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Chapter 15 - El Onyx. Segunda Parte

Cuando el señor Kingslee llego a casa un día sin aviso, tuve la sospecha de que algo tenía que ver con Hana. Ella dijo que le diría a su padre lo del casino en su momento, nunca espere que sería antes de que sucediera. Él fue muy claro, nosotros entraríamos primero y tendríamos un tiempo limitado para actuar, hacer lo que quisiéramos. Por supuesto, tener a la policía de nuestro lado es una gran ventaja, solo tengo que aprovechar estos cinco minutos y romperle a Camillo tantos huesos como pueda. Pero no es tarea sencilla.

El choque del metal sigue provocando sonidos estruendosos mientras Blue y el mago intercambian golpes yendo de un lado a otro de la habitación. Intento golpearlo con un proyectil de hielo que pueda perforarlo y detenerlo como la última vez, pero es rápido y esquiva todos mis ataques. La tensión sigue en aumento mientras mi mente busca desesperada una estrategia.

Blue mueve sus espadas con una destreza sobre humana y juega con ellas lanzándolas para después recuperarlas con la mano opuesta como si hiciera malabarismo. Por supuesto, todos estos movimientos tienen como fin contrarrestar los ataques constantes y peligrosos de nuestro adversario. Yo sigo lanzando hechizos con el fin de tener una pequeña ventana para que Blue pueda dar un golpe certero.

Mientras tanto. Madre y Nadia lidian con los guardias abajo, también con la multitud de civiles que se han vistos envueltos en el caos. Una hace levitar las mesas y máquinas traga monedas para después lanzarlas y así noquear a cuantos puede; la otra dispara flechas para cubrirle la espalda a su compañera, dando en el blanco casi siempre, tratando de no desperdiciar ningún tiro.

-¡Tenemos que movernos, Blue y Stan nos necesitan arriba! – Grita Nadia para que su voz no se pierda en el desastre.

-¡Nos movemos hacia las escaleras, encárgate de los que están arriba, yo retengo a los de abajo! ¡Levantare un bloqueo para que no puedan subir una vez que nosotros lo hagamos!

Nadia vuelve a buscar objetivos sobre las enormes escaleras centrales del casino. Casi de inmediato comienza a disparar flechas y a derribar enemigos. Comienza a caminar con madre a sus espaldas siguiéndola muy de cerca y cubriéndola mientras también deja fuera de combate a más guardias. Se acercan cada vez más, Nadia tiene controlada la situación arriba así que aceleran el paso. Más guardias llegan, mejor armados y más dispuestos a matar. Las balas impactan contra las mesas y las máquinas, haciendo salir disparadas las monedas de su interior. Madre las aprovecha y las dispara como proyectiles con pequeñas explosiones de fuego provocadas por ella, manipula su trayectoria y logra distraer a los atacantes. Al llegar a las escaleras, Nadia ya no dispara, madre levanta un muro con todas las cosas que uso antes para defenderse, para después comenzar a correr subiendo las escaleras y no detenerse hasta llegar al tercer piso.

Blue, el mago y yo seguimos tratando de dar un golpe, lo cual se nos ha complicado. Un humo purpura ha comenzado a emanar de las enormes cuchillas de CB. Se mantiene quieto unos segundos, yo intento prenderle fuego a su ropa, él logra encapsular el fuego y apagarlo casi de inmediato.

-No debieron venir. – Nos dice mientras acomoda la empuñadura de sus armas y se dispone para atacarnos.

Veo como se acerca a Blue para cortarle con sus filos. De inmediato advierto a mi compañero quien logra bloquear y repeler el ataque. Yo intento neutralizar el veneno, el hechizo es complejo y no se me da bien. Fallo.

Camillo está forcejeando y gritando. Mi concentración decae así que decido silenciarlo de una vez haciendo que muerda el calcetín sucio de uno de los tipos que se encuentran en el piso. Sigue retorciéndose y esto molesta a CB. Yo intento volver a centrarme en el verdadero peligro de esta habitación. Veo a ambos contrincantes moverse a gran velocidad por toda la habitación mientras intento no recibir daño colateral. Siento la fuerza cuando sus armas chocan y sacuden el aire, aire que se est�� llenando por un humo purpura que apenas comienzo a notar. De nuevo advierto a Blue quien retrocede y parece pensar en una solución casi de inmediato. Se queda quieto por un momento y guarda una de sus espadas. De nuevo me maravillo con el espectáculo que realizan el arma y su vaina al ensamblarse. CB intenta otro ataque. Reacciono a tiempo y pongo obstáculos en su camino. Casi en un parpadeo Blue está de nuevo en el combate. Con una sola de sus espadas veo como su movilidad se ha agilizado y su velocidad aumento. En un instante logra que CB retroceda hasta encontrarse de nuevo junto a Camillo.

