Observando el agujero en el suelo, provocado por la caída de algún objeto de gran tamaño, los caballeros empezaron a bajar con familiaridad en el ambiente.
Este agujero era el que había hecho Kuro al caer, llegaba hasta la anteúltima planta de la prisión, pero ninguno de los caballeros notó eso.
Grim: ¡Estoy ansiosa de llegar con esos prisioneros! — Dijo como una niña juguetona mientras saltaba con entusiasmo por las escaleras.
Carnert: ¿Te refieres a los que mataste la última vez que vinimos? — Con los brazos cruzados respondió a las palabras de Grim.
Grim: ¿Los maté...?
Levantando el dedo índice de su mano derecha a la altura de su boca, ella respondía como si no fuera consiente de toda la tortura que les dio.
Su última visita a la prisión fue hace dos semanas y por trabajo recién podían volver a tomar el pasatiempo de torturar a los prisioneros.
Ahora podrían desquitar el estrés que tenían acumulado por estos días de trabajo, sin necesidad de contenerse ya que ahora era su turno de custodiar la prisión. Después de todo, a nadie le importaba si un prisionero moría o no.
Sin embargo, ninguno de ellos noto lo raro que era que Ikners se quedara aun cuando su turno ya había acabado. Por un momento Carnert pensó que tal vez él también se quería desahogar un poco con algún prisionero, total qué más daría.
La realidad es que los prisioneros ya ni siquiera son tratados como humanos.
Grim: Bueno, de todas maneras hay muchos más que podemos usar como queramos
Todos continuaron bajando sin preocuparse por nada más.
En la planta media de la prisión~
Caminando por las celdas, dos existencias se acercaban a la sala de mando sin tener conocimiento la una de la otra.
Khiba pudo llegar antes, él se escabullía por la parte trasera de la sala de mando, para poder llegar a la entrada. Sin embargo, al llegar a la puerta de la sala se dio cuenta de que estaba cerrada con llave.
Intentó forcejear la cerradura, pero fue en vano, no tenía la fuerza suficiente para deshacerse de la puerta. Además de que esta estaba reforzada por runas con órdenes específicas.
Khiba: Maldita sea... Justo cuando estaba tan cerca... — Él desquitó su enojo con la puerta, pero esto no ayudó en nada.
En cuanto iba a dar un golpe más, pudo sentir como alguien se acercaba a donde estaba él. Imaginando que era un caballero, Khiba se escondió detrás de unas paredes para poder sorprenderlo cuando esté en la entrada.
Pero para su sorpresa cuando se asomó a ver quién era este caballero, pudo ver claramente que era Ikners, el caballero que estaba a cargo de toda esta prisión o eso creía.
Khiba se mantuvo observando en completo silencio.
Vio como Ikners pudo abrir la puerta con la llave desgastada que tenía, y así fue como ingresó a la sala con total facilidad.
En ese momento una alegría recorrió todo el cuerpo de Khiba.
Khiba: Ya tengo lo de la puerta solucionado, ahora solo debo entrar y buscar mis espadas — Hablando consigo mismo, Khiba observaba la puerta mientras pensaba en una forma de entrar y salir lo más rápido posible.
No obstante, fue incapaz de pensar en un método que lo ayudara en este momento.
Khiba: Qué más da... Improvisaré algo — Mostró una sonrisa que claramente dejaba ver su deseo de entrar y golpear a este caballero en la cara.
Él tenía intenciones de darle una paliza a este tipo, pues Ikners era el responsable de que él recibiera una tortura diaria por el pequeño grupo de caballeros, o incluso por otros.
Tenía planeado por lo menos hacerlo sufrir unos minutos.
Ya estando dentro de la sala azotó la puerta con fuerza, y el caballero que se encontraba dándole la espalda reaccionó al instante.
Un movimiento muy diestro con el látigo fue el que golpeó la puerta, dejando líneas vacías en ella.
Por suerte para Khiba este ataque no estuvo ni cerca de darle, pues había previsto que algo así pasaría, ahora que el caballero lo había observado, estaba listo para jugar un rato con él.
Khiba: Eres muy agresivo con tus invitados. Lo sabías ¿No? — Habló burlándose de él con la sonrisa que tenía en ese momento.
Khiba no podía evitar querer molestar a Ikners.
Ikners: Así que saliste de tu celda... ¿Un demonio fue el que te liberó?
Mantuvo su postura seria y lo único que se le ocurrió fue preguntar cómo es que había logrado salir de su celda. Esto también lo ayudaría a averiguar si en realidad el que lo liberó fue un demonio y no era un simple rumor de las personas del reino.
Después de todo aún le quedaba algún porciento de duda de las conclusiones que sacó.
Khiba: ¿Te refieres al capitán? — Con algo de curiosidad le respondió.
Estaba algo confundido, pues en ningún momento Kuro le dijo que era un demonio y Khiba no se fijó en nada que lo hiciera parecer uno.
