-¡Ya estoy más que harto de todo esto! ¡Necesito hacer algo o no podré actuar hoy para poner en marcha en plan! – pensé aun enojado.
Me levante de la silla, tomé la carta y me puse mi chamarra de piel.
-¡Volveré en un rato! – dije antes de salir de la habitación.
-Oye ¿Por qué te vas así, de pronto? ¿A dónde vas? – Sayuri fue la que trato de detenerme, pero solo pude contestarle una cosa.
-Solo iré a matar monstruos para subir mis estadísticas – les dije aun molesto.
-Además así tendré un pretexto para ir al gremio – pensé al darme cuenta que con eso tendría un excusa.
No me detuve a escuchar las palabras de mis compañeras, salí a toda prisa de los establos para salir de la ciudad e internarme unos cuantos metros en el bosque.
Habían pasado solo unos minutos cuando escuche gritos que venían de la pradera, salí del bosque para ver de qué se trataba, de no ser porque me había acostumbrado a este mundo habría sorprendido mucho.
Un pequeño grupo de aventureros eran perseguidos por un rinoceronte asesino. Eran alrededor de 5 personas que iban corriendo.
-Deben de ser novatos, son 5, por lo que tal vez podrían luchar contra ese rinoceronte – Dije eso mientras me escondía detrás de un árbol.
Seguí viendo la escena desde mi escondite por un rato más, hasta que algo me pareció extraño.
-¿Porque parece que están corriendo en círculo? Sería más fácil que huyeran hacia la ciudad – dije en voz alta.
Fue entonces que me percaté de algo.
-¡Esos idiotas no pueden hacerlo! ¡Solo están corriendo así porque para el rinoceronte es difícil girar! ¡¡Idiotas, traten de luchar contra el!! – Lo último fue un grito tan fuerte como pude darlo, tratando de que me escucharan.
-¡Ya lo sé! ¡Pero no le hacemos nada! – Uno de ellos me contestó, se escuchaba que estaba en su límite.
-Bien, lo siento por ellos, pero morirán – Dije eso mientras caminaba en silencio para alejarme lo más posible de la escena sin que me vieran.
-¡¿Eres idiota o qué?! ¡Se supone que debes ayudar a otros aventureros si están en peligro! – Esa era la voz de Byakko, estaba gritando muy enfadado.
-¿¡Y cómo quieres que los ayude?! ¡Si trato de luchar contra esa cosa solo terminaré muerto! – le contesté gritando.
-¡Pues has uno de eso planes que usas siempre! – me contestó enojado.
-¡Ya me harté de esos planes que solo parecen meterme en más problemas! ¡Ya me harté de tratar de lucir genial y calmado en estas situaciones! ¡Solo me ocasionan más problemas! – le dije mientras recordaba todos los problemas en que me había metido.
-¡Entonces deja de fingir y has algo de una buena vez! ¡¿O es que eres tan inútil que no puedes hacer algo?! – me gritó aún más enojado.
-¡¿Que dijiste estúpido gato?! – le dije igual de enojado que él.
-¡¿Cómo te atreves a llamarme…?! - iba a decir algo pero no lo dejé terminar.
-¡¡Cállate!! ¡Si quieres ver que haga algo entonces cierra la maldita boca! – le grité.
Las palabra de Byakko fueron la gota que derramo el vaso. Ya estaba más que harto de todo, si no funcionaba lo que tenía en mente solo moriría antes.
Llegue corriendo hasta la pradera donde el rinoceronte asesino perseguía al grupo, tomé todo el aire que pude y me preparé para gritar.
-¡Oye estúpido monstruo, por aquí! ¡Vine para acabar contigo por perseguirme aquella vez! ¡Así que ven si no tienes miedo! – Grité tratando de parecer valiente.
A pesar de gritar todo eso, mis piernas estaban temblando y por si fuera poco el rinoceronte volteo a verme cuando termine de gritar, parecía realmente molesto. Empezó a correr a toda velocidad directo hacia mí.
-¡Es mejor que esto funcione o memorizarlo abra sido una pérdida de tiempo! – pensé al recordar el plan que tenia.
-Linaje ancestral de Byakko, ancestros míos… - Empecé a recitar el hechizo que había escuchado de Haruka. No sabía si en verdad funcionaria, pero debía de intentarlo.
-…préstenme su poder, dominen el viento a mi alrededor…
El brazalete de mi mano izquierda apareció y empezó a brillar un poco. Ya casi terminaba el hechizo, pero el rinoceronte estaba muy cerca.
