Pasamos el fin de semana en la casa de nuestra tía en nuestras habitaciones, con el fin de descansar y relajarnos según ella. El cuarto es muy lujoso, tenía todo lo que pudiera desear, sabía que la tía Velvet era rica, pero esto era excesivo, armario de lujo y lleno de ropa, que me queda a la perfección, mi propio baño, una mesa de noche, un espejo con bordes dorados, tapete, mi propia cama, lo tenía todo y al mismo tiempo nada, después de todo no tenía a papá.
Al despertar me esperaba una mucama con el desayuno.
- Joven ama, luego de su desayuno debe bañarse, su uniforme será traído cuando lo ordene. dice la mucama.
- Gra..gracias- no me molesta pero, siempre he sido independiente, me gusta hacer las cosas por mí misma- pero eso lo puedo hacer sola.
El desayuno fue bueno, aunque no se compara con los de papá eso se lo deje claro a nuestra tia, quien estaba en la mesa con nosotras. Apenas escucho eso se retiró molesta, al terminar el desayuno fui a mi cuarto me bañe, luego me trajeron el uniforme por orden de la tía Velvet.
Mi cuarto se encontraba en el segundo piso, tuve que bajar las escaleras, aunque me dieron ganas de saltarlas, al bajarlas encontré a mis hermanas corriendo de las empleadas, las dos estaban con sus uniformes normalmente sería una batalla hacerlas vestirse, al verme corrieron a saludarme, ellas aprovechaban los momentos en donde tía Velvet no las veía para escapar de sus sirvientas.
- Buenos días hermanita- dijeron al unisonó.
- ¿Me saludan así porque la tía Velvet las vigila cierto?
Anna desvió su mirada y Antonia empezó a silbar.
Las tres reímos.
- ¿Se encuentran mejor? Les pregunto.
- Sii- aunque aún extraño a papá.
- Si yo también lo extraño mucho.
- Lo sé, pero no debemos cumplir lo que acordamos si lo queremos ver.
- ¿Cómo crees que esta?
- ¿Crees que nos extraña después de lo que hicimos?
- Espero que bien- respondo, pero la segunda pregunta no la puedo responder del todo, antes de verlo por última vez él sonrió, pero no sé.
Las tres sabíamos que llorando no resolveríamos nada, también papá estaba con sus amigos y el encontraría la forma de volver a vernos, por ahora debíamos hacer caso a nuestra tía.
Una empleada se acerca y nos saluda "la ama las espera en la sala"
Nos dirigimos a la sala y esta nuestra tía con un vestido negro largo, una correa de cuero café, tiene dos anillos en cada mano y una cadena dorada en su cuello, además de su clásico sombrero de ala ancha con una pluma larga y oscura. Ella se encontraba leyendo unos documentos, una joven le estaba sirviendo te mientras leía, la joven vestía el mismo uniforme de la academia y por alguna razón se ve mucho mejor que yo , cargaba una espada en su cadera, su cabello rojo le llegaba hasta los hombros, piel rosada y delicada, sus ojos oscuros no demostraban emoción, de buenas piernas, cuerpo perfecto, pero con ese mismo aire que tiene Astrea (acaso es hermana de Astrea ¿y por cierto donde esta Astrea?, también casi éramos de la misma estatura.
- Si preguntas por Astrea no se encuentra, es su día libre y puede hacer lo que ella quiera, no soy estricta frente a lo que mis empleadas quieran hacer en su tiempo libre- dice tía Velvet casi leyéndome la mente.
La joven se percata de nuestra presencia y nos saluda.
Nuestra tía voltea y nos saluda también.
- Como saben chicas, solo contrato brujas no me interesa de donde sean, la única condición es que sean brujas, aunque la mayoría que trabajan aquí son las que he salvado durante mi vida- nos cuenta -la joven aquí presente será tu guardiana Mackenzie, su nombre es Lissa, espero que la trates bien - la joven llamada Lissa me hace una reverencia, -en cuanto a Annabeth y Antonia ya saben que yo personalmente las llevare a la escuela.
Algo que no sabíamos es que nuestra tía no solo era dueña de la mansión, era literalmente la dueña de todo el distrito.
La joven saca un reloj de pulsera y se lo entrega, ella mira la hora y levanta una ceja.
- Ya es hora de irse- le comenta a su ama.
Luego somos llevadas al patio de su mansión, donde un dragón la espera.
- Suban- les dice a mis hermanas. Ellas obedecen, nuestra tía las eleva con su magia y las posa sobre su dragón.
- Un carruaje te espera para llevarte a ti y a Lissa.
- Por cierto, tía ¿Por qué llevas el dragón a la escuela de mis hermanas? Intento ser lo más decente posible.
Su arrogante sonrisa resalta. -quiero impresionar.
Mas bien quieres asustar a los profesores, padres y alumnos de la escuela.
