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Chapter 5 - Capítulo 04 - Un equipo recién formado

Saliendo al pasillo, alumbrado solamente con antorchas, Kuro y Khiba se encontraron con los guardias en el suelo completamente inconscientes. 

Al ver esto Khiba solo le adjudicó estos hechos a Kuro, pues evidentemente no había alguien más que haya entrado por la fuerza a la prisión.

Khiba: Vaya, pero que salvaje eres capitán — Dijo con una sonrisa.

Para ellos era como estar hablando de unas piedras que se cayeron en su camino y nada más. 

Kuro solo respondió con una sonrisa, este demonio había noqueado a dos caballeros y lo único que podía hacer era mostrar una sonrisa. 

Después de esto ambos pasaron por encima de los caballeros para llegar a las escaleras. En cuanto estuvieron en el pie de la escalera empezaron a subirla con una gran velocidad. 

Parecían unos niños haciendo una carrera. 

Kuro: ¿En qué lugar están tus espadas? — Preguntó mientras corría. 

Khiba: No lo sé, pero podemos preguntarle a uno de los caballeros

Mientras corrían hablaban entre sí, hasta que ocurrió lo que se temía, o lo que era más obvio.

Kuro: ¿Crees que nos lo quieran decir? — Preguntó mientras su cabello rojo se alborotaba por la velocidad a la que iba.

Khiba: ¡Los obligaremos a decírnoslooo-os! — Respondió interrumpidamente.

Ambos perdieron el equilibrio.

Por hablar mientras corrían por las escaleras, ellos tropezaron y cayeron golpeándose contra estas mismas.

Sus rostros y sus cuerpos eran resistentes, si no fuera así ya se habrían roto la cabeza y simplemente por correr como unos niños sin control. 

Kuro despegó su cara del suelo, estaba preparado para decir algo, pero fue detenido por la mano de Khiba que sin siquiera verlo ya le había dado una negativa. Como un "No nos humilles más, no digas ni una sola palabra de esto". 

Entendiéndolo, Kuro se levantó y solo limpió su ropa. 

Khiba se levantó igual y como de por si lo único que traía puesto ya estaba bastante sucio, él no se molestó en limpiarse, simplemente se acarició el rostro adolorido por el golpe. 

Continuaron subiendo, pero esta vez ya no corrían. Puesto que no querían que esta "humillación" se volviera a repetir. 

En el exterior de la prisión~

A las afueras de la prisión se encontraba Dayha corriendo a las puertas de la prisión. Sin embargo, fue detenida por unos caballeros que llegaron y se mantuvieron esperando sus órdenes. 

Con esto ella decidió quedarse a dar las indicaciones, entre más estuvieran apoyando más rápido se solucionaría el problema. Aunque dudaba de si unos caballeros de bajo rango pudieran arrestar al tipo que entró. 

Un pequeño grupo de cinco caballeros recién llegados para apoyar se mantenían observándola mientras esperaban que les diera las tareas que debían cumplir.

Los primeros caballeros que fueron a darle el mensaje de Dayha a Ikners, no lograron encontrarlo por lo que solicitaron apoyo para la situación, mientras ellos seguían en cumplimiento de su tarea.

Acercándose, ella se paró frente a todos mientras daba las indicaciones para entrar a la prisión y capturar al chico que se había infiltrado.

Todos los caballeros escuchaban atentamente las órdenes de su superiora, no podían hacer más que eso, su única tarea era apoyar y si cometían errores recibirían un castigo por desobediencia o desacato. 

Dayha: Escúchenme, ustedes cinco entrarán conmigo primero, el resto que acaba de irse recibirán órdenes de Ikners, así que ¡vayamos! — Con una gran determinación y fuerza de liderazgo, ella demostraba el por qué tenía el título de [Caballero imperial]. 

Pero antes de que su pequeño grupo empezará a marchar con dirección al interior de la cárcel, fue detenida por una voz muy autoritaria. 

Era el caballero que portaba un látigo tan oscuro como la noche; era inusual ver a un caballero que no use espada, pero este caballero demostró gran talento con esta arma, tanto que no se atrevieron a quitársela. Ikners llegó junto a los caballeros que no desistieron en buscarlo y hacerle llegar el mensaje de Dayha.

Ikners: ¿Qué fue lo que sucedió, Dayha...? — Con su voz gruesa saliendo del casco de su armadura, él se dirigió a la caballero que tenía enfrente. 

Por un momento ella se quedó congelada, y solo se preguntaba ¿Cómo...? ¿Cómo había llegado tan rápido?... Dayha no tenía respuestas, pero su mayor problema ahora estaba frente a ella.

Entre sus conocimientos estaba que Ikners siempre que salía no volvía en un tiempo bastante largo, nadie sabía a dónde iba y nadie se lo preguntaba. Sin embargo, ahora llegó demasiado rápido, pero tal vez solo era porque los caballeros le dijeron que era una emergencia. 

Sin embargo, la idea de que otra cosa lo trajo aquí no se podía descartar.

Dayha: Lo... - Trago saliva antes de hablar. - Lo que pasó, es que un tipo se infiltró en la cárcel... L-Lo siento... — Con la vergüenza en su rostro, ella respondió. 

Ikners: Alguien se infiltró... — Esas palabras salieron del casco de aquel caballero.

No se podía ver su expresión debajo del casco, pero Dayha asumió que no debía ser buena. 

Era más que obvio que cualquiera pensaría que estaba molesto o algo parecido, pues al ser el que estaba a cargo de todos no podía permitir el más mínimo error.

Ella ya estaba esperando un regaño, y el aviso de que después de solucionar el problema sería castigada, pero estas palabras nunca llegaron, no se escucharon y ni siquiera fueron pensadas por el caballero que la estaba viendo. 

Dayha, solo se quedó callada. 