-…y transfórmenlo en cuchillas que corten a mis enemigos… ¡Cuchillas de viento! – grité el final del hechizo.
Mis brazos se movieron como si hubiera aleteado hacia adelante, debía verme ridículo al hacerlo, pero en el instante en que mis brazos se movieron hacia adelante varias figuras parecidas a medias lunas se estrellaron contra el rinoceronte. Las heridas eran tan profundas que el rinoceronte cayó al momento del impacto.
No sabía si estaba muerto, pero esperaba que sí, no sabía si seria de capaz de lanzar otro hechizo del mismo calibre.
Por suerte se quedó inmóvil mientras que de todas las heridas salía una cantidad increíble de sangre, lo que me causo nauseas.
Estaba realmente aliviado, tanto que me dejé caer al suelo mientras daba un suspiro largo.
-Ahí lo tienes, estúpido gato – A pesar del insulto Byakko no respondió.
-¡Increíble! ¡Derrotaste a esa cosa de un golpe! – dijo uno de los aventureros que estaba siendo perseguido.
Podía escuchar eso y otras cosas más del grupo de aventureros. Pero no me importaba, estaba sorprendido de lo que había hecho, pero tampoco me importaba mucho, había cosas más importantes por hacer.
Me levanté para salir del lugar, pero un chico del grupo me detuvo.
-Oye ¿Qué vas a hacer con esto? Se supone que la carne de este rinoceronte es muy valiosa, y sus cuernos son usados para crear armas – dijo el que parecía ser el líder del grupo.
-En realidad no puedo llevar solo esa cosa y tampoco se me antoja comerla. Si quieren pueden quedarse con ella, esa cosa les dio muchos problemas y yo casi huyo cuando los vi – dije sin muchos animos.
-Si quieres nosotros… ¡¿Cómo que casi huyes?! ¡¿Ibas dejar que esa cosa nos matara?! – de repente comenzó a gritarme.
-No sabía si podría vencerla y lo que hice era muy probable que no funcionara, además… ¡esa no es forma de hablarle a quien te salvo! ¡Mejor cállate y toma esa cosa antes de que te patee el trasero a ti también! – le grite, esta vez molesto.
Todavía estaba enojado y ese tonto no mejoró las cosas. Al escucharme gritar dio un paso hacia atrás y se fue con sus compañeros.
-Hubiera sido mejor dejarlos solos con esa cosa – pensaba al verlos junto al rinoceronte.
Caminé lo más rápido que pude, alejándome de ellos. Llegué hasta las puertas de la ciudad y ningún monstruo se apareció en mi camino.
Llegue hasta el gremio sin ningún inconveniente, tenía que poner en marcha mi plan lo más pronto posible sin importar lo vergonzoso que fuera.
Fui hacia los mostradores, que estaban vacíos a estas horas, mientras que el bar estaba completamente lleno. Me dirigí a un mostrador en específico, el mostrador que estaba a cargo de Kaori, por suerte ella estaba viendo una pequeña esfera de cristal, igual a la que tenía en mi collar.
-¿Eso es de algún aventurero o es tuyo? – Pregunté, pero parecía que su mente estaba en otro lado, parecía como si la esfera de cristal fuera una joya muy valiosa para ella.
-Es mío, del tiempo cuando quería ser aventurera, parece que fue hace mucho…– Cuando ella me vio se congelo por un instante y después gritó mientras escondía la esfera de cristal en su bolsillo – ¡¿Qué estás haciendo aquí?!
-Eso es obvio, vine por una recompensa - Dije eso mientras dejaba mi collar en el mostrador, ella lo tomo y empezó a inspeccionarlo.
-Apenas ayer estuviste aquí y no me he enterado que hayas aceptado una misión, además no hay muchos monstruos cerca de la ciudad con… ese… rinoceronte… asesino… – Ella de nuevo se congelo. Estaba a punto de hablarle cuando por fin reacciono - ¡¿Cómo que mataste a un rinoceronte asesino?! ¡Se supone que un novato como tú no tiene el suficiente poder para matar uno! ¡Pero aquí dice que acabaste con el tú solo! – ella empezó a gritar a todo pulmón.
-¡Oye, baja la voz! ¡No quiero llamar más la atención! – le dije eso mientras trataba de callarla.
-¡Pero esto no es creíble! ¡Además tus estadísticas son mayores a las que vi ayer! ¡¿Cómo es posible?! – siguió gritando ella.