-¡Cúbreme! – Grita Blue.

Ambos se quedan quietos. Yo estoy a la espera de que alguno se mueva. Por supuesto el primero es nuestro oponente, que intenta aprovechar la oportunidad. De nuevo obstaculizo su avance mientras mi compañero levanta su espada sosteniéndola con ambas manos y cerrando los ojos. Pongo todo tipo de barreras para el mago Bianchi, barreras que caen rápido. Trato de no perderle de vista y utilizo todo lo que este a mi alcance para frenarlo. Entonces la espada de Blue comienza a iluminarse de un color azul brillante como el neón. Casi de inmediato me doy cuenta de lo que va a suceder y salgo de la a habitación tan pronto Blue comienza bajar su espada.

Nadia está corriendo al lado de mi madre. Unos guardias aparecen cuando doblan una esquina. Mi madre es rápida y las pone a cubierto con su magia. Nadia saca su arco y comienza a disparar flechas para intentar hacer parar los disparos. Cuando los disparos cesan, Nadia sale a gran velocidad y dispara acertando todos sus blancos, pero más vienen desde el piso de abajo. Madre sabe que debe retenerlos para que puedan seguir, así que abre puertas a lo largo del pasillo y comienza acumulando sillas y mobiliario para después arrancar las puertas y también utilizarlas como bloqueo. Cuando está colocándolas y se prepara para correr, una gran explosión se escucha haciendo eco en todo el lugar. Ella y Nadia se ven la una a la otra con la misma expresión de preocupación. Corren tan rápido como pueden hasta llegar a donde estoy yo, sentado con la espalda contra la pared y viendo con asombro al interior de la sala donde estaba antes.

La panorámica es sorprendente. El aire entra, moviendo los escombros y el polvo, que comienzan a ocupar el espacio que antes tenía el humo purpura. Este último se escapa por la gran abertura donde antes estaba la pared. Camillo sigue ahí, retorciéndose en el hielo. No hay rastro de CB, pero no creo que ya este fuera de combate. Blue esta frente a mí, de pie, con la espada aun en sus manos, se me acerca y me tiende la mano, entonces elevo la mirada hacia su rostro. Su ojo derecho se ha tornado de un color azul neón igual al que emanaba su espada hace unos instantes, contrastando con su otro ojo que es de un azul marino oscuro.

Acepto su ayuda y hacemos fuerza para poder levantarme. Le doy las gracias. Nadia corre y toma el rostro de Blue con ambas manos, lo gira para poder verlo. Ella hace una mueca que denota enfado y está a punto de abofetear a Blue. El parece no inmutarse, pero en realidad es un leal súbdito obedeciendo a su princesa. Nadia se detiene y guarda la compostura.

-¿Estas bien? – Pregunta.

-Si – Responde Blue. – Puedo continuar.

-Pero con la mitad de tu fuerza. Stan – Nadia me señala – ahora pelearas tú.

No puedo hacer más que aceptar, madre parece querer negarse, pero no dice nada.

Nos acercamos al enorme agujero y asomamos. Para terminar de confirmar nuestras sospechas, CB está ahí, parado en medio del estacionamiento de servicio del casino. Veo y escucho gente corriendo a la distancia y otros cuantos curiosos que se acercan para saber qué pasa.

CB está sangrando desde su frente y escupe una mancha carmesí al suelo para después limpiarse los labios con su manga derecha. Aun sostiene ambas cuchillas pero ya no emanan humo. Nos ve fijamente y con una expresión de enojo muy marcada. Todos nos asomamos y también ponemos nuestras miradas sobre él.

Estamos así por unos segundos hasta que me percato de algo. Saco mi teléfono y enciendo la pantalla.

Han pasado 8 minutos desde que entramos y la policía aún no llega.