Aunque para él, el concepto de un demonio era diferente a lo que veía en Kuro, por lo cual no podía creer que fuera un demonio.
Pero Ikners vio la pregunta de Khiba de otra forma.
Ikners: Ca...pitán...?
Para Ikners estas palabras representaban un gran peligro, pues uno de los prisioneros más fuertes en esta prisión aseguraba que tenía un capitán al que seguir, y solo alguien de un gran poder merecía ser llamado capitán por Khiba.
"Así es como funcionan las cosas en este mundo, si tienes una fuerza desbordante o un nombre de buena familia puedes tener seguidores, vasallos o sirvientes. Y si alguien tiene de seguidor a alguien como Khiba, debe ser impresionante" — [Pensamientos/Ikners].
De por si los rumores que se esparcen sobre Khiba eran increíbles y aseguraban que era un tipo de temer... Y ahora de repente aparece su capitán, un demonio que nadie conoce o ha visto hasta ahora. No podía significar nada más...
"Estamos en peligro..." — [Pensamientos/Ikners]. Para él, la presencia de Kuro era un peligro por todo lo que se le había pasado por la cabeza.
Las teorías, las especulaciones, absolutamente todo lo que se le pasó por la mente era malo y no dejaba de preocuparle.
Sin embargo, Khiba apenas conocía a Kuro, y no es nada alejado de la realidad decir que se estaba embarcando en un viaje muy arriesgado... Pues estaba confiando en Kuro solamente porque le enseñó algo que no pudo aprender en toda su existencia hasta ahora.
Podría ser considerado un tonto, y alguien muy confiado, pero aun así a él no le molestaba.
Con estas palabras escuchadas, Ikners tenía planeado volver a hablar, pero no salió como se esperaba.
Ikners: ¿Qué es lo-!!!
Sus palabras fueron interrumpidas abruptamente por Khiba, que arremetía con ataques de espada contra él. Las espadas que le robó a los caballeros ahora estaban lanzando ataques veloces y certeros en la armadura de Ikners.
Golpes hierro con hierro dejaban un sonido molesto por toda la sala. Mientras se sentía en el ambiente la fuerza con la que eran lanzados.
Khiba: En serio crees que estás en derecho de hacer preguntas maldito bastardo?!!
Las espadas que tenía no eran lo suficientemente fuertes y afiladas como para cortar el metal de la armadura, así que solo le lograban hacer algunas abolladuras.
Pero, aunque sean inútiles para cortar el metal de la armadura, aun podían dar golpes que causarían mucho daño si se daban consecutivamente.
La rapidez con la que los ataques golpeaban a Ikners hacían que recibiera daño, era leve, pero lo recibía. Además, Khiba no planeaba matarlo, así que para él, esto estaba bien.
Quería desquitarse por todo lo que le había hecho cuando estuvo encerrado.
Los maltratos que Khiba había recibido iban desde dejarlo sin comer por meses hasta recibir todo tipo de torturas por parte de cualquier caballero.
Cada tortura que ejercían sobre su cuerpo terminaba siendo una peor que la anterior, desde bañarlo en sustancias que derretían su piel lentamente, hasta mutilarlo por completo y dejar que las partes de su cuerpo se ensuciaran con los deshechos que había en la celda.
En ese momento Ikners no podía reaccionar a todos los golpes, pues era incapaz de verlos todos, así que solo se disponía a resistir lo más que podía.
Los ataques de Khiba cada vez iban con más fuerza, hasta el grado de hacer que las espadas generaran chispas al momento de chocar con la armadura. Esto significaba que los ataques ya estaban culminando.
Después de una gran ola de ataques, Khiba decidió terminarla lanzando un ataque directo al abdomen de Ikners.
La espada en su mano derecha se dirigió a una velocidad increíble al abdomen del caballero, y al momento de impactar el golpe liberó una ola de aire que expulsó a Ikners de su rango de ataque. Sin embargo, la espada no fue capaz de cortar la armadura y terminó rompiéndose en fragmentos.
El cuerpo de Ikners se impactó contra la pared de vidrio, haciendo que esta se empezara a romper dejando unas marcas como evidencia.
Khiba: No aguantaste mucho, pero gracias por todo... — Observando la espada rota, él la dejó en el suelo al momento en el que terminó de agradecerle por el trabajo realizado. — Oye tú... Sé que estás consciente así que no trates de engañarme —
Miró en dirección a Ikners, sabía que el golpe fue demasiado débil como para hacer que este perdiera el conocimiento.
Ikners: Veo que no eres tonto... — Fue su respuesta mientras se mantenía en el suelo.
Khiba: Solo tú me dirías eso sabiendo en qué situación te encuentras
Acercándose, Khiba fue directamente hacia él, solo para ver qué tanto podía seguir hablando este tipo.