Ikners: Entiendo... No te preocupes, hay que solucionar esto antes de que las personas se alarmen más y llamen la atención del castillo

Con una expresión de confusión, ella no podía entender por qué no había sido regañada, si después de todo fue su culpa dejar entrar a ese chico a la cárcel, fue su misma inexperiencia la que le causó este problema. 

Estos caballeros eran del mismo rango, pero Dayha respetaba a Ikners por tener más experiencia y por tener más conocimiento de todo lo que hace un caballero. Además en este momento, ella estaba aprendiendo de Ikners y estaba bajo su cuidado.

Preparándose para decir algo, Dayha fue interrumpida rápidamente por las palabras que Ikners soltaría a continuación. 

Ikners: No te preocupes demasiado, este fue tu primer error y también será tu primera lección. Al ser mayor que tú, mi responsabilidad es apoyarte así que no pienses mucho y solucionemos rápido este problema — Dijo con mucha tranquilidad. 

Con estas palabras Dayha se llenó de un alivio total y su respeto por este caballero aumentó. Para ella, en estos momentos Ikners era como un hermano mayor al que respetaba mucho.

Dayha: Muchas gracias

Ikners: No hay de que. Bien... Ahora dime, ¿Tenemos algún conocimiento del tipo que ingresó a la prisión? — Dejando de lado lo demás, él hizo una pregunta muy lógica en esta situación. 

No podía darse el lujo de conversar mucho, puesto que si había un problema deberían solucionarlo antes de que alguien más, fuera de ellos, se enterara y diera aviso al castillo. 

Dayha: Según la información que me dieron los caballeros y lo que yo misma he visto, puedo asegurar que este tipo es nuevo en el reino. Puede que sea un criminal conocido en la región de "Vacilis", pero no estoy del todo segura ya que demuestra una inteligencia de infiltración del territorio de "Puerto Escarlata"

Ikners: Puerto Escarlata... ¿No es el puerto que fue consumido por la niebla negra en el pasado "Harrow"?

Dayha: Si, habló de ese puerto. Tal vez sea un sobreviviente

Ikners: Nada, ni nadie logra sobrevivir a la niebla negra... Ese extraño fenómeno que se está formando, no deja ser vivo a su paso. Pero, ¿Por que piensas que pertenece a ese puerto y no a "Vilwater"?

Dayha: Bueno, es que... Este tipo planeo todo para entrar sin que nos diéramos cuenta... Todo en una apuesta muy arriesgada, donde arriesgó incluso su propia seguridad. Me parece que encaja con la descripción de los criminales estafadores de aquel puerto, pero la estética de su apariencia no encaja con la de ese lugar

En su mente analizaba las palabras de Dayha y terminó llevando su mirada a la parte superior de la prisión, de esa forma pudo ver el daño que había en las paredes y con eso supo que los ataques fueron intencionales.

Ikners: Me doy cuenta que comprobaste que tan arriesgado era su plan... Veo que tuvieron un breve encuentro — Dijo mientras miraba parte de las paredes destruidas y los pequeños escombros que cayeron fuera.

Al darse cuenta de esto Dayha no supo cómo responder exactamente.

Dayha: Ha... Bueno, verá... yo...

Ikners: Intentaste detenerlo, pero no resultó ya que tu estas aquí afuera y él... ahí dentro

Dayha: S-Si... Fue todo mi culpa — Agachó la cabeza al momento de responder.

Ikners: Bien... Tengo una última pregunta, ¿Este chico tenía el cabello rojo, una gabardina verde y unos guantes? — En el momento que soltó estas palabras pensó en unas quejas que le habían dado.

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Cuando estaba de camino a la prisión se topó con unos hombres bastante enojados, ellos le dieron la noticia de que un demonio, con las mismas características que mencionó, se presentó en un restaurante y los atacó. 

Para Ikners la versión de estos hombres era una mentira, porque si un demonio los hubiera atacado ellos no estarían vivos, por lo que pasó por el restaurante a indagar. 

No sin antes darle unos golpes en la cabeza a los hombres por dar declaraciones falsas a un caballero.

Al momento en el que llegó al restaurante la mujer lo atendió de la mejor manera, pero en el momento en el que se le pidió que hablara de lo que pasó hace unos instantes con esos hombres, ella solo se mostró enojada y defendía a Kuro diciendo que era inofensivo e incapaz de lastimar a alguien. 

Cuando Ikners le preguntó cómo estaba tan segura, ella se respaldó diciendo que el demonio había hablado con su hija y no mostró hostilidad, había viajado con un humano y no le hizo absolutamente nada y por el contrario tuvo la oportunidad de atacar a los hombres. Sin embargo, no lo hizo.

Con esto Ikners tuvo suficiente y se retiró agradeciendo la cooperación de la mujer. Pero cuando estaba afuera, la voz de una niña detuvo a Ikners. 

Niña: El solo está buscando a alguien, no le hagan nada!! — Estas palabras fueron dichas directamente para Ikners, la hija de la dueña del restaurante salió solo para decirle esto al caballero. 

Ella recibió un — Lo intentaré — como respuesta de Ikners.

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Teniendo en cuenta todo lo que había recordado, él quería escuchar la respuesta de Dayha.

Dayha: Si tenía el cabello rojo y la gabardina verde, de los guantes no estoy muy segura... ¿Por qué?

Mantuvo su mirada en Ikners, esperando que le dijera algo. Pero Ikners se mantenía pensando si estaban hablando de una persona que ha generado alboroto en distintas partes.

"Son dos características que coinciden, si solo fuera una podría dudar, pero estoy en un setenta por ciento seguro que es el mismo del que hablaron en el restaurante" - [Pensamientos/Ikners].

Observando a Dayha, él seguía pensando en si este tipo protagonizó el escándalo en el restaurante, la tienda y por último la prisión. 

"En todas las descripciones, el chico concuerda con dos de las características... No hay duda, es el mismo y eso quiere decir que es un demonio el que hizo todo esto" - [Pensamientos/Ikners].

