Son las once de la noche y tengo mucho sueño. Estoy siguiendo a Blink por los callejones del distrito rojo de la ciudad. Nunca había estado aquí antes. Es exactamente como dicen, las luces de neón están por todos lados, el aire huele a tabaco y otras cosas que no quiero atreverme a reconocer; la gente va por la calle con la cabeza baja y, a pesar de la hora, se codean unos con otros en un tráfico constante de cuerpos que van de lado a lado, pendientes de su alrededor, todos con la guardia alta. Todo esto me hace preguntar ¿Qué diablos hago aquí? ¿Cómo deje que Blink me arrastrara hasta acá?
Lo sigo por un rato. Ambos llevamos sudadera con gorro, el cual cubre nuestras cabezas. Entiendo por un momento a esta gente. No quiero que me vean aquí. Mi amigo sigue caminando, cuidadoso al doblar esquinas y siempre guardando distancia con tipos que seguro le darían un tiro solo por rozar sus hombros. Trato de seguirle el ritmo he imitar sus movimientos, estoy nervioso, no me gusta este lugar, solo me hace odiar más a este tipo de personas, hundidos en sus vicios, ignorantes de sí mismos. Estoy preguntándome ¿Qué diablos busca aquí Blink? Hace un buen tiempo que caminamos y no sé a dónde vamos.
Nos detenemos en la salida de un callejón a una gran calle. Aquí hay tanta o más luz que en el resto del distrito, pero el aire es mucho más denso. Este lugar pareciese existir por sí mismo, aislado de todo lo demás. Es obvio, este es el corazón de la bestia, el centro de toda la inmundicia que pueda haber en la ciudad. Justo frente a nosotros, uno de los edificios destaca sobre los demás por mucho. Un enorme cartel anuncia al sitio. "Onix" se lee en el ¿Qué tiene que ver una piedra que ahuyenta los miedos con un casino de poca monta y mala muerte? ¿Quién sabe? Lo que si se es quien regenta este lugar. Este es territorio de los Bianchi ¿Cómo carajo vino a parar lo que sea que Blink perdió hasta este lugar?
-Hay un tipo ahí, en la entrada ¿Lo ves? - Blink señala con su mirada y moviendo un poco la cabeza. El tipo apenas destaca entre todas estas personas que van por la misma línea. Tiene la cabeza destapada, eso es novedad, lleva un tatuaje en el cuello y no saca sus manos de los bolsillos, aun así se las arregla para fumar un cigarrillo que no sé qué contendrá
-Lo veo ¿Qué pasa con él?
-Lleva en sus bolsillos un pendrive. Es mío y lo necesito, debo recuperarlo como sea.
-¿De qué rayos hablas? ¿Qué hay en el que sea tan importante? ¿Cómo mierda viniste a meterte con esta gente? – No sé si estoy enojado o confundido. Blink siempre se mete en problemas, pero nunca algo tan grave como querer robar de vuelta a un tipo de la mafia.
-Por favor, solo ayúdame a conseguirlo de vuelta, sin hacer preguntas, algún día te daré mis razones, pero por ahora, ayúdame.
-¿Y qué planeas hacer? ¿Ir y meter la mano en su bolsillo para que un segundo después te rodeen cuarenta de estos tipos? – Sigo confundido, pero ya estamos aquí, me molesta, pero tendrá sus razones, si él dice que es importante, debe serlo.
-Vamos a entrar. Tú lo congelas y me cubres, yo recupero el pendrive y después corremos como si no hubiera mañana.
-Ahora si perdiste la cabeza ¿Qué crees que dirán si ven a dos mocosos como nosotros entrar ahí?
-Fácil, pensaran que venimos por droga o a buscar dinero fácil ¿Cuántos niños menores que nosotros crees que siguen a estos tipos? No es nada del otro mundo. Tu solo sígueme y no hagas contacto visual o físico con nadie.