Ahora solo le quedaba una espada en su mano izquierda, pero esto no le importaba en lo más mínimo.
Cuando estuvo a escasos milímetros de Ikners, el caballero apretó su puño e hizo sonar el látigo que tenía en sus manos. Pues a pesar de haber sido atacado nunca lo soltó.
Él tenía planeado usar la cercanía de Khiba a su favor, y de esta manera ver si lo podía volver a capturar.
Khiba ya estaba frente a él con una sonrisa burlona, Ikners también sonreía bajo el casco de su armadura, listo para atacar.
Su brazo derecho se movió para liberar el látigo en contra del brazo derecho de Khiba, el movimiento era agresivo y veloz por lo que logró hacer una gran abertura en el brazo del chico que tenía enfrente.
La sangre salía rápidamente y con la misma velocidad se esparcía por el suelo, Khiba se quejó de dolor mientras podía observar como una gran parte de la piel de su brazo se había abierto por el contacto con el látigo.
Ikners aprovechó ese momento para levantarse del suelo y tomar una postura que le permitiera defenderse.
Khiba no pudo mover su brazo por unos minutos, pero después de un corto tiempo la herida en su brazo empezó a cerrar rápidamente mientras soltaba un extraño vapor blanco.
En instantes su brazo estaba completamente curado y Khiba lo movía como si nada hubiera pasado. Al darse cuenta de esto Ikners lo recordó...
La razón por la cual Khiba había sido capaz de sobrevivir a las severas torturas, era porque él era inmortal... Y muchos de los rumores que se soltaban de Khiba lo confirmaban.
Era conocido como el que se burlaba de la muerte, Khiba uno de los cuatro inmortales de este mundo.
Con este conocimiento Ikners no se podía quedar observando, inmediatamente se lanzó contra el chico dando golpes consecutivos con su látigo.
Abría su piel y esta se volvía a sanar como si nada, golpeaba tan duro que la sangre salpicaba por toda la sala y su armadura se empezaba a teñir de rojo poco a poco.
Los golpes destrozaban su piel, pero en cuestión de segundos estaba como nueva, así que aprovechando esto Khiba se olvidó del dolor y con su mano libre tomó la punta del látigo, deteniendo los ataques. La herida que se hizo por esta acción soltó vapor y se curó en segundos, mientras que Ikners se mantenía tirando del látigo para liberarse del agarre.
Khiba: Bien, creo que ya te divertiste
Inmediatamente al oír esas palabras él soltó el látigo y le dio un puñetazo en la cara a Khiba, haciendo que esté sangre, pero al momento en el que su cabeza miraba en otra dirección a la normal, Khiba atravesó el brazo izquierdo del caballero con la espada que tenía en su otra mano, y el látigo cayó al suelo después de esto.
Antes había logrado debilitar el metal de la armadura con los golpes que le dio y era gracias a eso que ahora mismo la espada fue capaz de atravesar el metal de la armadura.
Para su sorpresa Ikners no soltó ninguna queja de dolor, pues se estaba conteniendo.
Acababa de ver como perforaron su brazo, pero aun así se negó a satisfacer a Khiba y gritar de dolor.
Ya no podía mover su brazo, al mínimo intento el dolor se esparcía por todo su cuerpo, él pensó en sacar la espada de su brazo, pero era imposible...
Por el choque del metal de la armadura y la espada, la hoja de esta misma terminó curvada en varias partes, pudiéndose comparar con los dientes de una sierra eléctrica que apuntaban al lado izquierdo. Definitivamente si intentaba quitarse la espada solo conseguiría hacerse más daño.
Abandonó la idea de desincrustar la espada de su brazo y volvió a ver en dirección a Khiba, él ya estaba completamente curado y su cuerpo se mantenía en una excelente forma.
Khiba: JA! ...Tonto ¿Cómo se te ocurre soltar tu arma solo para apostar por un golpe tan miserable?, un caballero no debería hacer ese tipo de cosas
Trataba de molestarlo aún más, pero estas palabras también reflejaban su desconcierto, pues pensaba que al ser un caballero Ikners no soltaría su arma para liberarse de un agarre. Él creía fielmente en el dicho de "Un caballero nunca suelta su arma y nunca abandona una pelea" ... Para él, Ikners ya había roto uno de los requisitos que se necesita para ser un caballero.
De pie frente a Khiba, Ikners se mantenía soportando el dolor y dejando su brazo colgar.
Ikners: Trato de conservarme en una pieza... Tengo razones para mantenerme en el mejor estado — Dijo con la respiración cortada.
Khiba: Una hija y una esposa ¿No es así? — Con una sonrisa en su rostro dijo esas palabras.
Ikners abrió los ojos en sorpresa, no entendía cómo es que Khiba podía saber eso. Él se había asegurado de no contárselo a nadie, ni siquiera los caballeros más cercanos a él deberían saberlo.
