misiones que estuvieran cerca del rango de un caballero santo, ya que era conocida por ser la única caballero imperial que no había recibido ningún daño desde que ingreso al cuerpo militar del reino.

Sin embargo, ahora la estaban viendo sangrar y con un brazo entero faltante.

"Mierda, no la vi llegar y menos vi cuando golpeo a Kuro..." — [Khiba/Pensamientos].

Con la mirada en Naima, tanto Azami como Carnert tenían el mismo pensamiento. — Es un monstruo —

Aun sosteniendo sus espadas, Khiba estaba listo para defenderse y defender a la mujer que estaba a su lado.

Naima: No sé por qué sigues con vida, pero me encargare de que no quede nada de tu cuerpo —Con una mirada vacía, la mujer señalaba a Khiba.

Khiba: No puedo permitir que me hagan más daño, se lo acabo de decir a mi capitán —Con una sonrisa se alistaba para pelear, pero...

Por la misma gravedad o tal vez por su propia fuerza Kuro cayó sobre Naima. Ahora era él el que la pisaba, estaba literalmente sobre su cara haciendo que esta pruebe el suelo.

Kuro: Eso fue revitalizante — *Risa* —

Estando frente a Khiba de nuevo, ambos empezaban a reír.

Sentían que cada vez se entendían más... Cada vez estaban más cerca de abandonar este lugar.