Para mi ningún lugar es lejano desde que lo pueda marcar para realizar la teletransportación, eso era antes, ahora puedo viajar a donde se me dé la gana, pero como firme un acuerdo para no utilizar mi hechizo, es necesario viajar en carrosa este día. En las afueras de la mansión nos espera el carruaje, somos guiadas por una de las muchas trabajadoras de la tía Velvet, ella era la jinete, llevaba todo su conjunto, hasta su gorra, cuando le pregunte me dijo que antiguamente era jinete de carreras y gracias a la ayuda de la tía Velvet, gano múltiples premios y como agradecimiento ahora era su jinete personal. Por su aspecto físico aparentaba estar en sus 20 años, pero para una bruja la edad era solo una ilusión, la Tía Velvet siempre aparentaba la edad de una mujer de 30 años, incluso mamá lo hacía cuando estaba aún con vida aparentaba tener 20 años.
- Joven ama es un gusto conocerla finalmente- exclama Lissa, con su rostro sin expresiones. - la ama siempre habla de usted y su potencial como la mejor bruja que ha existido.
- ¿Enserio la tía Velvet lo hace? No esperaba escuchar tal cosa, por lo que he visto todas las brujas del distrito la respetan. no me digas joven ama, soy Maki.
Ella se queda muda y mueve su cabeza - de acuerdo joven ama, pero según se su nombre completo es Mackezie.
- Solo los profesores o desconocidos me llaman por mi nombre completo, pero tú puedes llamarme Maki.
- De acuerdo joven ama Mackenzie- responde ella.
- Deja de llamarme así, y además deja esa espada en el carruaje"-señalo.
- No puedo, debo salvaguardar su seguridad- responde.
- Vamos a la academia, allí no dejan entrar armas, además me puedo cuidar sola.
- Pero la ama Velvet me ordeno.
- Si, pero ella también te ordeno seguir mis ordenes ¿cierto?
- Si joven ama Mackenzie.
Este será un largo día.
Al llegar a la academia, todos los estudiantes y profesores se preguntan de quien será esa carrosa, Lissa baja primero y luego me ofrece su mano para bajar, por cortesía la dejo hacerlo, luego todos quedan atónitos al verme bajar, siempre me teletransportaba y ya, mi uniforme era sencillo, en cambio el que me dio la tía Velvet está hecha de los mejores materiales que pudo encontrar, no sé en qué momento averiguo mi talla, además es muy cómodo. Las miradas aun nos siguen, en especial a Lissa quien se mantiene con su rostro sin expresiones. Enserio no creí conocer a una bruja que fuera peor en lo que respecta expresiones que Astrea.
- ¿Alguna vez habías estudiado? Le pregunto, la veo algo inquieta, aunque no lo demuestre.
- Las otras brujas me enseñaron lo necesario, es la primera vez que salgo del distrito- responde -la mayoría de las brujas del distrito somo huérfanas recogidas por la ama Velvet.
- Si eso lo sé.
Observándola bien, es muy linda, aunque todas las brujas lo son, eso es normal, cualquier hombre (imperial o de Liare) se enamoraría de ella a primera vista, algunas brujas tienen algo llamado seducción, hacen que cualquiera que las vea se enamore inmediatamente, para mi suerte no tengo esa habilidad, pero me preocupa que mis hermanas la desarrollen en un futuro. Lissa parece una muñeca, su falta de emociones es lo que me molesta, de igual forma aun no la conozco, pero debo ganármela, la necesito para futuros planes.
Incluso en la academia las miradas nos siguen, los chicos miran a Lissa y parecen embrujados, no sé si es por su habilidad o solo porque es bella, y los desgraciados que me conocen hacen comentarios negativos sobre mí.
- Por fin dejo de vestir esos harapos- exclaman unos estudiantes -que hace esa ### con esa muñeca.
- Maldita hechicera.
Lissa escucha esos comentarios y se acerca a las personas que los están diciendo, son un grupo de estudiantes de mayor grado.
- ¿Se te perdió algo? Responde uno de ellos arrogantemente ¿o acaso quieres estar con nosotros?
- Vuelve a decir algo sobre la joven ama y te arranco la lengua- dice ella sin demostrar expresión alguna.
- ¡Haa! Dice irritado el sujeto, y sus compañeros se ríen.
En un movimiento casi imperceptible, Lissa saca una daga y se prepara para cortarle la lengua al sujeto, pero antes de que ocurra la detengo.
- No te preocupes por eso Lissa, si esos comentarios me afectaran créeme que no estaría aquí ahora, además- miro al sujeto desafiante- si tienes algo que decirme dímelo en el receso y lo arreglaremos con los puños.
La tomo de su delicada mano y nos alejamos.
El sujeto no se da cuenta del peligro del que lo salve, si me hubiera tardado unas milésimas ya no tendría lengua.
- Mejor lárgate hechicera- gritan mientras nos alejamos.
- Debió dejarme quitarle la lengua joven ama- exclama molesta.
- ¿Para qué te expulsaran el primer día? además deja de llamarme joven ama, mi nombre es Maki ¿y donde carajos guardaste esa daga?