Y ahora un prisionero sabía de su familia, lo único que se le pasaba por la mente era: "¿Como? ... ¿Cómo fue que él obtuvo esa información?" — [Pensamientos/Ikners].
Entre más lo pensaba se daba cuenta que no obtendría ninguna respuesta, pues no tenía idea de si lo que acababa de decir Khiba lo dijo tanteando las cosas. Aún cabía la posibilidad de que haya adivinado esto.
Khiba: Te sorprendería todo lo que se oye en las celdas... Saben muchas cosas sobre distintos caballeros y tú no eres la excepción
Ikners: Entonces los prisioneros te dieron esa información...
Khiba: Tanto como dármela… Pues no... Pero esos prisioneros ya están muertos, así que el único que sabe sobre tu familia ahora soy yo...
Nuevamente se acercó a Ikners y lo tomó del cuello, al estar con un brazo inhabilitado poder liberarse de este agarre era muy difícil, pero aun así lo intentó.
Mientras Khiba lo levantaba del cuello, él se movía intentando salirse de este agarre. Sin embargo, fue imposible para él ya que estaba lastimado y algo cansado, mientras Khiba estaba en un estado óptimo.
Era claro que no podría liberarse. Había obtenido una respuesta de como Khiba sabía de su familia, pero esto no le servía de nada ahora mismo.
Ikners: Está bien... Acepto que perdí... Ahora mátame — Viendo su situación no veía otra opción más que aceptar la muerte, difícilmente lograría salir vivo de esta y por lo menos quería ser un caballero hasta lo último. No quería irse así nada más y que su muerte sea una más del montón, era por eso que por lo menos la estaba aceptando.
Hubiera tenido lo que quería si no fuera porque esto no estaba en los planes de Khiba.
Khiba: No tengo ganas de dejar a una mujer viuda y a una niña huérfana... Así que confórmate con esto maldito idiota
Su sonrisa desapareció y solo estaba con una expresión seria, de esta forma empezó a apretar con sus manos el cuello de la armadura.
El metal se apegaba a la piel del cuello de Ikners, pero no tanto como para hacerle daño. Solo estaba contrayendo esa parte de la armadura hasta que llegara al ras de su piel.
Al momento de terminar con su cuello, Khiba recogió el látigo del suelo y lo ató al cuello de Ikners. Él se resistía, pero nada podía hacer.
Khiba ató la otra parte del látigo al candelabro en el techo y dejó que Ikners colgara, gracias a la armadura su cuello no era ahorcado por el látigo lo que lo mantenía con vida. De esta forma gracias al movimiento de Ikners, empezó a balancearse como un adorno sacudido por el viento.
Se movía con la intención de liberarse, pero sabía que no sería fácil. Estaba enojado, él no permitiría tal humillación. Literalmente lo estaba tratando como un juguete.
Ikners: Tú!! ¿Por qué?!! Dime por qué!!
Khiba: Por qué...
Ikners: No hablo literalmente idiota!!!
Khiba se dio la vuelta y se acercó a la puerta doble, donde se guardaban los objetos de los prisioneros.
Khiba: Ya te lo dije, que no lo recuerdes es problema tuyo... — Le respondió a Ikners mientras abría la puerta.
Se encontró con muchos estantes en los cuales había innumerables objetos de todo tipo de valor.
Armas, joyas, armaduras, accesorios, estás eran algunas de las cosas que estaban en los estantes, algunos objetos eran raros y ostentosos que seguro tenían un valor muy alto.
Ikners: Oye no entres ahí!!
Colgando del candelabro él le gritó a Khiba, tal vez su mejor opción era intentar liberarse, pero él sabía que sin ayuda sería imposible pues conocía la dureza y resistencia de su látigo. Su única opción sería romper el candelabro.
Sin hacerle caso, Khiba entró a la habitación. Tenía que encontrar sus espadas y volver con Kuro lo más rápido posible.
Simultáneamente con estos acontecimientos otros estaban ocurriendo en la planta baja de la prisión, exactamente donde se encontraba Kuro.
El pequeño grupo de caballeros había llegado al piso donde Kuro se encontraba esperando a Khiba, pero ellos no lo notaron, esto era porque él se encontraba en una de las celdas más ocultas de todas las que había.
Ellos se fijaron en el agujero por donde Kuro había caído, y se quedaron observando que tan abajo llegaba.
Mientras que frente a la celda se encontraba Kuro, esperando que la mujer despertara, él tomó su mano y se mantuvo acostado en el suelo hasta que ella abriera los ojos.
Kuro: No es muy cómodo dormir en el suelo, lo sabes ¿Verdad? — Él le hablaba a la mujer mientras se mantenía dormida.
Ella aun no despertaba, pero podía sentir una calidez extraña en su mano, inconscientemente sentía algo bueno en la prisión donde solo la habían tratado mal.
Torturas, castigos y días sin comer, era lo que se vivía siempre en este lugar.
