—Viernes. ¡Por fin!— gritó Noah feliz. Mientras caminaba acercándose a mi.
—¡Día de paga!— añadí un grito. Ambos gritamos "Hurra" Al unísono. Cada viernes era igual, Noah pasaba por mi y nos íbamos juntos en el transporte al trabajo. Así que hoy no llevé la Harley. Chocamos los puños y empezamos a caminar a la esquina, donde pasaría el transporte público. Mientras esperábamos nuestros móviles sonaron al mismo tiempo. Era la notificación del banco, ya habían depositado la paga de esa semana. Ambos volvimos a gritar de emoción.
—Joder hermano, necesitaba ese dinero, me compraré una chaqueta que vi en el centro comercial, muy cool.— me dijo guardando su móvil.
—Bueno, con ese dinero veré que puedo comprarle a Evy. El domingo es San Valentín y aunque es un truco de mercadotecnia, siempre es lindo regalarle algo a alguien en San Valentín.— dije emocionado. El transporte se acercaba.
Ambos subimos al transporte, aunque fuera viernes, ésta vez no estaba muy emocionado, Evelyn no había contestado mis mensajes ésta mañana, ya pasaba de la una de la tarde y aún no contestaba, tal vez debería ir a verla después del trabajo, después de todo ésta semana me tocó en el horario de dos de la tarde a siete de la noche.
—¿Estás bien?— me preguntó Noah, volví al planeta Tierra.
—Si, solo un poco preocupado por Evelyn, no responde mis mensajes.— expliqué.
—Tranquilo, ayer te dijo que no trabajaría éste fin de semana, tal vez está durmiendo más, ya sabes, aprovechando sus días de descanso.— Noah siempre estaba tranquilo y feliz, parecía que nada le afectaba, aunque eso es imposible, podría describir a Noah como una persona que disfruta su felicidad y la de otros y que incluso ayuda a otros a encontrar la felicidad.
Entramos al trabajo y tuvimos que dejar nuestros móviles, supuestamente nos ayudaba a concentrarnos más en el trabajo. Pero el jefe no sabía que podíamos hablar entre nosotros sin el móvil.
—¿Qué sería lo mejor de San Valentín?— me preguntó Bianey. —Es decir, ya sé que es un truco para vender más y esas cosas, pero aún así creo que es una fecha que puede ser especial sin necesidad de un regalo costoso, no sé, una carta,— la miré confundido. —¿Ya tienes el regalo de Evy?— me preguntó.
—Mmm, no. Aún no, algunas ideas estarían bien.— respondí mirándola.
—Bueno, podrías regalarle algo típico, no se, una carta, invitarla a algún lugar a cenar. Y ahí darle su regalo, algo pequeño, pero que sea suficientemente lindo para que ella no pueda quejarse.— los nervios empezaban a manifestarse en mi.
—Diablos, no pensé en invitarla a cenar, será muy difícil encontrar un buen lugar que tenga cupo a solo dos días de San Valentín.— pasé mi mano por mi cara, la frustración.
—Hey, tranquilo. No tienes que presionarte, puedes invitarla a cenar a cualquier lugar, no importa cual sea, incluso podrías invitarla a ver películas en tu casa. No se, lo importante es que la invites a algo, así se nota tu interés por pasar ese día importante con ella.— aclaró con una sonrisa.
—Supongo que tienes razón.— dije intentando concentrarme. —Pensemos en el regalo.— le dije, me miró pensativa. Nos miramos por un par de segundos, como si fuera una especie de competencia el decir un buen regalo. —Una collar con la inicial de su nombre. Unos aretes y una pulsera con nuestras iniciales.—
—Todo eso metido en un sobre con una carta de amor.— completó Noah acercándose a nosotros.
—Perfecto. Suena más que perfecto.— dije emocionado. —Gracias chicos, son mi salvavidas en momentos así.— dije con una sonrisa.
—Tú lo hiciste todo, solo nosotros te damos un pequeño empujón.— contestó Noah.
—Supongo que saliendo de aquí iremos de compras.— dijo Bianey, emocionada.
—Pero claro que iremos de compras, es más. Hoy mismo haré la carta también.— dije seguro de mi mismo. Bianey y Noah soltaron un "hurra". Sin duda estába más emocionado por escribir la carta, que preocupado por llos mismos mensajes que Evelyn no había respondido.
Las horas del trabajo habían pasado rápido. Al salir, fuimos a nuestros casilleros pequeños a buscar nuestras mochilas y móviles. Para mi mala suerte, el mío estaba apagado, se le había acabado la batería y no traía cargador.
—No te preocupes, en el centro comercial hay enchufes, pero eso si, tendremos que encontrar un lugar donde puedas escribir y conectar tu móvil al mismo tiempo. Así se cargará mientras escribes la carta.