Con esto claro, ya podía dar órdenes y hablar con Dayha. 

Ikners: Escuchen... El tipo que se metió a la prisión es un demonio, que acaba de llegar al reino — Para la severidad de sus palabras su voz no se oía a la altura de dicha noticia.

Dayha: Q...Qué dice...? Un demonio... — Con un presente susto, estas fueron las palabras que soltó.

Todos los caballeros presentes también mostraron algo de miedo y asombro, al igual que Dayha en ese momento. Para ellos un demonio ahora, era un problema grande. 

Dayha: Pero no se supone que ellos están exiliados!! ¡¡Cómo es posible que haya un demonio en este plano del mundo!! — Gritó por una respuesta.

Ikners: En efecto, fueron aislados de este plano de existencia... Pero algunos demonios quedaron en este mundo y se han reportado algunas apariciones en distintos lugares — Le respondió muy calmado.

Dayha: Pero... Eso quiere decir que encontraron una forma de regresar a este mundo?!

Ikners: Es una posibilidad, todas las razas evolucionan y ellos no son la excepción. Sin embargo, también está la posibilidad de que se trate de la descendencia de los demonios que quedaron esparcidos por el mundo — Dijo mientras se sumergía en sus recuerdos.

Dayha hizo un sonido con su boca al quejarse internamente. 

Dayha: Si ese es el caso, ¿Qué es lo que debemos hacer?

Ikners dejó sus recuerdos a un lado y se puso a pensar por un momento, puesto que esta situación era muy inusual... Los caballeros de este reino nunca se habían enfrentado a demonios, ya que fue hace mucho tiempo que estos fueron exiliados. Y en caso de que uno apareciera, serían los paladines de la "Teocracia Sky" los que se encargarían de eliminarlo. 

Sin embargo, ahora mismo un demonio había entrado a la prisión y no recibieron ninguna advertencia de la Teocracia, lo que solo podía significar dos cosas: La iglesia no estaba al tanto de esto, o simplemente se estaba haciendo de la vista gorda ante esta situación. 

Él dejó de pensar en eso ya que ahora no ayudaba mucho, decidió encargarse de este problema y no causar mucho alboroto para así no ser castigado por sus superiores.

En este momento debía actuar rápido, así que le dio la orden a Dayha y a cuatro caballeros de revisar los pisos superiores [Planta superior], a cuatro de los caballeros que aún quedaban les ordenó revisar los pisos inferiores [Planta baja], y él se encargaría de revisar el piso intermedio junto con la sala de control [Planta media].

De esta forma todos avanzaron sin ninguna objeción. 

Ingresaron directamente a la cárcel, donde emanaba un olor desagradable, putrefacto y completamente nauseabundo. Era como entrar a un lugar en el que había cuerpos en descomposición o donde solo se arrojaban los desechos. 

La oscuridad era erradicada por unos cristales adheridos a las paredes y algunas partes exteriores de las celdas. 

Pero esto no mejoraba el aspecto de este lugar desagradable... 

En la planta baja de la prisión~

Muriendo de cansancio por subir tantas escaleras, Khiba y Kuro estaban llegando a la parte final de este infierno, conocido por ellos como "Las escaleras". Literalmente esto fue lo más cansado que han hecho hasta ahora, incluso una pelea sería mucho mejor que subir escaleras.

Para ellos las peleas eran más divertidas y menos cansadas. 

Al llegar por fin a la cima, ellos pudieron ver muchas celdas y en ese momento un olor repugnante inundó sus narices. 

Khiba: Apesta... — Dijo mientras se asomaba fuera de las escaleras.

Kuro: Es lo peor que he olido hasta ahora — Dijo en concordancia a Khiba.

Ambos dijeron esto mientras cubrían sus narices por el inmundo olor.

Vieron las celdas y notaron la condición deplorable en la que se encontraban los prisioneros, era una escena espantosa, algunos de los prisioneros estaban con heridas mortales, pero a la vez también tenían heridas leves que si no son tratadas los llevarían a la muerte. 

Estaban tan delgados que podrías ver sus huesos claramente y absolutamente todos estaban viviendo en sus propios deshechos, aparentemente no contaban con servicios higiénicos ni con ningún tipo de lavado o cuidado. 

Sin duda alguna, era una vista espeluznante. 

Pero lo más espantoso del aspecto de los prisioneros era ver cómo las heridas infectadas eran de gran tamaño o estaban presentes en grandes cantidades, el pus y la suciedad eran dueños de los cuerpos de estos prisioneros. 

Pero aun así ante esto, Khiba y Kuro no podían hacer nada... Ellos tomaron la decisión de no intervenir en el destino de estas personas. 

Ambos caminaron por las celdas escuchando como los prisioneros suplicaban ayuda con las últimas fuerzas que les quedaban, pero ellos no les prestaron atención. 

Kuro sabía muy bien que no podía confiar en ellos, esto era porque su habilidad única [El olor del alma] se había activado, indicándole que las personas a su alrededor no eran de confianza y mucho menos buenas. 

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— ¿Pero por qué era posible esto? ¿Qué significaba esta habilidad? —

<< Bien, esta habilidad le permitía percibir el olor del alma de los seres que tenía a su alrededor, entre más agradable, más confiable y buena era el ser que desprendía ese olor... 

Pero entre más repugnante o desagradable sea su olor, más desconfiable y ruin era el ser que lo desprendía. 

Era una habilidad que le permitía identificar en quienes podía confiar, utilizando simplemente el olfato como principal herramienta. >>

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Mientras ellos caminaban, a Khiba se le ocurrió empezar una conversación para hacer más fácil evitar las súplicas y gritos de los prisioneros.

Khiba: Capitán, ¿Qué haremos después de salir de aquí? ... Me refiero a que planes tienes para nosotros — Mirando al costado donde se encontraba Kuro, Khiba le habló.

Kuro era un poco más bajo que él, así que agachó levemente su mirada.

