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Chapter 10 - Semilla del alma.

Hoy vine a visitar a Blink al hospital, Hana me acompaña. Ya hace una semana que ella vino aquí también. No esperaba que las cosas se agitaran tanto, solo estoy agradecido de que ambos estén bien. Blink estuvo en verdadero peligro, por suerte solo tiene algunas fracturas y contusiones, en cuanto a lo que paso, dimos la versión de un asalto, la policía lo creyó pese al desorden que hicimos en su casa. Por otra parte, el parque infantil fue clasificado un caso aislado. Eso me lleva al mago de los Bianchi, cuando la policía llego, ya no estaba ahí, lo cual me esperaba, aun debo detenerlo. Luego está el tema de esos dos misteriosos nuevos intrusos en mi vida, no los he visto desde la noche que nos ayudaron, no tengo idea de que podrían estar haciendo o en dónde. Tengo muchas preguntas que hacerles y, de ser posible, quiero su ayuda.

-¿Todo bien Stan? – Hana me mira desconcertada.

-Lo siento, estaba pensando en algo sin importancia.

-Bien, si tú lo dices. Bueno tenemos que irnos. – Se disculpa con Blink.

-Antes de que se vayan… ¿Puedo hablar contigo Stan? – El tono serio de mi amigo es convincente.- A solas.

-Bien, te espero afuera. – Hana sale de la habitación.

-¿Qué pasa?

-Hay algo que tengo que contarte. – Baja la mirada y juega con sus dedos entrelazándolos, después levanta la su cabeza y dirige la mirada a fuera por la ventana. – Sabes ¿Alguna vez te conté que no conocí a mis padre? - Afirmo con la cabeza y él continua. – Es mentira. Al menos en parte. Es verdad que no conocí a mi padre, pero es porque los Bianchi lo mataron cuando supieron que mi madre estaba embarazada de él.

-Pero ¿Qué me estás diciendo? ¿Por qué hicieron eso? – Pregunto tontamente. – ¿Por qué los Bianchi se metieron con tu familia?

-Es por que los Bianchi son mi familia. – Blink se voltea por fin, con sus ojos a punto de romper en llanto. – Soy un Bianchi. Mi madre era la hija mayor de Pietro Bianchi, su sucesora, y yo soy su hijo, su bastardo. – Rompe a llorar, pero continúa. – Mi madre tuvo un amorío con un hombre, su nombre era Blake Kay Newman, mi padre. Era un ex marino que se unió al cuerpo de policía como agente, paso de incógnito mucho tiempo en la familia, cuando mi madre ya estaba casada y con dos hijos. Se enamoraron entonces y de esa relación entre la jefa de una familia de delincuentes y un policía, nací yo. Pero cuando los demás lo supieron, el marido de mi madre inmediatamente puso precio a la cabeza de mi padre. Murió a los 6 meses de embarazo de mi madre. Nací ahí, entre los asesinos de mi padre, personas que me despreciaban. Ella enfermo cuando yo tenía 10 años y con lo poco dinero que tenía escondido, me pidió que me fuera. Así lo hice, me cambie el apellido y el nombre por los de mi padre. Fue horrible cuando me entere que había muerto, pero yo sabía la verdad, el desgraciado de Luciano Martínez, su esposo, la mato.

- ¿Entonces, el pendrive? – Trato de darle relación a los hechos.

-Sí. Es información sobre cada una de las operaciones en toda actividad delictiva que los Bianchi manejan. Cada horario y lugar que acuerdan están ahí, y se actualiza automáticamente al conectarse a la red. También están los nombres de cada uno de ellos, es el arma perfecta para desmantelarlos.

-¿Cómo lo obtuviste? ¿Por qué rayos no lo llevaste a la policía?

-Aún hay alguien dentro de quien me puedo fiar, el día que me acompañaste, el me contacto, no te llame para recuperarlo, iba a robarlo. Estaba por llevarlo a la policía, pero mi contacto me pidió que nos viéramos, estuvimos varios días escondidos para podernos ver, pero cuando regrese a casa… Bueno ya sabes que paso.

Es demasiado para procesar, pero intento estar calmado, hay muchas cosas que tengo que pensar. Trato de ser empático con Blink, es un momento duro para él, para ambos. Me despido de el tras animarlo un poco, salgo de la habitación, Hana esta esperándome en la recepción del hospital, se levanta de su asiento y salimos, vamos a la parada para esperar un taxi. Cuando llegamos tira de mi brazo y la miro con detenimiento.

-Stan… Hay algo de lo que quiero hablarte. – Conozco ese tono de voz, algo le preocupa.

-¿Qué pasa? – Estoy nervioso, siempre lo estoy con ella.

-Tu… ¿Planeas volver a buscar a ese hombre?

-No es algo que pueda evitar, el vendrá, debo estar preparado.