—Aún así, no traje cargador, siempre lo olvido.— me quejé.
—No te preocupes por eso.— sacó de su casillero un cargador negro y me lo arrojó.
—Gracias viejo… Bueno, entonces vámonos, no puedo llegar muy tarde a casa.— vimos el reloj. Las siete y cinco de la tarde. Guardé el cargador en mi mochila.
—Bien chicos. Vámonos.— nos dijo Bianey, salimos del cine con dirección al centro comercial.
No estaba muy lejos, tan solo a diez minutos caminando, al poco tiempo ya habíamos llegado, todos estábamos consientes de que el verdadero problema no sería el tiempo, si no el regalo perfecto, el collar, la pulsera y aretes. Pasamos primero al cajero a retirar el dinero que nos habían pagado esa mañana.
Al pasar por varios locales de joyería y no encontrar algún collar o aretes lindos, decidimos ayudar a Noah a buscar su chaqueta que tanto deseaba, al cabo de unos minutos llegamos al local donde se encontraba esa chaqueta negra, sin duda era muy cool, le quedaría perfecta.
Aunque era un poco cara el la compró, era otra de las cualidades de Noah, no reparaba en gastos. Como John Hammond. Miraba con atención la ropa que había en ese local, había algunas camisas con diseños y estampados bastante Buenos.
Vi rápidamente una camisa que me encantó, de mis series favoritas de Netflix. Era una camiseta negra de manga larga con un estampado de un cassette blanco con el número trece pintado de azul marino. ¿Ya saben que serie es? Sin duda esa camiseta sería mía. La tomé me la probé, sin duda se me veía increíble y cada cosa de esa serie, por más pequeña que fuera me encantaba.
La compré sin dudarlo y justo saliendo del local Bianey apareció, se había separado de nosotros hace algunos minutos y no sabíamos a donde se había ido.
—Encontré lo que parece ser el collar, aretes y pulsera más lindos del universo. Síganme.— hicimos caso, llegamos a un local que no habíamos visto, Bianey me señaló aquellos accesorios que había mencionado.
Era cierto, el collar no tenía una "E" pero al lado tenía una nota que decía que también se vendían letras, al lado de el collar, los aretes que parecía que de ellos colgaban estrellas brillantes y la pulsera que tenía un pedazo de oro que decía "I love You" si tal vez suene muy cliché. Pero sin duda me llevaré todo. Y ésta vez puse a prueba la frase de Hammond, no repares en gastos. Ni siquiera pensé en el precio de los accesorios, los compré y por lo que Bianey me dijo, eran de muy buena calidad.
—Ahora solo falta la carta, tengo hojas de papel, pegamento y lápices y todo lo que necesites aquí.— me dijo sacando las hojas de papel de su mochila.
—Yo haré el sobre, me salen excelentes.— añadió Noah tomando una hoja de color rosa.
—¿Sabes que color es su favorito?— me preguntó la chica.
—Amarillo. Le encanta el amarillo.— respondí con seguridad.
—Bueno, entonces está bien que el sobre sea de color amarillo, te ayudaré a detallarlo. La Carta si tiene que ser blanca.— recalcó, entregándome la hoja blanca.
—No quiero ser grosero Bianey, pero… ¿Decorar el sobre no sería algo que yo tendría que hacer?— le pregunté delicadamente.
—Es cierto, bien pensado, tú muy bien.— me dio palmaditas en el hombro. —Busquemos un lugar para sentarnos y que escribas la carta.— nos dijo mirando a todos lados.
Encontramos un lugar unos minutos después vendían helados y cafés pero solo estábamos ahí por la mesa y el enchufe que había a mi lado, Bianey ordenó un café para que no nos quitaran del lugar, conecte el móvil y empecé a escribir la carta, dando largos suspiros e intentando no tener errores ortográficos y decir todo lo que sentía por ella. Mi corazón latía cada vez más rápido de la emoción. Mi mano se había cansado de tanto esforzarme por hacer la letra bonita, pero al final acabé. Guardé la carta, el collar con la letra "E", la pulsera y los aretes en el sobre que Noah había hecho, desconecte el móvil, pero sin encenderlo.
—Está listo, gracias de verdad por su apoyo chicos, son los mejores.— dije guardando el sobre en mi mochila.
—No es nada, para eso estámos aquí.— dijo Noah con una sonrisa.
Nos levantamos del lugar y nos fuimos, encendí el móvil y vi la hora, las ocho en punto. No era tan tarde, aún podía llegar a casa sin problemas. Todos juntos fuimos a la esquina donde pasaría el transporte. Pero no tenía ninguna notificación, así era mi móvil a veces tardaba más de lo normal en recibir los mensajes de otros.