Kuro: ¡Al salir de aquí buscaremos a más personas para unirse al equipo! — Con una sonrisa respondió a la pregunta. 

Khiba: Así que a más personas, he... — Hizo una pausa para volver a hablar. — ¡Bien! Planeemos todo al salir de este lugar! —

Con ánimos él volvió a hablar, mientras Kuro sonrió en respuesta, una risa se escapaba de este chico como era de costumbre.

Después de caminar por toda el área, ellos encontraron una salida. 

Acercándose ambos quedaron completamente decepcionados, vieron como la salida era una gran escalera, similar a la que acababan de pasar.

Para ellos, ahora mismo, esto era lo peor del mundo.

Khiba/Kuro: ¡Este lugar es una basura!

Ambos exclamaron, mientras dejaban escapar un suspiro.

Cayeron al suelo, rendidos por esta escalera, no querían empezar a subir y sinceramente era una molestia ir escalera tras escalera. 

Kuro: ¿Y si rompemos el techo...? — Preguntó mientras mantenía la cabeza pegada al suelo.

Khiba: Todo caería encima de nosotros... Es una mala idea... — De la misma forma le respondió. 

Suspirando, ellos estaban listos para volverse a levantar. Aunque ya no tenían ánimo para hacerlo.

Sin tener más remedio, empezaron a subir sin ganas las escaleras. 

Mientras tanto un piso más arriba~

Los caballeros se movilizaban revisando las celdas y toda el área para encontrar al infiltrado, pero no tenían éxito. 

Con cristales de luz iluminaban las áreas oscuras donde posiblemente se podrían esconder, así continuaron buscando hasta que revisaron todo el piso por completo.

Había tomado tiempo, pero lo lograron, estaban completamente seguros que en este piso no se encontraba nadie más que los prisioneros.

Con esto solo había dos opciones, o estaban en el piso más bajo o estaban en uno de los pisos de arriba. Si estaban arriba, no los podrían culpar por no encontrarlos y eso era lo mejor. 

Preferían librarse de un castigo antes que cualquier otra cosa.

Jefe de caballeros: ¡Sigamos bajando! 

Con una señal, el jefe dio la orden de ir más abajo. Los caballeros enseguida respondieron con un — ¡Sí! — y se dirigieron a las escaleras. 

Pero para su mala suerte los que estaban llegando al tope de las escaleras eran justo los tipos que buscaban. 

Kuro y Khiba, arrastrándose terminaron las escaleras, se veía que estaban completamente aburridos de todos los escalones y no querían volver a repetir todo esto.

Con una mano Khiba tomó el pie de uno de los caballeros que estaban a punto de bajar por las escaleras. 

Khiba: Esto es un incordio — Molesto y cansado esto fue lo único que dijo al terminar las escaleras.

Kuro: Odio las escaleras... — Sin ganas fue lo único que se le ocurrió decir a Kuro.

Al verlos derrotados en el suelo, los caballeros inmediatamente le avisaron a su jefe mientras les apuntaban con sus armas.

Caballero con lanza: Debe ser una broma... De verdad estos son tipos peligrosos?

Sin duda alguna estaban desconcertados al ver esta escena. 

Caballero con espada: No parecen tan peligrosos ahora

El jefe llegó al escuchar el llamado de los caballeros.

Apuntando su espada a la cabeza de ambos, el jefe ahora estaba planeando someter a los dos tipos en el suelo. 

Jefe de caballeros: OIGAN USTEDES DOS!

Ambos levantaron la cabeza e inmediatamente vieron las armas que los estaban apuntando. 

Khiba: Parece que nos quieren dar la bienvenida capitán — Sin verlo, él le habló.

Kuro no respondió a las palabras de Khiba y tampoco estaba atento a las armas que lo apuntaban, él estaba oliendo algo nuevo en este lugar.

Haciendo sonidos al encontrar un olor que le agradó, Kuro vio con dirección a una celda que estaba en el fondo, en un rincón como si estuviera escondida de las demás. 

Khiba: Capitán? — Ahora su mirada estaba puesta en Kuro. 

Kuro: Hay algo ahí — Señaló a la celda que desprendía ese olor.

Khiba no podía notar nada fuera de lo normal, su sentido del olfato no le permitía percibir el mismo olor que Kuro.

Jefe de caballeros: Ustedes! ¡Por qué no nos prestan atención!

Al darse cuenta de esas palabras, ambos se levantaron y miraron de frente a los caballeros. Estos sintieron un leve miedo al tener encima la mirada de estos tipos, sin duda no era para tomárselo a la ligera. 

Jefe de caballeros: Quedan bajo arresto por intento de fuga, infi–!!!

Sin dejarlo terminar, Khiba le dio una patada en el abdomen al caballero a cargo del grupo. Y él, solo cayó al suelo inconsciente. 

Los demás al ver esto se pusieron en guardia, pues acababan de ver como su jefe cayó al suelo solo con un golpe, sentían como sus manos empezaban a sudar y los guantes que llevaban empeoraban esto. 

Kuro: Cayó con un solo golpe, ¿Y ustedes? ¿Planean seguir con esto? — Dijo ladeando su cabeza. 

Los caballeros estaban nerviosos y sudaban de solo pensar que tenían que enfrentar a estos tipos, ellos pensaban que no eran rivales para ellos y que solo sus superiores podrían hacerles frente. 

A pesar de que hace solo un momento no los creían peligrosos, ahora la situación había cambiado para ellos.

Khiba: La verdad no es que me moleste pelear ahora, debo desestresarme de tantas escaleras - *Risa* — Con una actitud burlona se dirigió a los caballeros.

Kuro: Lo mismo digo yo

Los dos adoptaron una postura de combate mientras sonreían, y los caballeros retrocedieron levemente. 

Para los ojos de Khiba la pose de Kuro era extraña, él se había parado de puntas y sus brazos estaban posicionados de una forma elegante, tenía una sonrisa tan pura y sincera... Parecía que iba a... ¿Bailar?... 