Reaccionando a la sensación en su mano la mujer despertó, abrió los ojos observando la misma celda oscura y llena de suciedad.
Levantando su rostro pudo ver claramente que había alguien que la estaba observando desde fuera de la celda, pero no fue como ella se lo imaginaba.
Debido a los traumas que había desarrollado en este lugar ella fue incapaz de ver el rostro original de la persona que tenía enfrente. En su lugar lo único que veía era una sombra con un rostro desagradable.
Las cuencas vacías que tenía en el rostro formado por una oscuridad distorsionada, la hacían temblar, y la sonrisa de oreja a oreja que tenía la hacía sentir como su cuerpo era profanado una y otra vez. Era como si los recuerdos de todas las cosas que le habían pasado revivieran con el solo hecho de ver a esta sombra. Al notar esto la mujer inmediatamente alejó su mano de la sombra, y se abrazó a ella misma en el suelo.
Mujer: No... Por favor... Ya no... Por favor déjenme sin comer... Pero ya no quiero ir a ese lugar... Por favor, por favor, por favor... Se lo ruego — Suplicando con lágrimas, la mujer se mantenía sin ver de nuevo a Kuro, aunque en realidad no lo veía a él, su mente representaba el miedo que sentía en esa sombra.
Pero al ver esto Kuro no entendió bien lo que pasaba, se sentó cruzado de piernas frente a la celda mientras esperó a que la mujer se calmara. Ella estaba temblando mientras le daba la espalda a Kuro. De un momento para otro la mujer tomó su cabeza con tanta fuerza que clavaba sus uñas en la piel cubierta por su cabello sucio.
El miedo y la sensación de nerviosismo se apoderaban de ella.
Kuro pudo ver como gotas de sangre salían de la cabeza de la mujer para caer directo al suelo y combinarse con la suciedad que había ahí, él trató de quitar las manos de la mujer, pero al mínimo contacto con ella, esta se alejaba gritando con terror.
Kuro: No tienes que alejarte... — Intentó hablar, pero la mujer parecía no escucharlo y solo seguía haciéndose daño.
Con esto Kuro tuvo una idea, él tenía cero conocimientos de los humanos, pero sí conocía de animales... Si trataba a esta mujer como un felino asustado sabía que tenía que hacer.
"Espero que esto funcione" - [Pensamientos/Kuro].
Se acercó todo lo que pudo a la celda, literalmente el metal de los barrotes estaba pegado a su rostro, pero esto lo hizo intencionalmente para poder acercarse a la mujer.
Una vez estaba cerca, él extendió su mano, pero esta iba al ras del suelo, un poco más y se podría ensuciar con los desechos que había. Sin embargo, esto parecía no importarle a Kuro.
Su mano estaba baja y extendida esperando una respuesta de la mujer. Esta acción se vería normal si intentaras acariciar a un animal ya que es más efectivo que se deje tocar por ti si le demuestras respeto pidiéndole permiso antes, y tener la mano baja antes de tocarlo era un símbolo de respeto.
Esto era lo que había aprendido Kuro en su tiempo en el bosque, sabía con qué animales funcionaba y con cuáles no.
Ciertamente no tenía idea de si funcionaría en un humano, pero no le costaba nada intentar.
Mantuvo su mano así, la mujer al no ver una respuesta empezó a voltear lentamente su cabeza, al hacerlo pudo ver como la sombra estaba extendiendo su mano hacia ella.
Esto solo la aterrorizó más y se mantuvo observándola, no quería que le hiciera algo en cuanto se volteara.
Kuro la observó y se decepcionó un poco, pero no era por la reacción de la mujer, por el contrario se decepcionó de sí mismo al no poder hacer nada.
Pero no se dejó caer, en lugar de desanimarse mostró una sonrisa a la mujer, esta sonrisa era completamente amigable y solo demostraba el ánimo que llevaba Kuro en su interior.
Kuro: Venga no tengas miedo
No demostraba hostilidad, enojo, odio, ningún sentimiento negativo salía de Kuro y la mujer se dio cuenta de esto. Poco a poco la sombra desaparecía, era completamente extraño.
La mujer claramente veía como la sombra a la que le temía desaparecía y aparecía, era como si estuviera teniendo una falla, el amor que este demonio demostraba podía más que cualquier sentimiento negativo.
Sus ojos se quedaron pasmados pues la sombra terminó por desaparecer, mostrando el rostro del chico pelirrojo, ella aún tenía miedo, pero instintivamente su cuerpo quería acercarse. Aunque podía ver unos colmillos en la sonrisa de Kuro estos no la asustaban, la pureza de su sonrisa hacía que fuera imposible tenerle miedo.
Su mano, con leves manchas de su sangre en sus dedos, tocó nuevamente la de Kuro, esa calidez venía del interior de este chico.