Por los gritos de Kaori varias personas voltearon a verme, cuando empezaron a hablar aún más personas empezaron a verme. Incluso las demás chicas que atendían los mostradores se asomaron para ver.
Y para empeorar la situación mis compañeras entraron al gremio, tal vez buscándome.
-¡Esto no puede ser peor! No, si puede serlo. Mejor lo hago antes de que esto empeore – pensaba mientras rezaba para que la situación no empeorara más.
-Si… Si quieres saberlo… salgo conmigo mañana… y te contaré como… - le dije tratando de no sonar nervioso.
Había estado pensando cómo hacerlo, pero ahora me había puesto más que nervioso al punto de olvidar lo que iba a decir.
-Cálmate ¡Cálmate! ¡Solo respira y dilo de una vez! – pensé tratando de calmarme.
Saqué la carta del bolsillo de mi chamarra y la coloqué en el mostrador.
-¡La verdad estaba pensando en pedirte una cita desde hace tiempo, pero no había podido hacerlo, por eso buscaba una oportunidad y esta es más que perfecta! ¡Por favor, sal conmigo mañana! – empecé a hablar muy rápido, aunque al final terminé gritando.
No sabía si Kaori me había entendido con lo rápido que había hablado, solo se quedó congelada de nuevo. Voltee a ver a las demás personas y estaba igual, las únicas que se veían sorprendidas eran mis compañeras.
De pronto Kaori empezó a sonrojarse, tal vez por fin había entendido lo que dije.
-Yo… yo no puedo salir con alguien por el momento… así que… – empezó a hablar, pero sonaba nerviosa.
-¡Maldición, solo hazlo de una vez tonto! – pensaba tratando de terminar con mi plan, aunque no sería tan fácil para hacerlo y ella podría malinterpretarlo.
La tome de los hombros y la acerque a mí, tenía que decirle algo y que los demás no escucharan.
-Por favor, lee la carta, es cuestión de vida o muerte. Eres la única que puede ayudarme y la única a quien puedo confiarle esto. Por favor, yo me haré responsable de las consecuencias – le dije susurrándole al oído.
Me aleje de ella, las demás personas parecía que estaban más cerca, tal vez esperando la respuesta de Kaori.
-¡Por favor Kaori, acepta salir conmigo! – Dije eso mientras hacia una reverencia.
Esperaba que hubiera comprendido mi mensaje o estaría en problemas, no solo por tratar de encontrar a un noble, sino por el aura asesina que sentía detrás de mí.
Pasaron unos cuantos segundos hasta que Kaori por fin respondió.
-Si insistes tanto… creo que puedo tomar un pequeño descanso del gremio – dijo Kaori con la cara roja
-¡¿Qué?! – Se escuchó el grito de todas las personas que nos estaban viendo, estaban más que sorprendidas por su respuesta.
-¡Genial! Entonces mañana nos vemos frente a la fuente después de desayuno. Así podremos estar todo el día juntos ¡Gracias Kaori! – le dije tratando de fingir felicidad.
-Si… espero divertirme mucho mañana – Ella dijo eso mientras me regalaba una sonrisa.
Después de eso tuve que salir corriendo antes de que los demás hombres del gremio pudieran atraparme, tal vez muchos de ellos ya la habían invitado a salir antes y habían sido rechazados.
Por fin pude regresar al establo, estaba solo y pude relajarme y soltar todas las emociones que tenía dentro.
-¡Maldición! ¡Porque tengo que meterme cada vez en más problemas! ¡Pensé que iba a vomitar por lo nervios! ¡Y por si fuera poco ahora tengo más enemigos! ¡También tengo esperar la reacción de Kaori cuando se entere que en realidad solo será una cita falsa! ¡¡Y ni siquiera pude cobrar la recompensa por matar a esa cosa!! – grité frustrado por todas las cosas que había pasado.
Me puse a golpear mi cama tan fuerte como pude, tratando de calmarme un poco, pero mis compañeras me interrumpieron.
-Te veías muy feliz cuando Kaori acepto salir contigo – Las tres hablaron al mismo tiempo y parecían estar molestas.
-¡Pues claro que no lo estaba! ¡Nunca he salido con alguien y mi primera cita será falsa! ¡Además solo me metí en más problemas! ¡Ya me harté de hacer todas estas estupideces! ¡¡Solo quiero volver a casa y seguir siendo un otaku!! – Les grité eso con total sinceridad, dejándolas sorprendidas.