Una postura inusual que desprendía un aura inocente, llena de un encanto rudo. 

Kuro/Khiba: ¡Empecemos!

Con impaciencia Khiba y Kuro se abalanzaron a atacar a los caballeros, mientras que ellos dieron un grito y se concentraron en defenderse. 

En la planta media de la prisión~

Caminando en medio de las celdas, Ikners tenía como destino llegar a la sala de mando, él pensaba que era el lugar más probable al que irían ya que ahí se encontraban los objetos que les quitaban a los presos al ser encerrados. 

Llegando sin problema alguno, se percató que el olor pestilente de esta planta de la prisión había aumentado, pero lo ignoró, probablemente sea que un prisionero se haya muerto y eso no era relevante para él ahora.

Ikners: Esta cárcel se oye muy tranquila, me pregunto si ese demonio se habrá ido... — Él estaba hablando consigo mismo. 

Mientras caminaba ignoraba el llanto de las personas que rogaban por salir de las celdas. 

"Habrá logrado liberar al prisionero que buscaba? ...Mejor me fijaré después. Ahora, hasta que no reciba noticias de Dayha o los caballeros no me moveré de aquí" - [Pensamientos/Ikners].

Pudo llegar a la sala de mando y de uno de los compartimentos de su armadura sacó una pequeña llave gastada. El brillo de la llave ya era inexistente. 

Abriendo la puerta, él entró y se encontró con una sala que solo tenía un escritorio junto con una silla en frente de una pared de cristal. 

Gracias a la pared transparente se podían vigilar todas las celdas, esta sala tenía también una puerta doble en el lado derecho y al lado izquierdo había una mesa pequeña que sostenía un artefacto extraño. 

Era un cristal sostenido en el aire por una extraña formación de metales diferentes, estos metales llevaban escritos unas extrañas runas en cada parte. 

Tenía el aspecto de un artefacto mágico muy complejo. Era la primera presentación oficial de la "Cristalurgia" en este reino.

Ikners no se fijó en nada más que en la puerta doble de color negro del lado derecho de la sala, se dirigió a ella con familiaridad y sin ninguna acción previa, la abrió. 

Este cuarto estaba oscuro y tenía un olor a guardado muy fuerte, pues aquí se encontraban los objetos que les quitaban a los prisioneros. 

Ikners: Sin duda alguna él vendrá aquí, claro en el caso de que haya liberado a un prisionero. Aquí se encuentra cada objeto raro, valioso y único de los prisioneros

Al momento en el que ingresó, el cuarto se iluminó, las piedras mágicas adheridas a las paredes y estantes se activaron. Esto era porque las runas que estaban escritas en los cristales se activaban cada que se siente una presencia entrando al cuarto.

Las runas emitían un leve brillo antes de activarse, estas adsorbían maná del ambiente para generar luz al sentir una presencia que poseyera maná, por más mínimo que sea.

En este cuarto había una cantidad incontable de estantes con objetos en ellos. Había tantos objetos, que algunos estaban en el suelo y apilados en montañas.

Después de darle un vistazo a todo el cuarto, Ikners suspiró y cerró inmediatamente la puerta. 

Ikners: Qué aburrido. Me pregunto cómo le estará yendo a Dayha...

Observando toda el área por la pared de cristal, este caballero sentía aburrimiento de estar solo. 

En la planta baja de la prisión~ 

Unos caballeros con golpes y abolladuras en sus armaduras se encontraban en el suelo, completamente inconscientes. 

¿La razón? ... 

Simple, habían sido víctimas de Khiba y Kuro, dos tipos que solo buscaban encontrar las espadas de Khiba e irse de este lugar. 

Khiba: No duraron ni un solo golpe, pero que decepción — Él se quejaba de no estar satisfecho de la breve pelea que tuvieron. 

Kuro: Yo no pude hacer nada... ¡Todos te los quedaste tú! — Mientras que Kuro se quejaba de no haber podido pelear como quería. 

Khiba: Perdón capitán. Debí haberte dejado uno — Sonriendo, intentaba disculparse.

Kuro: ¡No es justo! ¡Pido una revancha!

Khiba: Pero si ya no queda ningún caballero!!! Espera a que encontremos más!!

Kuro: Hmmm... Que injusto — Él se quejaba ante la situación.

Khiba se acercó a uno de los caballeros y tomó su espada, no era una espada de buena calidad, pero servía y eso ya era bastante. 

Él levantó otra espada y empezó a compararlas.

Khiba: Les falta filo y se ven muy gastadas, pero servirán hasta encontrar mis espadas. ¿Tú que dices capitán? — Giró para ver a su capitán, sin embargo no lo encontró. — Capitán... —

Girando más su cuerpo, pudo ver que Kuro se encontraba acercándose a una celda que parecía la más oculta entre todas. 

Khiba se acercó a donde se encontraba Kuro para saber qué era lo que le llamó la atención. Él recordó que antes Kuro había señalado a esta celda, así que era evidente que algo había captado su atención. 

"Me pregunto qué tanto verá" - [Pensamientos/Khiba].

Llegando a las espaldas de Kuro, él vio en dirección a la celda. Encontrándose con una escena espantosa... 

Era una mujer, estaba en muy mal estado. Su celda era inmunda, no solo por el hecho de que estaba llena de deshechos sino que se podía ver que por dentro la humedad había provocado que se formara moho y una que otra suciedad. 

La mujer estaba en todo ese desastre completamente desnutrida, sucia y herida. Ya ni siquiera podrías reconocerla como un humano de tan delgada que estaba, las heridas infectadas eran espantosas y el harapo que traía puesto ya estaba demasiado gastado. 

Sin duda, era una escena deplorable para una mujer. 

Ellos se quedaron observándola por unos instantes, la mujer estaba, ¿Dormida? ¿Tal vez inconsciente? No lo sabían con exactitud. 