-Entonces, solo voy a pedirte una cosa… Vuelve a salvo.

Le conté a Hana todo sobre la magia, sobre mi familia y sobre mí. Para mi suerte, no se sorprendió, al parecer Jasmin ya había hablado sobre esto con ella. Gracias prima, debiste haberme dicho que mi novia sabía que soy un mago.

Ahora las cosas están un tanto más claras. Tengo que acabar con esto, pero no puedo hacerlo solo, y mi madre no será suficiente ayuda, necesito apoyo que pueda hacer la diferencia y tengo a dos personas en mente, el problema será encontrarles.

No tengo la menor idea de donde pueden estar, ni como contactarlos, lo único que se me ha ocurrido en estos días es dejarles mensajes por todos lado que solo Nadia pueda ver, así no comprometo más nuestra presencia en la ciudad. No recuerdo el nombre de su compañero, por lo que no puedo dejar mensajes para él. El resto será esperar a que vengan. Hago un último intento.

El lugar más alto y al que puedo acceder, es el edificio Suolt, un enorme edificio multiusos, la azotea es un lugar público, y el ajetreo me permitirá decir un hechizo sin ser escuchado. Así lo hago, y un círculo mágico enorme aparece sobre el edificio, activo también el hechizo de ilusión, es muy simple, nunca se me ha dado bien este tipo de magia, Jasmin lo haría mejor, pero funcionara. El enorme círculo mágico se queda por diez minutos maravillando a la ciudad y yo me retiro tras cancelar el conjuro. Solo queda esperar.

Han pasado unas cinco horas, estoy en el lugar que describí en mis mensajes, la escuela. Es fin de semana y el cuidador no saldrá del edificio principal, así que el patio es un lugar perfecto. Otros quince minutos después estoy a punto de darme por vencido e irme a casa, pero entonces veo a dos personas llegar saltando el muro del patio.

-Vaya que eres atrevido chico ¿Qué hubieras hecho si alguien más supiera mi nombre? – ¿Ella me acaba de regañar?

-No es un nombre muy común… Nadia.

-¡Pero bueno! Ya lo usas con tanta confianza. Es bueno ver que eres directo. Ahora que lo pienso yo no sé tu nombre.

-Soy Stan. – Respondo tratando de poner una voz firme.

-Bien, yo soy Nadia, pero eso ya lo sabes, él es Blue. – señala al hombre de la espada, quien se descubre la cabeza, ahora puedo ponerle un rostro y a ese rostro un nombre. – Es mi guardián. Ahora, hay muchas cosas que quiero preguntarte.

-Alto. Yo los llame aquí. Soy yo Quien tiene varias preguntas que hacerles y, para ser sincero, también hay algo que quiero pedirles.

-¡Oh!... Bien, vamos a ponernos al corriente.

Hablamos bastante por unas dos horas. Ellos preguntaron mucho sobre mí y la magia, se sorprendieron mucho cuando les explique sobre ella. Dijeron que de donde vienen no conocen la magia, pero me mostraron como hacían aparecer agua, fuego y metal de la nada. Ellos son como yo, hacen cosas que los magos comunes no pueden. Les hable de como los magos que conozco no pueden convertir el agua en hielo, ellos me respondieron hablando de gente que controlaba incluso el rayo. Nadia me mostró su arco, ese que parece hecho de cristal, pero en realidad, es un material extraño, tan flexible y resistente como uno hecho de fibra de carbono, pero mucho más ligero, además de hacerlo aparecer en un instante y de la nada. Me hablo de las flechas, flechas de luz, eso sí es magia, pero es muy diferente a como yo la conozco. La espada de Blue también es increíble, de hecho, tiene dos, las oculta haciéndolas desaparecer. Cuando las envaina, se mueven como piezas de un rompecabezas y se funden con la vaina, es como ver un cubo de Rubik ensamblarse y desensamblarse pieza a pieza. Yo les mostré lo que se, la forma en que peleamos y otras cosas. Pero lo que no me espere fue su reacción al hablar de la "Semilla de Alma".

-¿Entonces conoces las semillas? ¿Las has visto? – Blue me pregunta en un tono muy serio.

-No, y no creo que existan, solo es una metáfora para la energía mágica.

Entonces Nadia se levanta y pone sus manos sobre su pecho. Una luz roja comienza a emanar de entre sus dedos y se va haciendo más intensa. Entonces mueve sus manos como si estuviera sosteniendo algo que saco de su pecho, el brillo me ciega por un segundo y cuando recupero la visión, veo entre sus manos, suspendido en el aire, un cristal de color rojo que se mueve casi como las espadas de Blue al ser guardadas, igual como lo haría un cubo Rubik de cristal al ser resuelto. Estoy expectante de Nadia y de pronto, con un rostro apacible y una voz calmada me dice:

-Esta es… mi semilla de alma.