Sus rostros no tenían expresión, solo me quedaban viendo fijamente, era como si trataran de comprender lo que había dicho.
-¡¿Ustedes creen que es fácil procesar todo esto?! ¡Nunca tuve que matar algo antes y ahora tengo que hacerlo para sobrevivir! ¡Y por si fuera poco esta esa mierda de la nobleza que de nobles no tienen nada! ¡Ni siquiera debo mencionar el gran problema en el que me acabo de meter con medio pueblo y con Kaori! ¡Solo quiero que esta tontería acabe para intentar tener una vida tranquila! – Solo quería desahogarme un poco de todo lo que sentía, pero era seguro que mis gritos se escuchaban fuera del establo.
Las chicas voltearon a otro lado, estaba seguro que no querían verme a la cara en ese momento, sobre todo Haruka. Ella solo fue a su cama y comenzó a recoger sus cosas en una mochila que apenas acaba de comprar.
-Oye ¿Qué haces? – pregunté un poco asustado al ver que estaba guardando todo lo que tenía.
-Ya… ya no quiero causar problemas… si regreso… tal vez todo esto se arregle – respondió ella mientras se ponía la mochila en la espalda y empezaba a caminar hacia la puerta – Gra… gracias por todo lo que hicieron por mi…
Su voz empezaba a quebrarse más con cada paso que daba, ella no quería irse pero había tomado su decisión.
Sin pensarlo dos veces la abracé levantándola del suelo, no dejaría que se fuera si no estaba segura de hacerlo, mejor dicho, solo la dejaría ir si estaba seguro de que ella iba a estar bien.
-¡Suéltame, tonto! ¡Dije que me voy a ir y eso haré! ¡Suéltame ya! – gritó ella mientras intentaba apartar mis brazos, pero solo apreté más mi abrazo para impedirlo.
-Nunca dije que no intentaría que ese noble te dejara en paz, así que no tienes que irte. Solo perdí un poco el control lo que está pasando – las palabras salieron solas de mi boca, hasta hora no había dicho alguna cosa así y yo mismo me sorprendí.
Pero las chicas estaban igual, ninguna dijo nada por varios segundos, la única que reacciono fue Haruka, ella se calmó y dejo de moverse tanto al mismo tiempo que sus orejas se agachaban un poco.
-¿Enserio? ¿Puedo quedarme? – preguntó ella en voz baja.
-Claro que sí, todo el tiempo que quieras – respondí de inmediato, no podía dejar ir a alguien que me recordaba tanto a mi hermana menor, aunque tuviera orejas y cola de gato.
-¿Y qué piensas hacer? Entrenar con nosotras no te está ayudando tanto, puede que te sirva para aprender a pelear pero con tus estadísticas no duraras mucho tiempo contra él – dijo Sayuri detrás de mí.
-Lo que te dije la otra vez, solo entrenaré con ustedes esta semana y después… me iré de cacería – dije mientras bajaba a Haruka, no quería incomodarla más.
-¡Eso es una locura! ¡Por más monstruos que caces no podrás subir tus estadísticas lo suficiente en una semana! Además no hay monstruos tan fuertes en las cercanías y si te encuentras uno no podrás derrotarlo tú solo – dijo Seina ahora preocupada.
-Tal vez tengas razón, pero no lo sabré hasta que lo intente – respondí cada vez más motivado.
-Aun así está el rinoceronte asesino que se queda cerca de la ciudad, con esa cosa tan cerca hay pocas ocasiones para salir de forma segura – dijo Sayuri apoyando la idea, al parecer todavía no se habían de eso hasta ahora.
-Sobre eso… ya no tenemos que preocuparnos, lo maté hace un rato y por eso fui al gremio, aunque no pude cobrar la recompensa – dije un poco molesto porque sabía que no me iban a creer.
-Eso es imposible, varios aventureros han intentado cazarlo pero no han podido y los de mayor nivel están fuera de la ciudad – dijo Seina, era claro que su tono de voz era de incredulidad pero hasta a mí me costaba creer como lo había derrotado.
-Entonces les mostraré como lo hice, solo que debemos alejarnos un poco de las personas para no lastimarlas – dije mientras me dirigía a la salida.
Ellas me siguieron y empezamos a caminar, después de unos 5 minutos fuera de la ciudad nos adentramos un poco en el bosque para que nadie pudiera vernos.