Khiba: Deplorable, ¿Verdad? — Sin quitar la mirada de la celda, Khiba soltó unas palabras. 

Kuro se quedó pensando por un momento, él tenía una razón para acercarse a esta celda. Y esa razón era... El olor que desprendía la mujer...

Kuro: Ella... huele bien — Fue la respuesta que dio.

Khiba: ¿De qué hablas? Solo mira en donde y como se encuentra. Dudo que los caballeros le hayan permitido asearse

Kuro: Aun así, ella huele bien

Khiba: ¿No te está fallando el olfato? ¿O acaso es un muy raro fetiche tuyo?

Kuro: ¿Qué es un fetiche? — Con inocencia preguntó.

Khiba: Mejor olvídalo... Me queda claro que te refieres a otra cosa — Dijo mientras tocaba la raíz y el dorso de su nariz en signo de decepción.

Khiba no entendía las palabras de Kuro, pues ante sus ojos eran completamente disparatadas. 

Pero Kuro no se refería a un olor superficial emitido por el cuerpo de esta mujer, él se refería a el olor que emitía su alma, los sentimientos que cargaba y sentía en el momento. 

Kuro: Ha, pues vale! — Sonrió al mirar a Khiba. — ¡Nos la llevaremos! — Olvidándose rápido del tema anterior se levantó y miró a Khiba para decirle su nueva idea.

Esto provocó que Khiba cayera al suelo por la repentina orden de su capitán. Pero rápidamente se levantó.

Khiba: ¿Estás seguro de esto capitán? 

Kuro: Si

Comenzando a reír Khiba parecía aceptar lo que Kuro había dicho, para él no había más opción que aceptar lo que le decía.

Khiba: ¡Pues al capitán lo que pida! — Sobo su cabeza con una sonrisa.  — Está bien capitán, llevemosla con nosotros —

Él estaba adoptando una postura de combate con las dos espadas que les quitó a los caballeros, una en cada mano, como si fuera un experto manejándolas. 

Al ver esto Kuro solo se preguntaba una cosa.

Kuro: ¿Qué vas a hacer?

Khiba: Humm...? — Confundido abandonó su pose de combate para hablar. — Pues iba a intentar cortar los barrotes —

Kuro: Eso la despertará y además esas espadas se ven muy frágiles — Respondió con toda sinceridad. 

Khiba: Ya lo sé, pero no tengo mis espadas y además perderemos tiempo si esperamos a que se despierte. Hasta el momento solo nos hemos topado con pocos caballeros, pero hay muchos más y será un problema si nos topamos con todos a la vez

Viendo hacia la celda, Kuro se puso a pensar. Lo que decía Khiba era bastante serio y Kuro no quería involucrar a esta mujer en una pelea en la que no tendría nada que ver. 

Hasta que por su mente se le pasó una solución para compensar el tiempo que se tardarían. 

Kuro: ¿Y si nos separamos? 

Khiba: Separarnos...? ¿A qué te refieres?

Kuro: Pues mientras tú vas por tus espadas yo me quedo a esperar que se despierte, así cuando tu vengas podremos irnos sin problemas — Levantando un dedo, Kuro explicó su idea. 

Khiba: ¡Qué inteligente capitán! — Con ánimos él aceptó la idea de Kuro. — Muy bien, por mientras usaré estas en caso de que me tope con alguien en el camino —

Él parecía tener en mente a la persona con la que se toparía, mejor dicho con la que le gustaría toparse. 

Kuro sonrió en respuesta. 

Khiba: Bien, capitán. ¡Volveré lo más rápido que pueda! — Empezó a correr con dirección a las escaleras que conducían al piso siguiente, en el cual debería estar Ikners. 

Sin ganas él comenzó a subir las escaleras lo más rápido que podía. 

Mientras tanto Kuro se quedó frente a la celda de la mujer. 

Corriendo por las escaleras, Khiba podía ver el final, lo que le aseguraba que ya estaba llegando. 

Las escaleras se habían terminado y él estaba sudando por haberlas recorrido tan rápido, estaba molesto porque lo único que no le gustaba era lo que más aparecía, las escaleras eran completamente odiadas por él. Y parecía que su capitán compartía el mismo sentimiento. 

Khiba: Si me dan la oportunidad destruiré toda esta prisión y sus malditas escaleras — Recuperándose, él dio el último respiro hondo y se preparó para seguir. 

Cuando llegó a la cima se tiró al suelo completamente exhausto.

El piso en el que se encontraba ahora, era mucho más grande que los pisos anteriores, tres o cuatro veces más grande. Sin duda, era una arquitectura increíble. 

Levantándose, Khiba miró toda el área que podía. 

Pudo observar la entrada principal de la prisión y una entrada para seguir subiendo, también pudo ver un gran agujero a su costado. Este fue causado por la caída de Kuro. 

Khiba: Por aquí deben estar mis espadas, sinceramente si me hacen subir un solo escalón más destruiré todo y buscaré en los escombros mis espadas — Caminando con dirección al medio de todo, él hablaba consigo mismo. 

Fuera de la prisión~

Caminando hacia la entrada, cuatro caballeros con armaduras de distintos colores se pararon frente a los caballeros que custodiaban la entrada principal de la cárcel. Estos caballeros nuevos habían llegado recién, gracias a que su turno en la vigilancia había empezado y no fueron informados de la situación gracias a que Ikners se encontraba caminando por toda la planta media. 

De los cuatro caballeros el que estaba detrás resaltaba por su gran tamaño y su armadura pesada de color verde.

Caballeros: He...Hemos recibido órdenes de no dejar entrar a nadie — Dijeron mientras reafirmaron su postura, bloqueando el paso. 

Al escuchar esto el caballero delante de todos estaba listó para reclamar; era un caballero con una armadura de color plomo, su nombre era Carnert Zelihs Varhon y ostentaba el titulo de [Caballero Imperial].