Lissa parece entender y asiente, - de acuerdo joven am.. Maki, tengo varias por si acaso guardadas en- ella casi se levanta la falda, pero la detengo.
- ¡Acaso estas loca! Le susurro molesta ¡No te levantes la falda!
- Pero joven ama usted me pregunto donde guardo las dagas- responde sin un ápice de pena.
- Demonios, ahora hablaremos de eso- los idiotas que estaban mirándonos se quedan pasmados al ver lo que casi hace Lissa.
- Disculpeme joven am. Maki.
- Así está mejor, no te he preguntado, ¿tenemos la misma edad cierto?
- Si.
- ¿Estamos en el mismo grado?
- Si.
- ¿Mismo salón?
- Si, la ama ayudo en esa parte.
- ¿Mi tía te ayudo para entrar?
- Solo con el papeleo, yo pase todos los exámenes.
- ¿Enserio? -sí que eres buena, aunque yo también los pase a la primera, pero con mucho estudio y dedicación.
Al llegar a los pasillos me encuentro con mis queridas amigas Juliana e Isabel, la primera parece que no hubiera dormido bien y la segunda parece estar en otro mundo.
Saludo a mis amigas quienes estaban preocupadas por no verme durante una semana, las dos me abrazan fuertemente.
- ¡Pensé que no volverías! Exclama triste Juliana, tenía ojeras.
- ¿Qué pasa Juliana?
Ella me saluda y luego bosteza, -pase toda la noche entrenando con papá, solo dormir 3 horas.
- ¿Y tú qué?
- Porque no puedes saludarme bien como a Juliana- responde molesta -No debí preocuparme por ti.
- Si pues gracias- le respondo molestándola.
- Maldita- ¿por cierto quien es la que te acompaña? Pregunta Isabel.
- Pasaron muchas cosas estos últimos días y pues, ahora estoy viviendo donde mi tía Velvet y… ella es mi guardiana, después les cuento.
Ambas comprenden lo que sucedió, pero es algo personal así que no hacen preguntas sobre eso.
Ella las saluda - mucho gusto rumi Juliana y otra hechicera, ¿tú eres la que pudo realizar los contratos con las hadas?"
Isabel se cruza de brazos, infla el pecho y levanta el mentón - hummm por fin alguien que reconocer mi éxito.
- Sera su único logro, porque sus notas son un asco- bromeo.
- ¡Que dijiste! Me responde molesta -las tuyas tampoco son las mejores.
Juliana ríe y nos da un golpe en la espalda que nos arroja al suelo, por suerte siempre llevo pantaloneta y la idiota de Isabel se alcanza a cubrir. - Animo las tres estamos en el mismo saco.
- No pues que logro- respondo.
- Qué maravilla estar a su mismo nivel, esperen me rio- responde Isabel sarcásticamente.
- Joven ama ya casi es hora de las clases- apunta Lissa.
- Si lo sé, y deja de decirme así.
- ¿Entonces ahora vives con tu tía?
- Pasaron muchas cosas delicadas- les comento y las dos se preocupan.
Para mis amigas, nada había cambiado, no importaba como me viera ellas me trataban igual.
- ¿Cosas familiares? O ¿cosas del culto? dice Isabel seria.
Todas le prestamos atención.
- Un poco de ambas, esos tipos del culto atacaron nuestra casa y pues es una historia larga.
- También intentaron atacar el castillo, no sé si son muy valientes o muy estúpidos, en verdad creyeron pasar al cerbero, según uno de nuestros espías unos tipos de un culto buscan jóvenes para sacrificarlos, de acuerdo con lo que también escucharon buscan hechiceros jóvenes, después de escuchar eso papá aumento la seguridad.
- Aunque la tía Velvet dijo que esos tipos no eran tan peligrosos como los ocultistas.
La conversación para cuando sonó la campana y nos dirigimos al aula, como era de esperarse el profesor presento a Lissa, casi todo el salón quedo embrujado con sus ojos.
Su habilidad de seducción era muy fuerte, la mayor parte de los estudiantes hombres quedaron hipnotizados.
- Solo los débiles de mente son los que caen en la seducción- dijo el profesor Atreo, profesor de encantamientos y armas.
Con solo chasquear los dedos repele el encantamiento visual de Lissa, y todos vuelven a la normalidad.
- En cuanto a ti nueva estudiante, es necesario que aprendas a modular tu habilidad, según he escuchado las brujas que lo poseen, saben hacerlo- ella baja la cabeza y se disculpa, con o sin su habilidad los chicos y algunas chicas del salón se quedan mirándola, suspirando por su belleza. El profesor le señala que busque un lugar donde hacerse.
Ella señala un puesto al lado derecho mío - quiero hacerme cerca de la joven ama.
Toda la clase voltea a verme incrédulos. Me cubro el rostro con ambas manos (ya le había dicho que no me dijera así).
- ¿Joven ama?
- ¿Acaso trabaja para ella?