Nada del otro mundo dice. Me sorprende la facilidad con la que se expresa en este momento y lo turbio de su lógica. Él no se comporta así normalmente. Parece otra persona.
El sujeto entra luego de un tiempo en el casino. Es cerca de media noche y aún no he perdido lo poco que llevo encima. Punto para Blink. Sabe moverse por estos lugares. Apenas me doy cuenta cuando ya estamos siguiendo al tipo dentro del casino. No quiero mirar alrededor. Si madre se enterara de que estoy aquí, me matar��a. De alguna forma termine yendo directo a las fauces del lobo. Lo que hago por Blink, después de todo es mi mejor amigo.
Ahora que lo pienso, nos conocemos hace relativamente poco, no se mucho sobre el antes de que nos volviéramos cercanos. Tal vez sea tiempo de empezar a preocuparme más por él, ya no puedo solo tratarlo como un hermanito problemático.
-Siento meterte en esto. – Su voz suena a preocupación.
-Solo salgamos de aquí lo más rápido que se pueda.
Vamos sorteando obstáculos, obstáculos en forma de hombres con ametralladoras y escopetas debajo de sus abrigos. Llegamos a un lugar del casino con acceso a los baños. Tomamos asiento en unas máquinas traga monedas y fingimos jugar. Unos instantes después, el tipo regresa de entre la muchedumbre y sale del salón por una puerta de emergencia. Blink me hace una señal, esperamos unos segundos y nos levantamos de nuestros asientos. Lo seguimos saliendo por la misma ruta, salimos a un callejón. De reojo vemos cerrarse una puerta a unos cuantos metros, nos acercamos lentamente. Cuando llegamos la abro lentamente y me cercioro de que no hay nadie cerca. Entramos inmediatamente después pisando con cuidado. Hay un pasillo muy largo, con puertas cada cierta distancia.
-Mierda, podría estar en cualquier lado.
-Tranquilo, aquí puedo usar un hechizo simple. Lo encontrare.
Magia espacial. Con ella puedo ver un poco lo que hay alrededor mío, pero no funciona cuando hay mucha gente en un solo espacio, cuento con que funcione aquí. Lanzo el hechizo y veo como una línea de luz azul forma un perímetro entorno nuestro.
-La tercera puerta, hay una sola persona, dos puertas más y hay unas cuatro.
-Vamos por el que está solo, tratemos de no hacer ruido.
-Lo haces sonar fácil.
Nos movemos con sigilo hasta la puerta, la abrimos lentamente.
-Ya era hora que llegaras ¿Qué carajo pretendes haciéndome esperar? – Alguien habla mientras abrimos la puerta y al terminar vemos de quien se trata.
El cabron de Camillo Bianchi está sentado frente a nosotros en una silla de madera tallada con cojines de aparente seda.
-Oh… Un par de visitantes inesperados, lástima que solo sean cucarachas. – dice con una voz calmada y arrogante. - Mátalos.
En el momento que da la orden, un ser se rebela junto a él. Lleva una gabardina negra y no podemos ver su cara. Un brillo difuso sale de sus ojos, pero es lo único que le da un poco de humanidad a ese rostro oscuro. De sus mangas salen dos cuchillas negras. Despiden un aura extraña. Veneno.
Tomo a Blink por el brazo y salimos tan rápido como podemos del lugar mientras levanto un obstáculo que no creo que lo retenga mucho tiempo. Los tipos de la otra habitación también salen entre risas. Corremos, pero se percatan de nosotros y salen a perseguirnos. Hacemos todo el recorrido por el callejón y salimos a la calle.
-Nos alcanzaran ¿Puedes hacer algo? – Blink no tiene muy buena condición física, se le nota ya agotado.
-Aquí no, hay demasiada gente, aguanta un poco.