Carnert: Hou... Dices que nosotros siendo superiores a ustedes, tenemos prohibido el paso?

Caballeros: Nosotros solo seguimos órdenes de nuestro superior. No queríamos faltarle el respeto superior Carnert — Ambos se disculparon. 

Los caballeros se vieron entre sí, no tenían ganas de aguantar a unos simples guardias así que decidieron acabar rápido con este encuentro sin importancia. 

???: Pues nosotros venimos por órdenes directas del rey, así que... No querrás desobedecerlo ¿Verdad? — Uno de los caballeros se puso frente a todos.

Al momento de hablar su voz delató inmediatamente que se trataba de una mujer, y su armadura tenía ciertos rasgos que se adaptaban al cuerpo de una mujer. Incluso el diseño del casco parecía algo femenino. Y su armadura era de un color morado intenso.

Ella era Grim. [Caballero Imperial].

Obviamente las palabras que soltó esta caballero eran una mentira, un farol para que los dejaran pasar sin hacer preguntas o involucrar a más personas con rangos mayores. 

Mientras que los caballeros de la entrada pensaron que el rumor de una posible fuga y de un demonio que estaba en el reino había llegado a oídos del rey, y él mismo envió a estos caballeros a solucionar el problema. 

Con esto el pequeño grupo de caballeros esperaba pasar directamente sin problema alguno, a costa de esta mentira. 

Caballero (Izquierda): Siendo así, no hay problema con que ingresen... — Acariciando su cabeza, el caballero aceptó las palabras del equipo de caballeros que tenían enfrente.

Caballero (Derecha): Un momento por favor 

El equipo de caballeros lo observó al escuchar las palabras que soltó.

Caballero (Derecha): Al ser una orden directa del rey. Deben tener la orden por escrito ¿No es así? — Manteniendo una postura firme, el caballero no se apartó de su lugar. 

Grim: Insinúas que somos unos mentirosos? ...Pero que descaro 

Caballero (Derecha): Esa no era mi intención superior Grim. Pero comprenderá que necesito algún comprobante de la autorización — Avergonzado le respondió. 

Se pudo sentir como debajo de su casco, la caballero mostró una sonrisa poco agradable. 

Con excepción de ella, los demás caballeros se miraron entre sí y dieron un paso atrás. Esto fue muy raro para los caballeros que custodiaban la entrada pues no conocían la razón de estos actos. 

Grim dio unos leves saltos para acercarse a ambos caballeros, ellos se quedaron completamente inmóviles ante esto, ya que ante sus ojos esta caballero se veía como una niña dulce. 

Acercándose lo suficiente, ella tocó el mentón de ambos caballeros. 

Grim: Quieren una prueba de la orden, ¿Verdad?

Muy cerca del rostro de los caballeros, ella pudo ver como el casco de su armadura se empañaba con la respiración de ambos. 

Sin dar una respuesta, los caballeros se quedaron observándola, aunque no podían ver su rostro realmente. 

Grim: Bien! ¡Aquí la tienen! — Al momento de acabar de hablar, de sus manos empezaron a brotar unas pequeñas ondas eléctricas. 

Pero estas desaparecieron, los caballeros pensaron que todo había sido una broma y mostraban una sonrisa con gran miedo en ella. 

Grim: Me gusta engañar a las personas... Esa sonrisa... ¡Es tan deliciosa! — Les dijo a ambos caballeros.

En ese momento de sus manos salieron corrientes de electricidad que se apoderaron de los cuerpos de los caballeros, no les permitieron ni siquiera reaccionar.

Sus gritos no se hicieron esperar al sentir el gran dolor de sus cuerpos al estar a punto de ser carbonizados.

Pero deteniéndose antes de matarlos, la caballero apartó sus manos de ellos, dejándolos caer al suelo aún con vida. 

Grim: ¡Volveré para hacerlos sufrir! No mueran! — Con mucha dulzura ella dijo estas palabras.

Claramente le gustaba actuar así, era su personalidad, la forma en la que llegaba al mayor gusto sentido. 

Ella empezó a saltar con dirección al interior de la prisión, sus compañeros o los demás caballeros que la acompañaban la empezaron a seguir. 

Carnert: A veces si logra asustarme — Él se dirigió a los caballeros detrás suyo. 

???: Su actitud es bastante difícil de controlar — Una voz femenina tranquilamente respondió.

Este caballero era también una mujer, claramente por su voz y el diseño de su armadura. Pero esta parecía mucho más tranquila y razonable, llevaba puesta una armadura de color rojo. 

Ella era Azami. [Caballero Imperial].

Carnert: ¿Y tú qué dices, Isao?

Dirigiéndose directamente al caballero de gran tamaño que se encontraba detrás de todos, Carnert continuaba caminando. 

Sin embargo, no recibió una respuesta. 

El caballero detrás de todos llevaba una armadura que se veía pesada, y no llevaba más que una gran hacha pegada a su espalda. 

Este caballero se llamaba Isao. [Caballero Imperial]. 

Y al parecer no decía ni una sola palabra. 

Carnert: Ha, es cierto. No hablas mucho, perdón lo había olvidado — Volvió a hablar al no recibir respuesta.

Él y los demás llegaron a la puerta principal de la prisión. Abriéndola y entrando con total normalidad.

Estando dentro, la puerta se cerró detrás de ellos automáticamente. Mientras se escuchaban unas pisadas acercándose.

Podían escuchar claramente el sonido que emitía el metal al chocar con el piso suavemente, él que se acercaba a ellos era un caballero que portaba una armadura liviana. 

Ikners se presentó ante ellos sin el menor inconveniente. 

Él había sentido algo raro cuando estaba caminando por toda la planta baja, se había percatado de una presencia que para él era desagradable, no mejor dicho unas presencias que no eran nada gratas y fue por eso que decidió presentarse ante ellos y evitar que causarán más problemas de los que ya había. 