-Bueno… aun no estoy seguro de porque puedo hacerlo, pero puedo. Así que solo miren y ya después me dicen si es posible que haya matado a ese rinoceronte o no – dije mientras daba unos cuantos pasos delante de ellas,
Las chicas solo se quedaron viendo unas a otras, como preguntándose qué cosa estaba pasando, por mi parte no estaba seguro si volvería a funcionar pero debía intentarlo.
-Linaje ancestral de Byakko, ancestros míos, préstenme su poder, dominen el viento a mi alrededor… - Empecé a recitar el hechizo otra vez, ahora apuntando hacia unos cuantos arboles frente a mí.
-Ese hechizo… - dijo Sayuri a mi espalda, al parecer no podía creer lo que estaba viendo.
-¡Es mi hechizo! ¡Pero nadie más puede hacerlo! – dijo Haruka.
Casi me distraía pero logre recuperar la concentración para poder seguir con la parte final.
-…y transfórmenlo en cuchillas que corten a mis enemigos… ¡Cuchillas de viento! – grité el final del hechizo y al instante las cuchillas se dispararon contra el árbol, cortándolo en varias partes y haciendo que se desplomara, incluso los arboles detrás de él habían sufrido daños.
-O no… parece que la potencia aumento desde la otra vez – pensé mientras veía como otro árbol más caía sobre el primero.
Voltee a ver a mis compañeras y tenían la boca abierta, sobretodo Haruka.
-Y así fue como lo maté, si aun no me creen pueden preguntar en el gremio, estoy seguro de que esos chicos ya están regando el chisme por todo el lugar – dije un poco nervioso de su reacción.
-¿Como… demonios es que… tú… puedes usar… un hechizo… de Prosapia? – preguntó Seina mientras me señalaba.
-¿Un hechizo de qué? – pregunté de vuelta, no tenía idea que quería decir con eso, ni siquiera sabía que era prosapia para empezar.
-De Prosapia… Es una clase de hechizo que solo cierta clase de razas o de linajes pueden usar, se supone que su potencia es mucho mayor a la de hechizos normales debido a que pocas personas las pueden usar. En este caso, creo que Haruka no es una chica gato común y corriente, debe ser de un linaje especial y el hecho de que tu hayas podido hacerlo… – Seina apenas si podía hablar y podía notar que empezaba a marearse mientras trataba de encontrar un explicación.
-Ni yo sé cómo lo hice y no creo encontrar una respuesta si ni siquiera tu sabes como pude hacerlo, después de todo no se de esas cosas – dije un poco cansado mientras me acercaba a ellas.
Podía sentir mi cuerpo un poco cansado después de lanzar el hechizo, seguramente consumía mucho maná con esa potencia que tenía.
Todos empezamos a caminar de regreso pero Haruka seguía en el mismo lugar, era como si se hubiera petrificado al verme lanzar su hechizo.
-Oye, ya tenemos que regresar o se va a hacer de noche. Vayamos a cenar algo y después vayamos al establo ¿sí? – dije un poco preocupado al ver como no respondía.
La tome del hombro y la moví un poco, como respuesta ella clavo sus dientes en mi antebrazo, era una mordida tan fuerte que pensé que me hiba a arrancar un pedazo de carne en cualquier momento.
-¡Quítenmela! ¡Quítenmela! ¿¡Ahora que te hice!? – trataba de quitármela de encima moviendo mi brazo de un lado a otro pero ella no me soltaba, no importaba si la levantaba del suelo.
-¡Suéltalo! ¡Le vas a arrancar el brazo! – dijo Sayuri mientras la tomaba de la cola y trataba de jalarla pero ni siquiera eso funciono.
-¡Necesitamos agua! ¡Hay que arrojarle agua para que lo suelte! – gritó Seina buscando en todas partes, pero habíamos salido son nada ya que saldríamos por muy poco tiempo.
Por suerte recordé que había un pequeño estanque cerca, aunque no estaba seguro si llegaría a tiempo antes de que Haruka me arrancara parte del brazo. De alguna manera aparte a Sayuri y comencé a correr como loco.
Cuando pude ver el estanque no lo pensé dos veces y me lancé dentro, unos segundos después pude sentir como Haruka me soltaba. No quería abrir mis ojos por temor a la sangre que saldría de la herida, pero tenía que ver que tan grave era.
Mi sorpresa fue ver que no había una sola gota de sangre en el agua o en mi brazo, solo tenía unas marcas blancas de los colmillos de Haruka y ella estaba inconsciente en el agua.
-¡¿Qué demonios fue todo eso?! – pregunté en voz alta, pero no hubo respuesta, ni siquiera de las voces en mi cabeza.