—Toma— le entregué el cargador a Noah. —Gracias viejo. Me salvaste la vida.— recibió el cargador y lo guardó en su mochila.
—No es nada, hermano.— los tres vimos como un hombre en una motocicleta se detuvo frente a nosotros. Traía dos cascos.
—Hola nena, ¿Nos vamos?— le preguntó a Bianey. Noah y yo nos quedamos atónitos ante aquello. El chico le extendió el casco extra que tenía.
—Claro, bebé.— tomó el casco que el chico le ofrecía. —Nos vemos mañana Noah, nos vemos el domingo Sam.— nos dijo mientras se ponía el casco y subía a la moto con el chico.
—Gracias por cuidar de ella, amigos. Espero verlos pronto.— nos dijo, la motocicleta arrancó, dejándonos a Noah y a mi en el lugar, aún confundidos.
—Guau… Bianey tiene novio…— dijo Noah burlón.
—Que loco… ¿No?— pregunté con una risa.
—Si, bastante.— ambos reímos al pensar en el infierno que aquel chico debe estar pasando con Bianey, era muy explosiva a veces y gracias a eso, Noah y yo a veces le teníamos miedo. Dejamos de reír al ver una camioneta negra con los vidrios polarizados detenerse frente a nosotros. Esas camionetas son peligrosas. El miedo se fue cuando el cristal del acompañante bajó y vi a Evelyn con una sonrisa. En el asiento del conductor iba un chico con el cabello corto, casi rapado, moreno y de ojos color negro.
—¡Evy!— grité emocionado, se bajó de la camioneta, nos abrazamos y dimos un pequeño beso. —¿Qué haces por aquí?— le pregunté.
—No te llegaron mis mensajes. Esperaba que estuvieras listo.— me dijo, estába confundido. Noah se acercó a nosotros.
—Hola, soy Noah, amigo de Sam.— se presentó. Extendió la mano.
—Soy Evelyn, novia de Sam.— estrechó la mano de Noah.
—Sam me ha hablado mucho de ti, está muy loco por ti.— dijo Noah, asentí con una sonrisa.
—También me ha hablado de ti, dice que eres muy sabio.— le dijo con una sonrisa.
—Lo soy.— dijo Noah feliz. Evy me miró.
—¿Vas conmigo al Retro Fest en Acapulco?— me preguntó, me confundido por aquella pregunta.
—Claro… ¿Cuándo es?— le pregunté.
—Empieza mañana y termina el domingo por la noche, y ahora… vamos para allá.— dijo señalando la camioneta, se bajaron los cristales y pude ver a otras dos chicas. —¿Quieres venir?—me volvió a preguntar.
—No estoy entendiendo muy bien esto, quieres que vaya contigo ¿Ahora?— pregunté.
—Así es. Sería nuestro primer viaje juntos y sería toda una aventura.— me dijo con una sonrisa.
—Mis padres nunca me dejarían…—
—Pues entonces no les digas, hay que escapar… escapar de la rutina. ¿Hay espacio para uno más?— preguntó Noah mirando a Evy.
—Claro que si. Adelante, bienvenido a bordo.—
—Alto… Nos estaríamos metiendo en muchos problemas— interrumpí a Evy. —¿Michael sabe de esto? Estoy seguro que no te dejarían hacer éste tipo de viajes.— le dije mirándola a los ojos.
—Y es por eso que nos estamos escapando, solo será un fin de semana y podría ser una experiencia que podría no repetirse. ¿Quieres vivirla conmigo?— preguntó extendiendo su mano. Estába en un dilema. Ir seguramente traería problemas a futuro, faltaría al trabajo y mis padres me matarían. Pero lo que Evy dijo era verdad, podría ser una experiencia que no se repetiría.
A mi mente llegaron esas charlas con Noah, esas charlas que me decían que tenía que vivir más. Y sobre todo vivir más con Evelyn. Llegó a mi mente lo que había escrito en la carta también Y la idea de entregarle la carta a Evelyn en la playa, que lindo sería. Estaba apuntó de explotar.
Cerré los ojos con fuerza y al abrirlos, vi a una chica hermosa con una sonrisa que podría enamorar a cualquiera. Tomé su mano. Para después sonreír. Todos en el auto gritaron de emoción al verme tomar la mano de Evy. El chico que conducía puso música, "My body" de Young the Giant empezó a sonar.
—Claro que me encantaría vivir esto contigo.— le dije con una sonrisa. Las dos chicas bajaron de la camioneta, una se subió en el asiento del acompañante, otra atrás seguida de Noah, al final Evy y yo. Cerramos la puerta y arrancamos. La música, las luces de la ciudad y los postes de luz hacían que ese momento fuera único y especial. Los problemas no importaban ahora, solo importaba que estaba tomando la mano de Evy y viviendo algo que me cambiaría la vida para siempre.