Además si se enteraban del problema del infiltrado podrían avisar al reino y meter en problemas a todos los caballeros que estaban a cargo de la prisión. 

Pensando en eso, él decidió acercarse a estos tipos que habían aparecido. 

Los caballeros al verlo se quedaron en su lugar, dejando de avanzar. Por un momento se quedaron sin decir una sola palabra hasta que Carnert se quitó el casco, listo para hablar. 

Se podía ver que era un chico joven, de unos 16 años, tenía una sonrisa empática y era bastante apuesto para su edad. 

Carnert: Oye, Ikners. ¿No deberías limpiar un poco este lugar? Está hecho un desastre y el olor es fatal — Burlándose de él, Carnert lo veía con una sonrisa en la cara. 

Ikners: Creo que podría limpiar el suelo con tu cabeza... ¿Dime, te interesa? — Seriamente respondió. 

Carnert: Pero que rudo. Y nosotros que solo veníamos a visitarte

Ikners: ¿Me crees idiota? … Su turno de vigilancia empezó hace mucho y recién se aparecen. Además ustedes nunca vendrían aquí por una simple visita

Grim: Pero que cosas dices amo Ikners, yo si vendría a visitarte — Grim se acercó a Ikners al momento en el que hablaba. 

Ella era más pequeña que Ikners y eso era notorio. 

Cuando estaba completamente cerca de él, con delicadeza y rapidez ella envolvió sus brazos en la cintura del caballero que tenía enfrente. 

Grim: Estoy segura de que nos divertiríamos mucho... — Al terminar de hablar ella empezó a ajustar sus brazos que se encontraban alrededor de la cintura de Ikners. 

Él se sorprendió por esto e inmediatamente trató de separarla, pero su agarre era muy fuerte y podía sentir como apretaba más poco a poco. 

Pudo sentir su armadura contraerse por la fuerza, hasta que de pronto un <> se escuchó. 

Este sonido fue ocasionado por una pequeña rotura en su armadura, una grieta pequeña apareció en el lugar donde Grim aplicaba más fuerza. 

Al darse cuenta de que su armadura estaba sufriendo daño, por un acto intuitivo, él apartó a la caballero con toda su fuerza. Lo que provocó que ella fuera arrojada al suelo. 

Tocó la parte dañada de su armadura y luego miró a Grim en el suelo. 

"¿Cuánta fuerza tiene esta tipa...? Fue capaz de agrietar mi armadura y ni siquiera parece ser algo serio" - [Pensamientos/Ikners].

Dejando de tocar la grieta en su armadura, Ikners se fijó en los caballeros frente a él.

Sin embargo, la caballero seguía en el suelo y parecía estar temblando. 

Ikners pensó que se había pasado usando su fuerza ya que sin importar qué condición tenga seguía siendo una mujer. 

Pero, esto no tenía nada que ver. 

Grim: ¡Pero que rudo! - *Gemido corto* - Tu fuerza es increíble, mi cuerpo se estremece al solo recordarla! 

En el suelo ella emitía unos cortos gemidos mientras juntaba sus piernas. 

Grim: Creo que me moje un poco al sentir esa fuerza

Con su voz chillona por la leve excitación que sentía en ese momento, ella no podía ocultar su claro placer. 

Dentro del casco de su armadura, Ikners mostraba una cara de repudio hacia esta mujer, claramente le disgustaba mucho lo que hacía. 

Ikners: Esa actitud tuya me da asco... No sé cómo osas llevar el título de caballero — Se dirigió a la chica en el suelo. 

Grim: HAaahh...! Pero que malo eres... Vamos no seas así — Ella tenía la intención de acercarse, pero fue detenida por los caballeros que la acompañaban. 

Carnert era el que más hablaba de todos 

Carnert: Ya te divertiste mucho Grim. Recuerda porqué estamos aquí — Dijo para detenerla.

Grim: ¡Siempre soy la que se divierte menos! — Se quejó, pero volvió al lado de ellos. 

Después de esto, Ikners y Carnert tenían su mirada fija el uno sobre el otro. Estaban esperando que alguno soltara la primera palabra. 

Para su suerte, Carnert era el que debía hablar primero. 

Carnert: Bueno, dejemos todo esto a un lado. Ya debes saber por qué hemos venido ¿No es así?

Ikners mantuvo un momento su silencio. 

Ikners: Si, lo sé — Hizo una pausa para mirar en dirección a la sala de mando y dio un suspiro. — Ya conocen el camino, no me molesten más —

Estos caballeros venían continuamente solo para una cosa, lo único que les permitía desestresarse de toda su vida. 

Siempre venían a torturar a los prisioneros que a ellos les plazca, sin excepción, sin saltarse un solo prisionero, absolutamente todos eran víctimas de sus maltratos. 

Carnert: Hasta parece que nos estás echando, eso es muy descortés

Ikners empezó a caminar con dirección a la sala de mando. 

Ikners: Preferiría no verlos más, solo lárguense y no me estorben — Fue lo que dijo al momento de irse. 

Se alejó de estas existencias tan molestas para él, mientras que ellos se mantenían viendo en dirección a la entrada de la parte baja de la prisión. 

Ikners los dejó pasar para deshacerse de ellos, pensaba que si se topaban con el demonio ninguno tendría oportunidad y posiblemente terminarían perdiendo la vida. Fue por eso que no les comunicó la situación y simplemente les dijo que pasaran.

En cuanto la presencia de Ikners desapareció por completo, ellos empezaron a caminar con dirección a los pisos más bajos de la prisión. 

Mientras tanto cerca de la sala de mando se encontraba Khiba, observando el camino directo a la puerta de la sala. 

Khiba: Parece un lugar importante... De seguro mis espadas están en ese lugar 

Al mismo tiempo, Ikners se acercaba con molestia al mismo lugar. 

Sin que se dieran cuenta las cuerdas se movían a una situación beneficiosa sólo para uno de los dos bandos...