Quiso acercarse más a él, pero esto no se pudo......... Kuro alejó su mano bruscamente y retrocedió. En cuanto la mujer levantó la mirada para ver qué fue lo que sucedió, vio claramente el brillo de la hoja de una espada.
Esta iba dirigida a la cabeza de Kuro, sino retrocedía probablemente hubiera cumplido su objetivo, el cual era matarlo.
Carnert: Vaya, vaya... Fuiste capaz de esquivarlo desde tan cerca. Eso es increíble
Sin que se dieran cuenta el pequeño grupo de caballeros se empezó a acercar a ellos. Siendo Carnert quién llegó primero.
Cuando él miró a la celda, inmediatamente reconoció a la mujer dentro.
Carnert: Oye, eres tú... Ya hemos vueeeeelto... — Dijo las últimas palabras cantando juguetonamente.
Estaba jugando con la mente de la mujer, su forma juguetona de hablar indicaba que ellos eran los responsables de cómo estaba.
La mujer solo volvió al estado de antes, ahora mismo podía ver la misma sombra en este caballero. El miedo se volvía a apoderar de ella, era imposible que pudiera sentir otra cosa.
Cubrió su cuerpo mientras se abrazaba a sí misma, la mujer estaba temblando de miedo.
Grim: No te nos adelantes es muy descortés ¿Lo sabías? — Dijo llegando a la escena.
La caballero de armadura morada apareció por detrás de Carnert, y junto a ella también aparecieron Isao y Azami. Ahora el pequeño grupo de caballeros estaba reunido.
Observándolos, Kuro se puso a contar a los caballeros en silencio.
Kuro: Uno... Dos... Tres... Cuatro... ¿Serán todos? — Con los dedos de sus manos llevaba la cuenta de cuantos caballeros eran.
Grim: Parece que ya encontraste algo con que divertirte, pero se ve muy sano y bien vestido como para que sea un prisionero... — Fijándose en la presencia de Kuro, Grim lo veía con ganas de quererlo destrozar.
Carnert: Ni siquiera te fijes en él. Seré yo el que lo torture primero
Grim: Hee? No es justo, ¿No te han dicho que debes compartir tus juguetes?!
Carnert: Ya no somos niños así que no fastidies
Enojada Grim se estaba resignando, desvió su mirada a la celda de la mujer y empezó a sonreír bajo su casco.
Grim: En ese caso, ella puede ser toda para mi ¿Verdad?
Carnert: Haz lo que quieras no me interesa — Sus ojos se desviaron hacia Grim, pero volvieron a posarse en Kuro.
Isao y Azami se mantenían alejados de todo lo que hacían ellos, no les interesaba torturar, simplemente los acompañaban porque desde que se unieron a los caballeros fue así.
En cuanto Grim se empezó a acercar a la celda, la mujer enrolló su cuerpo al momento de abrazarse a ella misma por el miedo que sentía.
Cuando estaba por tocar un barrote de la celda sintió como el viento se levantaba bruscamente frente a ella, Kuro se había acercado lo más rápido que podía al frente de la celda.
Kuro: Sabes, hueles horrible — Con energía y una sonrisa Kuro soltó un golpe directo en el vientre de la caballero, su golpe la mandó a volar como si fuera un insecto golpeado por un periódico.
Se estrelló contra una de las paredes y dejó un gran agujero.
Para su sorpresa Carnert no pudo ver en qué momento se movió, de hecho, todos los caballeros no se percataron de en qué momento se movió y cuando golpeó a Grim.
Carnert hacía ruidos con su boca al apretar sus dientes de enojo. Giró su cuerpo hacia donde se encontraba Kuro, su espada tocaba el suelo al estar abajo.
Kuro volvió a adoptar una postura normal y se mantuvo tranquilo.
Carnert: Acaso planeas ignorarme!! — Dijo enojado y levantando la voz.
Kuro estaba confundido por las palabras del caballero.
Carnert: Pasaste sobre mí, sin siquiera tomarte la molestia de hacer algo conmigo!! Acaso estás diciendo que no merezco tu atención!! ¿Crees que soy tan insignificante?!!
Aún más confundido, Kuro no entendía ni una palabra que salía de la boca del caballero.
Kuro: Ahnn... Lo siento, ¿Me podrías decir de nuevo quien eras?
Las palabras de Kuro al Carnert los desesperan.
Tal vez para los demás no estaba muy claro, pero para Carnert el enojo que sentía ahora era lo único que abordaba su mente.
Carnert: No te he dicho mi nombre!!! Ni siquiera eso recuerdas!!! — Se lanzó en contra del chico pelirrojo, pero Kuro lo esquivó en un instante sin hacer mucho esfuerzo.
Los caballeros que se mantenían observando planeaban atacar a Kuro por sorpresa, pero fueron detenidos por el mismo Carnert.
Carnert: No se entrometan!! Dije que él sería mío... Y lo torturare hasta que suplique clemencia
Los caballeros se detuvieron al escuchar a Carnert, al parecer él era el líder de este pequeño grupo de caballeros.