Seguimos hasta casi afuera del distrito, aun están de tras nuestro. Observo para estar seguro de que no hay nadie. Acomodo el gorro de la sudadera para que me cubra lo más posible, me doy la vuelta y lanzo una ráfaga de aire.
-¿Qué pasa? ¿Por qué no les obstruyes el paso? – Pregunta Blink.
-Uno de esos tipos tiene tu pendrive. No voy a irme con las manos vacías.
Nos detenemos en una sección de las antiguas vías del tren, hace años que ninguno pasa por aquí, no hay nadie tampoco. Cuando nos alcanzan me preparo para recibirlos mientras mi amigo se refugia detrás mío. Sin nada de por medio, comienzan a disparar. Levanto una barrera de roca y concreto, pero no hará mucho contra la escopeta que alcance a ver. Varios la rodean, pongo todo mi esfuerzo en las vías metálicas y trato de liberarlas del piso, no consigo mucho, mi magia de levitación no es tan buena como la de madre o Marcelin. Solo unos barrotes de metal atienden a mi llamado, pero es más que suficiente para poder contraatacar. Lanzo los proyectiles, pero solo logro acertar a uno. Comienzan a disparar de nuevo y apenas da tiempo de levantar otra barrera, entonces la escopeta entra en acción. Consigue hacer un agujero en mi primera protección. Hago tanto como puedo para cerrar la brecha, pero es más rápido el disparo, eso sumado a los ataques laterales y a que tengo que levantar más muros, me agota. Una bala pasa junto a mí, el miedo me despierta. Logro recuperar los proyectiles y conseguir algunos más para un segundo contraataque. Sin ver, completamente oculto tras la barrera, muevo los proyectiles por el área hasta que consigo dar a todos los objetivos. Bajo mis protecciones y me aseguró de haberlos dejado fuera de combate. Cuando lo confirmo, me acerco para buscar al tipo que seguíamos. Para mi suerte él está entre ellos, inconsciente, me acerco y busco hasta encontrar en su bolsillo izquierdo el pendrive.
-Lo tienes. – Me dice Blink. – Salgamos de aquí.
-No tan rápido "Befel". – El tipo de la gabardina esta frente a nosotros justo por dónde íbamos a echar a correr. Me habla en lengua antigua. "Befel" la forma de llamar a un mago sin talento.
-Stan… ¿Qué pasa? – Blink me observa. Me he quedado congelado al escuchar las palabras de nuestro perseguidor. - ¡Stan!
-Hay que salir de aquí ¡Rápido! ¡Corre! – Grito tan fuerte como puedo. Intento moverme, pero cuando doy el primer paso, caigo al piso, un golpe me hace tropezar.
-No se pueden ir, los dos son un problema. Los dos deben morir.
Estoy en el suelo sin poder levantarme, intento golpearle con cualquier cosa que pueda hacer levitar, pero es como si lo que le arrojo desapareciera al acercarse a él. Busco a Blink y veo que está en mi misma situación. Una sensación extraña me despierta. Es miedo. Consigo levantarme. Tengo raspones y una pierna entumecida que pronto comenzara a doler, me doy la vuelta para ver al agresor, está de pie, tranquilo, preparado para dar el siguiente golpe. El ultimo que espera dar.
En un segundo esta sobre mí, siento el frió del acero de sus cuchillas a punto de tocarme, pero no siento el golpe, en cambio, una fuerza tremenda me ala hacia atrás y me separa de una posible muerte. Cuando estoy a punto de caer de nuevo al piso, escucho el sonido del metal golpeándose. Entonces lo veo, dos hombres batiéndose en duelo. Dos cuchillas contra una espada.
Busco de nuevo a Blink, está a salvo, alguien lo ayuda. Reconozco a esa persona.
Es la chica de esta mañana. Nadia.
Se me acerca junto a Blink mientras me levanto. Sonríe al verme.
-¿Lo ves? Sabía que eras una persona interesante.
No puedo más con esto ¿Que está pasando aquí?