Kuro: Vaya pero que temperamental — Con una sonrisa en su rostro, él se mantenía muy tranquilo. — Ni siquiera sé por qué estás molesto... ¿Es por lo de tu compañera? — Dijo intentando comprender al caballero.
Carnert: ¿De qué hablas? Estoy molesto por que pasaste por mi encima ¡Ni siquiera me tomaste como una amenaza!
Volvió a apuntar su espada contra él, pero no vio ni una muestra de miedo o siquiera asombro.
Kuro: Bueno, supongo que es por que no pareces mala persona. ¿Quieres que te diga lo que creo? Creo que haces todo esto solo para que piensen lo increible que eres, pero la verdad te ves más tonto de lo que crees - *Risa* -
Soltó esta frase con una sonrisa, mientras que en el rostro del caballero se reflejaba la ira.
Carnert: ¡¡¡¿Acaso estás jugando conmigo?!!! ¡¡¡¿Por qué crees conocerme?!!! ¡¡¡Apenas y me has visto!!!
Kuro: Esto es solo lo que yo creo. Nunca dije que fuera verdad! — Animado como siempre, parecía que todo esto era un juego. Tal vez porque estaba feliz de poder interactuar con personas nuevas en cualquier lugar que visite desde ahora. Era una nueva sensación para él.
Carnert: ¡Ya callate de una vez!!!
Se lanzó a atacar, pero ningún golpe acertaba, Kuro evadía todos los ataques de la espada como si los viera con anticipación.
La hoja brillosa se mecía en el aire sin poder acertar un ataque en su objetivo.
Fallando todos sus ataques, Carnert se desesperaba más al ver a Kuro sonreír, para él su orgullo había sido aplastado pues a pesar de que estuvo frente a Kuro apuntándole con su espada, este no le prestó ni la más mínima atención.
Nunca lo tomó en serio y esto lo molestaba mucho, pues todos sus superiores lo trataban así y si alguien al que consideraba inferior lo hacía, solo causaba su molestia.
De tanto esquivar la espada del caballero, Kuro terminó parado de cabeza mientras mostraba una sonrisa, se estaba divirtiendo mucho con esto.
Kuro: Así que quieres jugar? ... Está bien, bailemos — Con una sonrisa en su rostro, él se mantuvo de cabeza esperando una respuesta del caballero.
Carnert: ¡No te creas tanto idiota!
Volvió a lanzarse hacia Kuro, pero ahora sus movimientos eran más bruscos, no había ni una sola muestra de coordinación, simplemente quería cortar al chico que tenía enfrente. Pero era imposible, Kuro con movimientos relajados esquivaba todos los ataques.
Por sus movimientos elegantes y tranquilos Kuro parecía estar llevando a cabo una danza, mientras esquivaba parecía un ciervo, tranquilo y veloz.
"Fallo, fallo y fallo... No dejó de fallar!!" - [Pensamientos/Carnert].
Al ver a Kuro esquivarlo todo el tiempo se empezaba a sentir mal, era como una frustración por no poder hacer lo que quería.
Entonces de tanta desesperación por hacerle daño al chico, él abandonó por completo cualquier rastro de caballerosidad y elegancia al portar una espada.
Fue directamente a donde estaba Kuro, estaba dispuesto a darle un corte en el abdomen.
Su espada era tan fina que no se podía distinguir a simple vista, pero la desesperación hacía que el caballero hiciera mal uso de ella.
El ataque iba directo al abdomen del muchacho pelirrojo, pero este fue esquivado fácilmente, Kuro había saltado sobre el caballero evitando el pésimo ataque de este tipo.
En ese momento el caballero se dio cuenta...
"Es como pelear con un animal, parece un ciervo saltando..." - [Pensamientos/Carnert].
Se había percatado del extraño estilo de pelear de Kuro, y esto solo lo enfadaba más, pensó que se estaba burlando más de él, demostrando que ni siquiera podría acabar con un simple animal tan inofensivo como lo es un ciervo.
Carnert: Inconcebible!!
Kuro: Hund?
Carnert: Me esquivas todo el tiempo ¿Acaso es que te ríes de mí?!!!
Kuro: Tus ataques son muy predecibles, además ya ni siquiera pareces un caballero o por lo menos no lo que me imaginaba de uno
Apretando los dientes Carnert se enfureció más, soltó su espada y extendió sus manos apuntando a Kuro.
Nadie más que Carnert podía ver o sentir cómo sus manos se calentaban al guiar el maná de los cristales en sus bolsillos a sus palmas. Debido a la actitud de Kuro se decidió por dejar la espada y empezar a atacar con magia.
Carnert: Si no puedo cortarte entonces te haré pedazos!!
Kuro miraba muy atento el próximo ataque que soltaría Carnert, no se movía ni decía nada, solo quería observar todo.
Carnert: Maximal magic: Land Management — Al terminar de hablar, de las palmas de sus manos empezó a salir tierra que se condensaba frente a él formando dos rocas.
De poco a poco las rocas se hacían más grandes, endureciéndose lo suficiente como para destrozar el cuerpo de una persona con gran facilidad.
Magia de tierra, era lo que estaba presenciando Kuro, por primera vez observaba magia.
Los caballeros que se mantenían observando se acercaron a Grim que se encontraba inconsciente sobre los escombros de la pared.
Carnert: Date por muerto!! — Al término de la pronunciación de estas palabras, las rocas recién formadas fueron disparadas directamente a Kuro.
Como un reflejo el cuerpo de Kuro retrocedió, pero esto no sirvió de nada, las rocas se acercaron aún más rápido a él.
El cuerpo de Kuro terminó acorralado contra los barrotes de la celda de la mujer, al no ver una forma de escapar en ese momento, a Kuro solo se le ocurrió algo. Bastante improvisado de su parte.
Tomó dos barrotes de la celda y jaló de ellos con toda su fuerza haciendo girar la reja completa, al hacer esto la reja se desprendió de las paredes e impactó directo contra las dos rocas que iban dirigidas a él.
Causando un gran ruido con el impacto, el polvo se levantó y fragmentos de las rocas salieron disparadas en varias direcciones, los barrotes de la celda terminaron torcidos en muy mal estado, pero esto no importó para que Kuro haga su primer ataque.
Con todo el polvo nublando la vista, Kuro arrojó las rejas en contra de Carnert que se quedó ciego por unos momentos.
Al momento de recobrar la vista Carnert solo pudo visualizar la reja dirigiéndose a él. Y sin poder reaccionar a tiempo, fue impactado por esta.
La reja siguió avanzando hasta que se llevó consigo el muro detrás de Carnert, dejando a este inconsciente con la reja encima y grandes escombros debajo y al lado de su cuerpo.
La sangre salía de muchas partes de su cuerpo, su cabeza estaba probablemente rota y su armadura se encontraba muy dañada después de este ataque.
Kuro: ¡Ay! ¡Creo que me pasé! — Agarrando su cabeza, Kuro veía hacia donde acabó Carnert. Mientras el polvo se disipaba.
Después de unos minutos el polvo se disipó por completo, los dos caballeros que quedaban se levantaron dejando a Grim en el suelo cuidadosamente.
Kuro miró en dirección a la mujer que se mantenía dentro del área de la celda, a pesar de ya no haber barrotes. Mostrándole una sonrisa, él buscaba tranquilizarla.
La mujer al ver a Kuro con esa sonrisa se tranquilizó, durante todo este tiempo estaba muy asustada, pero la sonrisa del chico la llegaba a tranquilizar, era como si le resultara conocida como si un recuerdo que se esfumó hace tiempo aun fuera reconocido inconscientemente por ella.
Ambos caballeros se acercaron, ellos no dijeron ninguna palabra y Azami desenvainó su espada, mientras que Isao levantó el gran hacha que tenía colgando en la espalda.
Dándose cuenta de esto Kuro se mantuvo tranquilo.
Kuro: No prefieren tomar a sus amigos e irse?
Viendo como el caballero de gran tamaño se acercaba a él, Kuro no supo de qué manera reaccionar así que solo mostró una sonrisa que dejaba ver sus colmillos.
Isao lanzó un golpe con su hacha, directo al techo de la celda haciendo que se derrumbe, Kuro solo se preocupó por una cosa.
"La mujer..." - [Pensamientos/Kuro].
A Kuro no le importó esquivar o no el ataque, solo le importó sacar a la mujer de ahí; en el instante del derrumbe se movió para tomar a la mujer en sus brazos y salir de ese lugar.
Sin embargo, en cuanto lo hizo una espada lo estaba esperando fuera, esta estaba dispuesta a cortar su cabeza.
Con la mujer aún en sus brazos, Kuro tuvo que lanzarse hacia atrás para evitar el filo de la espada.
En cuanto lo hizo los escombros del techo de la celda lo esperaban, en este momento se encontraba acorralado. Por un lado, tenía un hacha de gran tamaño junto con unos escombros y por el otro lado una espada lo estaba esperando si salía.
Por como él lo veía, si o si querían que fuera aplastado por los escombros.
Cayendo en la trampa, él se mantuvo dentro del derrumbe.
La mujer contraía su cuerpo apegándose más a Kuro mientras él recibía los golpes de los escombros.
En ese momento los caballeros vieron como no solo el techo, sino que también la pared izquierda se terminó derrumbando. Pensaron que no quedaría nada del chico pelirrojo.
De esta manera se alejaron de ese lugar para ir a revisar cómo se encontraba Carnert.
El demonio había sido aplastado junto con la mujer a la que estaba defendiendo.
- ¿Esto era realmente cierto? -